martes, 22 de octubre de 2019

LA RESERVA NACIONAL TAMBOPATA: PARAÍSO A LA VUELTA DEL INFIERNO


Hace unos días estuve en una de las áreas naturales protegidas más emblemáticas del país: la Reserva Nacional Tambopata (RNT). Esta exuberante parte de nuestro país es más accesible de lo que parece. No obstante, aún falta promocionarla para que sea visitada por el público nacional; y, dicho sea de paso, existen puntos por mejorar, a fin de que pueda ser un punto atractivo que ayude a abrirle los ojos a nuestros connacionales y así podamos conocer y valorar lo que tenemos.    



Cuando escuchaba hablar de la comunidad nativa (CN) de Infierno en Madre de Dios, imaginaba que era un lugar perdido en la “profundidad” de la selva amazónica, al cual era una odisea llegar y en el que vivían compatriotas recientemente contactados. Sin embargo, ahora que estuve por ahí, comprobé que era todo lo contrario. Al puerto de la CN de Infierno, a orillas del río Tambopata, se puede llegar en máximo 45 minutos desde Puerto Maldonado (PEM) por una vía afirmada. Estuve algunos días por esta fascinante zona del país y me llevo los mejores recuerdos. Sin embargo, hay un par de puntos que anotar.

Desde Infierno, se puede surcar el río hacia la RN Tambopata, por ejemplo, hacia el puesto de control y vigilancia (PCV) Malinowski, a unos metros de donde el río Malinowski desemboca en el río Tambopata. Y eso hice. Así, a pocos metros del PCV tuve un asombroso encuentro con, por lo menos, cuatro dragas hidráulicas que operaban alegremente en el río Tambopata. En esa zona, según se me informó, ya estaríamos en los territorios de la RNT. Y al preguntar al respecto, se me dijo que solo estaban ahí por un tiempo y que lo mejor era no meterse con ellos para no afectar el turismo porque pueden estar armados y tienen un prontuario bastante extenso. Ves sus caras y claro, puede ser que tengan razón. Sin embargo, no deberían estar ahí, pues alteran el orden ambiental y sientan un mal precedente.
 
Tras pasar el PCV y seguir surcando el río Tambopata (que nace en Puno) se llega a la colpa Chunchos. Si bien parte de esta colpa está en la orilla del mismo río, si entras a un “cañito” sobre la margen izquierda del río y caminas menos de cinco minutos, llegas a una explanada, desde donde, a menos de 100 metros, puedes divisar otras formaciones rocosas y de arcilla que también sirven de punto de reunión para las tres especies de guacamayos que habitan en el país: Ara chloroptera, A. ararauna y A. macao. Realmente vale la pena visitar este lugar para ver y escuchar a estas maravillosas aves. En el camino pude ver una gran variedad de aves, como el ganso del Orinoco (Neochen jubata), águila pescadora (Pandion haliaetus), rayador americano (Rynchops niger) y muchas más.  

Y justamente, hablando de esta colpa, según observé, es altamente recomendable que la administración de la reserva vea la manera de manejar este espacio con regularidad, a fin de que se pueda seguir disfrutando de este maravilloso lugar. Me refiero a que, como es de esperar, la naturaleza avanza y los lugares a donde los guacamayos y otras especies de loros “bajan” a ingerir arcilla, se van poblando de vegetación. Por lo tanto, los guardaparques deberían monitorear estos espacios para saber cuándo cortar un poco las plantas, de tal forma que las aves sigan utilizando este lugar para “colpear” y no deban migrar a otro lugar, con lo cual, los turistas perderían un sitio de fácil acceso; y con ello, hay que decirlo, los ingresos económicos para esta ANP podrían irse reduciendo.
 
Por otro lado, la zonificación de este espacio protegido y su categoría de uso directo permiten este tipo de acciones de manejo. Se debería mantener este punto como mirador y además habilitar un puesto de información. Asimismo, se debe reforzar la capacitación a los guardaparques para que puedan fungir de guías especializados en conjunción o adición con los guías de los diferentes operadores turísticos. Existe, a mi parecer, un gran potencial que todavía no ha sido explotado en su totalidad sobre todo para el mercado nacional. Todo ello trae consigo, por supuesto, una gran responsabilidad, en lo referido al control y vigilancia; y al ordenamiento de la actividad turística para que no traiga consigo efectos negativos.

Según el Plan Maestro de la RNT 2019 – 2023, aprobado en enero de 2019 por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), en lo referido al componente ambiental y dentro de ello, al punto referido al manejo de colpas, se estipula que se debe evitar la “... perdida de las colpas que es fuente de alimentación de muchas especies de aves y potenciar los atractivos turísticos del ámbito, para concretizar (sic) esta línea de acción se tiene la participación y compromiso de los operadores turísticos que facilitan personal y logística necesaria para el desarrollo de la actividad en coordinación con la Jefatura del ANP”.
 
Es decir que, para bien, este punto es tomado en cuenta en el principal documento de gestión de la RNT. Solo queda asegurar que esto se cristalice y que se pueda mantener y promocionar la actividad turística responsable, la cual es una manera de gestionar nuestra diversidad biológica a través de la valoración y su uso sostenible.

Tres Chimbadas

Visité también el lago Tres Chimbadas, al cual se accede desde el río Tambopata y por un camino que no requiere mucho esfuerzo y más de veinte minutos. Este cuerpo de agua que forma parte de los territorios de la CN Infierno y que está en la zona de amortiguamiento de la RNT, es un espacio maravilloso para ver fauna silvestre y disfrutar de la Amazonía en pleno. Entre otros, pude ver lobos de río (Pteronura brasiliensis), caimán blanco (Caiman crocodilus), hoatzin o shansho (Opisthocomus hoazín), ronsocos o capibaras (Hydrochoerus hydrochaeris), taricayas (Podocnemis unifilis), pava amazónica (Penelope jacquacu), así como numerosos primates, entre los que destacan el mono ardilla (Saimiri sciereus), el mono capuchino (Cebus apella) y el pichico (Saguinus fuscicollis).

En aquel lago, uno puede pasar un buen rato y pescar tranquilamente su pirañita hasta que navegues cerca de un albergue que, según me indican, pertenecería a un tal Luis Alberto Bocangel Ramírez, exalcalde provincial de Tambopata entre el 2007 y el 2010; y acusado en el 2010, junto a su hermano, de ser el dueño de dos dragas hidráulicas para extraer oro. A ello, en marzo de 2012 fue sentenciado por usurpación de funciones públicas. Y según la asociación civil Transparencia, no habría pagado la reparación civil que el Poder Judicial le ordenó.

Bocangel y su familia parecen no entender que este es un espacio privilegiado para la fauna silvestre y que su albergue debería ser administrado respetando el entorno. Al navegar a pocos metros del lodge que administran, escuché música a todo volumen que irrumpía desde muy temprano en la tranquilidad del lugar. Asimismo, se me comunicó que como parte de las actividades que organiza este negocio familiar, se estaría promoviendo el uso de embarcaciones lacustres con motor, lo que contraviene con todo uso responsable de un espacio como este.

Juguemos (con fuego) en el bosque, mientras…

Así también, me comentaron que regularmente asistirían a ese recinto un numeroso grupo de fieles de alguna religión, quienes, iluminados seguramente por la fe y la gracia divina de su Dios, lanzan cánticos y rezos que alteran la paz terrenal y la tranquilidad de las criaturas silvestres que el Señor dispuso que pueblen estos territorios. Entiendo que es un terreno privado y que uno puede hacer lo que le quiera en sus dominios, pero no se puede ser tan inconscientes con el entorno. Solamente espero que estos fieles no sean menonitas. Y es que se ha determinado que este grupo cristiano ya ha deforestado varios miles de hectáreas de bosque primario para sus actividades agrícolas en la amazonia de Perú (San Martín y Ucayali) y de Bolivia.

Se sabe que un elevado número de personas sin arraigo territorial y/o cultural y pertenecientes a nuevos grupos religiosos, pululan por espacios amazónicos “vírgenes”. Se hallan por ahí buscando ocupar territorios para “sobrevivir” y poder instaurarse en la tierra prometida. El mandato de su Dios sería tal vez: “primero el hombre, luego los animales y los bosques”. Por eso, tras los “dantescos” incendios de mitad de este año —que se dieron coincidentemente casi en simultaneo en muchos puntos de la amazonia peruana, brasileña, boliviana y en territorios paraguayos—, sospecho que detrás de las causas humanas y de las condiciones climáticas, habría una mano divina terrenal y religiosa.

Este “negocio de la quema” es, dicho sea de paso, el paraíso para los traficantes de terrenos y el crimen organizado. Debemos tener mucho cuidado. Además, los movimientos religiosos actúan de manera internacional sin fronteras y bajo consignas y designios que no conocemos del todo. Se debería evaluar bien cuál es el rol de este nuevo “driver” de deforestación.

Pese a esto último, visiten la RNT y nuestra amazonia (y todo el Perú). Conozcamos lo que tenemos y valoremos lo que nos ofrece nuestro entorno natural. Ya después se van a Disney y/o a Miami. Justamente una de las maneras de evitar que sigamos perdiendo estos territorios es dándoles un uso responsable que genere ingresos económicos y permita aprovechar lo que tenemos.


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