¡Se busca! |
¿Estás
misio? ¿Quieres conocer Nueva Zelanda? ¿Te gustan las aves? Acá te presento una
oportunidad de “trabajo” que te puede interesar. En ese lejano y paradisiaco
país, una fundación ha ofrecido 3400 Euros al que dé razón o ayude a encontrar, de preferencia viva, a un ave que se cree
extinta: el Kokako de la Isla del Sur (Callaeas cinereus). Este paseriforme
endémico de los bosques neozelandeses fue visto por última vez hace diez años y
se cree que todavía no estaría extinto, pero faltan pruebas. En estos tiempos
de persecuciones políticas, fugas y de destapes de todo tipo, convertirse en
caza recompensas no es un mal negocio. ¡Anímense!
La pregunta parece simple: ¿está o no está extinto el Kokako
de la Isla del Sur? La manera, al parecer, más simple de saberlo es ir en su
búsqueda y determinar si todavía existen algunos ejemplares de esta escurridiza
especie alada que, según los entendidos, tiene un canto dulce y muy particular.
La última vez que esta ave pudo ser vista fue en el año 2007. Desde ese
entonces, no se tiene un registro oficial de su presencia. Es por eso que se le
ha puesto un “precio a su cabeza”.
El ave buscada tiene dos subespecies: el Kokako de la
Isla Norte (C. c. wilsoni), del cual
todavía habrían cerca de 1000 ejemplares silvestres; y el Kokako de la Isla Sur
(C. c. cinereus), el cual
se cree que estaría extinto. Para que no se confundan, la especie que deben
buscar tiene una carúncula (carnosidad) de color naranja en la garganta, debajo
del pico, a diferencia de la otra subespecie que tiene una de color azul. Así
que ya saben, si por alguna razón ven algo naranja en los bosques de Nueva
Zelanda, no dejen de tomar fotos.
Ahora, no es que tienen que llegar a las oficinas de la fundación
que está detrás de todo esto con el ave colectada (de preferencia, vale
repetirlo, viva) para pasar por caja. También puedes tener fotografías e información
que permitan demostrar que el ave todavía está presente en el planeta y que es
posible ir en su búsqueda.
Kokako de la Isla del Sur (Callaeas cinereus cinereus). Se presume que esta ave estaría extinta. Esperemos que no. |
Lo que ya
sabemos
Esta ave que habitaba en grandes números los bosques
neozelandeses, no tenía problema alguno hasta que llegó, a inicios del siglo
XIX, el mayor depredador del planeta (el hombre, por si no lo saben) con sus
huestes no deseados, es decir, con especies animales exóticas invasoras.
Asimismo, la fragmentación del territorio y la expansión agrícola y ganadera
hicieron también lo suyo para dejarle cada vez menos espacio a esta ave. Según
la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esta especie
necesita grandes extensiones de bosque para cumplir con sus necesidades
biológicas, por lo que, sus poblaciones fueron disminuyendo significativamente
ante la presencia humana. Además, claro está, tiene la mala suerte de habitar
una isla, donde sobrevivir puede ser complejo.
En cuanto a las especies exóticas invasoras, a Nueva
Zelanda llegaron —como siempre se da cuando hay migraciones y colonizaciones
humanas— varios inquilinos no deseados e inevitables como la Rata Negra o de
Barco (Rattus rattus) y el Armiño (Mustela erminea). Este último es un
mamífero carnívoro depredador originario de Europa que, al igual que las ratas,
azota los nidos y se come los huevos y las crías de muchas especies de aves,
reptiles e incluso de otros mamíferos. Ambas especies (y otras consideradas en
este rubro) se adaptan rápidamente a su nuevo entorno, no tienen depredadores
naturales cuando “recién llegan” y se reproducen sin problema alguno, entre
otras características típicas de estas “lacras” biológicas. Por ellas se
debería pagar recompensa, pero para exterminarlas.
A lo anterior, se le debe sumar la introducción
deliberada de la Zarigüeya Australiana (Trichosurus
vulpecula) a estos territorios para utilizar su piel en la industria de cueros.
Este marsupial endémico de Australia y que incluso está amenazado en su lugar
de origen, llegó a Nueva Zelanda y empezó a competir por alimento con los
Kokakos y fueron depredando a su vez los bosques originales con su voraz
apetito. Además, este mamífero del tamaño de un zorro, no deja pasar la
oportunidad para saciar su hambre con pichones y huevos de esta y otras aves.
¿Y para qué
lo buscan? ¿Qué delito ha cometido?
No he hablado con los de la fundación South-Island-Kokako,
pero asumo que con cada día que pasa es urgente saber si realmente existen todavía
ejemplares de esta ave. De ser este el caso, les urge a los amigos
neozelandeses poner en marcha inmediatamente estrategias de conservación, tanto
ex situ como in situ. Y dado que no existen fotos del ave buscada, cada
“dossier” que uno recibe al momento de inscribirse para ir a la caza del Kokako
de la Isla Sur contiene una foto digital del ave para saber cómo es que “se le
ve”. Por eso, si le tomas una foto, puedes ganar un premio internacional y ¡ganar
más plata! y de paso, algo de reputación.
El Kakako de la Isla Norte (Callaeas cinereus wilsoni) ha sobrevivido al embiste humano,pero tan solo quedan 100 ejemplares silvestres. |
Pero ojo, en el sobre que te entregarán para tu misión
dice: "Wanted. Preferably alive". Así que no vayas a meterle “plomo” a
esta ave del tamaño de una paloma. Ten mucho cuidado. Y debes saber que tus
hallazgos serán evaluados por un comité y si logras el cometido, recibirás los
4500 Euros libres de impuestos. Anda haciendo maletas.
Este animal emplumado ha cometido el único “delito” de
intentar convivir con los humanos y lo peor de todo, ¡intentar hacerlo en una
isla! Ojalá que quienquiera que emprenda esta misión, traiga buenas noticias. Así,
tal vez eso anime a algunos a hacer lo mismo en el Perú.
Se me ocurre que alguien podría financiar la “búsqueda”
de la Perlita de Iquitos (Polioptila
clementsi), en los bosques de arena blanca de la Reserva Nacional Allpahuayo
Mishana en Loreto; del Batará de Acre (Thamnophilus
divisorius), en la frontera con Brasil en el recientemente creado Parque
Nacional Sierra del Divisor; del Matorralero de Vilcabamba (Atlapetes terborghi), en la Cordillera
del Vilcamba; del Pato Morado (Netta erythrophthalma),
en humedales andinos y costeros; y de otras especies de aves en el Perú. Y de
paso, a ver quién financia la búsqueda en el país del Pudu (Pudu mephistopheles) y de la Chinchilla
(Chinchilla chinchilla) por nombrar
algunos ejemplos. Yo puedo aportar algo de billete para la recompensa.
En el siguiente
enlace pueden encontrar la información necesaria para empezar a hacer maletas.
Revisen bien la página web, porque incluso hay un interesante plan de
conservación para la especie.
Febrero 2017
Estimado Enrique... interesante propuesta, me apunto con un billete para quienes deseen buscar el Picaflor de Tacna (o Colibrí de Arica) Eulidia yarrellii, fue visto hace 40 años por estas tierras y nunca más se vio, sin embargo en el valle de Azapa (Arica) abundan. La chinchilla aún la tenemos aquí pero no se lo diremos a nadie, porque ya sabes.. la muejeres que aman los abrigos serán las primeras en ir.
ResponderEliminarEnrique:
ResponderEliminarTu comenzaste esto! Yo me apunto con un billete chiquito para esta búsqueda!!!! Quien se encarga de recopilar el dinero y usarlo como contrapartida para un programa mayor :-) Un abrazo, C.Flores
Veremos cómo se puede cristalizar estas propuestas.
EliminarHabrá que ver cómo podemos reportar esos registros. De hecho todavía hay bastante por hacer.
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