viernes, 24 de octubre de 2014

UN PROBLEMA AMBIENTAL QUE INTENTA PASAR DESAPERCIBIDO: LA SOBREPOBLACIÓN DEL PLANETA

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El planeta soporta cerca de 7000 millones de personas. Foto: Reuters.





Cualquiera podría decir que estoy obsesionado con los chinos, pero no es así. Me fascina ese país tan lejano y diverso. China tiene casi todo. Posee bosques, desiertos, cordilleras, ríos gigantescos, una muy alta diversidad biológica y casi todo lo que se pueda pensar, pero también tiene algo que me preocupa: ¡tiene más de 1400 millones de chinos! De los 7000 millones de terrícolas, los chinos son los más numerosos. ¡Se imaginan lo que implica paliar el hambre y las necesidades de los chinos! Además, estos honorables asiáticos no tienen ninguna intención de detenerse como nación pues siguen creciendo con la intención de ser la primera potencia económica en el planeta (aunque creo yo que ya lo son). Es decir, los chinos de China no piensan ni a corto, ni a mediano plazo reducir sus emisiones de dióxido de carbono, ni piensan dejar de seguir produciendo más chinitas y chinitos. El tema de la sobrepoblación en el planeta es preocupante. Se estima que para el año 2100 seremos algo más de 13 000 millones de hambrientos, sedientos y contaminantes bípedos humanos en un planeta bastante dañado. 
 
Hace unos días, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hizo un pronóstico que ha sido calificado por algunos expertos como controversial por la manera de haber sido estimado. La ONU sostiene que el planeta contaría en el año 2100 con 13 200 millones de personas. Estos cálculos se basan en lo que ya se había estimado para el año 2012. Para tal fin, se ha tomado datos desde el año 1950 hasta el año 2012 y se ha estimado que la población que más va a crecer es la del continente africano. No obstante, existen varios expertos que critican que con los datos estadísticos de tan solo 60 años se pretenda saber qué pasará con la población mundial en casi 90 años. Pero de tan solo pensar en los chinos, no me parecen nada trasnochadas estas cifras.  

En lo que sí están de acuerdo, tanto los funcionarios de la ONU, así como sus detractores, es en el hecho de que la educación y la formación académica tienen mucho que ver con la cantidad de nacimientos en el planeta. Para ello, uno de los expertos afirma que en promedio, una mujer etíope trae al mundo a seis hijos, sin embargo, si ella fuese a la escuela ininterrumpidamente y hasta los 15 años, solo traería al mundo dos hijos. Así, en las proyecciones de la ONU el factor “formación y educación” no habría sido tomado en cuenta para sus estimaciones.

Además, para los cálculos sobre los pronósticos del clima mundial, es importante la cifra, sobre todo si pensamos en números absolutos, ya que esta nos indicaría cuál es y cuál será la población mundial total y no se distingue entre nacionalidades, educación, sexo o cualquier otro factor similar. No obstante, cuando hablamos de la población por naciones, la situación cambia. Mientras que un europeo central se preocupa, por ejemplo, en recibir a tiempo su jubilación y sus políticos se rompen la cabeza en dilucidar cómo hacer para que los pocos jóvenes del viejo continente sigan aportando a la caja fiscal, con el fin de asumir los costos del Estado, la situación es totalmente distinta, por ejemplo, en Nigeria. El país más poblado de África tiene un severo problema con sus jóvenes, pues según se estima, para el año 2100 la población juvenil se quintuplicará.

África es uno de los contnentes más afectados.
Así, entre las grandes preocupaciones del gobierno nigeriano está el hecho de ver la manera de construir más escuelas y de garantizar la educación de un gran número de sus ciudadanos. Además, no solo es necesario intentar asegurar el tema educacional, sino también ofrecer posibilidades de desarrollo, vivienda, alimentación, trabajo y lo mínimo que se necesita para vivir dignamente. Sabemos que todo esto implica espacio, tiempo y dinero; y que tiene un costo ambiental bastante notorio. Por ende, con una población mundial creciendo de manera imparable, no es descabellado pensar que con ello se acrecentarán problemas como la pobreza, la salud humana, la contaminación y degradación ambiental, la mortalidad infantil y la dura pelea por el acceso a los recursos naturales con los consecuentes conflictos socioambientales.

No hay cama para tanta gente

Algunos cálculos indican que para entender un poco cómo está creciendo la población humana, podemos imaginarnos que cada cinco días, desde hoy hasta el año 2050, surgiría una ciudad de un millón de habitantes en los países en vías de desarrollo. Anualmente, estamos creciendo a razón de 80 millones de personas en el planeta. A eso, hay que tomar en cuenta el hecho de que el mayor porcentaje de ese crecimiento se da en las regiones más pobres del globo terráqueo. En países como Malawi, Nigeria y Uganda, vivirán, en el año 2100, el quíntuple de personas de las que viven hoy, si es que se logra hacer retroceder las cifras de fertilidad. Si eso no sucede, se estima que el número de habitantes sería 30 veces más grande que el actual. Sin duda, estamos hablando de bastante gente en una zona altamente pobre.

Y no nos debe extrañar que esto suceda, cuando sabemos que en los países en vías de desarrollo existen cerca de 80 millones de mujeres que quedan embarazadas sin desearlo. Esto sucede en gran parte porque no tienen acceso a métodos anticonceptivos. Si las mujeres y adolescentes podrían decidir libremente cuántos y cuándo tener hijos y si tendrían acceso a métodos anticonceptivos y a una educación sexual sin tapujos religiosos, serían mucho más saludables, productivas y tendrían mayores y mejores posibilidades de recibir educación y de formarse como profesionales.

Por otro lado, en Europa habitan actualmente cerca de 742 millones de personas. Para el año 2100 se estima que habría 639 millones de europeos, es decir, existiría un retroceso de 14% en su población total. Esto grafica un poco cómo se está dando el crecimiento en algunas partes del planeta. Asimismo, la ONU proyecta que el promedio de la esperanza de vida en la Tierra subirá de la actual cifra de 70 años a 82 años para el año 2100; e incluso, en países industrializados esta cifra podría llegar a 89 años de edad. En otras palabras y aunque suene duro, habrá más gente que alimentar y mantener por más tiempo.

Y en el país de las maravillas

El Perú no se queda atrás, es decir, el país seguirá creciendo en varios aspectos. El incremento evidente de la rentabilidad económica para un gran porcentaje de peruanas y peruanos se evidencia, entre otros, en un creciente poder adquisitivo y en una expansión desordenada de las ciudades del país. Además, en muchos lugares es evidente el avance de la deforestación, de la quema de tierras y de la invasión de terrenos para ampliar la frontera agrícola y ganadera. Sin duda, el deterioro de nuestra diversidad biológica seguirá aumentando, pues tenemos muchas cabezas que alimentar y tendremos más de ellas en los siguientes años. Las familias seguirán creciendo y atomizándose, los nuevos miembros querrán tener su carro, su departamento, su chacra para sembrar, sus equipos tecnológicos; y querrán no quedarse atrás y “progresar” para asegurar el bienestar de los suyos y de los que vienen más adelante.     

Así por ejemplo, hace unos días, el economista Eduardo Zegarra, investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), afirmó que cerca de seis millones de peruanos no contarían con los servicios de agua potable. Y esa cifra, así como vamos, podría seguir aumentando. E incluso, ya no solamente es el hecho de tener agua potable en tu domicilio, sino, también sucede que tienes tu conexión, pero la demanda es tan alta en tu zona que recibes solamente un “chorrito” de agua. Eso estaría sucediendo en algunos nuevos edificios en Lima y en otras ciudades costeras. Con todo lo anterior, a quién le extraña que cada vez sea más caro y complicado acceder al agua potable.

El hecho es que cada día somos más y que la pugna por el acceso a los recursos naturales va a crecer y va a ser más despiadada. Es lógica pura, a más gente, más bocas a las que debemos alimentar, a las que debemos darle agua, asegurarles el transporte, darles energía, garantizarles un espacio para vivir, darles medicina, etc. Es decir, de ninguna manera puede quedar el planeta tal cual como ─en el mejor de los escenarios─ está actualmente, ante el imparable crecimiento poblacional. Así la población humana dejase de crecer hoy día, el planeta ya cojea y sufre para darnos a todos alimentos, agua, refugio y combustible.   

Dicho lo anterior, ¿se imaginan si la profecía de la Cámara de Comercio de Lima se cumple? Es decir, ¿cómo será el Perú si es que se llega a convertir, en el año 2027, en un país del “Primer Mundo”?. Habría que alucinar cuál sería el estado de conservación de nuestros bosques tropicales, de nuestros páramos andinos, de toda nuestra geografía en general y en especial (creo yo) de nuestro mar. Ser un país “desarrollado” nos costaría un “ojo de la cara” sin lugar a dudas. Esto, en especial, si no existe un cambio de actitud en la mente de nuestros compatriotas por valorar nuestra diversidad biológica, por buscar la institucionalidad, por dejar de practicar la asquerosa y contraproducente “criollada”, por cambiar de actitud y por dejar atrás la informalidad. No podemos detener el crecimiento, pero crezcamos bien y pensando en los que vienen más adelante. Dejemos también de repetir la frase: “dejemos un mejor planeta para las futuras generaciones”. Lo que debemos dejar son mejores personas.     

Artículo publicado en la versión online de la Revista Rumbos:

 Octubre 2014

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