En la cuenca del río Mekong se sigue descubriendo nuevas especies para la ciencia ¿y acá? |
Evitaré
hacer juicios inservibles sobre si este año 2016 que se va fue bueno o malo en
términos científicos, ambientales y de conservación. Sin embargo, a priori,
estoy calificado para decir que, tras un sesudo análisis, la balanza se inclina
ligeramente hacia lo negativo. Pero qué más da. Lo importante es que debemos
seguir trabajando para mejorar las cosas. Trataré de no hacer bilis revisando
las medidas que se o no se tomaron a favor de nuestra diversidad biológica,
porque si no, no acabo nunca y termino con el hígado reventado; y necesito ese
órgano para aguantar el desborde heliogábalo que se viene en estos días de
fiesta, lujuria y perdición. Por eso, presento una lista con diez personalidades
mundiales de la ciencia, en la cual están incluidos dos ciudadanos peruanos. Aprovecho,
al final, para promocionar una importante publicación.
Hace poco, casi sufro un derrame cerebral al leer que en la
cuenca del río Mekong —que nace en el Tíbet chino y atraviesa diversos tipos de
bosques del sudoeste asiático tras atravesar seis países y desembocar en el Mar
de China— se descubrió, en el 2015, 163 nuevas especies de plantas y animales
para la ciencia. Si bien ya estaba enterado de los resultados preliminares de
tal suceso, sentí cierta frustración y un poco de sana envidia. Sin duda, esta
noticia debe haber pasado casi desapercibida para muchos, no obstante,
demuestra varios puntos a tomar en cuenta.
Uno de ellos es que, pese a la sobrepoblación humana en
la Tierra (que para mí es el principal problema ambiental del planeta) y a la
imperiosa y consecuente necesidad de “parar la olla” y de obtener recursos
energéticos, esta nos sigue dando sorpresas. Por ende, de solo pensar en la
cantidad de especies nuevas que debe haber, por ejemplo, en las profundidades
de los océanos, siento que estoy cerca de un inminente paro cardiaco. Lo cierto
es que sabemos muy poco sobre los habitantes animales y vegetales que están en
estos lares mucho antes que nosotros y que, descubiertos o no, estamos
empeñados en borrar del mapa. Recuerden que ya hemos puesto en marcha —y con
mucho éxito— la sexta extinción masiva de especies biológicas[1].
Bueno, dicho lo anterior y aterrizando en el Perú, debemos
seguir bregando para conocer mejor nuestra diversidad biológica. Pero es obvio
que para tal fin, lo primero que debemos hacer es conservarla para utilizarla
responsablemente. Todo esfuerzo suma. Solo así podemos hacer que lo que tenemos
(descubierto y por descubrir) perdure la mayor cantidad de años. Por lo menos,
eso es lo que le he dicho a Maya, mi hija de dos años. Ojalá no me equivoque.
Los corales del planeta están altamente amenazados. Foto: DPA. |
Por lo tanto, entre otros, me preocupa que al Consejo
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) se le haya
hecho un abusivo recorte presupuestal que afecta su accionar y que además se le
quiere imponer una nueva gestión a como dé lugar. Y aprovecho para que quede en
actas que urge que el Estado invierta más en la investigación científica para
de una vez por todas dejar de ser una república bananera.
Celebremos
Pero, ¡es tiempo de celebrar! Por eso, para olvidar las
penas en estos días paganos, decidí revisar los resultados de un premio
internacional. La revista especializada Nature[2]
anunció quiénes eran los diez principales investigadores del 2016. Entre ellos,
podemos encontrar a dos peruanos (¡mentira! Ese es un adelanto por el día de
los inocentes). Los ganadores proceden de diversos campos de estudio, lo que
hace muy interesante conocer cuál es su trabajo para entender que cada nueva
investigación abre otras rutas para seguir construyendo el conocimiento humano
en este universo lleno de incógnitas por responder. Conozcamos quiénes son los
laureados.
El primero es el inglés Demis Hassabis cofundador de la
firma londinense DeepMind. Su trabajo permitió desarrollar una máquina que
“piensa” a través del software de inteligencia artificial AlphaGo
(recientemente comprado por Google). No contento con eso, Hassabis desplazó al
campeón surcoreano en juegos de estrategia, Lee Sedol. AlphaGo trae consigo una
variedad impresionante de posibilidades de juegos y estrategias que para una
simple computadora son muy complejas, por lo que requiere tecnologías mucho más
avanzadas. Para la revista, este es un ejemplo de trabajo pionero y visionario
en torno a la inteligencia artificial que pronto nos dominará.
El segundo es el australiano Terry Hughes, Director del Australian Research Council (ARC) Centre of
Excellence for Coral Reef Studies, quien
recientemente hizo un llamado de alerta por la situación de la gran barrera de arrecifes
de Australia. Según sus estudios, las dos terceras partes de los corales de un
área de 700 km2 han “muerto” porque han perdido todas las algas
vitales para su supervivencia. Esto debido a que el aumento de la temperatura
del mar prácticamente ha “cocido” a las algas. Hughes afirmó en una conferencia
sobre el cambio climático que “el tiempo que tenemos para combatir el cambio
climático se nos está agotando” y que seguimos metiendo alegremente la pata.
El tercero es el holandés Guus Velders, químico que está
empeñado en “desaparecer del mapa” los productos refrigerantes en base a cloro
y flúor que tanto daño le hacen a la atmósfera. Sus esfuerzos radican en
convencer a los distintos gobiernos del planeta que es necesario despedirnos de
esos compuestos químicos que debilitan la capa de ozono y que a la larga forman
parte de los gases de efecto invernadero que continuamos liberando sin freno
alguno.
La cuarta es la física de partículas estadounidense Elena
Long que ha trabajado arduamente en un campo científico inexplorado: el trato
en el mundo de las ciencias de homosexuales, lesbianas, trans y bisexuales
(LGTB). Por cierto, ella es trans y ha sido una de las promotoras de la primera
encuesta llevada a cabo por la Sociedad Americana de Física (American Physical
Society, APS) para determinar cuál es la realidad de los físicos LGTB en sus
lugares de trabajo. Sus esfuerzos por hacer más inclusivo el mundo de la
ciencia, unidos a sus méritos científicos, la hicieron merecer ese
reconocimiento y hacer que los retrogrados se muerdan la lengua por
intolerantes.
Simulación computarizada de las olas gravitacionales. Dos agujeros negros se "comen" entre sí y irradian dichas ondas. Foto: S. Ossokine/ A. Buonanno (Max-Planck-Institut) / W. Benger (AHM) |
El quinto es el biólogo estadounidense Kevin Esvelt del
renombrado Massachusetts Institute of Technology en Boston, quien mediante su
trabajo ha logrado explicar cómo el CRISPR/Cas9 (en inglés: clustered regularly
interspaced short palindromic repeats), que son repeticiones de secuencia en el
ADN, permitiría realizar cortes e inserciones en la cadena genética de manera
sencilla. Con ello, se podría modificar y mejorar características genéticas de
poblaciones biológicas. No obstante, el científico tiene un recelo totalmente
justificado frente a tanto demente, pues este mecanismo podría traer
reacciones ecológicas en cadena no deseadas o ser parte de la elaboración de
armas biológicas. Empero, Esvelt no se quedó ahí. Continuó con su trabajo para
hacer el método desarrollado más seguro y sobre todo, reversible. Esto le valió
el reconocimiento de la comunidad científica.
El sexto es el “cazador de planetas” y fan de la ciencia
ficción, Guillem Anglada-Escudé. El astrónomo español descubrió junto a su
equipo el planeta más cercano fuera del sistema solar. El llamado Próxima b es
un planeta que gira alrededor de la estrella Próxima Centauri, la cual es a su
vez la estrella vecina más cercana al Sol. Se encuentra tan solo a 40 billones
de kilómetros. El ibérico cumplió el sueño de muchos, pues la comunidad
científica ha estado esperando muchos años un descubrimiento así, ya que vamos
a necesitar un planeta a donde irnos cuando destruyamos el que actualmente
habitamos.
El séptimo es el estadounidense John Zhang, experto en temas
de fertilidad. Así, en el 2016, cuando vino al mundo un bebé con tres cargas
genéticas, es decir, de tres progenitores, el científico recibió una lluvia de
elogios, pero también de críticas. Y es que dado que la madre sufría una muy
rara enfermedad hereditaria que involucraba a las mitocondrias (que son las
“centrales de energía” de las células), Zhang y su equipo aislaron el óvulo
maduro pero no fecundado y lo insertaron en un óvulo con mitocondrias
saludables de una donante para posteriormente ser fecundado con el semen del
padre. Nueve meses después, nació un saludable niño. Y dado que esta nueva
técnica tiene bastantes reparos éticos, fue realizada en México para que
Trump y los suyos no le caigan encima.
El octavo es la doctora brasilera Celina M. Turchi quien
recibió del gobierno carioca la misión de ocuparse de lo ocurrido en el noreste
de Brasil, donde se registró el nacimiento de varios niños con cabezas
pequeñas. Para ello, Turchi contactó a una gran cantidad de expertos de todo el
planeta y creó una plataforma de trabajo para luego poder determinar que
existía una relación entre la infección con Zika en madres gestantes durante
los tres primeros meses de embarazo y la malformación del cerebro y del cráneo
de los fetos, situación que nos puso en vilo, pues nuestro sistema de salud
sí que da miedo.
El noveno es la estudiante de informática de Kasajistán,
Alexandra Elbakyan, quien es considerada una activista del libre acceso a la
información (científica). Ella creó la página web pirata Sci-Hub que permite
acceder a más de 40 millones de artículos científicos. Desde el 2015 no tiene
domicilio legal y anda por varios lugares, dado que anteriormente fue demandada
por la editorial científica holandesa Elsevier por atentar contra el Copyright.
Elbakyan tiene una gran cantidad de detractores, así como de admiradores. Todos
ellos tienen en común el hecho de estar seguros que Sci-Hub ha marcado un antes
y un después en el acceso a la información, perdure o no su sitio web en el
ciberespacio o sea tomado por los amigos de Anonymus.
El décimo es la física argentina Gabriela González, quien
logró detectar y comprobar la existencia de las ondas gravitacionales que ya
habían sido anunciadas por Albert Einstein. Su descubrimiento abre un nuevo
capítulo en la investigación espacial. Antes de dar a conocer su trabajo, lo
mantuvo en reserva varios meses hasta que constató todos sus resultados, para
lo cual debió establecer contacto con más de 100 científicos de todo el mundo con
el temor de que los colegas le “pirateen” la idea.
Sin abejas, estamos perdidos. Foto: DPA. |
Otro campo que realmente está en alerta roja es la
situación de nuestros océanos. La pesca indiscriminada está haciendo añicos
esta gran fuente de alimentos. Por todo esto, espero que el 2017 sea mucho
mejor en todos los aspectos, sobre todo en lo que concierne a dejar de
dispararnos a los pies al insistir con agotar nuestra diversidad biológica y
seguir destruyendo el planeta.
No puedo terminar este artículo sin compartir una de las
últimas publicaciones del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR):
La Ruta para Investigar la Biodiversidad
de Flora y Fauna Silvestre fuera de las Áreas Naturales Protegidas. Guía
Práctica. Muy recomendable.
Diciembre 2016
Excelente aporte, lo compartiré con mis alumnos, feliz 2017
ResponderEliminarExcelente. Saludos.
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