domingo, 18 de abril de 2010

LA FURIA DE LOS VOLCANES: ¡A ENFRIAR EL MUNDO CON CENIZAS!

La erupción de un volcán en la alejada Islandia ha puesto de cabeza a gran parte de los aeropuertos norteños de Europa. En este escenario, surgen algunas preguntas a tomar en cuenta tales como ¿Se podía prevenir este evento? ¿Qué consecuencias tendrá la acción del volcán para el medio ambiente? Lo más dramático para muchos ha sido la anulación de cientos de vuelos, el caos aéreo en el viejo continente y las enormes pérdidas económicas para las aerolíneas. Veamos más allá de eso. Este suceso no se acaba cuando el cielo se despeje y todo regrese parcialmente a la tranquilidad.

Vayamos a los hechos. El volcán de nombre irrepetible Eyjarfjallajökull tiene una altura de 1,666 metros sobre el nivel del mar y se ubica al sur de Islandia. Está cubierto en gran parte por nieve y fue considerado muchos años como poco activo en comparación con otros volcanes de dicho país. Desde la ocupación humana de la isla —en el siglo IX— en el volcán se ha documentado solo cuatro erupciones de menor magnitud que la actual. Su cráter tiene un diámetro de 4 Km. desde donde salen incontrolables cantidades de lava y ceniza. Con esto, la nieve se derrite formando las gigantescas nubes de polvo y ceniza; y grandes cantidades de agua discurren por el valle.

Ya en el año 1994 el volcán evidenciaba actividad, dado que repetidas cantidades de magma surgían del suelo a sus alrededores. En diciembre de 2009 se “despertó” la montaña pues se registró diversos y leves temblores en la zona. El 21 de marzo de 2010 se dio la primera erupción, sin embargo, esta pasó casi desapercibida y la actividad volcánica se debilitó rápidamente. No obstante, el 13 de abril, diversos temblores sacudieron el volcán, símbolo inequívoco para los expertos de que el magma podría salir pronto a la superficie. El 14 de abril llegó la gran explosión y gigantescas e interminables masas de humo se expandían por el cielo hasta una altura de 11 Km. sobre el volcán.

En este escenario, según los geólogos, la gran magnitud de la erupción no podía ser prevista. Si bien afirman que se puede predecir la actividad volcánica (en base a los temblores, la emisión de gases y partes del suelo que se elevan), es difícil saber cuándo y qué tan fuerte se puede dar una erupción. Otro punto difícil de establecer es cuándo se detendrá este evento natural. Se sabe que este tipo de incidentes puede durar varias semanas. A la fecha, el volcán no da señal de detenerse. Y lo más dramático es que lo que sucede en el Eyjarfjallajökull puede despertar a volcanes vecinos.

El planeta hecho cenizas

Una de las interrogantes más inquietantes en estos días es saber de qué están compuestas las nubes producto de la erupción. No tenemos una respuesta clara y precisa. Sin embargo, sí se sabe que en ellas viajan grandes cantidades de gas, minerales y cristales volcánicos; lo demás en incierto. La mayor parte de la ceniza se encuentra en las nubes que se expanden sin cesar y que incluso podrían cubrir gran parte del globo terráqueo. Otra parte de las partículas llegan a la superficie terrestre y ya se observa en países de Europa central el fino polvo procedente de Islandia. Felizmente, se prevé una escasez de lluvias en esta parte del continente, porque sino, se podría producir la llamada “lluvia de sangre”. Esto debido a que las precipitaciones “lavan” las partículas del polvo de las nubes generadas por el volcán, las cuales pueden teñir de rojo parte de la superficie terrestre.

Afortunadamente se estima que no habrá consecuencias severas en la salud de los pobladores europeos. Sin embargo, en Inglaterra por ejemplo, se recomienda a los que padecen de alguna dificultad respiratoria, limitar al máximo sus actividades en espacios abiertos. Otro punto importante a saber es cómo esta erupción podrá alterar el clima local y a largo plazo el clima mundial. Para eso se debe tener certeza sobre dos factores; cuánto durará la erupción y cuánto dióxido de azufre (SO2) se libere a las altas capas aéreas. Como se sabe, el SO2 se une al agua formando ácido sulfúrico, cuyas moléculas forman una capa fina en la atmósfera alrededor del planeta (una parte llega a la superficie terrestre por medio de la lluvia ácida) actuando como un refrigerante y protector solar del globo terráqueo. Después de meses o años, dichas partículas descienden al suelo.

En la estratósfera, es decir, a más de 13 Km. de altura, el aire es seco y allí las partículas del ácido sulfúrico no son “lavadas” por la lluvia. No obstante, tendrían que llegar a esta capa de aire más de 3 millones de toneladas de gas y partículas para que el clima planetario se empiece a enfriar. En 1991, el volcán filipino Pinatubo erupcionó y redujo en medio grado centígrado la temperatura global en el suelo terrestre por dos años. Luego, se dieron cambios climáticos diversos como consecuencia de este evento. Actualmente, si la erupción del Eyjarfjallajökull continuase varios días más, no habría cambios significativos de temperatura en el planeta, dado que las masas de nubes, al parecer, no llegarán a la estratósfera. Si las explosiones se hacen más fuertes, tal vez suceda que las nubes sobrepasen los 13 Km.

En 1783 la explosión gigantesca del volcán islandés Laki produjo que las nubes de ceniza bloquearan la luz solar varios meses con lo que la temperatura mundial descendió más de un grado centígrado. La actividad volcánica duro una semana y cobró la vida de 10,000 islandeses (en ese entonces, la quinta parte de la población isleña) y de gran cantidad de animales domésticos y silvestres.

¿Qué puede venir?

El tiempo en Europa puede variar si la erupción continúa. El norte del continente podría registrar una disminución de su temperatura promedio. Los días de primavera serán más fríos. Si las nubes de cenizas se dispersan en los siguientes días, no se registrarán cambios importantes. De lo contrario, si se siguen formando nubes, Europa podría vivir un año sin verano como ya se dio en 1816 tras la erupción del volcán indonesio de Tambora. Ese año, los europeos tuvieron un verano frío y con muchas lluvias con cosechas pobrísimas, alza de precios, especulación y hambruna. Las partículas de polvo y azufre tiñeron el cielo de rojo.

Islandia está ubicada entre la placa continental americana y la euroasiática en el Océano Atlántico en una zona altamente convulsionada por la actividad volcánica. Con la presencia de varios volcanes de más de 1,000 metros sobre el nivel del mar, que originan innumerables movimientos telúricos y erupciones, ambas placas se van separando. Se estima que cada año, dicha separación es de más de dos centímetros. Desde la ocupación de la isla, se cuenta más de 200 erupciones de todos sus volcanes. La última de estas de gran magnitud se dio en 1996, la cual, felizmente, fue frenada por los inmensos glaciares que aún existían.

Y justamente este último punto es el tema controversial. Muchos científicos temen que la actividad volcánica en la isla se recrudezca debido al acelerado derretimiento de los glaciares, producto del evidente calentamiento global. En estos planteamientos no hay nada probado aún, no obstante, se teme que esto es solo el inicio de lo que nos espera. Sin caer en especulaciones ni en dramatismo, debemos estar alertas con lo que sucede. Se ha reportado también que erupciones volcánicas de regular intensidad pueden desencadenar una serie de fenómenos climáticos que, entre otras consecuencias, pueden generar la aparición de un evento de El Niño.

Si tenemos en el planeta tres erupciones de este tipo en un periodo de tiempo corto, las consecuencias del clima a nivel mundial serían sumamente notorias. Incluso, algunos geólogos hablan de una nueva época glacial que afectaría a todo el planeta. Hasta el momento existe mucha especulación y quejas por parte de las líneas aéreas europeas que sostienen que las prohibiciones de vuelo son exageradas ocasionando que pierdan mucho dinero. Estemos atentos a ver qué sucede. Llevemos estas escenas a nuestra realidad e intentemos estar prevenidos.

Justo antes de poner punto final a este texto leo que los científicos pronostican que la actividad volcánica se mantendrá por varios días más pero que la mayor cantidad de nieve sobre el volcán ya ha sido evaporada (lo que forma las “explosiones de agua” y las nubes de ceniza), por lo que las consecuencias para el clima mundial serían mínimas.

2 comentarios:

  1. Enrique: Muy interesante. Mas que comentarios, mas bien tengo algunas preguntas: se puede entender el enfriamiento de la tierra por menor exposicion solar, pero tambien se esperaria un "efecto invernadero" atrapando calor. Como es el balance?. No actuarian las cenisas como gases equivalentes a carbon producto de emisiones de origen antropico?
    Por ultimo, en el esquema mayor, como se compara estas emisiones volcanicas, y en general las emisiones volcanicas naturales de todos lo anhos, con las emisiones antropicas? El alguna parte recuerdo haber leido que son altamente relevantes, inclusive mayores que las emisiones de los paises desarrollados. Tienes informacion?
    Saludos,
    E

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  2. Hola. Gracias por escribir. Para hablar de enfriamiento de la Tierra, las partículas del ácido sulfúrico (H2SO4), producto de la unión del agua con los gases de SO2 deben ubicarse en la estratósfera, es decir, a más de 13 km de altura. De esta manera, los cristales del ácido rebotan los rayos solares. Recién ahí podríamos hablar de un enfriamiento de la Tierra y no por una menor exposición solar, pues así esté presente la nube y esta se ubique debajo de la estratósfera, a lo más habrán cambios momentáneos del clima y además, con el tiempo, la nube se iría disipando y no producirían un efecto invernadero porque el polvo cae al suelo y lo demás se disuelve, a diferencia del CO2, producto de la actividad humana. Para que se genere el posible enfriamiento de la Tierra, la acumulación de partículas de H2SO4 en la estratósfera debería ser enorme, es decir, el volcán debería estar activo por un buen tiempo y se deberían producir muchas nubes, situación que según los últimos reportes, parece que no se va a dar pues la presencia de los hielos va mermando y ya no se producen muchas nubes que puedan llevar el H2SO4 a la estratósfera. Sobre el segundo punto, no tengo mucha información para comparar las emisiones antrópicas con las volcánicas, pero según los datos que he revisado, erupciones anteriores (Islandia, Indonesia, Filipinas) tuvieron un gran efecto en el clima mundial, claro en esas fechas aún no se tenían los niveles actuales de CO2. Lo que asumo que hay que tener claro son dos cosas; primero la magnitud de la o las erupciones, ya que una erupción con grandes emisiones de nubes que alcancen la estratósfera podría producir, además del enfriamiento del planeta, una modificación drástica del clima mundial a corto plazo; y segundo que el C02 se acumula en la atmósfera, de manera constante y cada vez en aumento producto de la actividad humana. Esta acumulación del gas hace que los rayos solares que ya llegaron a la tierra (y que son reflejados por esta de manera natural) no puedan regresar a la estratósfera, es decir son retenidos en la misma atmósfera creando el efecto invernadero. Seguiré investigando al respecto.

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