lunes, 10 de junio de 2013

¡A PAJAREAR QUE EL MUNDO SE VA A ACABAR! (Parte 2)

Continuando con la entrega anterior y enlazando el tema con el Birding Rally Challenge Nor Amazónico 2013 paso a abordar algunos puntos relacionados a la observación de aves. Como ya se ha mencionado, existen diversos e innegables impactos positivos del aviturismo, sin embargo, es necesario también revisar algunos impactos que podrían ser negativos si no se toman en cuenta. Así por ejemplo, como se sabe, muchas aves son muy sensibles a la presencia humana y al ruido. Es por eso que se aconseja que los grupos de pajareros no tengan más de diez personas.

Muchos podrían pensar que con el Rally se viene una avalancha de pajareros que irán “en mancha” a ver aves. No es así. En esta ocasión participarán seis equipos (dos de Estados Unidos, uno del Reino Unido, uno de España, uno de Brasil y uno de Sudáfrica), cada uno conformado por cuatro integrantes. Según la dinámica del Rally, cada equipo anda por separado con uno o dos guías locales en busca de la mayor cantidad de registros, por lo que su presencia no es tan invasiva, es decir, no van todos juntos y en tropel buscando aves. Es importante saberlo para evitar malentendidos.   

En todo esto, el rol del guía es muy importante. Su experiencia, su conocimiento del lugar y de la avifauna, su manejo de grupo y hasta su carisma son fundamentales para minimizar las perturbaciones al hábitat. Un guía que no esté bien formado y que sea informal e improvisado puede ser un factor perturbador que debemos evitar y si es necesario, alertar a otros pajareros para que no vuelva a ser contratado. A veces, por querer quedar bien con el “cliente” se cometen algunas faltas como abusar de los play – back, ahuyentar a las aves para que se les pueda ver volar, guiar a más de diez personas para ahorrar costos y tener otras malas conductas en campo. La culpa no es solo del guía, sino también de la empresa turística y de los que no reclaman.

Por ende, la formación de buenos guías es imprescindible para fomentar el aviturismo (y el turismo en general) y para consolidarnos como un destino atractivo. Y es en este aspecto en donde el papel de las empresas turísticas especializadas, del Estado como ente regulador y de los usuarios mismos es fundamental. Se debe educar en buenas prácticas, tanto a los guías como a los turistas, pues estos últimos también, no siempre son conscientes de su propia conducta en el campo. Adicionalmente, los usuarios deben ser exigentes con lo que se les ofrece y reclamar (a las agencias y utilizar las redes sociales) en caso sea necesario. Solo así nos veremos obligados a mejorar.

Código moral

Los birdwatchers, en general y con honrosas excepciones, toman en cuenta algunos lineamientos para reducir impactos y apoyar a las economías locales. Asimismo, ponen especial énfasis en el particular cuidado que se debe tener con especies amenazadas y sensibles; en la contratación de empresas certificadas, de comprobada calidad y comprometidas ambientalmente (y con buenos guías); y en la necesidad de contribuir en la medida de lo posible con la comunidad mediante la educación ambiental  y el apoyo para preservar los espacios naturales y darle un uso sustentable y sostenible en el tiempo.

Este código de ética no está escrito que yo sepa; y creo que no es necesario redactar alguno. Tampoco es que este esté en los genes de los birdwatchers. No. Simplemente son patrones de conducta mínimos que se sustentan y cultivan en la pasión y en el respeto a la naturaleza. En otras palabras, estas “normas” de conducta responden más a un código moral. Solo uno mismo es consciente y responsable de lo que hace; y puede evaluar si lo que hace es correcto o no lo es. Claro está, existe una minoría que lo deja de lado. No todo es perfecto.   

Pajareando, investigando y progresando     

Mediante la observación de aves, además de saciar un creciente mercado y de impulsar en algo la economía local, se aporta información para la investigación científica. Esta última es un elemento fundamental para nuestro desarrollo. En ese sentido, los datos que se recoge en campo son muy valiosos y aportan a la construcción de hipótesis que explicarían qué está sucediendo en el planeta, a la vuelta de la esquina o incluso en nuestro techo. Adicionalmente, las aves son unos eficientes indicadores biológicos que nos “informan” sobre la salud y el estado del medio ambiente; y que nos pueden dar luces sobre medidas ambientales a tomar en cuenta, por lo que su presencia o ausencia en un lugar determinado es para tomar en cuenta.   

Por otro lado, hoy en día, con la tecnología existente, es más fácil registrar, por ejemplo, puntos de avistamiento mediante el uso de GPS para establecer posibles rutas de migración, analizar los rangos de distribución de una u otra especie de ave, entre otros fines. Asimismo, se puede tomar fotos de alta resolución para reforzar la identificación de aves o para comparar diversos tipos de plumaje en distintas épocas del año; y se puede grabar con alta fidelidad los cantos y llamados de la avifauna para conocer más sobre su conducta. Estos y otros datos de primera mano pueden ser compartidos en las plataformas virtuales en tiempo real para que sean de dominio público y sobre todo, para que puedan ser utilizados. 

Y así también, con los nuevos avances de disciplinas como la filogenética y la biología molecular se puede “ordenar la casa”, es decir, hacer un “saneamiento” —de ser necesario— de la taxonomía ornitológica. Hoy en día es posible saber con mucha exactitud si el ave X es un nuevo registro para la ciencia o si finalmente no lo es y más bien se trata de una subespecie de un género y especie ya existente; o tal vez se trata de una nueva especie o incluso de un nuevo género. Adicionalmente, mediante estas disciplinas se ha logrado clasificar de manera más precisa a algunas aves que fueron consignadas en familias, géneros y especies de manera equivocada y sobre las cuales existían dudas. Esto es tan solo una pincelada de todo lo que se puede hacer con el aporte de los pajareros. Lo clave es pajarear y seguir apostando por la investigación científica en todos los ámbitos.   

Reputación, rigurosidad y honestidad

No puedo pasar al siguiente punto sin dejar de mencionar que es muy importante la rigurosidad científica para cualquier trabajo de investigación. Es por eso que existen reglas muy estrictas para evaluar la información que se obtiene y comparte. Así por ejemplo, utilizar información de una persona de dudosa reputación como pajarero o incluso como investigador, no es una alternativa. Me explico. Si Fulano dice haber visto a la especie X en el lugar Y, habrá que tener en cuenta sus antecedentes y saber de su accionar en el campo de la ciencia, pues tampoco cualquier dato puede ser tomado como verdadero. En el mundo científico, se debe ser estricto. Felizmente los charlatanes, improvisados y mentirosos no tienen cabida y ya están plenamente identificados.

Ahora, es necesario separar a los observadores de aves aficionados y a los investigadores que ven aves. Los primeros no comparten necesariamente sus datos porque no lo ven necesario, pero cuando lo hacen pueden aportar al conocimiento científico. En el caso de los segundos, mediante publicaciones científicas, reportes, elaboración de listas y otros elementos sí aportan al estudio de las aves y de su entorno. Todo conocimiento y aporte suma. Lo importante es hacer las cosas bien y con honestidad.

Y el ganador es…

Para ir acabando, intentaré responder un par de preguntas que muchos se hacen sobre el Rally. ¿Los equipos no hacen trampa al momento de reportar el número de aves que han visto? y ¿Por qué no participa un equipo peruano? Antes de eso, es necesario explicar de manera muy general la dinámica de esta “competencia” ornitológica. Cada equipo sale con todos sus miembros siempre juntos a pajarear, acompañados de un guía local que los lleva a los puntos donde se tiene más probabilidad de ver aves. Los birders registran todas las aves que ven. Para esto ya han recibido un checklist  con todas las especies que puede haber en toda el área por donde se realizará el Rally.

Al final del día, un jurado (conformado por expertos peruanos) evalúa cada uno de los registros de los seis equipos. Así, cada día del Rally tiene un puntaje para cada equipo y al concluir la competencia se suma todos los resultados parciales y de ello sale el ganador. El detalle está en lo siguiente: la honestidad y la ética. Ningún pajarero participante en este evento incluiría alguna especie de ave que no haya visto. Eso es impensable y es una cuestión de honor. Todos los participantes se tienen confianza entre sí y no están preocupados si sus rivales van a hacer trampa. Algo tan simple es vital para esto y a su vez es un ejemplo de confianza, algo que nos falta en el Perú.

En resumen, en esto no hay sacadas de vuelta, ni vivezas. La idea final es promocionar una excelente ruta para ver aves e ir preparando “la cancha” para los otros grupos de pajareros que vengan más adelante. El premio para el ganador es lo de menos. Ver aves endémicas, raras, emblemáticas y amenazadas no tiene precio para los birders. De eso se trata. Y no participa un equipo peruano por tres posibles motivos: o porque es dueño de casa y tendría ventaja sobre los otros; porque no estamos preparados todavía para este tipo de competencias o porque tenemos tan pocos pajareros que escoger solo a cuatro traería posibles reclamos y resentimientos. Escojan la respuesta que crean conveniente.    

Sobre los equipos:

El objetivo del Rally es que renombrados observadores de aves de los principales países emisores de turistas como Estados Unidos y el Reino Unido experimenten y divulguen lo que significa observar aves en Perú y en sus áreas naturales protegidas. Esta estrategia complementa los llamados Famtrips especializados que no alcanzan dicho objetivo.

Se invitó a Sudáfrica porque es un país que tiene bastantes aficionados a las aves y porque en el 2006 un guía sudafricano fue el principal impulsor, junto con Inkaterra, de las primeras competencias de observación de aves o Big Birding Days en el país, tanto en Machu Picchu, Lima, como en Tamboptata. Posteriormente, algunos guías de Inkaterra participaron, en el 2007, en algunas competencias en el país africano con algunos de los miembros que hoy forman el equipo de los Zululanders. Invitarlos es una manera de homenajearlos.

En el caso de España, se vio por conveniente invitar al "Campeón de Europa". Además, hasta la fecha, ningún equipo ha batido el record del Tramuntana Birding Team en este tipo de competencias en Europa, por lo que era conveniente tener a un equipo con algunos de los mejores pajareros del mundo en “nuestra cancha” (considerada como una de las mejores en el planeta) para que luego divulguen su experiencia en Perú. Los brasileños del equipo Ararajuba fueron invitados por ser los vecinos con los que estamos conectados por la carretera Interoceánica Sur, por medio de la cual se podría abrir un gran mercado turístico.

Los equipos estadounidenses, los e-Birders y los LSU Trigrisomas Team, están conformados por grandes conocedores e investigadores de nuestras aves por lo que no podían faltar, pues, aunque sea difícil de aceptar, muchos de ellos conocen más de nuestras aves que nosotros mismos; y juntos con los ingleses del Forest Falcon, representan a dos de los mercados más grandes de birdwatchers.

Para saber más al respecto, revisar: http://www.birdingrallychallenge.com/2013/index.html

Mayo 2013

Publicado en la versión on line de la Revista Rumbos:




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