lunes, 23 de marzo de 2015

¡NO QUIERO SER PINGÜINO (Y MENOS EN EL PERU Y MENOS EN PUERTO ETEN)!

Pingüino de El Cabo (Spheniscus demersus). Foto: AFP.
Hace varios meses que quería escribir sobre estas lindas y tiernas criaturas del Señor. Por diversos motivos fui postergando esta empresa. Sin embargo, hace unos días vi unas fotos que me hicieron retomar este esfuerzo. Y es que en el colmo de la desfachatez de algunos mal llamados conservacionistas, tenemos un lugar en el Perú, específicamente en Puerto Eten (Lambayeque), donde se estaría intentando “recuperar” la población del Pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti) mediante su crianza en cautiverio y posterior liberación (a propósito qué esperan las autoridades regionales para nombrar de una vez el Área de Conservación Regional Humedales de Puerto Eten). Pero antes de ver ese tema (del cual, espero que las autoridades y la opinión pública tomen nota), revisemos un par de puntos sobre los pingüinos. Estas aves no voladoras son tan famosas que incluso tienen diversas películas y series animadas. No obstante, detrás de ellas hay algunos aspectos que deberíamos conocer. 

Quizás no les suene el nombre de George Murray Levick (1876 – 1956). A mí tampoco me sonaba, hasta que descubrí que este caballero británico estudió por tres años la vida de los pingüinos y que parte de los resultados de su investigación estuvieron 98 años censurados y sin ser publicados. Sus descubrimientos sobre la vida sexual de los pingüinos dejaron atónitos y ruborizados a los científicos de su época. Murray Levick formó parte, entre los años 1910 y 1913, de la expedición a la Antártida de Robert Scott, la cual tuvo un trágico final. El expedicionario inglés fue uno de los cinco sobrevivientes de una de las brigadas que en el año 1912, bajo condiciones extremas de frío, hambre y cansancio, logró refugiarse en una caverna de hielo y sobrevivir.

Producto de lo anterior, Murray Levick escribió, en el año 1915, un detallado y completo estudio sobre la vida y conducta de los Pingüinos de Adelia (Pygoscelis adeliae). Y tuvieron que pasar 98 años para que el estudio original (escrito a lápiz) fuese encontrado por un miembro de la Heritage Trust de Nueva Zelanda entre los documentos oficiales de la expedición del Capitán Scott [1]. Tras el hallazgo, los resultados completos han salido a la luz, ya que la versión que fue publicada en 1915 era una versión censurada. El capítulo sobre el comportamiento sexual de estas aves no voladoras fue dejado de lado.

El mismo Murray Levick había decidido de antemano que los detalles sobre la vida sexual de los pingüinos no fueran publicados y además apuntó en griego todos los datos tomados en campo sobre este aspecto. De esta manera, el expedicionario habría “ocultado” o codificado sus resultados para no herir susceptibilidades, pues él mismo había quedado en shock después de todo lo que vio.

¿Aves perversas?

Los principales hallazgos de Murray Levick fueron los siguientes: necrofilia, dado que los machos jóvenes intentaban tener sexo con hembras adultas muertas; ataques de adultos a juveniles por una conducta motivada por el sexo; posible conducta sexual de autocomplacencia; homosexualidad; y una actividad sexual que no solo cumple una función reproductora, sino también de placer. Todos estos descubrimientos eran, para la época, un escándalo y dejaron impávidos al aventurero inglés y a sus colegas.

Así, dado lo “retorcido”, inmoral y antinatural de estas conductas en los pingüinos, Murray Levick no encontró explicación para esta situación. Hoy en día, estas conductas pueden ser interpretadas y explicadas. Sin embargo, para el inglés no fue posible separar la observación científica de su susceptible moralidad. Para él, lo que vio era simplemente “abominable” y “malo”. Y creo que no es su culpa, pues el expedicionario británico era un científico con una alta carga moral y religiosa propia del Siglo XIX y de principios del Siglo XX.

Murray Levick anotó que “las atrocidades que hacen le pertenecen a un género que no debería tener cabida en este libro. No obstante, es interesante anotar que donde la naturaleza les ha otorgado algunas ocupaciones por realizar, estas aves se comportan como humanos que por pereza se empiezan a degenerar”. Es decir, donde no hay disciplina, no hay orden, por lo tanto se instala un comportamiento anti natural. Estas aves que de lejos parecen pequeños hombres vestidos como caballeros, al parecer, no lo son tanto.

Ya de regreso en Inglaterra, Murray Levick publicó su estudio “Natural History of the Adélie Penguin” en el cual describía a estas aves como seres con una vida sexual casi inexistente, por lo menos en lo que respecta a sus “perversiones”. Posteriormente, el inglés publicó un corto “paper” denominado “Sexual Habits of the Adélie Penguin”, del cual solo fueron impresos 100 ejemplares que repartió a mano a un grupo selecto de expertos. El trato era leer el estudio y luego destruirlo. Al parecer, solo sobrevivieron dos ejemplares de estos estudios “pornográficos” de los pingüinos.       

De esta manera, Murray Levick se intentó proteger de ser tildado también de depravado y de alterar la moral de sus renombrados y moralistas colegas. En los siguientes 50 años, el trabajo del expedicionario inglés no fue nombrado ni citado en estudio alguno sobre un tópico similar. Sin embargo, un tal Douglas Russell descubrió uno de estos manuscritos en las profundidades del archivo del Museo de Historia Natural de Inglaterra [2] y junto a otros colegas escribió un artículo en el magazín “Polar Record” [3] sobre el trabajo de Murray Levick. Así, poco a poco fueron saliendo a la luz sus resultados.

Rescatando pingüinos en Sudáfrica     

Tras algunos dramáticos derrames de petróleo en el sur de África, la población del Pingüino de El Cabo (Spheniscus demersus) estuvo muy cerca de sucumbir. Sin embargo, su crianza en cautiverio está dando buenos resultados. Estas aves son criadas a mano y tras su liberación se adaptan muy bien a su nuevo hábitat. Se ha reportado incluso la formación de nuevas colonias. La recuperación de la única especie silvestre de pingüino en África está a cargo de un equipo de científicos sudafricanos y británicos de la Universidad de El Cabo [4].  

Los científicos pudieron determinar que los pichones que fueron víctimas de los derrames petroleros, tras ser limpiados y criados por el hombre “a mano”, pudieron regresar sin dificultad a su hábitat original. Así, mediante este tipo de crianza en cautiverio, los pichones que fueron abandonados prematuramente por sus padres, debido a que estos estaban mudando de plumaje y no podían zambullirse en el mar para obtener alimento y que por lo tanto terminaban abandonándolos condenándolos a una muerte segura; y otro grupo de pichones que fueron rescatados después de algún derrame, recibieron una segunda oportunidad.

Los científicos recolectaron entre los años 2006 y 2007 más de 1300 pichones que fueron llevados a una estación especial y fueron criados cerca de mes y medio “a mano”. En cautiverio, estas aves estaban expuestas a enfermedades respiratorias y a otras como la malaria y a infecciones en los pies, pero estas fueron tratadas a tiempo con medicamentos. Posteriormente, los científicos liberaron el 91 y 73% del total de pichones en los dos años de captura respectivamente. Muchas de las aves liberadas fueron marcadas y hasta finales del año 2012, se pudo registrar en la naturaleza al 13% de los pingüinos marcados.

Incluso, se ha logrado observar que muchas de las aves liberadas lograron tener descendencia; y que más de la mitad de ellas, lo hicieron en sus colonias de origen. Finalmente, se ha podido determinar que la cuota de supervivencia de los ejemplares silvestres comparada con la de los ejemplares criados a mano es casi igual. De esta manera y en vista del descenso en la población de estos pingüinos sudafricanos, este método de crianza es una herramienta poderosa para frenar la posible extinción de esta especie.

Sin embargo, la comunidad científica ya está buscando otros métodos para rescatar a aquellos pichones que son dejados de lado en las colonias naturales sin tener que alterar a los otros miembros. Y lo más importante ─ ¡tomen nota! ─ es que se está trabajando arduamente en asegurar que al momento de liberar a los individuos criados en cautiverio estos no lleven consigo alguna enfermedad a las poblaciones sanas. Este factor es sumamente importante. Pongo énfasis al respecto, debido a lo que viene líneas abajo, no sin antes mencionar que sí existen iniciativas serias para “devolver” a especies amenazadas a su entorno natural. Lamentablemente en nuestro terruño estas pueden ser contadas con los dedos.

Pingüinos en el infierno

En Puerto Eten, lugar ubicado en la costa lambayecana a 30 minutos al sur de Chiclayo, existe una playa llamada Media Luna y ahí está ubicado el “Centro de Rescate” del mismo nombre. Este presunto centro de rescate está manejado por la Asociación Tu Tierra [5] y tiene la intención de “salvar” al Pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti) de la extinción mediante la crianza en cautiverio y su posterior liberación. No obstante, por intermedio de varios observadores de aves, expertos y público en general que ha estado en la zona, es evidente que ese lugar es una aberración en lo que se refiere a poner en marcha un esfuerzo serio a favor de nuestra fauna.

El estado de abandono y de precariedad es alarmante y en su historial este cuchitril tiene una serie de hechos que demuestran que las cosas andan muy mal por ahí (basta revisar las noticias pasadas). Les recomiendo consultar en la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT) [6], el RUC: 20487580296 para saber quién es el representante legal de esta asociación sin fines de lucro. Muchos ya lo conocen. Y algo que también salta a la vista es el hecho de que esta iniciativa es financiada por un zoológico francés [7]. No entiendo realmente qué es lo que se quiere mostrar en este lugar.

Vergüenza nacional. Centro de Rescate Media Luna. Foto: Fernando Angulo Pratolongo.


Tal vez los financistas quieran “venderse” en su tierra como los “salvadores” de pingüinos y jalar agua para su molino (donaciones) con la complicidad de algunos compatriotas. Habrá que investigar más a fondo este tema, pues no es posible que esta pocilga de pingüinos sea promocionada como un centro de rescate (basta ver las fotos, estas me hacen recordar a la poza de los delfines Yaku y Wayra en Lima). Además, hay algunos puntos para tomar en cuenta. Según los expertos, no existiría un sitio apropiado para formar una colonia de estos pingüinos en esta parte del país. Así también, es bastante probable que las crías y algunos individuos liberados mueran de hambre o sean víctimas fáciles de depredadores, dado que no han atravesado un proceso de reintroducción serio, mediante el cual aprenden a alimentarse y a defenderse en estado silvestre.

Además, el Pingüino de Humboldt no está en un estado de conservación tan grave, el cual avale y justifique esta iniciativa. Más efectivo sería combatir las presuntas causas que propician la disminución de su población en la costa peruana. Y por último, ¿existirá un plan de reintroducción avalado por el Estado?, ¿tienen permiso para este tipo de actividades?, ¿qué dice la comunidad científica al respecto?, ¿existen ya resultados para mostrar?, ¿se hace o se hará algún tipo de monitoreo y seguimiento a lo que allí se pretende realizar?, ¿tienen un plan de salud animal? Sin lugar a dudas, hay otras preguntas para más adelante.

Y para terminar, a ver si el Gobierno Regional de Lambayeque declara de una vez por todas a los humedales de Puerto Eten como Área de Conservación Regional, antes de que este valioso lugar desaparezca. De paso sería bueno que sus funcionarios se den una vuelta por la playa Media Luna.

 Marzo 2015

Artículo publicado en la versión online de la Revista Rumbos:





[1] Ver: http://www.radionz.co.nz/news/national/257379/restored-notebook-goes-home
[2] http://www.nhm.ac.uk/about-us/news/2012/june/penguin-sex-habits-study-rediscovered-at-museum110510.html
[3] http://journals.cambridge.org/action/displayAbstract;jsessionid=4765EC21F30B907B258CEA0829129FAE.journals?aid=8693309&fileId=S0032247412000216
[4] http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0110794
[5] http://peru21.pe/actualidad/tratan-salvar-extincion-pinguinos-norte-peru-2143143
[6] http://www.sunat.gob.pe/cl-ti-itmrconsruc/jcrS00Alias
[7] http://www.bioparc-zoo.fr/en/our-nature-projects/our-engagement/

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