Conociendo
algunos casos de especies invasoras en otras latitudes se puede entender el
peligro que significa su presencia indeseada en nuestro terruño. Una vez
asentadas en su nuevo hogar, se les debería enfrentar dado que desplazan a las
especies dueñas de casa. Sin embargo, a la fecha, no existe ningún registro de
alguna batalla contra ellas que haya sido ganada. Por eso, tomemos nuestras
precauciones antes de que sea demasiado tarde.
Sapo Gigante (Bufo marinus) en Australia. |
Como se mencionó en el artículo anterior, las especies
exóticas o invasoras son especies animales o vegetales no nativas de un lugar o
región que, debido a la intervención humana o a otros factores, han sido
introducidas en un territorio ajeno al suyo. Variables como el cambio
climático, el comercio internacional, el tráfico ilegal de especies, el control
biológico, el turismo y la tenencia irresponsable de mascotas, permiten la
propagación indeseada de estas especies. En el caso del cambio climático, las
barreras climáticas que “mantienen a raya” a una u otra especie en un
ecosistema determinado se “relajan” ocasionando que sus rangos de distribución
se amplíen.
Así por ejemplo, en el Mar Mediterráneo y en otros mares
prosperan en los últimos años, más de lo anteriormente registrado, la Medusa
Luminiscente (Pelagia noctiluca),
la temida Carabela Portuguesa (Phisalia physalis) y otras especies
de estos invertebrados, las cuales expanden sus territorios cuando las aguas se
calientan más de lo normal (aunque existen versiones que afirman que este
fenómeno es cíclico). El problema no es solamente lo incómodo que resulta ser
“picado” por estos seres vivos en los lugares de veraneo, sino que las medusas
y sus congéneres se alimentan de los huevos de los peces.
Por ende, el aumento de la población de las medusas es un
factor desestabilizador de algunos ecosistemas marinos. Y ¿a qué otro factor se
debe este aumento? Como no podía ser de otra manera: al hombre. Mediante la
sobrepesca, las especies que son enemigos naturales de las medusas, como los
atunes y las tortugas marinas, han desaparecido casi totalmente en los rincones
donde justamente ellas prosperan. El cambio climático juega un rol fundamental
pues en un mar caliente, las medusas tienen más chance de reproducirse y de
supervivencia que en un mar frío. Adicionalmente, la gran cantidad de residuos
orgánicos provenientes de los fertilizantes y abonos que transportan las aguas
de los ríos y que van a parar al mar, facilita el crecimiento del fitoplancton
en aguas marinas y con esto, se potencializa el incremento de las medusas dado
que tienen más alimento.
Muchas especies que estaban consignadas a ciertos
espacios geográficos restringidos no podían avanzar porque tenían una barrera
climática que se los impedía. Sin embargo, en el escenario actual han podido llegar
a otros territorios, favorecidas por algunos de los cambios climáticos que se
vienen presentando. Asimismo, puede pasar lo contrario, muchas especies pueden
verse “recluidas” en espacios cada vez más restringidos, lo que las puede hacer
más vulnerables.
Adicionalmente, el creciente comercio internacional es un
factor que potencializa la introducción de especies exóticas mediante el
tráfico incesante de barcos, aviones, camiones y hasta de trenes. Un ejemplo
concreto es el agua que expulsan los barcos (lastre). En ellas viajan muchas
especies de peces, algas, crustáceos y otras especies marinas que llegan a
lugares ajenos a los suyos. Así, para evitar que estas aguas sean vertidas en
nuestra costa, existen protocolos que deberían ser cumplidos, como por ejemplo,
expulsar el agua a muchos kilómetros antes de llegar al destino final, pero
solo Dios sabe si en el Perú se cumplen o si son exigidos para barcos
extranjeros.
Ejemplos
de especies biológicas invasoras
El Sapo Gigante (Bufo
marinus) es una especie que fue introducida en Australia en 1930 para
combatir una plaga de escarabajos en las plantaciones de caña de azúcar. Nadie
se percató de que los insectos podían volar, así que la solución terminó siendo
un problema mucho mayor que el original. Hoy en día es imposible erradicar al
sapo del continente australiano. Se introdujo cien individuos, hoy son varios
millones de sapos que han puesto en problemas a las especies nativas. Esta
especie proviene del bosque tropical que va desde México hasta el norte de
Perú.
Además, este anfibio posee unas glándulas que segregan un
liquido tóxico cuando se siente amenazado, el cual es mortal para muchas aves y
mamíferos que intentan alimentarse de ellos (incluso sus huevos y renacuajos
son tóxicos). Adicionalmente, casi no tiene enemigos naturales, por lo que su
población crece día a día. Se ha hecho varios esfuerzos para aniquilar a esta
especie en Australia, pero todos han fracasado.
Otro ejemplo interesante es el de la Pitón de la India (Python molurus), especie que ha
invadido el sur de Florida en los Estados Unidos. Estos reptiles constrictores
pueden llegar a medir siete metros y a pesar hasta 90 kilos. Son originarios de
los bosques del sudeste asiático. No obstante, entre 1970 y 1980 algunos
irresponsables soltaron un par de ejemplares en los Everglades seguramente porque se dieron cuenta de que sus mascotas
empezaban a crecer sin parar. Adicionalmente, en agosto de 1992, el huracán Andrew azotó la Florida y destruyó
cientos de casas, entre ellas, diversas tiendas de mascotas y un criadero de
estas boas. Se estima que aquella vez se habrían escapado cerca de mil
ejemplares, aunque esto último no deja de ser una especulación.
Las pitones encontraron en los pantanos de Florida el
lugar perfecto para vivir. Recién en el año 1989 fue observado el primer
ejemplar silvestre en los Everglades
y en el 2004 se pudo constatar que estos animales de sangre fría ya habían
construido varios nidos y que se reproducían velozmente. Una hembra puede poner
hasta 40 huevos y además casi no tienen enemigos naturales. Pese a que existirían
casi 120 especies exóticas en la zona, las pitones son las más dañinas. Y a
pesar de que no son venenosas, casi ningún animal está a salvo ante su
voracidad. Se sabe incluso que se alimentan hasta de pequeños cocodrilos.
Caracol gigante en Flórida. Otra especie invasora casi imposible de erradicar |
Ante esto, el Estado de Florida ha dado la alarma y
fomenta jornadas de caza para intentar aniquilar a este reptil (incluso entrega
premios al que cace el ejemplar más grande). Para desdicha de los
estadounidenses sureños, las pitones son muy difíciles de encontrar, debido a
que se mimetizan muy bien. Adicionalmente, el medio donde viven (los pantanos)
es de difícil acceso para los cazadores. Por eso también es complicado saber
exactamente cuántas hay, pero se estima que la cifra estaría entre 20 000 y 150
000 ejemplares.
El Pez León
del Caribe
Un ejemplo más cercano es el del Pez León (Pterois volitans), un pez originario del
Océano Índico y de la zona occidental del Océano Pacífico que llegó al Mar
Caribe para quedarse. Este pez es muy preciado por los acuarios, debido a sus
llamativos colores y a sus singulares características físicas. Es así como
llegó a Florida (un gran centro de acopio y comercialización de mascotas) para
luego ser liberado (intencional o casualmente, no se sabe) en la costas
estadounidenses. En 1985 se observó los primeros ejemplares silvestres en su
nuevo hogar.
Se asume también que algunos ejemplares de este pez llegaron
a la Bahía de Biscayne, tras el paso del ya mencionado huracán Andrew en 1992. Posteriormente, esta
especie pobló casi toda la costa este estadounidense llegando hasta el Mar
Caribe, el Golfo de México y las costas de Colombia y de Venezuela. En este
último país se ha desatado una agresiva campaña para exterminar a esta especie
invasora que se alimenta vorazmente de los huevos de muchos peces de consumo
humano (ver postdata).
El Pez León se reproduce continuamente durante todo el
año. Una hembra pone cerca de 30 000 huevos en cada evento reproductivo, el
cual se da al menos siete veces al mes, durante los 12 meses del año.
Inicialmente, los huevos están dentro de una masa gelatinosa que flota, la cual
se descompone poco tiempo después de que los huevos han sido fecundados por el
macho. Estos quedan a merced de las corrientes marinas, lo que facilita su
dispersión a grandes distancias. ¡Así cualquiera!
Problemón
Existe un caso interesante para tomar en cuenta. En Nueva
Zelanda, ante el declive de muchas especies nativas que son polinizadoras y que
cumplen un rol esencial en el mantenimiento de los ecosistemas, se registra un
alivio en este tema. Y es que algunas especies exóticas, como la ya conocida
Rata Negra (Rattus rattus) y el
Pájaro de Anteojos (Zosterops lateralis), han asumido el rol de las especies polinizadoras locales. Con esto, se
habría encontrado, aparentemente, el equilibro biológico. No obstante, no deja
de ser polémica esta situación, dado que para que esto haya sucedido, muchas
especies nativas estarían cerca de la extinción y la presencia de las invasoras
pudo haber tenido algo que ver con eso. Estemos atentos para que no nos suceda
algo similar. Ojalá no debamos agradecerles a algunas especies exóticas por ser
ellas quienes garanticen la polinización de nuestras flores.
De los cientos de ejemplos que
existen, es interesante saber que, en España, la introducción deliberada del
Visón Americano (Neovison vison) para ser criado en granjas y como
mascota enfrentó a los “ecologistas” y a las autoridades. Cientos de estos
mamíferos fueron liberados por los primeros y ahora, el Visón Americano es
considerado una plaga invasora que está poniendo en aprietos a su primo europeo,
el Visón Europeo (Mustela lutreola) y a otras especies nativas de España
y de Europa, en especial a las aves que anidan en los suelos. En algunos casos,
por actuar de “buen corazón” se puede cometer errores irreversibles. Este caso
lo demuestra. Posiblemente, el Visón Americano se iba a convertir de todas
maneras en una especie invasora, pero tal vez se hubiese podido tomar medidas
para minimizar sus impactos negativos o, mejor aún, evitar tal situación.
Se ha quedado
mucha tinta en el tintero. Este tema y sus distintas aristas tienen para mucho
más. Espero, no obstante, que a través de estas líneas se haya podido captar la
atención del lector para redoblar los esfuerzos que estén ya encaminados a
incluir esta problemática en las diversas estrategias de conservación y de
manejo de nuestra diversidad biológica. Con lo anteriormente expuesto,
creo que es indispensable tomar conciencia de la relevancia de este problema.
No estamos a salvo de sufrir los embistes de especies exóticas.
Es justamente nuestra gran
diversidad biológica (asociada a la extensa variedad de climas y ecosistemas)
la que podría frenar la invasión de especies exóticas, dado que no todas las
especies invasoras pueden adaptarse a tantos hábitats y condiciones climáticas
como los que poseemos. Sin embargo, no dejemos que lo intenten. Ser un país
megadiverso nos hace también más vulnerables a estos problemas.
Agosto 2013
P.D.
Recomiendo revisar la página web del Centro de Biodiversidad Marina de
Venezuela: http://pezleon.cbm.usb.ve/
para
conocer una experiencia interesante de recojo de datos sobre esta especie
invasora.
Otro
ejemplo de “invasión” es el de los camellos en Australia: http://mitambordehojalata.blogspot.com/2011/06/1253-camellos.html
Publicado
en la versión online de la Revista Rumbos:
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