miércoles, 22 de septiembre de 2010

DEBO DEJAR DE ESCRIBIR LO QUE ME GUSTA POR ESTAS MALDITAS ELECCIONES

“Del 8 al 14 de noviembre del 2011 se realizará en Cusco el IX Congreso de Ornitología Neotropical y el VIII Congreso Peruano de Ornitología. Una vez más, las aves reunirán a varios expertos, aficionados, observadores de aves, estudiantes y apasionados de estos seres alados. Desde ahora se viene anunciando estos dos importantes eventos que se desarrollarán de manera paralela en la ciudad imperial. Ver más en: http://www.ixconperu2011.org/ Ya están avisados.”

Me encontraba de lo más feliz escribiendo sobre aves y preparando mi siguiente clase para ISIL y un curso que daré en Chachapoyas sobre diversidad biológica cuando recibí un llamado divino que me hizo dejar de lado las ecorregiones del Perú, la ciencia de la conservación, las aves, los problemas ambientales y otros temas similares para comentar algo en base al momento electoral que vivimos. A estas alturas del partido —a 13 días de las Elecciones Regionales, Municipales y del inútil y estúpido Referéndum del Fonavi— me siento en la obligación ciudadana de escribir —furibundo— estas malditas líneas.

Me parecen ridículas estas campañas para retrasados mentales como “¿tu candidato habla de cambio climático?” ¿Cuántas personas saben realmente qué pasa en la Tierra y en el país al respecto? ¿Qué puede hacer una Municipalidad para frenar el calentamiento global y/o el cambio climático (que no es lo mismo)? Absolutamente nada. No podemos ni gobernarnos, ni regular el diabólico tráfico limeño y traen a colación un tema que no significa únicamente plantar arbolitos, hacer ciclovías, intentar reciclar y hablar sonseras sobre la importancia de cuidar las plantitas y los animalitos.

Nosotros, como país, podemos hacer muy poco para revertir el cambio climático que ya nos pisa los talones. Solo nos queda adaptarnos y mitigar los impactos que ya tenemos y que se agudizarán con el tiempo, tales como la escasez del agua; el aumento de la intensidad de eventos físicos y metereológicos como los huaycos, nevadas, friajes, sequías y otros; el avance de la desertificación y la salinización; la sobrepoblación y el crecimiento desordenado; las invasiones humanas; la sobrepesca y el aniquilamiento de los recursos biológicos que nos quedan; y por último la falta de educación y conciencia ambiental.

Además, pienso yo, que para sobrevivir en esta ciudad (y pronto en todas las ciudades del país) y tener una vida decente como citadino (a menos que nos vayamos “al campo”) debemos sacrificar algunos árboles; construir pasos a desnivel, un metro y ampliar pistas; regular los permisos a las putas combis; mejorar y hacer efectivas las revisiones técnicas; cambiar la matriz energética; multar y meter preso a varios de los descerebrados chóferes de combis, de taxis y de autos particulares también, así como a los peatones brutos y flojos; y finalmente buscar de verdad mejorar este infierno. Y que no me jodan las viejas (y viejos) y los tontos que claman por los arbolitos creyendo que defendiéndolos ya se ganaron el título de “ecologistas”.

Ya esta ciudad colapsó. O dejamos de crecer desordenadamente (con esto me refiero a dejar de construir edificios y de comprar autos nuevos sin antes desechar los viejos y desaparecer las chatarras, lo cual es imposible, pues siempre hay que ver la manera de “sacar alguito”) o cambiamos la estructura de este infierno que ya no da para más. Si debemos construir y meter cemento para que el tráfico sea más ligero, no hay otra. Prefiero que se tumben un árbol a que tengamos que estar una hora atrapados por la marea de autos e hijos de puta que manejan como mononeuronales.

Justo hoy estuve inmerso en una situación que describe parcialmente lo que sucede en este jodido país. Detenido en un ómnibus y esperando casi 10 minutos a que la pobre “tombita” dé la señal para cruzar la calle, varios pasajeros opinaban sobre lo que debía suceder. Uno le gritaba enfurecido al chofer que “se meta no más” que no haga caso ni de la luz, ni de la policía, otro sacaba los cálculos de cuántos minutos exactamente habían transcurrido y ensayaba una predicción del tráfico limeño, otros se mostraban resignados, otros miraban desesperados el reloj y querían bajarse, otros blasfemaban, bajaban la luna y le recordaban su madre a la mujer policía, otros escuchaban música indiferentes y otros, como yo, intentaban entender qué coño sucedía.

Así veo yo estas elecciones, hay de todo, pero todos estamos en la misma “puta combi” o micro (como dice el desfasado y dopado Bayli) atascados y viviendo nuestra realidad. Los limeños y peruanos no sabemos con exactitud cómo avanzar, a dónde vamos y cómo podemos hacer para realmente cambiar esta ratonera. ¿Por quién debemos votar? Solo sé que quien gane debe lidiar con un monstruo que cada día crece y se hace más poderoso y que está conformado por unos seres horripilantes: nosotros mismos. Preocupémonos primero de saber qué queremos y luego hablemos de cambio climático, de los arbolitos, de los animalitos y de otros temas que nos permitan participar de un té de tías que se creen astutas y modernas.

O sea que si soy partidario del estafador de Canelo o del orate del helicóptero, ¿debo preocuparme si hablan de cambio climático? ¡Las huevas! Solo me interesa que lleguen al poder para justificar la inversión (monetaria) hecha. Ya habrá algún idiota que calme los ánimos de los que se computan modernos, conocedores, progresistas y entendidos en la materia en cuestiones “verdes” (lo único verde que tienen es lo que fuman). ¿De cuándo acá somos ecologistas, medioambientalistas o nos preocupamos por el entorno? ¿Solo nos interesa el tema en tiempos de elecciones para ganarnos a unos despistados y alucinados? No pues, así no es este negocio.

Mejor regreso a las aves, a otros problemas ambientales y a las áreas naturales protegidas; a ponerme al día con mi novela y a averiguar cuándo viene Muse y Radiohead a Perú. Eso sí importa.

3 comentarios:

  1. Las huevas, Kiko!! Suscribo el desconcierto. Yo también ando hastiado de hipocritones que alzan la voz como en té de tías, sólo para que noten que también saben alzar el meñique con elegancia. Un abrazo.

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  2. Sì compadrito. Ya me tienen asado. Me molesta esas falsas poses de ambientalista, planificadores del paìs, expertos en todo. No frieguen pe causa. De hecho es fácil hablar desde esta tribuna, pero no podemos permitir esta vaina. Ya conversamos. Un espresso es justo y necesario (o un ristretto)

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  3. Hipocresia total y doble moral... inherente en la politica... la misma tonada cada cmapaña... se cuelga del tema en boga y la necesidad... ni les interesa.. al final les daran los proyectos a empresas privadas que ni consideran los impactos ambientales... mas de lo mismo... saludos Enrique.... sigue en la lucha..

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