Foto: picture alliance/dpa |
En estos últimos meses, estos inofensivos
mamíferos voladores han sido atacados a diestra y siniestra tras el brote de la
pandemia que nos mantiene —a buena hora— recluidos en casa. Se les acusa de ser
los “causantes” del COVID-19, ya que al haber sido ingeridos por los chinos, habrían
transmitido el virus al hombre. Además han debido sufrir hace poco, en Perú, el
iracundo ataque de pobladores cajamarquinos que piensan que transmiten el
Coronavirus. Si bien no es la primera vez que se reporta el ataque a estos
seres alados por otras razones, es la primera vez que se les ataca por esta “nueva”
circunstancia. Mi solidaridad con esos beneficiosos seres alados.
Aunque no es comparable a lo que le pasó a Bruce Wayne, recuerdo haber entrado hace décadas a una cueva cerca Lima con mi hermano y mi viejo; y tras avanzar varios metros, fuimos testigos de la estampida de cientos de murciélagos que huían ante nuestra presencia. No me traumé, no les agarré bronca, pero sí me quedé fascinado. Es verdad, no pueden competir con los camaleones que son mis animales preferidos, pero sí tienen toda mi admiración y respeto.
Al
grano. Según las autoridades chinas, en el mercado de Wuhan, donde por primera
vez se documentó la presencia del Coronavirus, no se encontró murciélagos
ofrecidos al público. A eso, informan que los ejemplares silvestres de estos
mamíferos (posiblemente del género Rhinolopus) no son “sospechosos”, dado que
gran parte de las especies estaban en su periodo de hibernación cuando “saltó”
el virus que hoy nos mantiene en vilo. En ese entendido, se asumiría que el
virus de esta cepa presente en los murciélagos podría haber saltado a otro
mamífero antes de infectar al hombre. ¿Qué animal sería el huésped? Esa es la
gran duda. Uno de los principales sospechosos son los extremadamente amenazados
pangolines.
Tras analizar
el genoma del Coronavirus y compararlo con el que está presente en pangolines,
se halló una coincidencia de 99%. No obstante, esto no permite afirmar con
total certeza que el pangolín es el transmisor y el culpable. En todo caso el
culpable sería el ser humano.
Mercado chino, donde se vende de todo. Foto: David Stanley. |
Lo que
sí es certero es que el genoma de este virus se encuentra en mamíferos. Y dado
que algunos rastros del virus fueron encontrados en un sector del mercado de
Yuhan, en el cual se vendía animales silvestres, los focos reflectores de la
opinión pública apuntaron a los murciélagos. Pero como sabemos, estos no son
los culpables. Falta encontrar la bisagra entre los murciélagos y el hombre. Incluso,
existirán dudas si el mercado de Wuhan es el verdadero “epicentro” de este mal.
Tal vez un infectado proveniente de otro lugar infectó a otras personas.
Un
artículo científico[1]
(¡del año 2007!) que ha aparecido en estas semanas por doquier, ya alertaba
sobre la presencia de un gran reservorio de virus de la familia de los
coronavirus en murciélagos. En el manuscrito se afirmaba que este hecho, sumado
a la tradición culinaria china, sobre todo en el sur del gigante asiático, de
comer mamíferos exóticos eran una bomba de tiempo.
En el
estudio nombrado, los científicos analizaban la epidemia de SARS (severe acute respiratory
syndrome) que tuvo su clímax en los años 2002 y 2003. Como sabemos, el agente causante
del SARS está bastante emparentado con el virus “del momento”, por eso recibió
el nombre genérico de Sars-CoV-2. Se asume que también tuvo un origen zoonótico
y que el punto de su origen fue un mercado en China. Ambas historias coinciden,
según parece.
Y
claro, ante la imparable presencia de este travieso e inquieto y sobre todo
desconocido Coronavirus, salieron las primeras voces a vociferar ataques de
todo calibre y sin mucho asidero científico contra los chinos y sus costumbres
culinarias. Sin duda, me debo incluir en este grupo, pero ahora más tranquilo
intento ver con calma este problema. No es difícil echarles la culpa total a
los asiáticos, pues estamos acostumbrados a verlos devorar a casi cualquier ser
vivo que respire y se mueva, ya sea cocido al vapor, frito, guisado y hasta
crudo y sin ningún condimento. O sea, su fama se la han ganado a pulso.
No solo de murciélagos vive el hombre
Hay
que decirlo, las recientes pandemias no se han originado exclusivamente en
China. Recordemos que a inicios del año 1918, un doctor en Kansas, EEUU,
reportó la presencia de una enfermedad que generaba fiebres muy altas y tos
severa; y que produjo la muerte de 50 millones de personas: la “gripe española”.
Esta potente enfermedad no provino de la fauna silvestre, no. El causante fue
un animal doméstico que es parte fundamental de la dieta de muchos países: el
cerdo. Y ojo, el foco inicial no fue China, sino se presume que fue el medio
oeste en los Estados Unidos. ¿Quién además de los veganos/vegetarianos y de los
árabes no come su chanchito?
Algunos
años después, apareció el virus del tipo H1N1, cuyo agente transmisor fue otra
vez el puerco. Así, en el año 2009 el planeta debió afrontar otra pandemia: la
gripe porcina.
Entonces,
al igual que lo sucedido con la gripe porcina, el primer hombre infectado con
Coronavirus debe haber tenido contacto con un animal infectado. No es que haya
tenido que haber ingerido un animal silvestre como el murciélago en sopa o habérselo
comido crudo con sillao. Entonces, ¿por qué es el murciélago el principal sospechoso?
Simplemente porque el “pariente” más cercano al actual Coronavirus fue hallado
en una muestra tomada en el año 2014 a un murciélago en una cueva en la
provincia china de Yunnan, en el suroeste del país de la Gran Muralla. A propósito,
dicha localidad está ubicada a cientos de kilómetros de la hoy tan mentada ciudad
de Wuhan.
Entre
el genoma del virus encontrado en el 2014 y el del actual COVID-19 existirían miles
de mutaciones. En ese sentido, algunos científicos indican que ambos virus
tuvieron un “pariente” común hace 30 o 60 años. El gran dilema es dónde estuvo
alojado por primera vez.
Yo amo a los murciélagos
Al
parecer su sistema inmunológico es de acero. Eso explicaría también por qué viven
tanto. Algunas especies de murciélagos pueden llegar a vivir hasta cuarenta
años, lo cual, en comparación con otros mamíferos similares, es una eternidad. Pero
regresando a su sistema inmunológico, un estudio científico analiza el
importante rol de sus interferones
en la obstrucción del avance de virus, en contraparte, por ejemplo, con
primates. Y sin duda, los murciélagos les sacan ventaja a los monos; y con eso,
a nosotros.
En los
murciélagos, las infecciones pueden quedarse mucho tiempo en ellos sin presentar
síntomas ni verse afectados; y una vez que los virus saltan a otro animal, ahí vienen
los problemas. Por ejemplo, si llegan al ser humano. Pese a que también producimos
interferones, los nuestros son un bebe de a pecho, comparados con los de los
mamíferos voladores. No somos nada.
Pero
ojo, también hay otros animales hospederos y transmisores de peligrosos virus,
como por ejemplo chanchos, aves y hasta insectos. Por ende, como sabemos que
nada será igual después de esta pandemia, debemos estar atentos a qué comemos y
qué vamos a comer en los años venideros. Tal vez si seguimos con las mismas, ya
esté en camino el COVID-20 en algún animal, esperando tan solo su momento de
fama.
Colofón
En el
Perú se ha reportado la presencia de cerca de 180 especies de murciélagos. Debemos
tener en cuenta que la mayoría de estas se alimenta de insectos (60%
aproximadamente); el resto son nectarívoras (néctar y polen), frugívoras
(frutos), carnívoras (peces, ranas, roedores, aves e incluso otros murciélagos)
y la minoría son hematófagas (sangre).
Además,
sabemos que solo son activos de noche, por lo que no han sido tan estudiados
como otros grupos taxonómicos, como las aves o los grandes mamíferos. Por ende,
no se sabe mucho de ellos. Sin embargo, sí sabemos que son muy importantes para
el entorno porque son controladores de plagas, dispersores de semillas y
polinizadores. Algunos incluso afirman que dispersan más semillas por metro cuadrado
que las aves. ¿Será?
Marzo 2020
Esperemos que no haya Covid 20 o 21... buen post
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