martes, 22 de diciembre de 2020

PANDEMIA BENDITA Y MALDITA (O VICEVERSA)

White Lines

Ni en mis peores pesadillas hubiese imaginado que íbamos a pasar Navidad y Año Nuevo encerrados en casa. Sin duda, esto tiene una gran ventaja, pues me ahorro las incontables e insufribles reuniones prenavideñas, así como los tediosos e inútiles encuentros para intercambiar ideas absurdas y celebrar el espíritu de la Navidad; y, sobre todo, evito el stress de las calles llenas de energúmenos y energúmenas galopando desesperados por buscar regalos cumplidores que solo calman conciencias y no significan mucho al final. Por mi parte, me parecen estos puntos algo positivo de la actual pandemia. Y si bien lo señalo en el post data, lo digo acá: ¡fuerza mi querido amigo Manuel Salazar Campos!

No podía cerrar el año sin escribir el último artículo de este tan agitado, único e inolvidable año. Por supuesto, al momento de sentarme a escribir estas líneas, todas las ideas que tenía en mente plasmar en este escrito desaparecieron por arte de magia; y la verdad es que ya no creo que regresen. Sin duda, vendrán una vez que esto ya esté publicado, pero ni modo, así es el arreglo con el destino. Deseaba hacer una lista de pros y contras del encierro, pero ya no recuerdo los puntos que quería resaltar. En fin, lo importante es que, pese a lo duro que ha sido (y sigue siendo) este confinamiento, hay algunas cosas rescatables y otras para el olvido.

Ninguno que sobreviva al Sars-Cov-2 olvidará este año 2020. La carta bajo la manga de este virus maldito es que nos agarró a todos con los pantalones abajo y que no sabíamos casi nada de él. Así, todavía no lo conocemos bien para poder combatirlo y mantenerlo a raya; y ya el hijo de su madre está mutando y dándonos a conocer una nueva variante, al parecer más contagiosa, pero felizmente, según dicen, no muy letal. Claro, igual es una mala noticia.

Ventajas

Una de las ventajas de la pandemia es que en las reuniones —lógicamente virtuales—, después de una buena conversa, simplemente me desconecto y me voy a dormir. Cuando estas eran presenciales, debía hacer literalmente magia para desaparecer y evitar las típicas frases como: “un par más y nos vamos”, “pisao”, “mañana no hay que chambear” y claro, la infaltable, “no seas maricón, quédate oe”. Todas estas vocalizaciones se cristalizaban en que me era imposible fugar y que debía quedarme una o dos horas más, pese a que ya quería ir a dormir y estaba ya con la mente en blanco.

Por otro lado, pocas cosas me dan tanto placer como estar todo el día en pantalones cortos, camisa o polo y sandalias, aún en el “crudo” invierno limeño. Es apoteósico entrar a una insulsa reunión como si me fuera a la playa, con mi café cargado y con la posibilidad de que no me vean mientras duermo o planifico qué serie o película veré más adelante. Además, mientras las y los parlanchines discuten sobre temas irrelevantes, puedo cortarme las uñas de los pies, revisar mis libros o pensar en el menú de los siguientes días.

Asimismo, ha quedado comprobado que uno puede ahorrar tiempo y dinero (y bueno, “reducir” su huella de carbono) a través de las reuniones virtuales. Hasta antes del virus, existía un gran número de viajes programados desde Lima u otros puntos, para ir a alguna ciudad del país, con el fin exclusivo de tener una, o con suerte, dos reuniones en un solo día. Eso implicaba viajar de madrugada y regresar en el último vuelo. Ahora queda comprobado que esas gollerías y el desperdicio absurdo de viajes y viáticos deberían quedar reducidos al mínimo. Con esa plata se puede hacer otras cosas más provechosas y productivas; y con el tiempo se puede… trabajar, sí trabajar y no repetidamente salir a pasear y a hacer relaciones públicas discutibles.

Ahora, si organizas un evento presencial y van tres gatos, tienes la excusa perfecta: distanciamiento social. Esta es otra ventaja que te ofrece la pandemia. Debemos ver el lado amable de las cosas. Así también, lo bueno es que en las bastante efectivas misas virtuales (a las que entré para intentar aportar algo a la salud de mis amigos) ya no hay que abrazarse con cientos de feligreses infectados para “darse la paz”; y lo más importante, ya no hay que dar diezmo o contribuciones libres de impuestos.

Pérdidas irreparables

Hasta nunca Karina.
En estos ya nueve meses, he sabido de la partida de personas muy valiosas y queridas. Personalmente, me quedé muy golpeado con la partida de grandes amigos, como por ejemplo: Fernando “Chobys” Méndez Huamán, mi recordado y querido alumno; mi preciada e inolvidable Karina Rivera Zanca, para mí, conocida como la simpática y menuda Kari.r.z.; y el gran “Etsa” Luis Ramírez Germany, quien se fue al más allá a seguir dando catedra. Así también, sé de la partida también de amigos y conocidos no tan cercanos que se despidieron de nosotros debido al virus y a algunas complicaciones médicas en estos días de carencias sanitarias.

Es lamentable por supuesto saber de estos casos y reconocer que nuestro país, en temas de salud pública, es una república bananera a la vanguardia del camino hacia el ocaso del bienestar ciudadano. Claro, los que no pasan por el sistema de salud estatal no sentirán la pegada, pero cientos de miles de compatriotas la han visto negras y con suerte pudieron quedarse en el planeta; otros por supuesto no. Este tema ameritaría un análisis mucho más profundo, pero este no es el espacio. Lo que sí puedo decir es que como siempre, reaccionamos cuando la desgracia ya está instalada.


Ocio y trabajo

Werner Herzog en El Mandaloriano.

Sin duda, esta pandemia hubiese sido un martirio insufrible sin buenas series que pueden ser vistas en televisión (y eventualmente en la PC o laptop en algunos momentos del día). Se necesita de ellas para despejar la mente y poder disfrutar de nuevos mundos. Mi lista de recomendaciones (en orden aleatorio) de Netflix: Mind Hunter, Ozark, White Lines, Dark, Barbaren (Bárbaros), Vikingos, Dogs of Berlin, Freud, The Tiger King, To the lake, Biohackers, How to sell drugs online (fast), You, Psiconautas, Narcos (Colombia, México), Gambito de Dama, Maradona en Sinaloa (Ad Hoc por la muerte del Diego), Fangio: el hombre que domaba las máquinas y Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada; y claro, si no han visto Breaking Bad, Black Mirror, Vikingos, no son nada. En Disney: The Mandalorian. A propósito, recién me entero de que en esta excelente serie del magnífico universo de Star Wars actúa Werner Herzog.

Ahora, cuando empezó este encierro pensé que me iba a leer por lo menos 40 libros e iba a ser casi un erudito en muchos tópicos, pero no ha sido así. Le puedo echar la culpa a Netflix por supuesto, pero también a que uno acaba destruido cada día. Las actividades del trabajo con sus reuniones insufribles que a veces se extienden fuera del horario laboral; los quehaceres del hogar (que no son pocos y que tampoco son impostergables); la atención suficiente o insuficiente que le debo dar a Maya, mi hija de seis años; entre otras actividades productos del encierro, hacen que, aunque suene extraño, me falte tiempo.

Si bien ahorro tiempo porque ya no debo ir y venir del trabajo; porque no participo, forzada o voluntariamente, de reuniones sociales presenciales absurdas y aburridas; porque no hago compras presenciales (ahora y mientras pueda, pido todo por delivery); y porque estoy exonerado de otras acciones de la “vida antes de la pandemia”, el día queda corto. Es por eso por lo que no puedo culturizarme y cultivar mi alma ya pérdida. Con ello, hago de conocimiento público que existe una pieza que no encaja en todo este forzado proceso evolutivo para salvarnos, el cual nos toca afrontar y para el cual nadie había practicado.

Adicionalmente, me llama la atención que el único hijo de su madre que nunca paró de pasar por mi calle, aún en las épocas más severas de la cuarentena, es el puto heladero (o heladera). Todas las tardes escucho su característica bocina. No entiendo. O existe una sobreproducción y gran demanda de helados o es el nuevo producto culinario bandera del país; o es que no ha vendido nada ese señor (o señora) en todos estos más de nueve meses de encierro.

Look diciembre 2020.

También me llama poderosamente la atención que haya igual o más “lucecitas” de navidad con sus sonidos infernales. Pensé —equivocadamente, ya lo veo— que iban a desaparecer o a reducirse a la mínima expresión en estas épocas de reclusión. Sin duda, me equivoqué y sobreestimé el poder del lado oscuro. Pero eso sí, me ahorré los putos villancicos en las tiendas y en los lugares menos pensados. 

Pese a todo, ¡Feliz Navidad! Y Espero que el 2021 sea un año mejor. Espero regresar a las pichangas de los lunes, jueves y domingos, viajar y, sobre todo, poder seguir quedándome en casa tomando hectolitros de café. 

P.D. Mientras escribo estas líneas, parte de mis pensamientos están con mi amigo Manuel Salazar Campos, el querido ingeniero “charapa” que está luchando ahora mismo contra la Covid 19. ¡Fuerzas compañero! Ya saldrás de esta para seguir conversando sobre el fascinante mundo del género Cedrela.

Diciembre 2020

miércoles, 9 de septiembre de 2020

¡ADIÓS LOBO!, ¡ADIÓS, MI QUERIDO AMIGO!


Lobo en campo.
Foto: Jeanne Barreto 

Debería estar haciendo ahora mismo una presentación para mañana sobre árboles patrimoniales, mandando unos comentarios a una estrategia de comunicaciones; y viendo otros temas, pero ahora mismo, no puedo. Se fue “mi alumno”, Fernando Méndez Huamán, más conocido como “Chobys” o como “Lobo”. Me ha chocado mucho saber que ya no va a estar con nosotros. El lobo era una de esas personas que te devuelve la fe en el funcionario del Estado, en las personas que valoran lo que tienen y que luchan pese a todo. Siempre atento, siempre optimista y seguro de que el trabajo va a salir bien, lo vamos a extrañar enormemente. Una gran persona nos ha dejado, un amigo, un luchador que se recorría la puna siempre sonriente y alegre para trabajar por las vicuñas, su pasión. Te vamos a recordar por siempre, mi querido amigo.

 

Recuerdo cuando hace dos años aproximadamente, sufrió para obtener unos materiales destinados a una reunión sobre vicuñas en Arequipa. Consiguió “una platita” para sus afiches, posters y no sé qué más y mandó a hacer millares de afiches. Sin saber cuánto pesaba todo el bodoque de material impreso, me dijo: “profesor, llevas los afiches a Arequipa, te los van a dejar en tu casa”. Bueno dije, no hay problema, cuando llagaron a dejarme los afiches, casi me rompo la columna intentando cargar el bulto que pesaba una tonelada. Al final, por el peso, solo pude llevar el 25% de todo el paquetón.

 

De izq. a der.: Christian Abramonte, yo y el lobo.
Foto: David Piaggio 

Pese a eso, Chobys, cuando nos vimos ya en Arequipa y a unas horas del evento, solo me dijo, “qué importa amigo, todo tiene solución”. Siempre que nos veíamos en el trabajo, no podía dejar de hablarme de todo lo que hacía y tenía planificado hacer a favor de las vicuñas, sus amados camélidos sudamericanos. Lobo era una clara muestra de que pese a todo, siempre mostraba entusiasmo, energía y que no se doblegaba por nada y ante nada. Hasta las bromas que le hacíamos en el grupo de Whatsapp, las asimilaba de la mejor manera; siempre con temple, con energía, con estoicismo, porque sabía que en el grupo le teníamos mucho cariño. Lamentablemente nos dejó muy pronto.


Nos hemos reído mucho con sus frases imborrables, tales como: “¿quién agarró mi celular?”, “¡Cállate Milechi!”, “¡Profesor, un café!”, “Sin molestarse” y muchas más que nos hacían el día en el trabajo y que hacían la jornada laboral mucho más amigable. Cuando llegué a Arequipa para el encuentro sobre vicuñas, recuerdo que lo vi en su cuarto preparándose para ese gran día, donde frente a más de un ciento de personas, comentó parte de los esfuerzos que en SERFOR hacemos para proteger a esta emblemática especie.

 Y pese a que por supuesto nunca se puede satisfacer todas las demandas, el lobo no evadía ni “toreaba” los retos, pendientes, falencias, carencias, etc. Con energía y convencido de sí mismo, explicaba qué sucedía realmente y si había que encajar un golpe, lo hacía, pero nunca dejaba de sonreír y de anunciar que hay mucho para hacer, pero que estamos en eso y que “por eso estamos acá”.

Después de su perorata me preguntó si le había tomado fotos, le dije en broma que no, que no tenía batería. Me dijo, no te preocupes, yo lo solucionó y se confundió entre los participantes y usuarios de estos recursos de fauna silvestre (vicuña y guanaco). Luego le enseñé las fotos que había tomado y me dijo, pásame para mandárselas a mis hijas. Le dije, “como no compadre, pero ¿las ves?”. Luego de acercarse a la cámara para verlas, me dijo algo que siempre recuerdo: “yo trabajo por las vicuñas, por mi familia y porque creo en lo que hago. Por eso estamos acá profesor”. Es verdad, mi querido lobo. Siempre te recordaré con ese ahínco, pundonor y fraternidad.  

Lobo era un hombre de campo, un gran “vicuñólogo”, un apasionado de las vicuñas que creía firmemente que desde el Estado sí podemos hacer cosas buenas. Siempre me decía que hay que seguir para adelante y trabajar duro para hacer este terruño mejor de lo que lo hemos encontrado. Lobo venía del extinto Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos (CONACS) y era ingeniero zootecnista de profesión.

Y me decía profesor porque me tocó dar una clase en un diplomado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en el quél era alumno. Recuerdo que el día que me tocó dictar, nos fuimos desde el trabajo, juntos en el taxi, con Karina Santti. En el trayecto nos reíamos y vacilábamos de todo. Yo lo paraba fastidiando que si se quedaba dormido lo jalaba sin compasión. Chobys ni pestañeó durante toda la clase. Aunque ahora dudo si con la miopía que tenía vio mi presentación o lo que anoté en la pizarra. Solo tú lo sabes, mi querido alumno. Por lo menos pude enseñarte algo de lo que sé y sé también que sí lo valoraste.  

Y claro, pese a qumi “compare” era medio “zegarra”, muchas veces lo veía leyendo sus notas una y otra vez, revisando sus números y sus apuntes de campo. Lo que nunca entendí es cómo así llegó a ser fedatario. Le dije que debe revisar todo al pie de la letra, no vaya a ser que le hagan firmar un hijo, me dijo “sí profesor, tienes razón”. Por eso, siempre lo veía leyendo cerros de papeles a los que luego certificaba que era copia legal del original. Lo único original es que fuiste un gran amigo, mi querido alumno. Te voy a extrañar y recordar siempre. Descansa en paz lobito.


 

Setiembre 2020

lunes, 4 de mayo de 2020

Dr. HANS LANGEWIESE: “UNO AFIRMA QUE NO LE DEN DE COMER A LAS PALOMAS PARA VER SI ASÍ SE REDUCE SU POBLACIÓN; Y LOS ANIMALISTAS YA TE QUIEREN ASESINAR” (Parte 2)

Para el año 2050 en adelante, en los veranos en el Polo Norte ya no habrá capa de hielo alguna. El Polo Ártico dejará de ser
el hábitat de osos polares y otros animales acostumbrados a las condiciones climáticas en el "techo" del mundo. 
Foto: Dirk Notz.
En la segunda parte de la entrevista que le hizo mi amigo Wilfredo Molina al Prof. Dr. Hans Langewiese, Profesor Emérito de la Facultad de Geografía y Ciencias de la Tierra de la Universidad de Gotinga (Georg-August-Universität Göttingen) de Alemania y gran conocedor de la coyuntura política y ambiental en Europa y América del Sur, sobre lo que nos deja la pandemia, el profesor no se guardó nada. Soltó varias perlas que nos hacen reflexionar sobre lo que estamos viviendo y sobre lo que se nos viene. Y para terminar, le mandó un pequeño mensaje al Perú que añora.  


El Dr. Langewiese afirma que esta pandemia samaquea a la humanidad, “a unos más, a otros menos. Esta situación sin precedente solo podría ser superada por una invasión alienígena o por la caída de un meteorito, eventos que tendrían un impacto tal vez mayor”. Lo más cercano a esta pandemia, según el profesor, “son los mundiales de fútbol, dado que por un mes y cada cuatro años, todo o casi todo el planeta se detiene para ver rodar la pelota sobre el gramado. Después de eso, no hay nada más universal. Sin duda, el virus SARS-Cov-2  le dejará a la humanidad una gran cicatriz. Por más que intentemos borrarla y superarla, eso no sucederá”.

Wilfredo Molina: Profesor Langewiese, ¿Cómo explicar que más de un millón de ciudadanos de la potencia mundial, Estados Unidos de América, están infectados con el Coronavirus y que ya tienen más de 60 000 muertos?


Hans Langewiese: Con un presidente como Donald Trump, lamentablemente no podemos esperar otro panorama. Un político que desprecia la vida humana, que se cree dotado intelectualmente y que transita por un equivocado camino liberal, sin lugar a dudas, no es de confiar. No es posible que opte por una posición tan laxa frente a los efectos del Coronavirus. Lamentablemente, en relación a la pandemia, no está solo. Mira los casos de Brasil y México. Con esa triada de presidentes, a mí como “americano adoptado” se me cae la cara de vergüenza y no puedo defender lo indefendible. Recordemos que el número de muertos en los EEUU por el Covid-19 sobrepasa ya al número de estadounidenses fallecidos en la Guerra de Vietnam. Eso nos dice mucho.

Por otro lado, a los “gringos” se les viene un rosario de problemas. Desde que empezó la crisis sanitaria en el planeta, se ha registrado 26 millones de estadounidenses desempleados (la cifra sigue creciendo). Muchos de ellos no tienen ahorros, el sistema de salud no le llega a todos y el número de infectados sigue en aumento. Por supuesto, los latinos y la población afroamericana son y serán los más golpeados.   

Nueva York: la meca del Coronavirus en los Estados Unidos.
Foto: Mark Lennihan. 
WM: En Alemania se discute en los medios de comunicación sobre una “Öffnungsdiskussionsorgien” (traducción del editor: orgias de discusiones sobre el levantamiento progresivo de la cuarentena). Incluso, la Canciller alemana Angela Merkel afirmó que todavía es muy pronto para cantar victoria. Extrapolando esa discusión a tierras americanas, ¿qué se debería hacer?

HL: Sabemos que en Alemania y en otros países se ha tenido una cuarentena “controlada” que apeló a la responsabilidad individual, a que cada uno sepa qué hacer. Y claro, las cifras le dan un respaldo a lo hecho por el gobierno alemán, pero a su vez, ya se empieza a exigir que se vaya “relajando” las restricciones. Es ahí cuando la canciller pidió y exigió que no se empiece a debatir en vano qué es lo que viene; y menos que se le dé tribuna a las especulaciones. Según sus palabras, “el peligro todavía está presente. No hemos pasado la montaña y el hielo todavía es muy frágil”. Es decir, aún falta para salir de esta crisis sanitaria. A los países fuera de Europa, como el Perú, les esperan todavía tiempos complicados.
El Dr. Langewiese piensa que saldremos de esta pandemia
golpeados, pero fortalecidos. 

Sé que no es fácil seguir exigiendo la cuarentena total, sin embargo, se viene una posible segunda ola que nos podría agarrar confiados y cuyos efectos podrían ser igual o más severos para todos. El asesor científico de Merkel en todo lo relacionado al Coronavirus, el virólogo Christian Drosten, menciona que teme “que tengamos un segundo estallido mortal”. Recordemos que Merkel es científica. La canciller hará caso a lo que arrojen los estudios científicos. Estoy seguro que no va a improvisar ni a hacer necesariamente lo que le pidan el pueblo y grupos de interés particulares. Por eso, mucha discusión y orgías de información en temas de esta índole pueden ser contra productivas e infames. Se debe tomar decisiones en base a información certera. No estamos para improvisar.      

La catedra del Dr. Langewiese se centra en estudios geográficos relacionados a la geopolítica planetaria para poder entender cómo es que la humanidad se desenvuelve y qué es lo que nos espera en los siguientes años. En su trabajo pone especial énfasis en la parte ambiental, específicamente en lo relacionado a la fauna silvestre. El doctor siempre cuenta que deseó ser zoólogo, pero que al final se fue por la geografía porque le pareció “mejor” ver todo “desde arriba y no cara a cara”. Nunca pierde la postura y cultiva el humor como un valor incluso superior al académico. Por eso, siempre cita a la filósofa estadounidense Martha Nussbaum, una de sus referentes intelectuales y de la que dice que es “una mujer con la que podría reír a carcajadas y al mismo tiempo ‘filosofar’ sobre la vida, intentar entender al complejo ser humano y para ver siempre una luz al final del túnel. No todo es oscuro. 

WM: Dejemos el hemisferio norte y vayamos al hemisferio sur. ¿Cómo ve lo que está sucediendo en el Perú?

HL: Estoy siempre al tanto de lo que sucede en el Perú y me da mucha pena constatar que mis “ex paisanos”, como yo los llamo, están haciendo muchas cosas mal. Sin entrar en el campo político, por el cual no deseo transitar ahora, veo con preocupación que la “raza” peruana empieza a aflorar con la postura ya mencionada de “no pasa nada”, “eso es para los otros, no para mí” y con una irresponsabilidad campante. No voy a generalizar por supuesto, no todo es blanco y negro; pero me confundo a veces porque pienso que los peruanos ya han madurado como clase política y ciudadana, pero me doy con la sorpresa, o mejor dicho, me decepciona constatar que todavía eso no sucede. No quiero ser pesimista y decir que el Perú va a seguir creciendo en todos los sentidos, pero hay aún mucho por hacer. Estoy seguro de que el Perú será una potencia en la región. Eso depende casi en totalidad, de ustedes mismos.

WM: Veamos ahora qué sucede allá afuera. Hablemos de las aves. Comentaba que colegas suyos de Noruega afirmaban que estas estarían desapareciendo más rápido de lo que pensábamos.

El loro gris (Psittacus erithacus) es una de las especie de psitácidos
originarios de África de gran demanda internacional como mascota. 
Foto: Suhami Sulaiman - Getty Images
HL: Así parece. Mis colegas noruegos informan que muchas especies de aves se estarían extinguiendo cinco veces más rápido de lo estimado. Aunque suene apocalíptico, debemos tomar esto con calma, pero sin dejar de pensar que estamos en medio de la sexta extinción masiva de especies, originada, por supuesto, por el hombre. Se ha registrado en el planeta cerca de 11 000 especies de aves. Muchas de ellas están altamente amenazadas. En los últimos 500 años se habrían extinguido 187 especies de aves. Eso nos dice casi todo.

WM: Hablando de aves, en una de sus clases se discutió sobre las palomas y dejó entrever su postura “anti palomas domésticas”, con lo cual regresamos otra vez a esa piedra en el zapato, a la que usted reconoce como los animalistas.

HL: Siempre he maldecido a las palomas (Columba livia) pese a que mis conocidos les parece una actitud totalmente contradictoria con mi forma de pensar, por el amor que le tengo a los animales y especialmente a las aves. Pero no confundamos las cosas. Hoy en día, la humanidad se ha contaminado del amor incondicional a los animales; y muchos no entienden (o no quieren entender) que existen animales domésticos que son un peligro para la fauna silvestre. Por ejemplo, los gatos son unos cazadores empedernidos y cazan aves silvestres si no se les vigila. Otros, llevan a sus perros a espacios naturales protegidos o a lugares donde hay aves anidando. Los perros defecan y pueden transmitir enfermedades a los animales silvestres o interrumpen y atacan a las aves u otras especies terrestres. Otros humanos sueltan o abandonan a sus perros y estos luego se convierten en asilvestrados; los mismo que en jaurías y en zonas suburbanas o ya en espacios naturales, son un verdadero peligro para los animales silvestres. Pero, ¡anda y diles algo! Inmediatamente te tratan de “monstruo”.

Esta pandemia nos permite ver “el regreso” de la fauna silvestre a sus espacios y quedar fascinando con ello; y a su vez, nos permite ver cómo muchos animales “invaden” las ciudades, como lo hacen jabalíes, ciervos, lobos, osos, aves, coyotes, etc. Esto nos permite también conocer y diferenciar entre fauna silvestre, doméstica y asilvestrada; y conocer sobre especies exóticas invasoras. Pero basta que uno afirme que no le den de comer a las palomas para ver si así se reduce su población; y los animalistas ya te quieren asesinar. Para mí, esa gente es un mal. Son otro virus que no entra en razón. Acá en Alemania, en Perú y en Alaska, son un problema.

WM: Una de las señales más claras de los efectos del calentamiento global del planeta es lo que sucede en el Polo Norte. Usted comentó que ya deberíamos asumir que no hay marcha atrás: se perderá los hielos para siempre. ¿Es así?

HL: La situación es dramática. Todo indica que, así la humanidad cumpla su tarea con la reducción de la emisión de los gases de efecto invernadero (lo cual ha sucedido parcialmente con la pandemia), los hielos del Polo Norte estarían condenados a desaparecer. Actualmente, la capa de hielo en el mar del Ártico tiene una superficie de 13,26 millones de kilómetros cuadrados. Es el segundo valor más bajo desde que se mide la superficie de esa parte de planeta con fotos satelitales. El colega Dirk Notz de la Universidad de Hamburgo, Alemania, estima que para el año 2050, el Océano Ártico tendrá varios veranos sin hielos perennes. Ya se imaginarán qué podría pasar con los osos polares y las focas. Con ello queda claro que ya no hay marcha atrás. Solo queda adaptarnos y sobrevivir al cambio climático y al Coronavirus.

El Dr. Langewiese nos recuerda que “el virus que nos ha puesto en jaque no se llama Covid-19. Este es el nombre que recibe la enfermedad que el virus SARS-Cov-2 produce en algunos de los infectados”. Además, debemos saber que “muchos pacientes que van a los hospitales y que tienen otras enfermedades, se pueden contagiar con el virus SARS- Cov-2. Algunos de ellos mueren y al dar positivo al virus, se determina que fallecieron a causa de Covid-19. Pero no es tan sencillo saberlo, menos si no hay necropsia”. Todo esto nos demuestra, según el catedrático alemán “que estamos, en algunos casos, actuando a ciegas con un enemigo que nos confunde, nos aterra, nos somete, nos cambia todo el panorama, nos asfixia, nos hará sufrir y que cambiará nuestra actitud frente a los otros humanos y, ojala para bien, frente al planeta. 

WM: En un seminario a su cargo, una estudiante de la República Democrática de El Congo afirmó que en su país se esperaba una muerte masiva de los grandes simios, debido al Coronavirus. ¿Qué sabe al respecto?

Gorilas en el Parque Nacional Kahuzi-Biega en el Congo.
Foto: 
Cristophe Courteau 
HL: Los gorilas, chimpancés, orangutanes y otros simios mayores podrían sucumbir ante el Coronavirus; y podríamos estar hablando de una muerte masiva. Muchos parques y santuarios nacionales en el África ya han bloqueado totalmente el acceso a humanos para evitar una posible desgracia. Si bien no se sabe con seguridad si los efectos del Coronavirus serían letales para los simios y si tendrían los mismos efectos que tiene el virus en los humanos, se sabe de estudios anteriores que enfermedades que pueden ser leves para el hombre, como los resfríos, pueden ser mortales para ellos. En este caso, más vale prevenir que lamentar y de paso se revisa las medidas de protección a estos animales que están muy amenazados. En Ruanda, Uganda y en El Congo se pide que exista una distancia de por lo menos siete metros con los grandes monos. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) exige que sean diez metros. Ya sean siete, diez o más metros, debemos respetar esa medida y extrapolarla a fauna silvestre y a la humanidad.

WM: Así también, nos enteramos por estudiantes de las Islas Maldivas que existen iniciativas para salvar a los corales utilizando una sinfonía musical debajo del agua. ¿Qué hay de cierto en ello?

HL: Los corales son uno de los ecosistemas más amenazados del planeta. El calentamiento global y específicamente el de las aguas marinas, la sobrepesca, el exceso de CO2, en la atmósfera (con la consecuente acidificación del agua marina y la reducción de O2), la contaminación y el turismo mal manejado, han ocasionado que los corales empiecen a desaparecer. Primero se “blanquean”, ya que los microorganismos que allí habitan pierden su color y luego mueren. Al final, los corales parecen cementerios marinos. La consecuencia de esto es que el hábitat de muchos animales y plantas marinas desaparece, con el efecto negativo para este importante ecosistema. Recordemos además que los corales saludables son barreras naturales que evitan que varias islas, como las Maldivas, sean inundadas por el océano. Existe por suerte un buen número de proyectos de conservación de los corales. Así, se ha descubierto que la misma acústica de los corales es de suma importancia para hacer que los peces se instalen en ellos. Por eso, se colocó parlantes subacuáticos en corales muertos de la Gran Barrera de Corales en Australia y se dejó sonar la música: el sonido de un arrecife sano. A los 50 días, la población de peces y otros seres que los habitan era el doble. 
Corales australianos totalmente degradados.
Foto: Kyodo News- Getty Images.

Al concluir la entrevista, el Dr. Langewiese nos aconseja que no caigamos en la desesperación, que mantengamos el optimismo, que no consumamos toda la información que ronda por doquier y que no tiene asidero, ya que “es veneno puro que solo nos confunde, nos trauma y nos hace perder el tiempo”. En estos tiempos, para el doctor, “solo nos queda sacar a relucir la fortaleza, solidaridad y templanza humana y afinar el sentido de la supervivencia, lo demás viene solo”.

Finalmente, el Dr. Langewiese le mandó un mensaje a su añorado Perú, en especial a sus ex “compatriotas charapas” (aunque me dice que ese término no le gusta porque no es el correcto para llamar a los amazónicos): Por favor demuestren que sí se puede combatir un mal universal con acciones cívicas que denoten responsabilidad y ganas de superar este mal momento. No es momento de desafiar la legalidad, ni de hacer como que no pasa nada. Piensen en sus hijos en lo que les van a dejar. No es momento de diezmar a nuestras familias. Esto no es una broma ni un juego.

Mayo 2020

miércoles, 22 de abril de 2020

Dr. HANS LANGEWIESE: “VAMOS A SALIR DE ESTA, PERO MIRAREMOS A TODOS LOS QUE NOS RODEAN COMO POSIBLE ZOOMBIES” (Parte 1)

El Prof. Dr. Hans Langewies alerta sobre lo que viene. 

Entrevista de un estudiante peruano al Prof. Dr. Hans Langewiese, profesor emérito de la Facultad de Geografía y Ciencias de la Tierra de la Universidad de Gotinga (Georg-August-Universität Göttingen) de Alemania y gran conocedor de la coyuntura política y ambiental en Europa y América del Sur, sobre lo que nos deja la pandemia. Wilfredo Molina estudió un semestre en el país bávaro y fue alumno de Langewiese hasta poco antes de que empezará la cuarentena en el Perú. Le mandó sus preguntas y esto es lo que le dijo su profesor. Le di una mano con la edición.  

Como todos los días desde hace veinte años, el Dr. Langewiese empieza la mañana con un espresso doble sin azúcar servido en una diminuta taza de cerámica. Acto seguido, revisa rápidamente las portadas de los principales diarios del planeta en su respectivo idioma original. Su gran bagaje cultural y el conocimiento de casi todos los idiomas romanos, germánicos y anglosajones se lo permiten. “Con la pandemia, algunos sectores del cerebro humano se han activado por primera vez para hacernos sentir miedo, miedo al vacío de las calles, a saber que nos enfrentamos a partículas invisibles que nos mantienen aislados; y sobre todo, a que en el momento menos pensado podemos pasar de ser ‘normales’ a convertirnos en seres infectados camino a la tumba”.


La ciudad de Gotinga alberga a una de las universidades
de mayor prestigio en Alemania. 
SI bien en su país natal, Alemania, no se ha instalado la cuarentena como en otros países del cono sur, Langewiese afirma que “a pesar de que se critica por doquier la cuarentena ‘obligada’ e impuesta por los gobiernos de turno, sabemos que es lo mejor para evitar que este poco conocido virus nos pase violentamente por encima”. El país germánico apela a que sus ciudadanos limiten sus salidas, guarden su distancia y que eviten toda reunión social. Las cifras denotan que su estrategia funciona. “No quiero alardear de nada, pero para querer salvarse hay que ser responsables, sacrificar varias ventajas del día a día ‘normal’, ser disciplinado y sobre todo, como ya lo dije, querer salvarse. Esto no es un juego, no es una película, no es un simulacro. Es nuestra maldita realidad”.

Durante las dos últimas décadas del siglo pasado, Langewiese viajó innumerables veces por el continente americano, sobre todo por México, Guatemala, Ecuador y Perú. Conoce la idiosincrasia de este lado del planeta; y por eso afirma que “en algunos lugares, como el Perú, es difícil pensar que toda la ciudadanía acatará a rajatabla la cuarentena. Esto por varias razones, porque el peruano es desconfiado hasta que no le sucede una desgracia, porque acostumbra a sacarle la vuelta a la ley; y sobre todo, porque un gran porcentaje de su población vive con poco dinero, tanto, porque no ahorra o no sabe ahorrar y porque vive del día a día. Atarlos de manos en su casas es condenarlos casi al abismo”.

Anguilas altamente cotizadas en la cocina asiática.
Foto: Nick Upton - Nature Picture Library - imago images
El Dr. Langewiese tiene autoridad moral para hablar de la idiosincrasia sur y centro americana. Estuvo casado con una peruana y tuvo una novia guatemalteca con la que vivió casi un lustro en Chiapas y México DF. En el Perú, vivió en Lima (dos meses) y en Iquitos (casi ocho años). Es gracioso escuchar su español con acento “charapa”, que al final, fue el que se impuso frente al acento mexicano. En Ecuador vivió casi dos años entre Quito, Esmeraldas y Guayaquil. Luego pasó casi cinco años viajando por Sudamérica. “Los sudamericanos son indisciplinados, relajados, no creen que haya que hacer caso a las autoridades, ‘no pasa nada’. Yo como alemán y europeo, disfruté mucho ese ‘relajo’ e incluso anulé parcialmente mi ‘chip teutón’ para vivir como americano en los países donde estuve, pero al final, mi formación y mi disciplina ganaron y se impusieron. Siempre me detenía en los semáforos en rojo a toda hora, así no hubiese nadie en la calle y nunca faltaron los insultos”.

Wilfredo Molina: Profesor Langewiese, ¿qué nos espera después de la Covid-19?

Hans Langewiese: Se vienen tiempos (más) virulentos. Desconfiaremos de todos y de todo. Debemos replantearnos cómo nos vamos a relacionar con los demás y con el planeta (y con los animales silvestres). Dejando de lado el tema de la recuperación económica, el cual será una prueba casi sin precedentes para la humanidad, antes de salir de la cuarentena, debemos sacar la cabeza por la ventana y pensar seriamente en cómo afrontar lo que se viene. Ya nada será igual; y está bien que sea así. Acá, o te adaptas y sigues para adelante con un nuevo “chip”, o los que vienen atrás te van a pisotear, muchos de ellos, sin remordimiento alguno. 

WM: El coronavirus nos llegó a través de la fauna silvestre, ¿qué tan peligros es el comercio ilegal de vida silvestre para el ser humano y para el planeta?

HL: Sabemos del terrible impacto —para el entorno natural, para la misma fauna silvestre y para el hombre finalmente— que trae consigo esta actividad ilícita. Sin entrar en detalles, para mí el gran problema es la falta de conocimiento sobre sus consecuencias y la idiosincrasia humana hacia los animales silvestres. Hace poco supimos que un traficante logró ingresar a Asia más de ¡300 millones! de anguilas europeas (Anguilla anguilla), lo que equivale a 62,5 millones de Euros. Entre los años 2015 y 2018, este individuo transportó a estos animales (vivos) desde Londres a Hong Kong, escondidos entre peces congelados. Lo hizo en 16 entregas. Esta especie, muy cotizada en la cocina asiática, está altamente amenazada, pero eso, ¿a quién le importa, además de a un puñado de científicos y a la CITES?

Los bosques tropicales están perdiendo su efectividad como
agentes mitigadores del cambio climático. 
Y así, hay decenas, sino cientos de casos. Estamos pagando las consecuencias del maltrato sostenido que hacemos hacia el planeta. Tampoco debemos irnos a un extremo apocalíptico que prevé que el fin del mundo es después de esta pandemia. Si vemos a nuestro alrededor, la naturaleza es más resilente de lo que creemos. No obstante, en mi percepción, el principal problema del planeta es la humanidad; y eso se cristaliza en la sobrepoblación. La ecuación es simple: a más cabezas que alimentar, más naturaleza por destruir para levantar poblados, sembrar y abastecernos de energía y de oro.

WM: En una de sus clases, mencionó que los bosques tropicales de América y de África están almacenando, actualmente, 30% menos dióxido de carbono en comparación a los años noventa del siglo pasado, ¿cómo así? ¿Qué implicancias tiene ese hecho para el planeta?

HL: Es correcto. La Tierra podría estar ya perdiendo la efectividad de uno de sus principales agentes mitigadores del cambio climático: los bosques lluviosos americanos y africanos. En los años noventa, los bosques primarios del trópico podían retener cerca del 17% de las emisiones de CO2 generadas por el hombre. Actualmente, esa masa forestal estaría reteniendo no más del 7%. Y esto debido a que, de los bosques primarios que teníamos en los años noventa, hemos perdido la quinta parte y a su vez, la emisión mundial de dióxido de carbono habría aumentado casi en un 50%. Y así como vamos, esto no va a mejorar. Cada vez que “abrimos” monte y “sacamos” fauna silvestre, aceleramos este problema y nos llevamos a casa nuevos virus y bacterias. Ya sabemos que puede venir después.

El Dr. Langewiese sale de su casa religiosamente siempre antes de las ocho de la mañana en su bicicleta para la universidad. No se demora más de 15 minutos en llegar. “Cada día pienso obstinadamente en cómo reducir mi impacto sobre la Tierra. He pensado incluso en volverme vegetariano, pero no me perdonaría regresar a Iquitos y no comer cecina con tacacho. Por eso, evito usar el auto, viajar en avión y hago todo lo que esté a mi alcance. Incluso se me pasó por la mente dejar de tomar café porque sé que para su cosecha, en muchos casos, se debe talar el monte”.

WM: Usted disertó en una de sus clases, sobre un mal que aqueja al mundo: los parlanchines. ¿Por qué son peligrosos?

HL: Los parlanchines o aquellos que se creen dueños de la verdad son otro tipo de virus porque muchas veces (a los más despistados) les trastornan el nivel de conocimiento con otro tipo de conocimiento que no siempre es el certero y que no se sustenta en conocimientos científicos. Eso es un verdadero peligro. Transforman tu estructura funcional para que te guíes en torno a especulaciones y a un sentimentalismo que puede llegar a ser absurdo, por ejemplo, en temas como la tenencia y “humanización” de mascotas, Greta, el amor a los árboles, adorar y esperar las COP como eventos que salvarán al planeta y otros tópicos que podrían entorpecer el camino de la ciencia. Debemos cuidarnos de los animalistas. Les tengo pavor.

WM: ¿Cómo nos debemos relacionar entonces con los que nos rodean?

Universidad de Gotinga. 
HL: Cuando termine toda esta historia, seremos una raza fortalecida inmunológicamente y sin duda más resilente, pero seremos también seres vivientes que le han demostrado al universo de qué estamos hechos. Somos cobardes, valientes, abusivos, solidarios, desconfiados, temerosos, osados; y sobre todo, somos tan vulnerables y dependientes de nuestro entorno, que unos seres microscópicos nos han puesto contra la pared. Vamos a salir de esta, pero miraremos a todos los que nos rodean como posible zoombies.

Como mencionó mi colega Carolin Emcke (joven filosofa alemana), “ha quedado a la vista que no se puede negar la realidad, que hay límites a la manipulación del discurso, al delirio narcisista, a la mentira política. Nadie es invulnerable, nadie es intocable, aunque Trump o Putin quieran negarlo”. Esperemos que después de esto, no olvidemos y pensemos en un “borrón y cuenta nueva. Eso sería un grave error.

Esto no se queda acá. El Dr. Langewiese tiene aún varios temas para abordar. La segunda parte de la entrevista que se le hizo por “Zoom” y de manera escrita viene en la siguiente entrega. ¡No se la pierdan! Entre otros, el catedrático alemán nos habla de la posible extinción de algunas especies de aves, de la situación del polo norte, del altamente contagioso coronavirus, de las palomas, de los grandes simios, de los corales; y por supuesto de otras apreciaciones sobre el Perú.

Abril 2020

miércoles, 15 de abril de 2020

CANCIONES PARA MI MUERTE II


En estos días en que el COVID-19 ronda por doquier y que siento que esos malditos seres microscópicos sin vida me están buscando para aniquilarme (porque hasta en mis sueños aparecen tocando mi ventana esperando que les dé una señal para abalanzarse sobre mí) y mandarme al más allá, recordé que tenía pendiente la lista de temas musicales para sumarlos al repertorio que deberá sonar los días que dure mi velorio. La primera tanda de canciones las anoté allá por el año 2009, cuando andaba más preocupado de la muerte que de la vida. Dejo entre mis cachivaches mi obsoleto mp3 con muchas de estas canciones para que las pongan y procedan a tonear, vacilar, beber, fumar, inyectarse algo, ingerir pepas o cristales, aspirar, rezar, reírse, conversar, mandar memes, llorar, contar chistes, etc. Ustedes son libres de hacer lo que les apetezca. Yo, para ese entonces, los estaré mirando desde el cielo.   

Han pasado rápidamente once años desde mi primera lista y siento que la vida se me está yendo a pasos agigantados. Por estos días, el encierro obligatorio en casa puede llegar a ser apremiante, pero para mí, es fabuloso porque así me ahorro tener que socializar con seres humanos. Es increíble que la humanidad haya llegado a este estado de sitio, en el cual luchamos con unos seres invisibles que sin tener cerebro ni ser racionales, son muchos más efectivos que todos nosotros juntos. Si bien al final los vamos a vencer, han hecho que bailemos desnudos al son que nos tocan.

Como se lee por doquier, la humanidad no será la misma cuando salgamos de todo esto (si yo no salgo, repito, no se olviden de poner el set list que viene a continuación). No habrá rincón en el planeta que no se verá golpeado por el famoso COVID–19, pese a que tal vez no haya tenido nada que ver con su origen o que no haya sido invadido por el virus. Lo importante es que lo que nos ha sucedido como nos haga reflexionar sobre qué demonios estamos haciendo con el planeta (pese a que la frase suena —a estas alturas del partido— ridícula y snob) para ver cómo continuamos.

Es posible también que muchas cosas retornen a la normalidad y que evitemos recordar este mal momento. A mi parecer, regresaremos a un planeta golpeado, sobre el cual debemos seguir apostando por la supervivencia en armonía con el entorno. La tregua con la vida silvestre se habrá acabado y veremos si habremos aprendido algo. Al final creo que seguiremos cavando nuestra propia tumba hasta el siguiente virus.

Por eso, acá va la lista para mi velorio. No deben seguir el orden acá propuesto. Eso ya queda a criterio de ustedes, malditos infectados. 
  1.  Holocene / Come talk to me – Bon Iver
  2.  We will never die / Easy – Justin Vernon
  3.  Hoppipolla / Olsen Olsen / Festival (Soundtrack 127 Hours) – Sigur Ros  
  4.  Passage / The Night – Exitmusic
  5.  Mano a mano – Los Titanes
  6.  Sale el sol / Dime por qué – Ismael Rivera
  7.  Lurgee / Fake plastik tree / Let down / How can yo be sure – Radiohead
  8.  Esperanza de amor / Borrachito borrachón – Los Shapis
  9.  A saucerful of secrets / Careful with that axe Eugene / Pink Floyd live at Pompei
  10. Gift / Für immer dein Feind – Tocotronic
  11. Tu cosita mami / Nicolás – Ismael Miranda
  12. There is / I feel so – Box Car Racer
  13. Digital bath / Back to school – Deftones
  14. Mystic River Soundtrack - Tema
  15.  Heaven / Rabbits on your headlight – Unkle
  16. Oiga, mire, vea / Invierno en primavera – Guayacán    
  17. Thinking about you – Cigarreten after sex
  18. Sangrar / Tardes frías de verano – Campo de Almas
  19. Invitación al son / Adivíname y olvídate – Ray Barreto (vocals Adalberto Santiago)
  20. Atoms for peace / All for the best – Thom Yorke
  21. Pueblo Nuevo – Buena Vista Social Club (Rubén Gonzáles)
  22. Fall to pieces / Lovin the alien – Velvet Revolver
  23. 28 Days Later" Soundtrack - In The House, In A Heartbeat – John Murphy  
  24. Wilderwoman / Dont just sit there – Lucius
  25. Ahora me da pena / Ven y baila mi son – Henry Fiol  
  26. I gotta feeling – Black Eyed Peas
  27. Guantanamera Live in África con Héctor Lavoe, Ismael Miranda, Ismael Quintana y Santos Colón / Me gusta el son (Con Monguito Santamaría) – Fania All Stars    
  28. In the lake / Conquistadors – DeYarmond Edison
  29. Wreath / Queen y Grid (live Pitchfork Music Festival 2015) – Perfume Genius
  30. Before wir run / The story of Yo la tengo, live – Yo la Tengo
  31. Over The Hills And Far Away y No Quarter - Madison Square Garden 1973 – Led Zeppelin
  32. Perfect situation / Beverly Hills – Weezer
  33. El acto en Banania / El regreso del Indio – Les Luthiers
  34. Heroin / Sweet nothing / The Velvet Underground
  35. Don´t delete the kisses / Silk - The Wonderwhy live at Glastonbury 2016 – Wolf Alice
  36. Probando / El lápiz – Los Kimbos
  37. Uncast Shadow of a Southern Myth – Parquet Courts
  38. Deja Vu / The last refugee– Roger Waters
  39. Amalia Batista (live) / A mí qué / Rumba y guaganco – La Típica 73 (vocals Adalberto Santiago)
  40. Madness / Exogenesis Symphony – Muse 
  41. El último polvo – Caramelos de Cianuro
  42. Si tú no estás – Futuro Incierto 
  43. Monster (live) / Is there a ghost – Band of Horses    
  44. Caminos verdes / Tarde serena / Sicarios – Rubén Blades
  45. Song for Zula / How far we all come away / Not right, you know – Phophorescent
  46. About today / I need my girl – The National
  47. A different age / My motorcycle – Current Joys
  48. El manicero / El sinaloense (en vivo desde Thornton CA) – Los Cuates de Sinaloa  

Se me han quedado algunos como Cuco Valoy, Travis, Los Morochucos, el Indio Mayta, Camper Van Beethoven, Blink 182, Los Morochucos, Fiesta Criolla, Robert Plant y Jimmy Page, Lou Reed, Diane Coffee, David Bowie, El Cano Estremera, Tommy Olivencia, The J. Geils Band, Big Thief, Traveling Wilburys, B-52, Men Without Hats, Chabuca Granda, Georg Danzer, Blumfeld, Austria 3, Larry Harlow y muchos más

Algunas canciones y grupos ya aparecieron en una lista previa del año pasado en el siguiente enlace y recientemente en este otro artículo de inicio de cuarentena. Muchas de ellas cobran vigencia y son importantes también porque hacen que uno se remonte a momentos especiales y etapas específicas de la vida. El maldito virus podrá asustarnos, hacer que nos recojamos en nuestras madrigueras, que durmamos mal, que afloren algunos traumas y miedos, que nos empecemos a preocupar por el planeta (no todos por supuesto), que dejemos salir algunos demonios internos, que tengamos que cocinar todos los días y cientos de cosas más; pero no debe dejar que sigamos escuchando música, sea cual sea el género que les guste.

Pero eso sí, por favor no escuchar reggaetón. Eso sí es un atropello a todo. No comulgo con el reggae, la bossa nova, nueva ola, rave y otros géneros, pero el reggaetón y todos sus derivados y replicas e imitaciones sí son peor que el coronavirus. De eso no me cabe la menor duda. Con esa cosa asquerosa no tranzo. Prefiero salir y romper todos los protocolos en búsqueda de murciélagos para arrancarles la cabeza y darles curso a ver si le regalo a la humanidad otro virus destructor.      

¿Y por qué 48 canciones? Porque este año cumplo 48 años. Solo por eso.


Abril 2020



LES LUTHIERS Y ROGER WATERS: SE DESPIDEN DE LOS ESCENARIOS DOS GRANDES QUE ME ACOMPAÑAN DESDE QUE SOY UN SER PENSANTE, ES DECIR, DESDE QUE (CASI) SOY UN SER HUMANO

El martes 21 y el miércoles 29 de noviembre de 2023, en la horrible ciudad de Lima, asistí a dos conciertos que me han dejado con secuelas d...