No
sé si por coincidencia o por un llamado divino de las fuerzas del Universo,
sucedió lo siguiente. Mientras leía un artículo sobre la necesidad de aniquilar
y matar hasta la última rata de unas islas en el fin del mundo, hice una pausa
para estirar los huesos y asomé la cabeza por mi ventana para, de paso,
distraerme un poco. De repente, a lo lejos noté que algún animal oculto entre
unas ramas hacía un movimiento inusual en el techo contiguo a mi edificio. Era
muy rápido para ser un ave o un gato y muy grande para ser una rata o un
pericote. Afinando la vista, mi sospecha fue confirmada: una Ardilla de Nuca
Blanca (Sciurus stramineus) revoloteaba
despreocupada bajo el sol inclemente del verano limeño para, luego, alcanzar un
cable e irse de lo más campante por los aires dejándome con unas ganas de
meterle un disparo certero. Ya me ocuparé luego de ella en las siguientes
líneas.
Mientras
tanto, en las Islas Georgia del Sur (South Georgia), un archipiélago ubicado en
el Atlántico Sur (al este de las Islas Malvinas y a 2000 kilómetros del punto
más austral de Argentina), existe un gran problema: las ratas introducidas
involunt ariamente están acabando con aves que son muy raras y que solo viven en
dichas islas. La única manera de salvar a las plumíferas es exterminando a los
roedores. Esta es la operación de aniquilamiento de ratas más grande que se
conozca. Manos a la obra, pues ya no hay marcha atrás.
La
rata gris, noruega, de alcantarilla o peregrina (Rattus norvegicus) no tiene esa última denominación en vano, pues
ya recorrió y conquistó el mundo (salvo la Antártida) al igual que su prima, la
rata negra (Rattus rattus). Ambas son
consideradas plagas y son las responsables de transmitir enfermedades y de
diezmar poblaciones de aves u otros animales por su hambre voraz. No obstante,
debemos afirmar que es una especie ganadora si de sobrevivir se trata.
Se
estima que las ratas llegaron a estas islas en el siglo XVIII camufladas en los
buques de los cazadores de focas para nunca más irse, hasta ahora. Estos
insaciables roedores que comen de todo, arrasan con los nidos de las aves
comiéndose los huevos y los pichones, con lo cual ponen en peligro a muchas
especies endémicas de estas recónditas islas. Entonces, la única manera de
salvar a las aves es desapareciendo el total de las ratas, es decir, todas, no
debe quedar ni una. Esa es la consigna y para eso lo más efectivo es darles
veneno. No hay otra.
En
el 2011 y tras una fase de prueba en un pequeño territorio de las islas, se
afinó la estrategia de lo que sería la fase final de la operación “Habitat Restoration Project”[1].
Y es que, según el director del proyecto, Tony Martin, “un territorio como el
de estas islas solo puede ser liberado de las ratas por aire”. Así, con la
ayuda de helicópteros se repartirá por todo el archipiélago pequeños “paquetes”
especiales conformados por una mezcla de granos con un veneno muy potente usado
para estos casos, el Brodifacoum.
Ataque masivo
Todo
está fríamente calculado. Los “paquetes” para las ratas tienen 25 milímetros de
largo y 12 de diámetro; y están hechos de tal manera que son compactos y no se
desintegran tras ser lanzados desde los helicópteros, es decir, no se desarman
y pueden ser tragados por las ratas sin problema. Además, mediante técnicas
especiales estos pueden llegar a los lugares más complicados como acantilados o
bajo las piedras. Para ello se ha ensayado diversas artes de lanzamiento para
no dejar ningún rincón isleño sin el veneno.
Lamentablemente,
habrá un daño colateral pues seguramente muchas aves y otros residentes de las
islas morirán también. Según Martin, “sabemos que debemos poner atención en las
cerca de 30 especies de aves que anidan en la isla, por lo que intentamos minimizar
los daños colaterales”. Así, para evitar un desastre ecológico, donde el
remedio es peor que la enfermedad, se ha tomado una serie de medidas. Además, felizmente,
la gran mayoría de aves en cuestión son marinas y se alimentan exclusivamente
de peces.
Adicionalmente,
para iniciar el “ataque” se espera que la sesión de anidamiento y de crianza
haya pasado y que los pichones ya estén lo suficientemente grandes. Pese a
todo, se tiene siempre presente de que algunas aves sucumbirán ante el bocado. Los
casos más preocupantes son una especié endémica de pato y un Págalo Subantártico
(Catharacta antarctica). Este último es un ave de la Familia Stercorariidae a
la que pertenecen los Salteadores, aves de altamar que visitan las costas del
Perú y que no son residentes. Son especialistas en perseguir a otras aves para
arrebatarles su presa. Así las cosas, con respecto al par de especies críticas de
las Islas Georgia del Sur, lo único que queda es esperar que, tras la matanza
generalizada, estas logren sobrevivir y aumentar su población en mejores
condiciones (sin roedores).
Felizmente,
así toda la población isleña de los Págalos muriese con esta operación, se
estima que estas aves regresarían posteriormente, ya que los especímenes
jóvenes no anidan en estas islas. Adicionalmente, se ha podido constatar, en la
etapa de prueba, que los patos endémicos de las Islas Georgia del Sur,
regresaron al poco tiempo tras descubrir que los terrenos estaban libres de
ratas. Sin embargo, claro está, debe pasar bastantes años para que la población
original se recupere.
Matar al 99,9% de las ratas es
un fracaso
Para
aniquilar totalmente a las ratas, el veneno debe tener características
especiales y la dosis debe ser exacta para que, tras la primera ingesta, la
rata muera inmediatamente. Estos invasores son muy astutos e inteligentes, ya
que si al primer mordisco el veneno les sabe algo inusual o les es sospechoso,
son capaces de darse cuenta y de dejar de ingerir su inducida merienda mortal.
Su comportamiento hará que sus congéneres hagan lo mismo. En ese caso, el
proyecto habrá fracasado.
Una
cosa es reducir o diezmar una población al mínimo y otra cosa es exterminarla
totalmente. Lo último es lo más difícil (no obstante, el hombre es experto en
esto). Si se extermina el 99,9% de las ratas y se encuentra luego a algunas de
ellas que sobrevivieron, la operación habrá fracasado. En ese escenario, solo
quedaría esperar y estimar cuánto tiempo necesitarán estos roedores para volver
a retomar sus dominios. Según Martin, se calcula que en las islas viven cerca
de un millón de ratas.
Estas
iniciativas no son nuevas, dado que ya han sido hechas en diversas islas del
Atlántico para liberarlas de especies invasoras y dañinas como ratas, cabras,
sapos, cangrejos u otras; no obstante, en esta oportunidad se trata de una isla
de mucha mayor extensión. La isla principal de este archipiélago tiene 160
kilómetros de largo y en promedio 30 km de ancho.
Los
“cazadores de ratas” iniciaron la cacería en el 2012 y estarán en actividad
hasta el 2015. El periodo del año elegido para lanzar por helicóptero las
“minas” mortales va desde inicios de marzo hasta finales de mayo. Toda la
operación cuesta cerca de 9,2 millones de Euros y es financiada mayormente
mediante donaciones. Se espera que en tres años este grupo de islas, ubicadas
en el fin del mundo, no tenga ni una rata.
Martin
afirma que “no queremos irnos hasta que no hayamos acabado con la última rata.
Tenemos la oportunidad de, en corto tiempo, solucionar los problemas que el
hombre trajo consigo durante más de 200 años y de devolverle su estado natural
a estas islas”. Suerte muchachos. Sin embargo, me preocupa —y no he leído aún
nada al respecto— cómo se hará para que las ratas no regresen. Supongo que algo
habrán pensado.
Pero
regresando a la ardilla, más adelante hablaré sobre especies exóticas,
introducidas, invasoras y otras. Este simpático animalito no es oriundo de
Lima. Ha sido introducido intencional o involuntariamente y ahora invade la
capital peruana. Esto les puede parecer “lindo” a muchas personas, pues las
ardillitas son simpáticas y juguetonas, pero su presencia podría poner en
riesgo la existencia de especies ya asentadas y propias de la ciudad. La
presencia de esta especie exótica debe ser tomada en cuenta.
Es
por eso que debemos estar alerta ante casos como el anterior y como el de la Liebre
Europea (Lepus europaeus) que, luego de haber conquistado el sur de Sudamérica,
ya se encuentra en el sur del Perú (Arequipa, Cuzco, Puno y Moquegua) y no
parará hasta conquistar todo el continente americano, salvo la Amazonía (alta y
baja) que al parecer es una barrera infranqueable. Las liebres ya dominan las
partes altas y los espacios abiertos (valles interandinos, pampas andinas y
otros espacios). Y como las ratas de las Islas Georgia del Sur, la liebre
europea llegó a nuestro continente para quedarse. Su presencia traería
bastantes problemas. Ya los veremos.
Abril 2013
y donde van a enterrar al millon de ratas que pretenden matar? ... seria bueno sin incluyes también datos de la caceria de cabras en las Islas Galapagos. Saludos. LAC
ResponderEliminarLa muerte de las ratas se daría en el lapso de tres años. Y supongo que en un territorio como el de esas islas no debería haber problema con eso. Algún animal se encargará de ellas o tal vez la misma gente del proyecto. Lo bueno es que no se van a pudrir muy rápido lo que evitará cualquier tipo de propagación de alguna enfermedad. Sobre Galapagos ya he escrito. Buscaré el enlace.
ResponderEliminarPuedes ir chequeando este texto: Adíos a las cabras
http://mitambordehojalata.blogspot.com/2009/06/adios-las-cabras.html
Qué instructivo, Enrique. Gracias por escribirlo. Me pregunto cómo acabará todo...
ResponderEliminarHola Cristina. Sí, me pregunto lo mismo, tanto así que me gustaría ir a esas islas a ver cómo acaba todo esto. Este tema me intriga bastante. En España tienen bastantes especies invasoras y exóticas y por acá en Perú también. Es un tema muy interesante. Saludos.
ResponderEliminar¿Cómo llegué por aquí? Como sea, muy interesante el blog, felicitaciones.
ResponderEliminarNo sé dónde leí que las ratas vivían en sociedades jerarquizadas y cuando descubrían un alimento nuevo lo que hacían los alfas era obligar a los sujetos omegas a ingerirlo, para ver si el alimento era dañino. Por eso los venenos ideales para las ratas eran los de acción retardada, es decir, los que después de algún tiempo recién se activan, cuando todo el grupo ya ha ingerido sin aparentes resultados el veneno, que después las hace perder líquidos hasta secarlas. Caramba, falta que lo haya leído en algún libro apocalíptico o de ciencia ficción, jejé.
Ojalá triunfen los científicos. Si triunfan, deberíamos llamarlos para exterminar las palomas en Lima, porque si exterminan nuestras ratas ¿luego quién nos gobierna? :-D
Este es un tema bastante importante, en especial en nuestro país.
EliminarTampoco nosé como llegue a este lugar, pero me parece fantástico lo narrado y tambien la forma que tienes de contarlo. Felicitaciones amigo. Me pregunto si tienes conocimiento de la causa de la extnción de la rana de Junín, Tambien se debió a la invasión de especies foraneas?
ResponderEliminarGracias. La Rana de Junín casi ha sucumbido ante la caza desmedida y la contaminación ambiental del lago Chinchaycocha.
EliminarAnte todo muchas felicitaciones por su accion de difundir temas muchas veces ignorados o casi. Me he ilustardo sobre los temas de especies exoticas invasoras. Al respecto siempre me he preguntado por que cada vez que se trata de reforestar nuestros tecnicos recomienda o el eucalipto o el pino. Y que hay de nuestras especies autoctonas como el quina o , un arbusto propio. Salvo que este equivocado. Saludos Carlos .
ResponderEliminarAnte todo muchas felicitaciones por su accion de difundir temas muchas veces ignorados o casi. Me he ilustardo sobre los temas de especies exoticas invasoras. Al respecto siempre me he preguntado por que cada vez que se trata de reforestar nuestros tecnicos recomienda o el eucalipto o el pino. Y que hay de nuestras especies autoctonas como el quina o , un arbusto propio. Salvo que este equivocado. Saludos Carlos .
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