Lobo en campo. Foto: Jeanne Barreto |
Debería estar haciendo ahora mismo una presentación para mañana sobre árboles patrimoniales, mandando unos comentarios a una estrategia de comunicaciones; y viendo otros temas, pero ahora mismo, no puedo. Se fue “mi alumno”, Fernando Méndez Huamán, más conocido como “Chobys” o como “Lobo”. Me ha chocado mucho saber que ya no va a estar con nosotros. El lobo era una de esas personas que te devuelve la fe en el funcionario del Estado, en las personas que valoran lo que tienen y que luchan pese a todo. Siempre atento, siempre optimista y seguro de que el trabajo va a salir bien, lo vamos a extrañar enormemente. Una gran persona nos ha dejado, un amigo, un luchador que se recorría la puna siempre sonriente y alegre para trabajar por las vicuñas, su pasión. Te vamos a recordar por siempre, mi querido amigo.
Recuerdo cuando hace dos años aproximadamente, sufrió para obtener unos materiales destinados a una reunión sobre vicuñas en Arequipa. Consiguió “una platita” para sus afiches, posters y no sé qué más y mandó a hacer millares de afiches. Sin saber cuánto pesaba todo el bodoque de material impreso, me dijo: “profesor, llevas los afiches a Arequipa, te los van a dejar en tu casa”. Bueno dije, no hay problema, cuando llagaron a dejarme los afiches, casi me rompo la columna intentando cargar el bulto que pesaba una tonelada. Al final, por el peso, solo pude llevar el 25% de todo el paquetón.
De izq. a der.: Christian Abramonte, yo y el lobo. Foto: David Piaggio |
Pese a eso, Chobys, cuando nos vimos ya en Arequipa y a unas horas del evento, solo me dijo, “qué importa amigo, todo tiene solución”. Siempre que nos veíamos en el trabajo, no podía dejar de hablarme de todo lo que hacía y tenía planificado hacer a favor de las vicuñas, sus amados camélidos sudamericanos. Lobo era una clara muestra de que pese a todo, siempre mostraba entusiasmo, energía y que no se doblegaba por nada y ante nada. Hasta las bromas que le hacíamos en el grupo de Whatsapp, las asimilaba de la mejor manera; siempre con temple, con energía, con estoicismo, porque sabía que en el grupo le teníamos mucho cariño. Lamentablemente nos dejó muy pronto.
Nos hemos reído mucho
con sus frases imborrables, tales como: “¿quién agarró mi celular?”, “¡Cállate
Milechi!”, “¡Profesor, un café!”, “Sin molestarse” y muchas más que nos hacían
el día en el trabajo y que hacían la jornada laboral mucho más amigable. Cuando
llegué a Arequipa para el encuentro sobre vicuñas, recuerdo que lo vi en su
cuarto preparándose para ese gran día, donde frente a más de un ciento de
personas, comentó parte de los esfuerzos que en SERFOR hacemos para proteger a
esta emblemática especie.
Después de su perorata me preguntó si le había tomado fotos, le dije en broma que no, que no tenía batería. Me dijo, no te preocupes, yo lo solucionó y se confundió entre los participantes y usuarios de estos recursos de fauna silvestre (vicuña y guanaco). Luego le enseñé las fotos que había tomado y me dijo, pásame para mandárselas a mis hijas. Le dije, “como no compadre, pero ¿las ves?”. Luego de acercarse a la cámara para verlas, me dijo algo que siempre recuerdo: “yo trabajo por las vicuñas, por mi familia y porque creo en lo que hago. Por eso estamos acá profesor”. Es verdad, mi querido lobo. Siempre te recordaré con ese ahínco, pundonor y fraternidad.
Lobo era un hombre de campo, un gran “vicuñólogo”, un apasionado de las vicuñas que creía firmemente que desde el Estado sí podemos hacer cosas buenas. Siempre me decía que hay que seguir para adelante y trabajar duro para hacer este terruño mejor de lo que lo hemos encontrado. Lobo venía del extinto Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos (CONACS) y era ingeniero zootecnista de profesión.
Y me decía profesor
porque me tocó dar una clase en un diplomado en la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos,
en el que él era alumno. Recuerdo que el día que me tocó
dictar, nos fuimos desde el trabajo, juntos en el taxi,
con Karina Santti. En el trayecto nos reíamos y vacilábamos de
todo. Yo lo paraba fastidiando que si se quedaba dormido lo jalaba sin
compasión. Chobys ni pestañeó durante toda la clase. Aunque ahora dudo si con
la miopía que tenía vio mi presentación o lo que anoté en la pizarra. Solo tú lo
sabes, mi querido alumno. Por lo menos pude enseñarte algo de lo que sé y sé también
que sí lo valoraste.
Y claro, pese a que mi “compare” era medio “zegarra”, muchas veces lo veía leyendo sus notas una y otra vez, revisando sus números y sus apuntes de campo. Lo que nunca entendí es cómo así llegó a ser fedatario. Le dije que debe revisar todo al pie de la letra, no vaya a ser que le hagan firmar un hijo, me dijo “sí profesor, tienes razón”. Por eso, siempre lo veía leyendo cerros de papeles a los que luego certificaba que era copia legal del original. Lo único original es que fuiste un gran amigo, mi querido alumno. Te voy a extrañar y recordar siempre. Descansa en paz lobito.
Setiembre 2020
Excelentes palabras, nos deja una inmensa tristeza su partida, lo mejor es recordarlo como era, sencillo y noble, y comprometido siempre con su trabajo, que descanse en paz nuestro querido amigo!
ResponderEliminarLo máximo Angulo grandes palabras para una gran persona, que Dios lo tenga en su santa gloria. Cuidate mucho querido chobys.
ResponderEliminarBatygol, describiste a Lobo o simplemente Chovis, un tipazo!!!
ResponderEliminarSi, asi era...tal como lo pintaste
ResponderEliminarMi dulce amigo Fer
ResponderEliminarBuenas palabras tocayo, un bonito homenaje a este gran amigo. Realmente una de esas personas q te devuelve la fe en el funcionario del estado
ResponderEliminarSin molestarse
No me queda mas que decirte Hasta pronto amigo Chivis...ES INCREÍBLE ENTERARME DE TU PARTIDA...QUE DIOS TE TENGA EN SU SANTA GLORIA ... COMO OLVIDAR TUS ANEGDOTAS TUS BROMAS TU JOCOSIDAD TUS GRANDES SUEÑOS...ADIÓS AMIGO
ResponderEliminarGrande lobito, donde estes recuerda siempre que todo el mundo te aprecia mucho amigo, te conocí un poquito mas dd un año y sentia que eramos patas toda la vida milechi jaja esa era buena con tu compadre cristiam
ResponderEliminarRealmente comparto lo dicho respecto a David Fernando, más aún ahora que comparto con ustedes el ambiente de trabajo, al cual me invitó muchas veces cuando estudiábamos el Doctorado en Gestión Pública y Gobernabilidad, cuya culminación pudo lograr antes que partiera para siempre. Como suelen reconocer nunca dejó nada a medias, la adversidad no pudo evitarlo: se graduó de DOCTOR con mérito propio. Compartimos el aula, antes de la pandemia, una carpeta tras mío. Compartimos el espacio donde vivíamos: dos cuadras y media, como se suele decir, y cuando regresábamos a casa, siempre me dejaba en la puerta del edificio donde vivo y luego se iba a comprar pan en la tienda de la esquina. Compartimos TRES AÑOS DE EXISTENCIA. ¡Gracias, amigo, siempre juntos! Tu amigo Theo
ResponderEliminarQ palabras para tu.amigo ….fuerza
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