Violinista en Lamas, San Martín. Foto: Enrique Angulo Pratolongo. |
Estoy seguro que muchos de
ustedes han escuchado la cantaleta de que el Perú es uno de los países (más)
megadiversos del planeta (Ojo, ¡no es el único, ni el más diverso del
universo¡) y que entre todos los atributos de estar casi en la cima de la
diversidad biológica, ocupamos el segundo lugar (detrás de Colombia) en cuanto
al número de aves. Pues, es hora de saberlo, ya no somos segundos en ese
ranking. Hemos pasado a ocupar un (también) honroso tercer lugar, pues Brasil nos
quitó el segundo puesto. Lo que no me queda claro es si debemos reeditar los
materiales publicitarios hechos por las autoridades estatales para atraer a más
turistas y venderles al Perú como el paraíso de la diversidad biológica o solo utilizar
liquid paper para cambiar donde dice segundo por tercero. A ver qué dicen los
expertos. Lo que sí me queda claro es que, sabiendo que invertimos
miserablemente en investigación y que le ponemos decenas de trabas al trabajo
de los científicos cuando desean colectar y describir especies de nuestra
avifauna que podrían volver a ubicarnos en el segundo lugar en cuanto a aves (y
aumentar la lista de otras especies de animales y plantas), esto no debería
sorprendernos y más bien debería hacernos reaccionar inteligentemente y no
dejar que estas oportunidades se nos vayan volando para nunca más regresar.
¡No me lo puedo creer! ¿En qué momento sucedió todo esto? No lo sé a
ciencia cierta pero debe haber sido hace poco y en realidad es lo de menos. Ahora,
está muy claro que esto no se trata de una competencia entre naciones por
liderar la lista con el mayor número de aves en el planeta, dado que muchas
especies (no todas) están en uno o varios países y se movilizan permanentemente
sin conocer fronteras políticas. Sin embargo, sí es importante llevar un
registro preciso y actualizado de lo que tenemos (y mejor si sabemos también
dónde está) para definir y poner en marcha políticas claras y útiles de
conservación en torno a las aves y a otras especies de flora y fauna.
Estamos orgullosos y contentos de nuestro segundo lugar detrás de
Colombia en lo referido al número de aves. También estamos orgullosos de que el
Gallito de las Rocas sea el Ave Nacional, pese a que esta ave está presente en
Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia; y que podríamos nombrar a otra ave,
como la Pava Aliblanca, el Colibrí Cola de Espátula u otra especie endémica del
Perú para ello. Y por supuesto, vemos también con buenos ojos el crecimiento del
número de observadores de aves y de esta disciplina como opción turística que
va tomando vuelo, no solo para "gringos", sino también para turistas nacionales.
En general, creo que vamos en buen camino. Pero existen varios puntos por
mejorar y tenemos varios temas pendientes por resolver. Uno de ellos es el que
nos convoca en estas líneas.
Para seguir creciendo como un país comprometido con su diversidad
biológica, debemos invertir más en la investigación y en el fortalecimiento de
nuestras capacidades. Además debemos fomentar la publicación y difusión de información
científica y técnica que nos ayude a tomar buenas decisiones, pues necesitamos
saber (repito) qué tenemos, dónde está, cuál es su estado de conservación y
cómo podemos aprovechar racionalmente nuestra diversidad biológica. Asimismo,
requerimos que las autoridades se pongan las pilas y colaboren en esto.
Necesitamos también celeridad en varios temas ¾uno de ellos es el de la
bendita Ley Forestal y de Fauna Silvestre¾, así como una revisión de
algunas leyes ya existentes que son arcaicas, desfasadas y que son una
invitación a la informalidad, a la ilegalidad y a las ganas de patear el tablero.
Así por ejemplo, no puede ser que debamos depender de investigadores (en
su mayoría) extranjeros para poder saber qué es lo que tenemos en el país. Además,
las trabas que existen para colectar especies y acceder a información genética se
amparan en leyes medievales que supuestamente protegen nuestro patrimonio
natural, cuando lo único que producen es que muchos investigadores desistan en
sus intentos de investigar en el país debido a nuestra kafkiana legislación. E
incluso, generan que algunos investigadores peruanos agarren sus maletas y se
vayan a otros países vecinos a trabajar
y a hacer lo que acá no pueden hacer, o sea, "hacer" ciencia.
Nos bajaron del segundo
lugar
La página web de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y
el Turismo, es decir, de PromPerú, nos informa (aunque no queda claro) de que
el Perú es el segundo país en número de aves y que según la lista oficial de
SACC/CRAP, es decir del South American Classification Committee del Louisiana
State University (LSU) Museum of Natural Science (que es como la FIFA en el
tema de aves), tenemos 1830 especies de ellas[1].
A mí no me queda claro de dónde sale esa cifra, pero supongo que debe haber una
explicación al respecto. Y es que a mayo de 2014 la cosa cambia un poco, pues también
en la página del South American Classification Committee[2],
Perú tiene en total 1770 especies de aves, mientras que Brasil tiene 1786
especies. O sea, solo 16 especies nos separan del segundo lugar, el cual nos ha
sido injusta y silenciosamente arrebatado por el país carioca.
Gallito de las Rocas (Rupicola peruviana). Foto: Fernando Angulo Pratolongo. |
Sin embargo, analizando las cifras, también a mayo de 2014, en Brasil
existen 25 especies hipotéticas de aves, es decir, especies que habrían sido
reportadas en territorio brasileño pero de las cuales no se tiene reportes
documentados que certifiquen tal afirmación. En todo caso si lograran sumar
esas 25 especies a su lista tendrían 1811 aves. Mientras tanto, Perú tiene 73
especies hipotéticas, con las cuales, sumaríamos 1843 especies y podríamos
recuperar nuestro tan preciado segundo lugar en el planeta. Por supuesto, esto
no va a suceder de un momento a otro, pero sí podríamos hacer crecer nuestra
lista ornitológica si nos ponemos las pilas.
Además, conforme se va avanzando en la investigación científica podrían
aparecer otras especies para el país, las cuales necesitan ser documentadas. Y
no solo se trata de nuevos registros de especies que ya son conocidas, sino, podríamos
estar hablando de nuevas especies para la ciencia. Pero, como ya se mencionó,
las trabas burocráticas que impiden llevar a Estados Unidos u a otro país
especímenes recolectados para el correspondiente análisis genético (porque acá
no tenemos la tecnología necesaria) que nos daría la certeza de estar frente a
una nueva especie son engorrosos y desalentadores.
Pero para continuar deberíamos saber lo siguiente. Una especie biológica
X tiene un nombre común (o varios, si se le conoce en muchos lugares y adopta
nombres locales) y un nombre científico. Este último es como su DNI y lo
distingue nominalmente de todas las otras especies. Se escribe en latín y es
binario, es decir, está compuesto por el género y por la especie; por ejemplo:
Halcón Peregrino (Falco peregrinus).
Esta ave de presa tiene cerca de 17 subespecies distribuidas en todo el mundo.
Así, en el Perú tenemos tres de ellas: Falco
peregrinus anatum, Falco peregrinus
cassini y Falco peregrinus tundrius. Podría suceder que, por un proceso de
especialización, adaptación o por aislamiento, la subespecie Falco peregrinus cassini se convierta en
una nueva especie: Falco cassini, con
lo cual tendríamos una nueva especie.
La única manera de saberlo es mediante el análisis genético e incluso
mitocondrial, pues en muchos casos, el plumaje es casi similar entra una
especie y otra (o entre una subespecie y otra) y el registro vocal también. En
esos casos, solo nos queda analizar el ADN. No hay otra. Ahora, así descubramos
una nueva especie, en este caso para el Perú, podría ser que esta también esté
presente en otros países. Pero el primer paso es saber a ciencia cierta que
estamos frente a una nueva especie (o que no lo estamos y que todo fue solo un
susto) y para eso hay que lidiar con el laberíntico mundo normativo del país.
¡A trabajar!
En el Perú tenemos la dicha de contar con un experto y conocedor de
nuestras aves que está haciendo un trabajo babilónico, silencioso, minucioso e
indescriptiblemente valioso para nuestra emergente ornitología. Me refiero a Manuel
A. Plenge, un apasionado por la avifauna peruana[3]
quien, en un esfuerzo desinteresado, ha dedicado parte de su valioso tiempo a elaborar
documentos muy útiles sobre nuestras aves, tales como la "Lista de las
Aves del Perú", la "Bibliografía de las Aves del Perú",
"Especies y Subespecies de las Aves del Perú" y las "Referencias
bibliográficas de las Aves del Perú". Todos estos impecables trabajos
pueden ser consultados en la página web de la Unión de Ornitólogos del Perú
(UNOP): https://sites.google.com/site/boletinunop/.
¡Pero atención!, en el documento sobre las especies y subespecies del
Perú, específicamente en el Apéndice 9 (sección 5, pág. 235)[4],
se incluye una lista de especies cuya presencia en el país es considerada como
hipotética. Esto significa que existe un reto para los "pajarólogos",
pues se necesita documentar y publicar la presencia de las especies ahí incluidas
y de otras que seguramente están esperando que las hagan famosas. Y sin lugar a
dudas, un reconocimiento a la labor de Manuel A. Plenge es trabajar en ello y
para eso está el Boletín de la UNOP, para publicar los resultados. Ahora, en
base a lo anterior, creo además que Manuel debería recibir un reconocimiento
del Estado por su dedicación a las aves y por el gran impulso que le está dando
a la investigación ornitológica en el país. Sé que a Manuel no le va a gustar
lo que he sugerido, pero creo que sí es justo decirlo y que recojo lo que
muchos piensan.
Y bueno, ya seguiré con el tema, pues hay varios puntos en los que se
debe ahondar para entender mejor qué está sucediendo, cuáles son los retos y
perspectivas en este tema y el rol del Boletín UNOP en todo esto.
Agosto 2014
Artículo aparecido en la versión online de la Revista Rumbos:
http://www.rumbosdelperu.com/-me-muero-ya-no-somos-el-segundo-pais-en-el-mundo-con-el-mayor-numero-de-aves--V1810.html
No es cuestión de exclamar, si no de actuar, y para ello hay muchas formas. Gracias por esta voz de alerta y tus amplios conocimientos, aunque cada vez que recorro un bosque u otros espacios que recorren o habitan estos plumíferos, me doy cuenta que hay mucho por hacer. En conclusión no sólo es cuestión de genética para saber quién gana o quién pierde.
ResponderEliminarEs cuestión de investigar publicar y buscar que la investigación científica aporte a la toma de decisiones. Un par de aves más o menos, eso no es lo que realmente importa.
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