Hace unos meses, tras un golpe de lucidez y un destello de valor, decidí abrir dos redes sociales para lanzar mensajes sobre diversos temas. Por supuesto, prevalecerán los tópicos ambientales y los relacionados a múltiples aristas en torno a la diversidad biológica. El título de esta serie de videos nació de una visión que tuve tras escuchar a alguien que decía que la situación que atraviesa el país se asemeja al lugar donde reside el “Ojo de Sauron”, en el cual pululan diversos tipos de orcos que solo responden a lo que ordena su amo, sin pensar y sin chistar y que son expertos dejando el caos por donde van.
Para no
perder de vista los contenidos propalados en las redes sociales, colocaré
algunos de ellos acá. Tal vez un entusiasta orco, orca u orque desee leerlos.
En plenas Fiestas Patrias,
mis colegas alemanes me llamaron para saber qué opino sobre lo que pasó en el
zoológico de Nürnberg, en el país teutón, donde doce individuos (sanos) de
monos babuinos (Papio sp.) fueron eutanasiados. La principal razón de
esta medida fue que ya no había espacio suficiente para los primates. Por
supuesto, las organizaciones pro vida silvestre y otras animalistas han saltado
hasta el techo y amenazaron al zoo con presentar cargos penales, porque la
matanza de los monos viola la ley. Tras este hecho, la policía tuvo que
arrestar temporalmente a un grupo de activistas que entraron violentamente al recinto a exigir justicia.
El espacio asignado a los babuinos
ha estado sobrepoblado durante mucho tiempo. Según el zoológico, recientemente
vivían más de 40 animales en el recinto, pero estaba diseñado para 25 monos
adultos y sus crías. Esto provocó un aumento de conflictos, lo que resultó en
lesiones a los animales. El zoológico finalmente no vio otra opción que
sacrificar a algunos de los animales. Distribuir los animales sobrantes a otras
instalaciones no fue posible, explicó el director. Un anticonceptivo implantado
en las hembras no logró el efecto deseado. La liberación al medio natural o la
ampliación del recinto tampoco eran una opción.
Sin embargo, las
organizaciones de protección animal y derechos de los animales creen que los
problemas son de origen local. "Lo que temíamos ha sucedido: animales
sanos tuvieron que morir porque un zoológico los crio de forma irresponsable
durante décadas y no desarrolló soluciones sostenibles", declaró Pro
Wildlife. "Esta matanza era evitable y, en nuestra opinión, es ilegal".
La Asociación Alemana de
Protección Animal (DTB) denunció la violación de un tabú. "La
responsabilidad por los animales que un zoológico mantiene y cría no termina
cuando se vuelve inconveniente desde el punto de vista espacial, financiero u
organizativo", declaró.
Las organizaciones temen también que la matanza de los babuinos sea solo el principio. "Con los babuinos, se está dando un ejemplo peligroso; esta práctica no se detendrá con esta especie una vez que se establezca", declaró Laura Zodrow, de Pro Wildlife. Por ello, pide a los políticos que endurezcan el marco legal para los zoológicos y sus programas de cría.
La extinción de especies no puede
reducirse ni detenerse únicamente con los esfuerzos de los zoológicos. Estos
desempeñan un papel muy específico en una extensa red de organizaciones de
conservación de especies. Y ojo, la eutanasia siempre es una opción. No es
tampoco para que los animalistas le salten a uno a la yugular. A veces mandar
al cielo a algunos animales es la mejor (y única) opción.
Al parecer el zoológico alemán habría cometido un error en cuanto al manejo
de los primates. ¿Se confiaron? ¿No la vieron venir? ¿No tenían un buen plan de
manejo? Habrá que ver qué resulta de este tema.
¡Apaga la luz!
Me han dateado que, en regiones con mucha iluminación, las aves cantan un
promedio de 50 minutos más al día que en zonas muy oscuras, según un análisis
científico hecho con 583 especies diurnas. Es decir, a mayor contaminación
lumínica, las aves empiezan a cantar más temprano por la mañana. Según los
resultados del estudio publicado en la revista Science, la contaminación
lumínica es una forma de contaminación ambiental que influye en las actividades
de las especies biológicas, cuyo comportamiento está determinado por el ciclo
natural entre la luz y la oscuridad.
Por ejemplo, un grupo de especies muy afectado es el de las aves
migratorias nocturnas, porque pueden desorientarse y sus niveles hormonales
pueden verse afectados, escriben Brent Pease, de la Universidad del Sur de
Illinois y Neil Gilbert, de la Universidad Estatal de Oklahoma.
Ambos científicos observaron esto por primera vez en aves de diferentes
especies en diversas regiones y durante distintas estaciones, mediante una
recopilación global de datos durante los años 2023 y 2024. En los paisajes más
iluminados, el canto y el piar comenzaron, en promedio, 18 minutos antes que en
los más oscuros. También terminaron 32 minutos después. El efecto fue más
pronunciado en especies con ojos grandes, nidos abiertos, hábitos migratorios y
amplias áreas de distribución.
Las aves se vieron más afectadas durante la época reproductiva. Aún no se
sabe con certeza si estos efectos son beneficiosos, perjudiciales o
irrelevantes para los animales. «Por un lado, 50 minutos de actividad sostenida
pueden suponer una pérdida significativa de tiempo de descanso, especialmente
durante la época reproductiva, que ya de por sí es estresante para las aves».
Por otro lado, las aves también tienen oportunidades de recuperarse durante
el día. Y el tiempo adicional de actividad podría tener efectos positivos
porque permite periodos de alimentación más largos o una mayor productividad
reproductiva». Pero se necesitan más estudios para establecer con claridad qué
efectos provoca la contaminación lumínica.
«Estos cambios pueden parecer pequeños, pero tienen consecuencias reales»,
advierten científicos de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda;
y mencionan que los kiwis, por ejemplo, evitan las zonas iluminadas, y los
chorlitos de dos bandas son devorados por animales que aprovechan la luz
adicional para cazar. Natalie Forsdick, presidenta de la asociación
ornitológica sin fines de lucro Birds New Zealand, también está preocupada.
La científica sostiene que la contaminación lumínica es un problema grave,
especialmente en Nueva Zelanda, la "capital mundial de las aves
marinas". Asimismo, señala que la contaminación lumínica puede desorientar
a las aves y provocar que choquen contra edificios, y, en el peor de los casos,
las puede llevar a la muerte si no son recuperadas a tiempo y si no se toma
medidas al respecto.
Adicionalmente, Forsdick afirma que: "Limitando la luz artificial
innecesaria se puede reducir el impacto en estas aves marinas". Recordemos
el caso, en el Perú, de las golondrinas
de la tempestad de collar que se desorientan en sus rutas de vuelo porque
son atraídas por las luces de la ciudad en la (principalmente) costa peruana. Y
viene a colación el recientemente puente construido que une, en Lima, a los
distritos de Miraflores y Barranco. Si se disminuye la potencia de las luces,
se reduce el efecto negativo que tiene para las aves. Su presencia no es el fin
del mundo, dado que la ciudad ya de por sí es una pesadilla para estos seres
alados. Pero claro, si no se toma medidas, en general, para reducir este tipo
de contaminación, estamos jodidos.
¿Dientes de leche?
Si existe un animal especialmente conocido por sus dientes, ese es el
tiburón. En cine y televisión, estos dientes, a veces enormes, se utilizan a
menudo como recurso estilístico para infundir miedo. Investigadores de la
Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf han descubierto cómo el cambio
climático afecta a los dientes de estos depredadores.
Según sus hallazgos, la acidificación
de los océanos (tema que ya he tocado varias veces en este blog) como
resultado del cambio climático podría provocar la pérdida de la capacidad de
mordida de los tiburones. La disminución del pH del agua de mar podría
debilitar los dientes de los tiburones, provocando que los depredadores pierdan
su capacidad de mordida, según anunció el equipo de biólogos dirigido por la
Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf en un comunicado de prensa.
Un mayor nivel de dióxido de carbono (CO₂) reduce el pH de los océanos. Es decir, a más CO2 que se libera
a la atmósfera, más absorben los océanos este gas de efecto invernadero. Como
resultado, el pH del agua de mar disminuye, es decir, las aguas de mar se vuelven
más ácidas. Según los expertos, este ácido tiene el potencial de atacar los
minerales y, por lo tanto, también la dentadura de la vida marina.
Para estudiar los efectos de la acidificación de los océanos en los dientes de tiburón, los investigadores colocaron los dientes en agua con distintos grados de acidez: uno con el pH de los océanos actuales y el otro que reflejaba el pH esperado en el año 2300. El agua más ácida del escenario simulado para el año 2300 causó un daño significativamente mayor a los dientes de tiburón, incluyendo raíces y coronas, que el agua del océano actual. Según el estudio, aún no está claro si la capacidad de los tiburones para regenerar continuamente sus dientes será suficiente para soportar las tensiones de un entorno cambiante.
Dado que el estudio utilizó dientes desprendidos de tiburones de arrecife
de puntas negras de Sealife Oberhausen, los investigadores afirman que no se
consideraron los posibles procesos de reparación en tiburones vivos. Es posible
que los animales pudieran remineralizar los dientes dañados, aunque con un
mayor gasto energético. Como ven, nadie se salva.
Setiembre 2025
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