viernes, 11 de noviembre de 2011

DE ESOS SERES ALADOS QUE TOMARON CUZCO PARA QUEDARSE (Y DE OSOS)

Del 8 al 14 de noviembre del 2011 se realiza en Cuzco el IX Congreso de Ornitología Neotropical y el VIII Congreso Peruano de Ornitología. Una vez más, las aves reúnen a varios expertos, investigadores, aficionados, observadores de aves, estudiantes y apasionados de los seres alados. Estos dos importantes eventos se desarrollan de manera paralela en la ciudad imperial. Ver más en: http://www.ixconperu2011.org/.

Luego de varios meses escribo algo sin tener que pensar en plazos, restricciones y otras cosas que limitan a veces la inclusión de algunas ideas. Esta es la oportunidad perfecta para escribir tranquilo en el centro de la ciudad imperial. Todo empezó con un viaje desde Lima al Cuzco. Qué mejor manera de hacer el viaje con “pajareros”: Lima – Pucusana – Puerto Viejo –Paracas – Nazca – Puquio – Chalhuanca – Abancay – Cuzco. En este excelente trip de tres días conocí gente de casi toda América del Sur y me asombró cómo es que realmente las aves no tienen fronteras. Entre conversaciones sobre rangos de distribución, registros vocales, plumaje, migraciones, amenazas (aunque de esto no se habla mucho) y de publicaciones científicas, entre otros tópicos, estos magníficos seres alados cautivan a mucha gente.

Es cierto, para muchos, los “pajareros” no son más que personas obsesionadas con las aves. No lo creo. Estamos hablando de seres humanos que dedican decenas de horas a aprenderse los cantos de las aves, a contemplar láminas y fotos de las aves, a leer todo lo que tenga que ver con las plumíferas y a pasar varias horas conversando sobre un mismo tema: las aves. Eso no es obsesión. Además, entre ellos hay muchos científicos y estudiosos de la naturaleza que dedican su vida la conservación y claro, entre sus elegidas están las aves.

Para mí, todo esto es sinónimo de amar a la naturaleza y de conocer sus misterios y que mejor manera de hacerlo que apasionarse por las aves. En los tres días del viaje me dediqué muchas horas a analizar los comportamientos de los birders aprovechando que yo no lo soy, pues solo soy un aficionado. No me da para tanto. Sin embargo, algo sé de aves por lo que me asombra que tan perdido no estoy, no obstante yo veo los temas de conservación desde una mirada más “macro”, empero, dada la situación actual en el planeta, todo suma o debería sumar en todo caso para conservar nuestra diversidad biológica.

Es interesante notar que nuestro país es un paraíso para los pajareros. En el bus donde viajaba, disfrutando (en la medida de lo posible) el paisaje, escuchaba los diálogos sobre aves, en los cuales, si bien a veces participaba, debo reconocer que en algún momento me saturaron las conversas monotemáticas. Sin embargo, lo que sí me gusta y me sigue causando asombro es el apasionamiento y el entusiasmo por ver aves y por aumentar el número de nuevos avistamientos. Caminar con más de 30 pajareros implica todo un ritual. No es cualquier caminata. El grupo inicia su marcha como una sola unidad compacta buscando a las aves, posteriormente ante los primeros registros y apariciones, se forman subgrupos dedicados a seguir a una u otra especie.

Luego, cada grupo continúa su marcha sin dejar escapar cualquier movimiento. Todo es observado y nada se escapa ante tantos ojos especializados. Desde personas en base 6 o 7 hasta la base 1 y 2, todos son (casi) iguales al momento de “pajarear”. Ver a todos los “pajareros” en los Congresos me confirma lo que es obvio: son personas normales y apasionadas.

Congresos

Es impresionante saber que más de 750 personas se han reunido en Cuzco para pasar seis días en torno a las aves. Brasil es el país con más personas en los Congresos (227) seguido del anfitrión Perú (104). Sin embargo, es un poco decepcionante comprobar que no han venido muchos estudiantes. Obviaré los motivos de tal situación, pero al parecer, esto tiene que ver con una de las conclusiones que más he escuchado en las diversas salas del Centro de Convenciones en la ciudad imperial: falta investigación científica.

Dicha conclusión no es nueva, pues es sabido que en el país no se invierte en la investigación científica. Tenemos diversos vacios de información y manejamos aún datos muy antiguos e incompletos, lo que nos obliga a poner mucha atención en este tema. Pero también hay buenas noticias. He visto a los peruanos bandearse entre los extranjeros con mucha soltura y con mucha convicción. Eso es un gran avance pues por algo no somos el segundo país en el mundo con el mayor número de aves. He conversado con varios “gringos” y me dicen (con sinceridad) que están asombrados del éxito y de la cantidad de gente presente, no obstante, también me dicen al unísono: falta investigación científica, existe una carencia en la publicación de trabajos de investigación y el Perú no cuenta aún con una sólida plataforma para compartir y difundir resultados.

Pese a todo, estoy muy contento y orgulloso de formar parte de este mundo ornitológico peruano. Si bien soy pesimista en cuanto al futuro, creo que podemos buscar un cambio si asumimos una posición más combativa, más de acción para pasar también a buscar alternativas de solución a los problemas relacionados a las aves (y que son seguramente los problemas en otras áreas también): fragmentación y pérdida del hábitat debido a las actividades humanas como agricultura, ganadería, minería, explotación de recursos naturales y otros; cacería ilegal, tráfico ilícito de especies, contaminación, falta de información y la ya mencionada falta de investigación. Aún podemos actuar. No dejemos que esta oportunidad se nos vaya volando.

Osos

Me han llegado varias cartas, unas de la Spectacled Bear Conservation Society Peru y otras de una tal Coordinadora Nacional de Rondas Campesinas, firmadas por Hortencio Julcahuanca Orozco; y recientemente una del Director de la Reserva Ecológica Chaparrí. La verdad es que tras leer todos esos manifiestos y de ver en facebook (y en la web) una campaña llamada “Salvemos a Cara Rayada” debo decir que acá deberían prevalecer dos cosas: una investigación a fondo por parte de la Dirección General Forestal y de Fauna Silvestre (DGFFS) para entender realmente qué pasa; y la segunda, tras analizar esta situación, uno debe tomar partido por una de las partes y dejar la diplomacia para otros temas.

No entiendo cómo es que esto puede suceder en un país donde justamente carecemos de investigación científica. Por un lado, es estrictamente necesario que las autoridades recojan las dos versiones y que de una vez se solucione este altercado; y por el otro, urge entender bien cuál es el rol de todos los personajes involucrados. Además, es justo saber quiénes están detrás de todo esto. Entiendo que haya amistades de por medio y que lo más fácil para muchos es mantenerse como simple espectador y dejar que las partes “arreglen sus anticuchos”.

Personalmente creo que ambas partes deben poner sus cartas sobre la mesa y que las autoridades encargadas deben velar por la conservación de nuestra flora y fauna. Esto significa que el Estado debe hacer su papel con total independencia y utilizando criterios técnicos.

Conozco a ambos “bandos” y yo ya tomé una decisión. Eso significa, para mí, dos cosas: confío en las autoridades estatales y creo que debemos exigir, como público interesado en la conservación, saber quién es quién en este “entripado”. El tiempo corre y las amenazas sobre nuestros osos de anteojos (y aves) son cada vez mayores. No podemos perder el tiempo en estos pleitos que, creo yo, nos pintan como una república bananera. Tenemos mucho por hacer en el país para preservar nuestra diversidad biológica. Dejemos las cosas claras y exijamos justicia, transparencia, calidad científica y soporte especializado. No nos dejemos sorprender.

Noviembre 2011

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