martes, 19 de julio de 2011

UN DÍA FELIZ

La Vía Expresa reposaba llena de agua. Escapabas de un escarabajo gigante que te perseguía lentamente y sin ganas. Regresaste a Chariarse (la calle donde vivían tus abuelos) sin saber exactamente para qué. Todo se hallaba en construcción. Reinaba un silencio imperante y desconsolador. El silencio te envolvía sigilosamente provocándote un miedo aniquilador. El escarabajo grande se acercaba desgarbado y con todo el tiempo del mundo a cuestas.

En una tertulia, mientras tú estabas como siempre ausente, algún humano se fue al bosque a matarse por motivos amorosos. Le salió el tiro por la culata, se quedó ciego. El amor es ciego no hay duda. Leyendo a Doris , la de los cuadernos de colores y rebelde moderna, te enteraste de la desdicha de Jimmy. Se quiso matar también. No le salió el tiro o tristemente salió, pero en dirección equivocada. También se quedó ciego. Creías en coincidencias.

El día lo empiezas a solas y lo terminas a solas. Conforme pasan las horas se agrega a tu maldita vida gente, situaciones, gritos, mujeres, alimentos, tragos y otras cosas sin sentido. Toma de tu sopa de maldiciones. El mejor día es el que no se ha vivido. Así, tú lo planificas a tu parecer. Sin embargo, tienes que afrontar la noche anterior al día deseado, la cual puede ser atroz para ti, tú lo sabes. Sales de tu casa con los sentidos bien perfilados. Regresas en estado de ebriedad o sano. Tus sentidos permanecen intactos (o eso crees). Tus reflejos fluctúan sin registro alguno. Tal como lo vienes haciendo, varían de manera exponencial. Tus actos se apaciguan conforme te tranquilizas, o al menos eso parece.

El tiempo te apremia. Te levantaste y preparaste un café. Susurras algo incomprensible y te ríes solo.

El día de tu muerte (esta parte te la puedes saltar) estarás en la calle. Ves venir algo sólido contra tu humanidad. Ves lucecitas amarillas. Tu cabeza descansa en el concreto, ¡mis lentes carajo! El celular. ¿Y si me llamas o me mandas un mensaje de texto? No lo veré. Estaré muerto. Qué va a decir la gente al verte ahí hecho un paquete. Te preocupa tu aspecto. Había algo bueno en la televisión. Tu telenovela. Hay buen combo esperándote en la hato. A pesar de tantas inconveniencias, sabes que morirás en la calle. Tú estarás trabajando o revisando tu correo .

Comienza un día lindo. Sabes que hay algo trascendental en todo esto. Quisieras poder abrazar a varias personas. A otras no. Tienen mal aspecto. Tampoco puedes mezclarte e inmiscuirte con todos. No es dable. Sientes ser observado. Tendrás tus motivos para sospechar de hasta el más inocente y del que no tiene nada que ver contigo. Así no puedes empezar el día. Es inhumano. ¡Cómo si quisiera olvidarte! Es imposible. Tú ya lo hiciste. Que fácil es ser olvidado pero que difícil es olvidar.

Este día se aproxima al final. El final se aproxima, el día se va. El día anterior a mi muerte será un día agitado o quizás un domingo reparador. El día más apático es el lunes, sin duda. Es un día fatídico. En este día sales a minimizar tus esfuerzos para poder llevar todo de la mano. Encuentras miles de motivos para seguir viviendo, encuentras también algunos para dejar de existir. Más me preocupa lo que dejaría pendiente si desaparezco. Imagino la cara de la gente que me conoce y de cómo reaccionaria. Los veo a todos reunidos discutiendo sobre las causas que me llevan a esto. Habrá risas, llantos, murmullos, chistes, droga y hasta trago. En este día me siento de lo más tranquilo, me urge hacer mil cosas, me urge hablar, me urge caminar, debo acelerar mis sentimientos.

¿Cuánto más demorará el día en caer? ¿Cuánto es que necesito de ti? No lo sabré nunca. Este día me impacienta de sobremanera, salgo a hacer cosas que debería haber hecho ya hace tiempo. Veo a una persona que denota en su rostro una sensación de miedo y apremio, como yo nunca antes la había visto. A través de ese rostro pude por primera vez definir el miedo que se le siente a la muerte. Ese rostro me ha perseguido y acompañado varias veces.

Este día parece traer consigo mucha soledad, la calle no encierra la magia de todos los días. Pasa muy poca gente por la esquina. Este día no es festivo. Se acerca más a un momento en una sala de espera.

Este día es algo extraño y sospechoso, pues debería estar contigo. Un poco de sol alegra la cal y la ceniza de mi corazón. Quién puede seguir sospechando de esta vida inaudita. El otro sentido de la vida difiere de lo más precioso de toda esta vaina, amar. Quien no ama, odia…, será así como lo prefieren muchos, supongo. Supones. Prefiero que me odies a que me ignores. El amor está tan cerca del odio que es peligroso aventurarse a confirmar esta verdad. Como en una situación tan distante de la realidad, es difícil captar el verdadero fin de lo complejo de permanecer lúcido ante el verdadero sentido de este paso transitorio por estos lares. Todo esto es un sueño que dura 24 horas. Un día muy feliz reafirma que la felicidad existe. La totalidad de acciones parece tan fácil y simple de acatar. Caminar tomado de la mano con vuestra presencia, mantiene esa circulación de amor y dicha, necesarias como el sodio en la sal.

El día en que estamos es también triste. Sé que estoy feliz. Pero cómo es posible que esté feliz caminando y hablando sólo, si sé que estoy dirigiéndome a cenar contigo y terminar de una vez por todas con todo esto. Lo más gracioso es que lo sé de antemano pero igual lo afronto como si no pasará nada. Debe ser bonito y misterioso saber con anterioridad lo que se viene. Con eso no necesitaríamos brujos. ¿Cómo dejamos pasar toda esta inevitable sucesión de hechos? Pregúntale a Proust, quien para dar un paso creó toda una curva elíptica paralela al fuckin tiempo. Es difícil salir de todo esto en un día. Este día es cada vez más fatídico. Creo que voy a extrañarte. Es lo más seguro. Con el intempestivo sentimiento de culpa que tengo, mi mente no camina más y se detiene a reposar.

Mientras paseaba por el camino de los filósofos, en un día de plena luz y de tremenda belleza, divisaba en el horizonte una tormenta venidera. El afán de llegar a tu lado era increíble. Tú lo sabes. Este día es inusual. Es majadero. Es reciproco. No duermo pensando en tu cariño. El reflejo de esas noches de verano en las que todo parecía estar en equilibrio desaparece como mariposa. Camino aceleradamente por esas veredas inocuas de verdad y de certezas que no facilitan para nada el cambio necesario. El señor de Sipán apareció resplandeciente entre las paredes del castillo. ¿Qué mierda haces acá compadre? Estamos en Europa. ¿Qué haces tú acá? No entiendo. En Muruhuay aparece un santo español o italiano, ¿no es casi lo mismo señor? Yo también puedo. Todos comen fruta y se bañan con tintura de yodo. Qué rico huele el yodo.

Esta situación no da para más, puesto que en la lucha contra lo evidente, ni el más cuerdo concuerda con esta sinfonía de pensamientos barrocos y belicosos. Ya deja de escarbar en la sal, no hay más castillos de arena dentro del mar. Qué feo sueño, sin embargo, me desperté como nuevo.

¿Qué día es hoy? Nadie lo sabe. Estamos frente a un mar de ignorancia masiva. No sé por qué los odio. La amenaza oscura se acerca y está más cerca de lo que tú sospechas. ¿Dónde estás tú? ¿No sabes qué día es hoy? ¡Qué interesante! El sol se niega a irse, prefiere quedarse a alumbrar el resplandor. Toda la sinfonía de tus ondas sonoras irrumpe en mi masa encefálica como un trueno en la pampa, no hay nadie que lo detenga.

(2004)

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