En estos últimos días me he enterado de una serie
de cosas que me han hecho pensar más de lo normal. Si bien se me ha aclarado en
algo el panorama, me he dado cuenta de muchas verdades, me he quedado atónito,
me he decepcionado y también me ha dado pena enterarme de algunos sucesos. En
resumen, cada día me convenzo más que el universo tiene los días contados y con
ello, nosotros también. Pero, ¡a quién le importa! No hemos venido a este mundo
a sufrir, sino a gozar el sabroso bembé.
Por ejemplo, de que el continente americano fue
poblado con hordas de humanos procedentes de Asia, eso ya lo sabíamos, no
obstante, de lo que no estábamos enterados es de cuántas oleadas de hambrientos
y malandrines asiáticos llegaron a este continente. O por lo menos, yo, no lo
sabía. Y claro, lo que sí sabíamos era (o es) que nuestros antepasados
asiáticos vinieron por el Estrecho de Bering. Ahora sé que los asiáticos
vinieron en tres grandes oleadas a lo largo de 15,000 años.
Hubo una primera gran oleada y luego dos menores.
No sé si mis antepasados vinieron en la primera, en la segunda o en la tercera.
¡Qué importa! La vaina es que me jodieron, porque ahora resulta que me hubiese
gustado quedarme en Asia. ¿Por qué tuve yo que venir de polizonte en unos
malditos genes que se americanizaron? No me parece. Un equipo de científico
analizó cerca de 370,000 muestras de ADN de homínidos modernos que habitan
desde Canadá hasta Chile.
Pero como nada es fácil, la investigación sobre las
raíces de nuestros antepasados fue muy complicada debido a la fuerte mezcla de
sangre entre indios americanos, europeos, africanos y hasta asiáticos modernos.
No obstante, no en vano tenemos aparatos sofisticados y se logró aislar esos
bichos contaminantes que no dejaban a los expertos analizar nuestro maldito ADN
amerindio.
Recién, hace cerca de 500 años, recibimos sangre
europea y asiática, empero, nuestros primeros antepasados procedentes de Asia
ya habían llegado al continente americano hace poco más de 15,000 años. Al
principio, estos recios y valientes primeros pobladores se alimentaban de
mamuts y de mastodontes.
Las pruebas de ADN hechas en 52 grupos de
pobladores americanos originales demuestran que la gran mayoría de estos
humanos vinieron en una primera oleada y que al poco tiempo se lograron
instalar ya en su nuevo continente. Posteriormente, estos grupos empezaron a
expandirse y a ocupar la mayor cantidad de lugares, total, espacio era lo que
más había. En resumen, existen tres grandes líneas de origen que hicieron posible
que este continente sea hoy esta tierra de locos, de nadie y de lo absurdo.
Bueno, no me queda otra que aceptar que vengo de Asia.
Ahora, por qué mis antepasados decidieron llegar acá a Perú. ¿Debo asumir que todos
esos idiotas, caraduras, fanfarrones, tarados e ineptos que forman parte de lo
que algún desadaptado nombra como “mis compatriotas” vinieron en una de esas
oleadas? Para diferenciarme de ellos, ¿puedo decir que yo y mis antepasados
vinimos en la primera oleada y que los anteriormente nombrados llegaron en la
tercera oleada y que el clima los afectó? Por favor ¡díganme que sí! Así sea
mentira, quiero creer eso, sino, entraré en una profunda depresión.
El mundo es
otro con Higgs
El descubrimiento del bosón de Higgs o de la
también llamada “partícula de Dios” ha revolucionado el mundo científico. En Suiza
se dio a conocer esta maravillosa noticia. Ahora el reto es saber qué se va a
hacer con ese descubrimiento. Bueno, esa pregunta es para nosotros los cabrones
ciudadanos de a pie. Los científicos ya saben qué deben hacer.
El modelo estándar para describir el mundo se basa
en una caja de construcción compuesta por doce partículas elementales que son los
componentes principales de todos los átomos y que hacen que tengamos la materia
como base fundamental para todo. Cada una de esas partículas tiene una “anti
partícula” con una carga eléctrica contraria. Dicho modelo era el que regía
hasta hace poco, pese a que tenía algunas inconsistencias. Así por ejemplo, se
tiene, en ese modelo, partículas que no tendrían masa, pese a que sin masa,
todas las partículas podrían moverse tan rápido como la luz. Pero sin masa, no
existirían los átomos, ni las estrellas y ni siquiera el hombre.
Pero, la realidad parecer ser otra. Para eso, el
físico inglés Higgs y sus colegas crearon un mecanismo que permitía otorgarle
una masa a estas partículas. Para entenderlo mejor, debemos alucinar una fiesta
en la que aparece un personaje conocido. Los invitados forman el campo de
Higgs. Si el personaje famoso quiere cruzar el ambiente, muchos de los
invitados rodearán a la partícula (al bosón) y lo detendrán. De esta manera, la
partícula ganará masa. El bosón de Higgs es entonces el rumor de que el famoso
quiere cruzar el ambiente. Rápidamente las demás partículas se acercarán inmediatamente
a él para evitar que se vaya. De esta manera, ese “rumor” se instala en todo el
ambiente o en todo un espacio determinado y produce una aglomeración.
Entonces, para probar la existencia de este campo
de Higgs, se debía descubrir al bosón. Y eso parece que ya se dio. No obstante,
aún hay varias dudas por resolver. Una de ellas es la existencia de la llamada “materia
oscura”, la cual sería responsable de casi el 20% del universo. El resto
estaría formado por la “energía oscura” en su gran mayoría y por la materia
normal en un 4 o 5%. Se sabe que esa materia oscura debe existir con una fuerza
de atracción que determina su accionar. Así por ejemplo, las galaxias giran tan
rápido que simplemente se dispersarían una de otras, si estuviesen compuestas por
materia normal. Pero como no lo están, se mantienen todavía como estructuras
que se rigen por las fuerzas de atracción presentes en la materia oscura.
Sin embargo, todavía no se ha podido observar la
materia y la energía oscura. No se sabe cómo se podrían ver y para eso, este
importante descubrimiento podría dar algunas luces. Para todas estas complejas
mediciones, lo que se ha hecho, descrito de manera sencilla, es lo siguiente:
se ha bombardeado protones con otras partículas para analizar lo que resulta de
esas colisiones. Es como si se disparara pelotas de tenis rellenas de alverjitas.
Es decir, no solo colisionan las pelotas, sino también todo lo que está en el
interior. Producto de eso, surgen diversas fuerzas, campos eléctricos y magnéticos,
reacciones y otros fenómenos que permiten entender mejor cómo es que está
formado este maldito universo. Pero como no todo es color de rosa, aún está
pendiente crear un acelerador para poder estudiar mejor el comportamiento de
todas estas partículas, dentro de las cuales está el bosón de Higgs.
Con esto, me queda claro lo siguiente: No
somos nada.
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