Por más que intento ver las cosas con cierto optimismo con respecto al futuro de nuestros recursos naturales, me embarga un preocupante pesimismo, en especial con lo referente a la diversidad biológica de los océanos del planeta. Y es que debido a la sobrepesca, al cambio climático y a la contaminación por residuos tóxicos y sólidos (acuérdense de la inmensa “Plastiki”, una inmensa “isla” formada por plásticos y basura que mata anualmente a miles de peces, aves y mamíferos marinos), la situación de los mares es casi apocalíptica. En los círculos científicos se afirma que ya existen los suficientes indicios para señalar que estamos ad portas de una gran extinción masiva de especies, igual o más severa que la última que sufrió la Tierra hace más de 55 millones de años. Urge hacer algo ya, si no queremos tener mares vacios en las siguientes décadas.
Según el informe presentado por 27 científicos de seis países, la pesca excesiva, el vertimiento de desechos residuales, la acidificación de los mares (producto de la absorción de grandes cantidades de CO2 por los océanos) y otros factores, hacen que la actividad humana ponga en jaque a toda la superficie marina del planeta y a su gran diversidad de especies. El informe analiza un escenario al año 2050 para determinar cómo es que dichas amenazas se complementan y potencializan entre ellas. El estudio fue auspiciado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el Programa Internacional para los Océanos (IPSO, por sus siglas en inglés) y fue presentado en abril de este año en la ciudad de Oxford, Inglaterra.
Si bien se sabe que los mares están amenazados, según el estudio, la humanidad no se ha dado cuenta (o no ha querido hacerlo) de la magnitud de las amenazas y de los daños irreversibles que pueden sufrir estos enormes espacios marinos. Asimismo, en base a los resultados expuestos, los científicos claman para que hagamos algo, sino, luego será demasiado tarde. La presente generación ya está sintiendo cambios significativos en los mares, tales como la escasez de algunas especies biológicas, la presencia de nuevas especies (generalmente exóticas o invasoras que merman poblaciones nativas y que aparecen básicamente por el aumento de la temperatura del agua), contaminación severa e incluso el aumento de los niveles del mar. Si hablamos de lo que le espera a las siguientes generaciones el panorama es muy negativo.
Los principales problemas generados por la humanidad, y que el estudio saca a la luz, son los siguientes:
Según el informe presentado por 27 científicos de seis países, la pesca excesiva, el vertimiento de desechos residuales, la acidificación de los mares (producto de la absorción de grandes cantidades de CO2 por los océanos) y otros factores, hacen que la actividad humana ponga en jaque a toda la superficie marina del planeta y a su gran diversidad de especies. El informe analiza un escenario al año 2050 para determinar cómo es que dichas amenazas se complementan y potencializan entre ellas. El estudio fue auspiciado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el Programa Internacional para los Océanos (IPSO, por sus siglas en inglés) y fue presentado en abril de este año en la ciudad de Oxford, Inglaterra.
Si bien se sabe que los mares están amenazados, según el estudio, la humanidad no se ha dado cuenta (o no ha querido hacerlo) de la magnitud de las amenazas y de los daños irreversibles que pueden sufrir estos enormes espacios marinos. Asimismo, en base a los resultados expuestos, los científicos claman para que hagamos algo, sino, luego será demasiado tarde. La presente generación ya está sintiendo cambios significativos en los mares, tales como la escasez de algunas especies biológicas, la presencia de nuevas especies (generalmente exóticas o invasoras que merman poblaciones nativas y que aparecen básicamente por el aumento de la temperatura del agua), contaminación severa e incluso el aumento de los niveles del mar. Si hablamos de lo que le espera a las siguientes generaciones el panorama es muy negativo.
Los principales problemas generados por la humanidad, y que el estudio saca a la luz, son los siguientes:
1. Mediante la creciente actividad humana, los océanos se están calentando y acidificando debido a la permanente absorción de dióxido de carbono de la atmósfera. Esto ocasiona que en muchas zonas del planeta las cantidades de oxigeno se reduzcan significativamente y que cada vez capten menos CO2, ocasionando que el calentamiento global siga aumentando. Además, los organismos marinos como los corales o los animales con caparazones y conchas pierden su protección formada por compuestos por carbonatos que ante un medio ácido se van debilitando.
2. Ante el aumento de la temperatura global del planeta, las enormes cantidades de hielo en Groenlandia y en los Polos se están derritiendo cada vez más rápido. Esto trae consigo que varias islas se vean amenazadas y que además se liberen grandes cantidades de metano (almacenado en el hielo), gas que es 23 veces más potente que el dióxido en cuanto a la retención de calor en la atmósfera, es decir, mucho más dañino.
3. Pese a que la extinción masiva de especies (básicamente peces) aún no es tan severa (pero sí avanza con rapidez), mediante estos cambios físicos y químicos en el agua marina, están proliferando muchas especies de algas y otros organismos exóticos y dañinos para el equilibrio de los ecosistemas. No obstante, en el caso de algunas especies comerciales de peces, sus poblaciones han sido reducidas hasta en un 90%.
4. Los efectos acumulativos de los problemas anteriormente expuestos son más severos de lo que se piensa y son mayores a los efectos que resultan de la suma de todos los problemas por separado, pues se complementan y potencializan. Si tenemos al mismo tiempo sobrepesca, contaminación de las aguas, cambios climáticos y la introducción (deliberada) o aparición de especies exóticas, estas se propagan rápidamente aniquilando a las especies nativas y rompiendo el equilibrio ecológico.
5. La conjunción del aumento de temperatura con la acidificación ocasionan que los corales tropicales desaparezcan lentamente. Se estima que en 30 años, estos serán parte de la historia.
6. La suma, producto de la sobrepesca y la contaminación, que afecta a las especies marinas tiene como consecuencia que estas no se logren recuperar de tales amenazas y menos que se adapten a los cambios climáticos.
En este preocupante panorama, los científicos han sugerido algunas acciones inmediatas que deben ser tomadas en cuenta con el fin de mejorar la situación de los mares. Básicamente se trata de regular severamente la pesca industrial (de atún, bacalao, anchoveta y otras especies clave) para darle tiempo a las especies que se recuperen; urge frenar indefectiblemente que se sigan echando todo tipo de residuos contaminantes al mar; y finalmente, es imprescindible renunciar totalmente o fiscalizar (mejor) la extracción de materia prima en los océanos (petróleo, gas). Con las medidas planteadas, se podría esperar que los ecosistemas marinos se estabilicen y que se evite una alarmante extinción de especies.
La cuestión es saber cómo es que dichas propuestas puedan ser cristalizadas en políticas nacionales e internacionales que garanticen acciones inmediatas. Estamos frente a varios retos. Disminuir la emisión de dióxido de carbono (y de metano) a la atmósfera, frenar o regular la pesca industrial, luchar frontalmente contra la contaminación de los mares y evitar que las actividades extractivas mermen el equilibrio ecológico de estos importantes espacios para toda la humanidad.
¿Y cómo estamos por casa? Nada bien que yo sepa. Según muchos testimonios, la pesca es cada vez más escasa, debido justamente a la sobrepesca. Los ríos de la vertiente del Pacífico inyectan sus aguas al océano acarreando consigo sustancias contaminantes (minerales tóxicos y pesados, ácidos, fertilizantes y residuos sólidos) y ya tenemos varios espacios marinos “lotizados” para una futura explotación de recursos naturales no renovables (sin contar con las actividades que ya se realizan principalmente en la costa norte).
Menudo reto el que le espera al Gobierno entrante. Pero antes de todo debemos reconocer y entender realmente qué está pasando. Sin ese paso previo, lo que pueda venir más adelante puede ser insuficiente, inadecuado o tal vez estemos frente a un escenario donde no se haga nada al respecto. Nuestro Mar Peruano es uno de los más ricos del planeta pero no es eterno si seguimos obrando como hasta ahora. Entendamos que si rompemos su equilibrio ecológico deliberadamente, nos podemos quedar sin muchas especies que son parte de nuestra exquisita y reconocida gastronomía.
Está bien promocionar y celebrar nuestro “boom” gastronómico con el “Día del Cebiche”, pero también es necesario alertar a todas y todos los peruanos que debemos mirar hacia el oeste del país y tomar conciencia que nuestro querido mar está “enfermo”. No podemos vivir parcialmente del mar y darle la espalda. No es justo. Miremos con optimismo hacia el horizonte, pero hagamos algo para garantizar que la situación cambie.
En este preocupante panorama, los científicos han sugerido algunas acciones inmediatas que deben ser tomadas en cuenta con el fin de mejorar la situación de los mares. Básicamente se trata de regular severamente la pesca industrial (de atún, bacalao, anchoveta y otras especies clave) para darle tiempo a las especies que se recuperen; urge frenar indefectiblemente que se sigan echando todo tipo de residuos contaminantes al mar; y finalmente, es imprescindible renunciar totalmente o fiscalizar (mejor) la extracción de materia prima en los océanos (petróleo, gas). Con las medidas planteadas, se podría esperar que los ecosistemas marinos se estabilicen y que se evite una alarmante extinción de especies.
La cuestión es saber cómo es que dichas propuestas puedan ser cristalizadas en políticas nacionales e internacionales que garanticen acciones inmediatas. Estamos frente a varios retos. Disminuir la emisión de dióxido de carbono (y de metano) a la atmósfera, frenar o regular la pesca industrial, luchar frontalmente contra la contaminación de los mares y evitar que las actividades extractivas mermen el equilibrio ecológico de estos importantes espacios para toda la humanidad.
¿Y cómo estamos por casa? Nada bien que yo sepa. Según muchos testimonios, la pesca es cada vez más escasa, debido justamente a la sobrepesca. Los ríos de la vertiente del Pacífico inyectan sus aguas al océano acarreando consigo sustancias contaminantes (minerales tóxicos y pesados, ácidos, fertilizantes y residuos sólidos) y ya tenemos varios espacios marinos “lotizados” para una futura explotación de recursos naturales no renovables (sin contar con las actividades que ya se realizan principalmente en la costa norte).
Menudo reto el que le espera al Gobierno entrante. Pero antes de todo debemos reconocer y entender realmente qué está pasando. Sin ese paso previo, lo que pueda venir más adelante puede ser insuficiente, inadecuado o tal vez estemos frente a un escenario donde no se haga nada al respecto. Nuestro Mar Peruano es uno de los más ricos del planeta pero no es eterno si seguimos obrando como hasta ahora. Entendamos que si rompemos su equilibrio ecológico deliberadamente, nos podemos quedar sin muchas especies que son parte de nuestra exquisita y reconocida gastronomía.
Está bien promocionar y celebrar nuestro “boom” gastronómico con el “Día del Cebiche”, pero también es necesario alertar a todas y todos los peruanos que debemos mirar hacia el oeste del país y tomar conciencia que nuestro querido mar está “enfermo”. No podemos vivir parcialmente del mar y darle la espalda. No es justo. Miremos con optimismo hacia el horizonte, pero hagamos algo para garantizar que la situación cambie.
Para conocer algo más al respecto, los invito a leer todos los artículos sobre el mar en este blog.
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