Los Les Luthiers nos demuestran que sí existe un humor agudo y vital. Escucharlos es obligación para todos.
En uno de los cursos de la maestría, llegó a mis manos un texto de la filosofa estadounidense Martha Nussbaum titulado: “Las virtudes no relativas: un enfoque aristotélico”. Debo confesar que entenderlo, me exigió más de un dolor de cabeza y que recién tras una sesuda lectura, llegué a entender y compartir severamente una de las conclusiones del texto: reír, según Nussbaum, es una de las capacidades humanas que expresa un derecho moral que debería ser desarrollado. Bajo esta premisa, el fabuloso grupo argentino Les Luthiers nos permite, a través de su invalorable obra, desarrollar este derecho moral de la mejor manera: riéndonos a carcajada limpia.
Apelando a un humor sabio y extraordinario, Les Luthiers nos ofrece la mejor manera de olvidarse de la desazón diaria. Una velada cargada de frases mágicas y perfectamente formuladas, es el bálsamo perfecto para nuestra mente y corazón. Después de salir del recital de los argentinos (en diciembre del 2005 en Lima), sentí que la vida todavía nos puede ofrecer alegrías. Es por eso que no debemos dejar que nos suceda lo que le pasó al General Hueving (supongo que así se escribe), quien ante la inminente amenaza de las tropas enemigas, lanzó su alentadora y lapidaria frase: “Si no hemos ganado… hemos perdido”. Y menos debemos llegar a la locura de afirmar que en plena guerra “la pasamos bomba” como le sucedió a uno de los héroes leslutherianos.
Si deseas recomendarle a tu mejor amiga o a alguna fémina un ginecólogo de hábiles manos y de desenfrenada pasión por su trabajo, nadie mejor que el prestigioso Doctor Schmerz* von Uter. De igual manera, si sientes la necesidad de cambiar tu vida, de darle un giro distinto, de buscar el camino a la salvación, no dudes en acudir al encuentro del gran predicador: Warren Sánchez (con su prometedor puesto de venta en el hall del teatro), el mismo que no puede salir de Miami hacia el encuentro de sus fieles seguidores en el Perú ya que hay algo que lo detiene en el Aeropuerto: el FBI.
Podría escribir decenas de párrafos con las frases de Les Luthiers, pero esa no es la intención. Solo quiero hacer un pequeño homenaje a estos señores que salen al escenario con unos instrumentos que parecen haber salido de otra dimensión. Desde un casco de minero convertido en una trompeta, pasando por unos embudos de sonido ruidoso, un tonel andante con rueditas y transformado en bajo, unos cocos de sonidos tropicales, una bicicleta musical, una cámara de llanta gigante convertida en un instrumento de viento, hasta una especie de cañón musical de forma “oblonga”, cada instrumento va acorde a sus espectaculares oraciones y sus ingeniosas frases.
No nos olvidemos que vivimos en la tierra donde el Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carrera (como su nombre lo indica), anticipándose un año a Cristóbal Colón, arribó tras penosa travesía y puso pie en tierra de Incas o sea hizo h(inca)pié. Este intrépido conquistador llegó a nuestro continente para conquistarlo (y si podía vender de paso sus baratijas), pero en realidad, quienes nos han conquistado con su humor hilarante, fino, inteligente, perspicaz y docto, son los Luthiers.
Tampoco debemos permitir que más adelante, nos veamos obligados a afirmar que la triste realidad y la desazón “de nuestra risa se han (inca)utado”. Ustedes saben a lo que me refiero.
*Schmerz en alemán significa dolor.
Diciembre 2005
En uno de los cursos de la maestría, llegó a mis manos un texto de la filosofa estadounidense Martha Nussbaum titulado: “Las virtudes no relativas: un enfoque aristotélico”. Debo confesar que entenderlo, me exigió más de un dolor de cabeza y que recién tras una sesuda lectura, llegué a entender y compartir severamente una de las conclusiones del texto: reír, según Nussbaum, es una de las capacidades humanas que expresa un derecho moral que debería ser desarrollado. Bajo esta premisa, el fabuloso grupo argentino Les Luthiers nos permite, a través de su invalorable obra, desarrollar este derecho moral de la mejor manera: riéndonos a carcajada limpia.
Apelando a un humor sabio y extraordinario, Les Luthiers nos ofrece la mejor manera de olvidarse de la desazón diaria. Una velada cargada de frases mágicas y perfectamente formuladas, es el bálsamo perfecto para nuestra mente y corazón. Después de salir del recital de los argentinos (en diciembre del 2005 en Lima), sentí que la vida todavía nos puede ofrecer alegrías. Es por eso que no debemos dejar que nos suceda lo que le pasó al General Hueving (supongo que así se escribe), quien ante la inminente amenaza de las tropas enemigas, lanzó su alentadora y lapidaria frase: “Si no hemos ganado… hemos perdido”. Y menos debemos llegar a la locura de afirmar que en plena guerra “la pasamos bomba” como le sucedió a uno de los héroes leslutherianos.
Si deseas recomendarle a tu mejor amiga o a alguna fémina un ginecólogo de hábiles manos y de desenfrenada pasión por su trabajo, nadie mejor que el prestigioso Doctor Schmerz* von Uter. De igual manera, si sientes la necesidad de cambiar tu vida, de darle un giro distinto, de buscar el camino a la salvación, no dudes en acudir al encuentro del gran predicador: Warren Sánchez (con su prometedor puesto de venta en el hall del teatro), el mismo que no puede salir de Miami hacia el encuentro de sus fieles seguidores en el Perú ya que hay algo que lo detiene en el Aeropuerto: el FBI.
Podría escribir decenas de párrafos con las frases de Les Luthiers, pero esa no es la intención. Solo quiero hacer un pequeño homenaje a estos señores que salen al escenario con unos instrumentos que parecen haber salido de otra dimensión. Desde un casco de minero convertido en una trompeta, pasando por unos embudos de sonido ruidoso, un tonel andante con rueditas y transformado en bajo, unos cocos de sonidos tropicales, una bicicleta musical, una cámara de llanta gigante convertida en un instrumento de viento, hasta una especie de cañón musical de forma “oblonga”, cada instrumento va acorde a sus espectaculares oraciones y sus ingeniosas frases.
No nos olvidemos que vivimos en la tierra donde el Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carrera (como su nombre lo indica), anticipándose un año a Cristóbal Colón, arribó tras penosa travesía y puso pie en tierra de Incas o sea hizo h(inca)pié. Este intrépido conquistador llegó a nuestro continente para conquistarlo (y si podía vender de paso sus baratijas), pero en realidad, quienes nos han conquistado con su humor hilarante, fino, inteligente, perspicaz y docto, son los Luthiers.
Tampoco debemos permitir que más adelante, nos veamos obligados a afirmar que la triste realidad y la desazón “de nuestra risa se han (inca)utado”. Ustedes saben a lo que me refiero.
*Schmerz en alemán significa dolor.
Diciembre 2005
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