Hace menos
de dos años tuvimos el último congreso nacional de ornitología en la ciudad de
Huamanga, Ayacucho. Recuerdo que escribí apurado un artículo al respecto para
lamer mis heridas por no haber podido ir. Hoy sucede lo mismo. No estaré
presente. Pero eso no importa, lo que importa es que en estos casi dos años, ha
habido avances que nos permiten seguir apostando por un despegue de la
ornitología y de todo lo que tiene que ver con aves en el país. Cada día que
pasa, las plumíferas van ganando nuevos adeptos y progresivamente van captando
más atención e interés. Espero que en este congreso hayan nuevas caras y que
podamos demostrar que estamos encaminados a consolidarnos como una potencia
ornitológica de una vez por todas. Esta importante reunión ornitológica se dará
del 16 al 21 de mayo en Chachapoyas, Amazonas.
Empecé a escribir este artículo, intermitentemente, desde
los primeros días de febrero (2016), bastante confiado en que tendría
suficiente tiempo para plasmar en estas líneas algunos puntos importantes sobre
las aves. Sin embargo, por cuestiones laborales y responsabilidades familiares
—cristalizadas principalmente en Maya—, no tuve el tiempo suficiente para
sentarme a escribir como lo hubiese querido y como hace meses no lo hago. En
fin, sigamos. Y si bien quería ahondar en algunos casos específicos en relación
a las aves y al invalorable rol que nos ofrecen como “herramienta” para apostar
por un desarrollo “limpio y duradero”, ya no me dio el tiempo.
En vista de ello y para no dejar este texto con palabras
e ideas inservibles, voy a tocar algunos temas que nos pueden ayudar a
prestarle algo más de atención al congreso ornitológico y a las aves en general.
En primer lugar, pienso que estamos avanzando a paso firme para consolidarnos
como un país que se esfuerza por conocer nuestra diversidad biológica, es decir,
saber qué, dónde y cuánto tenemos y por saber también cómo usar lo que
poseemos. Por ende, una de las formas de proteger nuestra diversidad biológica
es garantizando su gestión. Es decir, debemos protegerla, usarla
responsablemente, restaurarla cuando es necesario y en especial, debemos
ordenar el espacio porque la humanidad sigue avanzando y pronto no habrá
espacio para todos.
Sí, yo sé, suena a discurso político barato y de
pacotilla, pero, si no nos decidimos de una vez por todas a darle un valor a
nuestra diversidad biológica, unificando criterios y analizando el panorama de
forma consensuada (sin conciliar ni “consultar” mucho porque si no, no avanzamos)
y desde diversos ángulos, nos quedaremos estancados. Por ejemplo, si seguimos
afirmando automática y tajantemente que es necesario darle un uso “racional” a
nuestros recursos naturales, debemos saber que todo depende del cristal con el
que se mire, como dice el buen Rubén a ritmo de salsa.
Así, para Juan Pérez —ciudadano de algún pueblo en la región
altoandina, específicamente de la Cordillera Blanca—, un bosque de queñual
puede ser la oportunidad perfecta para obtener leña que puede ser destinada a
calentar su hogar y que puede ser vendida pensando en sacar algo de dinero para
mandar a sus hijos al colegio. Para él, ese es un uso racional de un recurso
natural, mientras que para una horda de pajareros e investigadores, ese bosque
de Polylepis es el hábitat de, por
ejemplo, Oreomanes fraseri, Poospiza
alticola, Atlapetes rufigenis y Cranioleuca baroni y por lo tanto, para
ellos y la comunidad científica, el único uso racional que se le puede dar a
ese bosque es que sea protegido y resguardado porque es un lugar casi sagrado
para ver y estudiar aves típicas de esa formación vegetal. Por ende, debemos
conjugar usos, interpretarlos, unirlos, procesarlos e intentar tener una mirada
completa que nos permita buscar soluciones que beneficien a todos.
Por otro lado, como no voy a entrar a abordar algún punto
relacionado a la ecología, biología, conservación, filogenética u otro tópico
similar sobre las aves. Por eso, les recomiendo leer el libro de resúmenes del
Congreso que pueden descargar del siguiente enlace:
Lo que debo confesar es que me extraña que haya tan pocos
trabajos compilados en dicho resumen. Pensé que iba a haber más, pero bueno,
puede ser que, para variar, a muchos se les haya pasado el plazo fijado para
mandar sus manuscritos. Espero que esa sea la razón, sino, me preocuparía, pues
a estas alturas del partido deberíamos estar produciendo más investigaciones
científicas relevantes, ¿o no?
Avanzando
Si revisamos las redes sociales y conversamos con los que
están en este tema, vemos que cada día hay más cursos, charlas, simposios,
libros, guías, artículos científicos (no se olviden de revisar el Boletín de la
UNOP) y periodísticos sobre las aves. Por ende, el número de personas
interesadas en los seres alados es cada vez mayor. Por lo tanto, el tema
ornitológico va ganando progresivamente más adeptos, con lo que algunos nichos
ante no ocupados o explorados van siendo copados. Hay lugar para todos. Y es
que cada día aumenta el número de guías especializados, investigadores y
aficionados a las aves. Además, este auge nos permite conocer mucho mejor nuestra
avifauna y también conocer nuestro entorno y entender algunos de sus cambios a
través de las aves. El futuro pinta bien.
Ahora, tampoco es cuestión de vender “sebo de culebra” y pregonar
por doquier que “el turismo en torno a la observación de aves salvará el Perú”,
como se ha dado en algunos casos, en los que parte de las políticas públicas
acompañadas o cofinanciadas por la empresa privada o la cooperación
internacional prometen el oro y el moro a los que incursionan en esta
actividad. Es decir, no por hacer crecer el mercado nacional e internacional de
“pajareros” e intentar que muchas personas, dueños de albergues ecoturísticos, comunidades
locales, negocios y otros apuesten todas sus cartas por el aviturismo, nuestra
realidad va a cambiar radicalmente. No es así. Aún nos falta mucha
capacitación, infraestructura, investigación científica, compromiso y otros
factores para garantizar que la observación de aves sea un pilar en nuestra
economía (verde).
Finalmente, recuerdo que a inicios de los años 80,
escuché por primera vez en vivo una banda peruana que tocaba rock. Ese día me
pasó algo extraño. Hasta ese entonces pensaba que era casi imposible que en el
Perú y que peruanos toquen música como la que yo escuchaba en la radio. Me
parecía insólito. En ese entonces pensaba que toda esa música foránea nos era
muy ajena y que no estábamos en la capacidad de hacer lo mismo. Eso sucede
cuando estamos acostumbrados a no creer en nosotros mismos y no nos valoramos
ni apostamos por nuestras aptitudes. Espero que eso cambie de una vez por
todas.
Algo similar me sucedió años después cuando veía in situ pajareros en Europa y en Estados
Unidos y pensaba que acá en el país, tener ese tipo de expertos era casi
imposible. Me equivoqué rotunda y descaradamente. Ahora mismo, los expertos y
pajareros peruanos se confunden y se codean con sus pares “gringos”. Y lo
repito por enésima vez, “no porque es ‘gringo’ o extranjero, es bueno”. Tenemos
varios ejemplos que lo demuestran. No hay que bajarse siempre los pantalones.
Nosotros también sabemos qué hacer. Pero por supuesto, no podemos dejar de
agradecer a los expertos internacionales que nos han apoyado desde siempre.
Este no es un canto patriota ni nacionalista, eso de ninguna manera. Esto es
tan solo un llamado a despercudirnos de nuestros complejos.
Para acabar, al final de todo, mucho depende de lo que
nos propongamos. Por ahora, mientras muchos amigos, familiares y conocidos
estarán en “Chacha” intercambiando ideas y parloteando las 24 horas del día casi
exclusivamente sobre aves y todo lo relacionado a ellas, habremos otros que les
estaremos “cubriendo las espaldas” y que desde su respectiva tribuna impulsan también
esta pesada maquinaria para que lleguemos a ser la potencia ornitológica (y
“biológica” si es que existe el término) en el planeta que merecemos y debemos
ser. Yo desde mi actual puesto de combate intento hacerlo. Espero que otros
también estén en la misma sintonía.
Artículo aparecido en la versión online de la Revista Rumbos:
http://larepublica.pe/turismo/rumbos-al-dia/768129-el-tiempo-vuela-aterrizo-el-x-congreso-nacional-de-ornitologia
Mayo 2016
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