viernes, 5 de septiembre de 2025

BIENVENIDOS AL NUEVO MORDOR: ¡EL PERÚ! (XIII)

 

Hace unos meses, tras un golpe de lucidez y un destello de valor, decidí abrir dos redes sociales para lanzar mensajes sobre diversos temas. Por supuesto, prevalecerán los tópicos ambientales y los relacionados a múltiples aristas en torno a la diversidad biológica. El título de esta serie de videos nació de una visión que tuve tras escuchar a alguien que decía que la situación que atraviesa el país se asemeja al lugar donde reside el “Ojo de Sauron”, en el cual pululan diversos tipos de orcos que solo responden a lo que ordena su amo, sin pensar y sin chistar y que son expertos dejando el caos por donde van.

 

Para no perder de vista los contenidos propalados en las redes sociales, colocaré algunos de ellos acá. Tal vez un entusiasta orco, orca u orque desee leerlos.

 

En plenas Fiestas Patrias, mis colegas alemanes me llamaron para saber qué opino sobre lo que pasó en el zoológico de Nürnberg, en el país teutón, donde doce individuos (sanos) de monos babuinos (Papio sp.) fueron eutanasiados. La principal razón de esta medida fue que ya no había espacio suficiente para los primates. Por supuesto, las organizaciones pro vida silvestre y otras animalistas han saltado hasta el techo y amenazaron al zoo con presentar cargos penales, porque la matanza de los monos viola la ley. Tras este hecho, la policía tuvo que arrestar temporalmente a un grupo de activistas que entraron violentamente al recinto a exigir justicia.

 


El espacio asignado a los babuinos ha estado sobrepoblado durante mucho tiempo. Según el zoológico, recientemente vivían más de 40 animales en el recinto, pero estaba diseñado para 25 monos adultos y sus crías. Esto provocó un aumento de conflictos, lo que resultó en lesiones a los animales. El zoológico finalmente no vio otra opción que sacrificar a algunos de los animales. Distribuir los animales sobrantes a otras instalaciones no fue posible, explicó el director. Un anticonceptivo implantado en las hembras no logró el efecto deseado. La liberación al medio natural o la ampliación del recinto tampoco eran una opción.

 

Sin embargo, las organizaciones de protección animal y derechos de los animales creen que los problemas son de origen local. "Lo que temíamos ha sucedido: animales sanos tuvieron que morir porque un zoológico los crio de forma irresponsable durante décadas y no desarrolló soluciones sostenibles", declaró Pro Wildlife. "Esta matanza era evitable y, en nuestra opinión, es ilegal".

 

La Asociación Alemana de Protección Animal (DTB) denunció la violación de un tabú. "La responsabilidad por los animales que un zoológico mantiene y cría no termina cuando se vuelve inconveniente desde el punto de vista espacial, financiero u organizativo", declaró.

 

Las organizaciones temen también que la matanza de los babuinos sea solo el principio. "Con los babuinos, se está dando un ejemplo peligroso; esta práctica no se detendrá con esta especie una vez que se establezca", declaró Laura Zodrow, de Pro Wildlife. Por ello, pide a los políticos que endurezcan el marco legal para los zoológicos y sus programas de cría. 


La extinción de especies no puede reducirse ni detenerse únicamente con los esfuerzos de los zoológicos. Estos desempeñan un papel muy específico en una extensa red de organizaciones de conservación de especies. Y ojo, la eutanasia siempre es una opción. No es tampoco para que los animalistas le salten a uno a la yugular. A veces mandar al cielo a algunos animales es la mejor (y única) opción.

 

Al parecer el zoológico alemán habría cometido un error en cuanto al manejo de los primates. ¿Se confiaron? ¿No la vieron venir? ¿No tenían un buen plan de manejo? Habrá que ver qué resulta de este tema.

 

¡Apaga la luz!

 

Me han dateado que, en regiones con mucha iluminación, las aves cantan un promedio de 50 minutos más al día que en zonas muy oscuras, según un análisis científico hecho con 583 especies diurnas. Es decir, a mayor contaminación lumínica, las aves empiezan a cantar más temprano por la mañana. Según los resultados del estudio publicado en la revista Science, la contaminación lumínica es una forma de contaminación ambiental que influye en las actividades de las especies biológicas, cuyo comportamiento está determinado por el ciclo natural entre la luz y la oscuridad.

 


Por ejemplo, un grupo de especies muy afectado es el de las aves migratorias nocturnas, porque pueden desorientarse y sus niveles hormonales pueden verse afectados, escriben Brent Pease, de la Universidad del Sur de Illinois y Neil Gilbert, de la Universidad Estatal de Oklahoma.

 

Ambos científicos observaron esto por primera vez en aves de diferentes especies en diversas regiones y durante distintas estaciones, mediante una recopilación global de datos durante los años 2023 y 2024. En los paisajes más iluminados, el canto y el piar comenzaron, en promedio, 18 minutos antes que en los más oscuros. También terminaron 32 minutos después. El efecto fue más pronunciado en especies con ojos grandes, nidos abiertos, hábitos migratorios y amplias áreas de distribución.

 

Las aves se vieron más afectadas durante la época reproductiva. Aún no se sabe con certeza si estos efectos son beneficiosos, perjudiciales o irrelevantes para los animales. «Por un lado, 50 minutos de actividad sostenida pueden suponer una pérdida significativa de tiempo de descanso, especialmente durante la época reproductiva, que ya de por sí es estresante para las aves».

 

Por otro lado, las aves también tienen oportunidades de recuperarse durante el día. Y el tiempo adicional de actividad podría tener efectos positivos porque permite periodos de alimentación más largos o una mayor productividad reproductiva». Pero se necesitan más estudios para establecer con claridad qué efectos provoca la contaminación lumínica.

 

«Estos cambios pueden parecer pequeños, pero tienen consecuencias reales», advierten científicos de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda; y mencionan que los kiwis, por ejemplo, evitan las zonas iluminadas, y los chorlitos de dos bandas son devorados por animales que aprovechan la luz adicional para cazar. Natalie Forsdick, presidenta de la asociación ornitológica sin fines de lucro Birds New Zealand, también está preocupada.

 


La científica sostiene que la contaminación lumínica es un problema grave, especialmente en Nueva Zelanda, la "capital mundial de las aves marinas". Asimismo, señala que la contaminación lumínica puede desorientar a las aves y provocar que choquen contra edificios, y, en el peor de los casos, las puede llevar a la muerte si no son recuperadas a tiempo y si no se toma medidas al respecto.

 

Adicionalmente, Forsdick afirma que: "Limitando la luz artificial innecesaria se puede reducir el impacto en estas aves marinas". Recordemos el caso, en el Perú, de las golondrinas de la tempestad de collar que se desorientan en sus rutas de vuelo porque son atraídas por las luces de la ciudad en la (principalmente) costa peruana. Y viene a colación el recientemente puente construido que une, en Lima, a los distritos de Miraflores y Barranco. Si se disminuye la potencia de las luces, se reduce el efecto negativo que tiene para las aves. Su presencia no es el fin del mundo, dado que la ciudad ya de por sí es una pesadilla para estos seres alados. Pero claro, si no se toma medidas, en general, para reducir este tipo de contaminación, estamos jodidos.  

 

¿Dientes de leche?

 

Si existe un animal especialmente conocido por sus dientes, ese es el tiburón. En cine y televisión, estos dientes, a veces enormes, se utilizan a menudo como recurso estilístico para infundir miedo. Investigadores de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf han descubierto cómo el cambio climático afecta a los dientes de estos depredadores.

 


Según sus hallazgos, la acidificación de los océanos (tema que ya he tocado varias veces en este blog) como resultado del cambio climático podría provocar la pérdida de la capacidad de mordida de los tiburones. La disminución del pH del agua de mar podría debilitar los dientes de los tiburones, provocando que los depredadores pierdan su capacidad de mordida, según anunció el equipo de biólogos dirigido por la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf en un comunicado de prensa.


Un mayor nivel de dióxido de carbono (CO
) reduce el pH de los océanos. Es decir, a más CO2 que se libera a la atmósfera, más absorben los océanos este gas de efecto invernadero. Como resultado, el pH del agua de mar disminuye, es decir, las aguas de mar se vuelven más ácidas. Según los expertos, este ácido tiene el potencial de atacar los minerales y, por lo tanto, también la dentadura de la vida marina.

 

Para estudiar los efectos de la acidificación de los océanos en los dientes de tiburón, los investigadores colocaron los dientes en agua con distintos grados de acidez: uno con el pH de los océanos actuales y el otro que reflejaba el pH esperado en el año 2300. El agua más ácida del escenario simulado para el año 2300 causó un daño significativamente mayor a los dientes de tiburón, incluyendo raíces y coronas, que el agua del océano actual. Según el estudio, aún no está claro si la capacidad de los tiburones para regenerar continuamente sus dientes será suficiente para soportar las tensiones de un entorno cambiante.

 

Dado que el estudio utilizó dientes desprendidos de tiburones de arrecife de puntas negras de Sealife Oberhausen, los investigadores afirman que no se consideraron los posibles procesos de reparación en tiburones vivos. Es posible que los animales pudieran remineralizar los dientes dañados, aunque con un mayor gasto energético. Como ven, nadie se salva.

 

Setiembre 2025

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