Hace unos meses, tras un golpe de lucidez y un destello de valor, decidí abrir dos redes sociales para lanzar mensajes sobre diversos temas. Por supuesto, prevalecerán los tópicos ambientales y los relacionados a múltiples aristas en torno a la diversidad biológica. El título de esta serie de videos nació de una visión que tuve tras escuchar a alguien que decía que la situación que atraviesa el país se asemeja al lugar donde reside el “Ojo de Sauron”, en el cual pululan diversos tipos de orcos que solo responden a lo que ordena su amo, sin pensar y sin chistar y que son expertos dejando el caos por donde van.
Para no
perder de vista los contenidos propalados en las redes sociales, colocaré
algunos de ellos acá. Tal vez un entusiasta orco, orca u orque desee leerlos.
Científicos australianos han alertado que se está perdiendo la diversidad
genética en las diversas especies de animales y plantas que pueblan el planeta.
Como se sabe, cada individuo de una especie es distinto, genéticamente, a otro
individuo de la misma especie, pese a que cada uno de ello tiene una carga
genética similar. En eso consiste básicamente la diversidad genética. Ahora,
como se sabe la diversidad biológica está definida como la suma de tres grandes
espectros: la diversidad de especies, la diversidad de ecosistemas y la
diversidad genética. Algunos investigadores le agregan a esa triada, la
diversidad cultural. Esta última, a través de las distintas civilizaciones en
el planeta, habría permitido la domesticación de diversas especies silvestres,
tales como lobo, guanacos, vicuñas, cuyes, patos y otros animales. Todo ello
forma parte de la diversidad biológica.
Para llegar a dicha conclusión, los científicos de la Universidad de Sydney
analizaron, desde el año 1985 a la actualidad, el material genético de más de
600 especies de animales y plantas. De estas, dos tercios de las especies
investigadas han sufrido de una pérdida o alteración de la diversidad genética
durante estos casi 40 años de investigación. Se ha determinado que la principal
causa de ello es la pérdida de hábitats naturales, ya sea por degradación o
modificación de los mismos.
Uno de los puntos que resaltan los investigadores australianos es la
velocidad en la que esta pérdida se está dando, la cual coincide con la alarmante
velocidad con la que estamos perdiendo la diversidad biológica en el planeta.
Es por eso que ya muchos hablan de una sexta extinción masiva de especies y de
una “desfaunización” de la Tierra.
Una de las consecuencias de la disminución de la diversidad genética es la
pérdida de la capacidad de las poblaciones de diversas especies a poder
adaptarse y “estar en forma” para los cambios que se dan en los ecosistemas
donde habitan. Esto último se da, por ejemplo (y de manera muy rápida), a causa
del cambio climático y las consecuentes “desgracias” que se suceden como
desglaciación, incendios forestales, sequias, desertificación y otras. La
pérdida de esta capacidad de adaptarse es fundamental para asegurar la
preservación de la especie.
El grupo de especies más afectado es el de las aves, seguido por los
mamíferos. Asimismo, se determinó que la pérdida es mayor en organismos
terrestres que en los marinos. En estos últimos, sorpresivamente, se ha
registrado un aumento de la diversidad genética. Otro punto interesante en esta
investigación es que esta pérdida se da, al margen de si la especie está
incluida dentro de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza (UICN).
Se propone también la restauración de ecosistemas y la promoción de los
corredores de conservación, a fin de garantizar el intercambio genético de
poblaciones aisladas. Pero, por supuesto, se debe tener mucho cuidado, pues se
puede cometer el error de transmitir alguna enfermedad a poblaciones sanas. La
mejor propuesta es, sin duda, la protección de espacios naturales que sean bien
gestionados.
Buenas noticias desde Pakistán
En las montañas nevadas y remotas del norte de Pakistán se ha dado un hecho
que ha llamado la atención de muchos. Se ha podido fotografiar a cuatro
ejemplares del poco conocido y escurridizo leopardo de las nieves (Panthera
uncia). El fotógrafo de naturaleza Sakhawat Ali pudo fotografiar, el 13 de
marzo, a una madre y a sus tres cachorros deambulando cerca al Parque Nacional
del Karakoram Central. El leopardo de las nieves es la única especie de su
género que no ruge.
Estas muestras irrefutables de la presencia de este felino, ha despertado
la alegría y esperanza de los conservacionistas, pues esta especie se encuentra
categorizada como Amenazada según la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza; y es considerada como una de las especies más difíciles de
ver en todo el planeta y una de las menos estudiadas. Para lograr este hecho,
el fotógrafo siguió las huellas de los felinos durante dos semanas, cerca al
K2, la segunda montaña más alta del Mundo, después del Everest.
Según Ali, en su pueblo, están acostumbrados a ver leopardos, pero nadie ha visto cuatro a la vez, ni los más antiguos. Es por eso que estas fotos “valen oro”.
Se debe decir que la suerte acompañó al fotógrafo aficionado pakistaní.
Inicialmente, Ali solo había visto a la madre solitaria, pero cuando observó
huellas adicionales se puso alerta. Así, desde su techo pudo ver con sus
binoculares a los cuatro felinos. Rápidamente cogió su cámara y salió en
búsqueda de los leopardos. Hasta que llegó el momento y a una distancia de 200
metros pudo fotografiarlos.
Pero no todo es felicidad. Los pobladores, vecinos de Ali, están algo
preocupados por su ganado, pues temen que los felinos incursionen en sus
granjas y ataquen a sus animales domésticos. Los amigos de la WWF Pakistán
están saltando en un pie por este registro, pero no dejan de estar preocupados
por su estado de conservación.
Por supuesto, ya salió a la luz el discurso de que la población local debe
participar desde la concepción hasta la puesta en marcha de cualquier
estrategia de conservación. Lo que se busca ahora es que este “gran gato” pueda
ser valorado y apreciado en estado silvestre por las futuras generaciones.
Ojalá que le vaya bien al también conocido en su hábitat natural como el
“espíritu de las montañas” en la región pakistaní de Karakorum.
La ranita que viajó de Chile a Inglaterra
No estoy en contra de los zoológicos. Tampoco pienso que debemos soltar
todos los animales que albergan para que regresen a su hogar porque,
“pobrecitos, merecen su libertad”; y menos, que debemos cerrarlos porque son
lugares “malos” para los “animalitos” que albergan. Su presencia ofrece
bastantes beneficios para la sociedad e incluso para los mismos animales,
aunque no lo crean o quieran ver algunos.
He aquí un ejemplo. En la Isla Chiloe, en Chile, el naturalista Charles
Darwin descubrió, en 1834, una especie muy llamativa de rana, de un color
amarillo con verde fosforescente. Como no podía ser de otra manera, se le
conoce como la rana de Darwin (Rhinoderma darwinii). No obstante, lo que
más llama la atención, no es su color, sino la manera cómo aseguran su
descendencia.
Tras la inseminación y puesta de huevos en tierra (cerca de 40),
transcurren aproximadamente dos semanas (en que los machos esperan estoicos)
hasta que los embriones empiecen a dar las primeras señales de movimiento.
Después de eso, el macho los “ingiere” con la lengua y los “guarda” en su
interior, en un saco vocal hasta que estén completamente desarrollados. Es ahí
donde se alimentan y desarrollan por casi dos meses.
Luego, salen por la boca del “papá” a enfrentar el entorno. Fascinante. Esta
particular especie de anfibio está altamente amenazada por las causas de
siempre, pérdida de hábitat por actividades humanas, como la agricultura,
ganadería e incluso las plantaciones forestales. Pero el problema es que, a
todo ello se le suma un hongo conocido como quitidrio que apareció en la isla
el año 2023 y que ha puesto a su población en jaque.
Esta rana, que puede llegar a vivir en estado silvestre hasta los quince
años, vio su población en la isla, mermada en casi un 90%, según informa el
Zoológico de Londres. Y es justamente este zoológico, la institución que
decidió salvar a este anfibio de la extinción. Así lo anunciaron los británicos
en diciembre de 2024. Rápidamente se fueron a la isla de Chiloe que había
funcionado, hasta ese entonces, como un refugio para estas ranas de tres
centímetros de largo y dos gramos de peso. Tras unos días de búsqueda
localizaron 53 ejemplares sanos.
Y en febrero de 2025 nacieron 33 ranas, lo cual es celebrado como un gran
triunfo, tanto para la conservación de la especie, y porque demostraría que el
trabajo conjunto entre científicos y la sociedad civil da buenos resultados. Ya se está pensando en continuar con estas
acciones de conservación tomando en cuenta acciones para garantizar que no se
pierda la diversidad genética de la especie.
Marzo 2025
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