El rey alado de los Andes. |
Hace unas
semanas enrumbé hacia el valle del Sondondo, en Ayacucho. Me fui por trabajo a
este interesante lugar, el cual conocía solo por referencias. Salí de Lima y en
cerca de 10 horas llegué a la capital de la provincia ayacuchana de Lucanas: Puquio,
previa parada en Ica para almorzar, en Nazca para estirar las piernas y en una
garita de control en plena Reserva Nacional Pampa Galeras - Barbara D’Achille. Al
día siguiente salí a las 5.00 am y en algo menos de dos horas llegué a
Andamarca. Y tras una pequeña parada técnica, en 45 minutos más de viaje llegué
al mirador de cóndores, ubicado en el cañón de Mayobamba a 3595 metros de
altitud.
Tras esperar casi media hora e ir calentándome con los
primeros rayos solares, empezó la fiesta. Aparecieron en escena varios
ejemplares de cóndor andino (Vultur
gryphus). De ellos, los más jóvenes planeaban buscando las corrientes
térmicas para ascender y asegurar su vuelo. Los adultos y los más
experimentados, volaban directamente hacia el mirador, para luego pasar muy
cerca de él y dejarse apreciar, camino hacia unos cerros contiguos donde existe
un bebedero en la parte alta del poblado de Mayobamba. Lamentablemente, la
fantástica experiencia se ve algo opacada por la presencia de unos cables de
media tensión que atraviesan el valle y que ya han causado la muerte de algunos
cóndores. Incluso, si uno afina el ojo puede ver como algunos cóndores deben hacer
piruetas para evitarlos.
Pese a todo, la parada en el mirador tuvo su
recompensa. Pude ver, por primera vez en mis casi 46 añitos, no menos de 35
cóndores de un tirón. Me llamó la atención la gran cantidad de individuos juveniles.
Y tras casi una hora, tuve que salir disparado a Mayobamba (un anexo del
distrito de Chipao que tiene cerca de 500 habitantes), ubicado a unos 20
minutos del mirador. Ambas localidades pertenecen a la provincia de Lucanas y están
a casi 100 kilómetros de Puquio.
El mirador. |
Pero mi misión no era exclusivamente ir a ver
cóndores. Debía realizar, junto a Rosa Elena Zegarra, un taller en Mayobamba sobre
la conservación del cóndor andino con pobladores de los diferentes poblados de
la parte baja y media del valle del Sondondo. Fui como funcionario del Servicio
Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), donde trabajo (con Rosa Elena),
en coordinación con el Programa de Desarrollo Económico Sostenible y Gestión
Estratégica de los Recursos Naturales en las regiones de Ayacucho, Apurímac,
Huancavelica, Junín y Pasco (PRODERN), programa de cooperación bilateral
directa entre el gobierno peruano y el Reino de Bélgica que es financiado por
la Cooperación Belga y coejecutado por el Ministerio del Ambiente y la Agencia
Belga de Desarrollo (CTB).
Nuestra misión era, por un lado, recoger impresiones
sobre la presencia, estado de conservación y oportunidades de aprovechamiento en
torno al cóndor andino en el valle de Sondondo; y por el otro, identificar el
escenario para implementar una campaña de sensibilización destinada a promover
la conservación de esta majestuosa ave. En otras palabras, fuimos con Rosa
Elena a implementar algunas acciones del Plan Nacional para la Conservación del Cóndor Andino 2015 – 2025.
De cóndores y
otros demonios
Nos llamó la atención que en Mayobamba no hubiese
ninguna representación ni iconografía sobre esta especie. A diferencia de otros
lugares, en ningún mural, tejido o representación artística o cultural aparece
el cóndor andino, hasta donde pudimos ver. Sin duda, este es un tema a tomar en
cuenta para cualquier estrategia de conservación. Y es que todos o casi todos
los pobladores saben que los cóndores están ahí (arriba) y lo más probable es
que los deben haber visto de lejos o de cerca, pero estas aves no estarían
formando parte de su idiosincrasia o por lo menos, ese aspecto no salta a la
vista.
Los benditos cables que perturban el paisaje y a los cóndores. |
Faustino Quispe Llamocca, presidente de la Comunidad
Campesina de Mayobamba, asegura haber visto en su chacra (que a su vez queda
cerca del bebedero) 150 cóndores en un solo día, hace diez años y en los
siguientes años. Según Quispe, en ese lugar de difícil acceso, estas aves
estarían protegidas. También afirma haber visto recientemente a un ejemplar
adulto macho atacar becerros y subirse sobre ellos para picotear los ojos y
otras partes blandas, como el ano, para acceder a las tripas y causarles la
muerte. Esta conducta no es usual ni está documentada, por lo menos, no en el
Perú. No obstante, no se descarta que esté dándose este comportamiento ante la
falta de alimento.
Faustino no se estaba quejando, pues nos contó lo
sucedido con sus becerros con algo de resignación y comprensión. Sabemos que los
cóndores no siempre son bien vistos, pues algunos pobladores altoandinos los
consideran “enemigos” porque atacarían directamente a sus animales. La
fortaleza del cóndor radica en su pico, más que en sus garras, las mismas que
se asemejan más a las patas de una gallina, por lo que no puede atrapar ni
aprensar animales como las aves rapaces. Además, es un ave carroñera, pero,
ante el apuro podría obrar distinto.
Un cóndor andino juvenil inicia su vuelo diario. |
Recordemos que en el país existe una ordenanza del
2007 dictada por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA) que indica
que los cadáveres de animales domésticos (ganado vacuno, caprino u otro,
alpacas y otras especies) deben ser enterrados o incinerados inmediatamente
para evitar contagios de enfermedades infecto-contagiosas (por ejemplo, ántrax).
A eso se le puede sumar la presunta disminución de animales silvestres, lo que
estaría obligando a los cóndores a “tomar otras medidas” para parar la olla,
una de ellas, sería la de —eventualmente— atacar a animales recién nacidos o
juveniles.
Según nos contaba Nimer Vega, poblador de Chipao, él
mismo ha visto los nidos y dormideros de cóndores en la zona e incluso reporta
que los individuos juveniles son los que llevan alimento a los pichones y a los
ejemplares adultos que ya no pueden volar. Por ello, esta parte del valle puede
ser considerada como una “fuente” de cóndores. Es decir, de allí “salen”
cóndores a conquistar nuevos territorios; y desde allí, algunos vuelan cientos
de kilómetros a diversos lugares (ida y vuelta), incluso tal vez hasta el
litoral iqueño para alimentarse de lobos marinos (crías muertas, placentas), de
aves guaneras muertas y de otros manjares similares.
Al fondo, Chipao y Mayobamba. |
Vega afirma también que en la zona ha logrado ver entre
100 y 150 cóndores casi todos los años, sobre todo entre los meses de setiembre
y noviembre. Y nos cuenta que llegan cóndores de otros territorios a quedarse
unos días en la parte baja del valle para luego irse a sus lugares de origen.
Asimismo, nos comenta que la población se mantiene estable porque muchos
juveniles de 10 o 12 años son expulsados. De esta manera, no hay una
sobrepoblación y esta se va renovando con los ejemplares lugareños que se
quedan o con los que vienen de otros lugares a quedarse. Esto es saludable,
pues habría un “refrescamiento” genético que fortalece a la población de
cóndores de Sondondo.
Es decir, esta zona es un lugar “productor” de
cóndores con una población (a la fecha) bastante sana y numerosa que no es muy conocida
en el país. Por lo tanto, existe mucho por hacer en este valle ayacuchano. Lo
que me llamó también la atención es que los pobladores reunidos en el taller
estaban bien informados sobre el potencial que tienen y sobre los aspectos que
deben impulsar. El trabajo realizado por PRODERN en la zona es bueno; y es
evidente que han dejado buenos cimentos. Sin embargo, urge complementar lo
realizado.
Y aunque parezca inverosímil, los poblados de esta
parte del valle, tales como: Chipao, Mayobamba, Andamarca, Cabana, Sondondo,
Aucará y otros menores, se disputan por la “pertenencia” de los cóndores y
sobre todo por lo que a su parecer se debe hacer. Incluso nos comentaron que
había “peleas” en las redes sociales por promocionar de manera desarticulada y
aislada este gran potencial natural. Eso debe cambiar. Es menester informar
esto para ver que todavía hay mucho por hacer y que si no estamos unidos en
esto, la cosa no pinta bien.
P.D. En los días
en que empecé a escribir este texto, nos informaron que un cóndor hembra
subadulto fue encontrado aturdido a orillas del río, cerca del mirador; y que
fue rescatado por pobladores locales. Al inicio todo indicaba que habría sido
envenenado, pero al parecer, se habría chocado con los cables de electricidad
arriba mencionados. Parte de su historia la contaré en la siguiente entrega.
Julio 2019
Buenísimo
ResponderEliminarA conocer el valle de Sondondo y a apoyar su desarrollo.
EliminarMuy bueno Enrique
ResponderEliminarGracias. Saludos.
EliminarBuena Bati.
ResponderEliminarEs preciso la articulación con el Gobierno Regional de Ayacucho y ONGs de dicho ámbito.
Maestraso, estamos ya en coordinación con el GORE apoyando en todo lo que se pueda. Hay harto por hacer. Ese valle merece mucho más y los cóndores por supuesto también.
EliminarDesde el trabajo dejado por PRODERN a la fecha las cosas en Valle de Sondondo sobre el majestuoso CONDOR están tan igual. Requerimos un trabajo mas coordinado y permanente con todos los actores del sector publico, privado y comunidades involucradas para un tratamiento integral porque es un espacio de gran valor cultural.
ResponderEliminarDebemos seguir apoyando que este valle se desarrolle para bien. Sin duda, acá deben estar varios actores involucrados.
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