
¿En peligro el pavipollo de pico verde? ¡Que se muera!
Por Alonso Alegría
Me tiene sin cuidado la extinción del pavipollo lacustre de pico verde, del cocodrilo enano de tres lagrimales, del cachalote con dientes de leche o de cualquier otra especialísima especie peruana o extranjera. Jamás he movido un dedo por ninguna causa ecológica, salvo aquellas que afectan a los seres humanos -la conservación del agua, las playas, los bosques, esas cosas-.
Me parece el colmo del sentimentalismo y de la necedad que proyectos humanos que le mejorarían la vida a miles de personas sean detenidos en aras de la ecología animal. Lo que voy a contar ha pasado en los Estados Unidos. Unos ecologistas descubrieron que represar cierto río causaría la extinción de cierto camaroncito no comestible. Se pusieron en pie de lucha, movilizaron a muchos y lograron armar tal escándalo que detuvieron la construcción de la represa. Hoy ese río sigue desbordándose y causando destrozos y los camaroncitos siguen reproduciéndose felices. De estas historias hay miles. Y hay peores.
Me desespera ver a las causas ecológicas compitiendo con las humanas. Millonarios europeos sopesan si deben destinar su dinero a la salvación de los niños africanos o de las foquitas polares. Plantearse esta alternativa es un asco. Con frecuencia tales bienpensantes prefieren a las foquitas blancas, esos indefensos peluchitos de ojazos negros tan lindos y tan dulces, pobrecitos. Otros comparten su dinero entre niños y focas, que es una barbaridad aún mayor. El bienestar de las focas ¿no debería esperar hasta que todos los niños estuvieran alimentados?
Aquellos que dedican sus vidas a la salvación del pavipollo de pico verde y lo salvan, ¿se preguntan qué es lo que han hecho por la humanidad? No lo creo, porque luchar por la preservación de alguna especie es un gusto personal, una afición como la filatelia que ha logrado posicionarse como causa moral. Quien no sale en defensa del cocodrilo enano de triple lacrimal es un retrógrado imperdonable. ¿Qué pasa si ese cocodrilo se extingue? Lo mismo que pasó cuando, alrededor de 1650, se fue para siempre el pájaro dodo: nada. Fue incluido por Lewis Carroll en Alicia en el país de las maravillas y en condición de personaje fantástico vive más y mejor que nunca. Y ahora crucifíquenme, amigos ecologistas, pero solo si ya han suspendido sus actividades para ayudar a los damnificados del Sur.
Publicado el 16 de setiembre de 2007 en el diario Perú 21.
¡Mueran los pavipollos!
Por Fernando Angulo Pratolongo
chamaepetes@gmail.com
Chiclayo, 15 de Mayo de 2010
Hoy ha muerto el último pavipollo lacustre de pico verde. A partir de ahora, podemos ponerlo en la lista de las aves extintas de Perú. ¿Somos un puñado de sentimentalistas aquellos que nos sentimos tristes por esta trivial perdida? ¡Quizás no! Investiguémoslo. Entonces, para poder saber qué tan profundamente podría haber impactado este hecho en la población peruana, hemos salido a la calle a hacer encuestas para poder medir el inmenso dolor y preocupación que esto debe causar a la opinión peruana.
Hemos entrevistado a cerca de 50,000 cobradores de combi en las 20 principales ciudades del Perú, así como también a 25 gerentes generales de las empresas más influyentes económicamente en el país. Y finalmente, hemos recogido la respetable opinión del Sr. Alonso Alegría. Grande fue nuestra sorpresa al ver en los resultados, que un contundente 100% es el valor de la cifra que representa el porcentaje de la población que respondió que no le importa en lo absoluto si se extinguió hoy el pavipollo lacustre de pico verde o el perrizorro desértico de cola azul.
Mientras tanto, en la zona de Condorcaspi, Ayacucho, donde solía morar el pavipollo lacustre de pico verde, tampoco nadie está triste o afectado por la extinción de tan peculiar pavipollo. Ahora sí nos quedamos todos tranquilos, pues la preocupación por conservar a esta especie y a su hábitat ya no será una carga más y podemos dedicarnos a nuestras actividades rutinarias.
***
Estamos en la comunidad de Condorcaspi, muchos años después de la aliviante desaparición del pavipollo ese, parados frente a una agitada turba de gente reclamando que, debido a razones aun desconocidas, los árboles que cubrían las laderas de sus bosques y les daban múltiples beneficios como madera, forraje, sombra, evitaban la erosión, etc., ya son muy escasos en la zona. Los pobladores se quejan también de que el agua de la quebrada ya no dura todo el año, sino solo unos pocos meses. Entre las explicaciones que esbozan, la del cambio climático es la que mayor fuerza está cobrando para explicar esta situación.
También se quejan de que los turistas e investigadores que venían esporádicamente a ver e investigar aves en su zona ya no regresaron más. Los buenos soles que esta actividad generaba —a través de las entradas y el empleo de comuneros como guías y ayudantes, y que se convertía en un fondo para hacer obras para la comunidad— ya no pueden ser obtenidos, debido pues a que esos buses llenos de gringos han dejado de llegar repentinamente. Los desconcertados pobladores culpan de esto a la inestabilidad social que reina en el país.
***
Felizmente, el dramaturgo Alonso Alegría está preparando su nueva obra de teatro y está en busca de inspiración. Por supuesto, ha recurrido a la naturaleza. Ha salido al campo en busca de esta y ha sido secuestrado por una turba de gente en Condorcaspi. Los exaltados pobladores le exigen al Gobierno que este solucione sus problemas o sino radicalizaran sus medidas. Mientras tanto, en las noticias un estudiante de la maestría de conservación de recursos forestales de la Universidad Nacional Agraria La Molina es entrevistado en el marco del Congreso Mundial de Especies Extintas y explica que el pavipollo lacustre de pico verde de Condorcaspi era conocido por ser un excelente dispersor de semillas de árboles, lo que permitía la regeneración de los árboles y bosques.
Asimismo, explica cómo es que los bosques actúan como esponjas que retienen el agua, liberándola paulatinamente permitiendo así el abastecimiento de las poblaciones humanas durante todo el año. Culmina su corta y fugaz entrevista mencionando que muchos turistas venían al Perú y a Condorcaspi a ver a esta rara especie de ave, ya que no se le podía ver en otro lugar. Ahora, no hay razón para venir aquí y están disfrutando de las aves en otros parajes donde la población sí es responsable y conciente del valor de la biodiversidad.
¿Se extingue el Teatro peruano?
Por Enrique Angulo Pratolongo
eangulopratolongo@gmail.com
Lima, 19 de Mayo de 2010
Me tiene sin cuidado si se deja de producir piezas teatrales en el país. Y digo esto porque creo que si uno deja de ir a ver estas obras —literalmente— montadas exclusivamente para un grupo selecto de personas que no entienden nada de la realidad y que solo van para ver y ser vistos, no sucederá nada extraordinario en el país. Además, me parece insólito que tanta gente este detrás de estas payasadas de tener que montar todo un espectáculo que no influye en nada en tu vida cotidiana, pues sales del teatro y todo continúa tal cual.
No entiendo cómo pueden haber tantos seres humanos que se dediquen a escribir obras que ni siquiera entienden y que, lo peor, existan algunos descerebrados que las pongan en escena. Claro, siguiendo esta lógica, menos entiendo a aquellos que pagan por verlas. Qué locura. Pero esto no queda acá. Para mí es inconcebible que exista gente que escriba y debata sobre el teatro, y más si es peruano. Y esto lo digo porque este mal llamado arte intenta recoger parte de nuestra problemática para llevarla al público y buscar mejorar la sociedad planteando formas distintas de ver las cosas.
Además, no entiendo cómo es que en el colmo de la alienación ponen en las tablas obras teatrales de otro país. Somos unos alienados incorregibles que solo copiamos modelos de afuera. ¿A quién le han ganado este grupo de artistas, directores y críticos de este arte tan primitivo? ¿Qué han hecho por el país? Seguramente nada y lo peor es que seguirán alabándose y criticándose entre sí buscando captar atención para llenar sus billeteras y gozar de sus minutos de fama. Si desaparecen esos artistas de pacotilla, el país no pierde nada; y si además desaparecen los que escriben al respecto, nadie se dará cuenta, se los aseguro.
La gran mayoría no lee ni consume estas tonteras (claro solo unos cuantos acompañados de sus familiares y amigos). Esperemos primero que el país conozca su realidad y supere sus problemas para luego, tal vez, pensar en hacer teatro y hablar al respecto. Toda esa plata que exigen los artistas de quinta debería destinarse a construir colegios y fortalecer los comedores populares y no despilfarrarlos en ese mal llamado arte. Si esos marginales no sacan su obra de teatro, ¿qué sucede? nada. Al contrario, tenemos más tiempo para dedicarnos a consumir otras formas de cultura masiva como la televisión o el cine y dedicarnos a nuestros problemas.
Finalmente, si se está extinguiendo el teatro, ¿qué más da? No perdemos nada. No nos dejemos engañar. El fortalecimiento de nuestra cultura como alternativa a preparar un mejor país y cultivar a mejores peruanos es puro cuento. Somos un país de personas preparadas para enfrentar nuestro destino con nuestros altos valores culturales. No necesitamos de una falsa cultura de la calle y de alucinados "artistas" de pacotilla. Estos solo le dan de comer a un grupo de intelectuales venidos a menos y alimentan a otros ineptos que escriben como grandes conocedores. Conozco a millones de peruanos que nunca han ido al teatro y que viven de lo más tranquilo. Hagamos que esto continúe así. Hay cosas más importantes que hacer como luchar por el pavipollo de pico verde.
Por Alonso Alegría
Me tiene sin cuidado la extinción del pavipollo lacustre de pico verde, del cocodrilo enano de tres lagrimales, del cachalote con dientes de leche o de cualquier otra especialísima especie peruana o extranjera. Jamás he movido un dedo por ninguna causa ecológica, salvo aquellas que afectan a los seres humanos -la conservación del agua, las playas, los bosques, esas cosas-.
Me parece el colmo del sentimentalismo y de la necedad que proyectos humanos que le mejorarían la vida a miles de personas sean detenidos en aras de la ecología animal. Lo que voy a contar ha pasado en los Estados Unidos. Unos ecologistas descubrieron que represar cierto río causaría la extinción de cierto camaroncito no comestible. Se pusieron en pie de lucha, movilizaron a muchos y lograron armar tal escándalo que detuvieron la construcción de la represa. Hoy ese río sigue desbordándose y causando destrozos y los camaroncitos siguen reproduciéndose felices. De estas historias hay miles. Y hay peores.
Me desespera ver a las causas ecológicas compitiendo con las humanas. Millonarios europeos sopesan si deben destinar su dinero a la salvación de los niños africanos o de las foquitas polares. Plantearse esta alternativa es un asco. Con frecuencia tales bienpensantes prefieren a las foquitas blancas, esos indefensos peluchitos de ojazos negros tan lindos y tan dulces, pobrecitos. Otros comparten su dinero entre niños y focas, que es una barbaridad aún mayor. El bienestar de las focas ¿no debería esperar hasta que todos los niños estuvieran alimentados?
Aquellos que dedican sus vidas a la salvación del pavipollo de pico verde y lo salvan, ¿se preguntan qué es lo que han hecho por la humanidad? No lo creo, porque luchar por la preservación de alguna especie es un gusto personal, una afición como la filatelia que ha logrado posicionarse como causa moral. Quien no sale en defensa del cocodrilo enano de triple lacrimal es un retrógrado imperdonable. ¿Qué pasa si ese cocodrilo se extingue? Lo mismo que pasó cuando, alrededor de 1650, se fue para siempre el pájaro dodo: nada. Fue incluido por Lewis Carroll en Alicia en el país de las maravillas y en condición de personaje fantástico vive más y mejor que nunca. Y ahora crucifíquenme, amigos ecologistas, pero solo si ya han suspendido sus actividades para ayudar a los damnificados del Sur.
Publicado el 16 de setiembre de 2007 en el diario Perú 21.
¡Mueran los pavipollos!
Por Fernando Angulo Pratolongo
chamaepetes@gmail.com
Chiclayo, 15 de Mayo de 2010
Hoy ha muerto el último pavipollo lacustre de pico verde. A partir de ahora, podemos ponerlo en la lista de las aves extintas de Perú. ¿Somos un puñado de sentimentalistas aquellos que nos sentimos tristes por esta trivial perdida? ¡Quizás no! Investiguémoslo. Entonces, para poder saber qué tan profundamente podría haber impactado este hecho en la población peruana, hemos salido a la calle a hacer encuestas para poder medir el inmenso dolor y preocupación que esto debe causar a la opinión peruana.
Hemos entrevistado a cerca de 50,000 cobradores de combi en las 20 principales ciudades del Perú, así como también a 25 gerentes generales de las empresas más influyentes económicamente en el país. Y finalmente, hemos recogido la respetable opinión del Sr. Alonso Alegría. Grande fue nuestra sorpresa al ver en los resultados, que un contundente 100% es el valor de la cifra que representa el porcentaje de la población que respondió que no le importa en lo absoluto si se extinguió hoy el pavipollo lacustre de pico verde o el perrizorro desértico de cola azul.
Mientras tanto, en la zona de Condorcaspi, Ayacucho, donde solía morar el pavipollo lacustre de pico verde, tampoco nadie está triste o afectado por la extinción de tan peculiar pavipollo. Ahora sí nos quedamos todos tranquilos, pues la preocupación por conservar a esta especie y a su hábitat ya no será una carga más y podemos dedicarnos a nuestras actividades rutinarias.
***
Estamos en la comunidad de Condorcaspi, muchos años después de la aliviante desaparición del pavipollo ese, parados frente a una agitada turba de gente reclamando que, debido a razones aun desconocidas, los árboles que cubrían las laderas de sus bosques y les daban múltiples beneficios como madera, forraje, sombra, evitaban la erosión, etc., ya son muy escasos en la zona. Los pobladores se quejan también de que el agua de la quebrada ya no dura todo el año, sino solo unos pocos meses. Entre las explicaciones que esbozan, la del cambio climático es la que mayor fuerza está cobrando para explicar esta situación.
También se quejan de que los turistas e investigadores que venían esporádicamente a ver e investigar aves en su zona ya no regresaron más. Los buenos soles que esta actividad generaba —a través de las entradas y el empleo de comuneros como guías y ayudantes, y que se convertía en un fondo para hacer obras para la comunidad— ya no pueden ser obtenidos, debido pues a que esos buses llenos de gringos han dejado de llegar repentinamente. Los desconcertados pobladores culpan de esto a la inestabilidad social que reina en el país.
***
Felizmente, el dramaturgo Alonso Alegría está preparando su nueva obra de teatro y está en busca de inspiración. Por supuesto, ha recurrido a la naturaleza. Ha salido al campo en busca de esta y ha sido secuestrado por una turba de gente en Condorcaspi. Los exaltados pobladores le exigen al Gobierno que este solucione sus problemas o sino radicalizaran sus medidas. Mientras tanto, en las noticias un estudiante de la maestría de conservación de recursos forestales de la Universidad Nacional Agraria La Molina es entrevistado en el marco del Congreso Mundial de Especies Extintas y explica que el pavipollo lacustre de pico verde de Condorcaspi era conocido por ser un excelente dispersor de semillas de árboles, lo que permitía la regeneración de los árboles y bosques.
Asimismo, explica cómo es que los bosques actúan como esponjas que retienen el agua, liberándola paulatinamente permitiendo así el abastecimiento de las poblaciones humanas durante todo el año. Culmina su corta y fugaz entrevista mencionando que muchos turistas venían al Perú y a Condorcaspi a ver a esta rara especie de ave, ya que no se le podía ver en otro lugar. Ahora, no hay razón para venir aquí y están disfrutando de las aves en otros parajes donde la población sí es responsable y conciente del valor de la biodiversidad.
¿Se extingue el Teatro peruano?
Por Enrique Angulo Pratolongo
eangulopratolongo@gmail.com
Lima, 19 de Mayo de 2010
Me tiene sin cuidado si se deja de producir piezas teatrales en el país. Y digo esto porque creo que si uno deja de ir a ver estas obras —literalmente— montadas exclusivamente para un grupo selecto de personas que no entienden nada de la realidad y que solo van para ver y ser vistos, no sucederá nada extraordinario en el país. Además, me parece insólito que tanta gente este detrás de estas payasadas de tener que montar todo un espectáculo que no influye en nada en tu vida cotidiana, pues sales del teatro y todo continúa tal cual.
No entiendo cómo pueden haber tantos seres humanos que se dediquen a escribir obras que ni siquiera entienden y que, lo peor, existan algunos descerebrados que las pongan en escena. Claro, siguiendo esta lógica, menos entiendo a aquellos que pagan por verlas. Qué locura. Pero esto no queda acá. Para mí es inconcebible que exista gente que escriba y debata sobre el teatro, y más si es peruano. Y esto lo digo porque este mal llamado arte intenta recoger parte de nuestra problemática para llevarla al público y buscar mejorar la sociedad planteando formas distintas de ver las cosas.
Además, no entiendo cómo es que en el colmo de la alienación ponen en las tablas obras teatrales de otro país. Somos unos alienados incorregibles que solo copiamos modelos de afuera. ¿A quién le han ganado este grupo de artistas, directores y críticos de este arte tan primitivo? ¿Qué han hecho por el país? Seguramente nada y lo peor es que seguirán alabándose y criticándose entre sí buscando captar atención para llenar sus billeteras y gozar de sus minutos de fama. Si desaparecen esos artistas de pacotilla, el país no pierde nada; y si además desaparecen los que escriben al respecto, nadie se dará cuenta, se los aseguro.
La gran mayoría no lee ni consume estas tonteras (claro solo unos cuantos acompañados de sus familiares y amigos). Esperemos primero que el país conozca su realidad y supere sus problemas para luego, tal vez, pensar en hacer teatro y hablar al respecto. Toda esa plata que exigen los artistas de quinta debería destinarse a construir colegios y fortalecer los comedores populares y no despilfarrarlos en ese mal llamado arte. Si esos marginales no sacan su obra de teatro, ¿qué sucede? nada. Al contrario, tenemos más tiempo para dedicarnos a consumir otras formas de cultura masiva como la televisión o el cine y dedicarnos a nuestros problemas.
Finalmente, si se está extinguiendo el teatro, ¿qué más da? No perdemos nada. No nos dejemos engañar. El fortalecimiento de nuestra cultura como alternativa a preparar un mejor país y cultivar a mejores peruanos es puro cuento. Somos un país de personas preparadas para enfrentar nuestro destino con nuestros altos valores culturales. No necesitamos de una falsa cultura de la calle y de alucinados "artistas" de pacotilla. Estos solo le dan de comer a un grupo de intelectuales venidos a menos y alimentan a otros ineptos que escriben como grandes conocedores. Conozco a millones de peruanos que nunca han ido al teatro y que viven de lo más tranquilo. Hagamos que esto continúe así. Hay cosas más importantes que hacer como luchar por el pavipollo de pico verde.