lunes, 19 de agosto de 2013

ESPECIES INVASORAS: LOS INQUILINOS NO DESEADOS

Conociendo algunos casos de especies invasoras en otras latitudes se puede entender el peligro que significa su presencia indeseada en nuestro terruño. Una vez asentadas en su nuevo hogar, se les debería enfrentar dado que desplazan a las especies dueñas de casa. Sin embargo, a la fecha, no existe ningún registro de alguna batalla contra ellas que haya sido ganada. Por eso, tomemos nuestras precauciones antes de que sea demasiado tarde.

Sapo Gigante (Bufo marinus) en Australia.
Como se mencionó en el artículo anterior, las especies exóticas o invasoras son especies animales o vegetales no nativas de un lugar o región que, debido a la intervención humana o a otros factores, han sido introducidas en un territorio ajeno al suyo. Variables como el cambio climático, el comercio internacional, el tráfico ilegal de especies, el control biológico, el turismo y la tenencia irresponsable de mascotas, permiten la propagación indeseada de estas especies. En el caso del cambio climático, las barreras climáticas que “mantienen a raya” a una u otra especie en un ecosistema determinado se “relajan” ocasionando que sus rangos de distribución se amplíen.

Así por ejemplo, en el Mar Mediterráneo y en otros mares prosperan en los últimos años, más de lo anteriormente registrado, la Medusa Luminiscente (Pelagia noctiluca), la temida Carabela Portuguesa (Phisalia physalis) y otras especies de estos invertebrados, las cuales expanden sus territorios cuando las aguas se calientan más de lo normal (aunque existen versiones que afirman que este fenómeno es cíclico). El problema no es solamente lo incómodo que resulta ser “picado” por estos seres vivos en los lugares de veraneo, sino que las medusas y sus congéneres se alimentan de los huevos de los peces.  

Por ende, el aumento de la población de las medusas es un factor desestabilizador de algunos ecosistemas marinos. Y ¿a qué otro factor se debe este aumento? Como no podía ser de otra manera: al hombre. Mediante la sobrepesca, las especies que son enemigos naturales de las medusas, como los atunes y las tortugas marinas, han desaparecido casi totalmente en los rincones donde justamente ellas prosperan. El cambio climático juega un rol fundamental pues en un mar caliente, las medusas tienen más chance de reproducirse y de supervivencia que en un mar frío. Adicionalmente, la gran cantidad de residuos orgánicos provenientes de los fertilizantes y abonos que transportan las aguas de los ríos y que van a parar al mar, facilita el crecimiento del fitoplancton en aguas marinas y con esto, se potencializa el incremento de las medusas dado que tienen más alimento. 

Muchas especies que estaban consignadas a ciertos espacios geográficos restringidos no podían avanzar porque tenían una barrera climática que se los impedía. Sin embargo, en el escenario actual han podido llegar a otros territorios, favorecidas por algunos de los cambios climáticos que se vienen presentando. Asimismo, puede pasar lo contrario, muchas especies pueden verse “recluidas” en espacios cada vez más restringidos, lo que las puede hacer más vulnerables.    

Adicionalmente, el creciente comercio internacional es un factor que potencializa la introducción de especies exóticas mediante el tráfico incesante de barcos, aviones, camiones y hasta de trenes. Un ejemplo concreto es el agua que expulsan los barcos (lastre). En ellas viajan muchas especies de peces, algas, crustáceos y otras especies marinas que llegan a lugares ajenos a los suyos. Así, para evitar que estas aguas sean vertidas en nuestra costa, existen protocolos que deberían ser cumplidos, como por ejemplo, expulsar el agua a muchos kilómetros antes de llegar al destino final, pero solo Dios sabe si en el Perú se cumplen o si son exigidos para barcos extranjeros.

Ejemplos de especies biológicas invasoras

El Sapo Gigante (Bufo marinus) es una especie que fue introducida en Australia en 1930 para combatir una plaga de escarabajos en las plantaciones de caña de azúcar. Nadie se percató de que los insectos podían volar, así que la solución terminó siendo un problema mucho mayor que el original. Hoy en día es imposible erradicar al sapo del continente australiano. Se introdujo cien individuos, hoy son varios millones de sapos que han puesto en problemas a las especies nativas. Esta especie proviene del bosque tropical que va desde México hasta el norte de Perú.

Además, este anfibio posee unas glándulas que segregan un liquido tóxico cuando se siente amenazado, el cual es mortal para muchas aves y mamíferos que intentan alimentarse de ellos (incluso sus huevos y renacuajos son tóxicos). Adicionalmente, casi no tiene enemigos naturales, por lo que su población crece día a día. Se ha hecho varios esfuerzos para aniquilar a esta especie en Australia, pero todos han fracasado.

Otro ejemplo interesante es el de la Pitón de la India (Python molurus), especie que ha invadido el sur de Florida en los Estados Unidos. Estos reptiles constrictores pueden llegar a medir siete metros y a pesar hasta 90 kilos. Son originarios de los bosques del sudeste asiático. No obstante, entre 1970 y 1980 algunos irresponsables soltaron un par de ejemplares en los Everglades seguramente porque se dieron cuenta de que sus mascotas empezaban a crecer sin parar. Adicionalmente, en agosto de 1992, el huracán Andrew azotó la Florida y destruyó cientos de casas, entre ellas, diversas tiendas de mascotas y un criadero de estas boas. Se estima que aquella vez se habrían escapado cerca de mil ejemplares, aunque esto último no deja de ser una especulación.  

Las pitones encontraron en los pantanos de Florida el lugar perfecto para vivir. Recién en el año 1989 fue observado el primer ejemplar silvestre en los Everglades y en el 2004 se pudo constatar que estos animales de sangre fría ya habían construido varios nidos y que se reproducían velozmente. Una hembra puede poner hasta 40 huevos y además casi no tienen enemigos naturales. Pese a que existirían casi 120 especies exóticas en la zona, las pitones son las más dañinas. Y a pesar de que no son venenosas, casi ningún animal está a salvo ante su voracidad. Se sabe incluso que se alimentan hasta de pequeños cocodrilos.

Caracol gigante en Flórida. Otra especie invasora casi
imposible de erradicar
Ante esto, el Estado de Florida ha dado la alarma y fomenta jornadas de caza para intentar aniquilar a este reptil (incluso entrega premios al que cace el ejemplar más grande). Para desdicha de los estadounidenses sureños, las pitones son muy difíciles de encontrar, debido a que se mimetizan muy bien. Adicionalmente, el medio donde viven (los pantanos) es de difícil acceso para los cazadores. Por eso también es complicado saber exactamente cuántas hay, pero se estima que la cifra estaría entre 20 000 y 150 000 ejemplares.

El Pez León del Caribe

Un ejemplo más cercano es el del Pez León (Pterois volitans), un pez originario del Océano Índico y de la zona occidental del Océano Pacífico que llegó al Mar Caribe para quedarse. Este pez es muy preciado por los acuarios, debido a sus llamativos colores y a sus singulares características físicas. Es así como llegó a Florida (un gran centro de acopio y comercialización de mascotas) para luego ser liberado (intencional o casualmente, no se sabe) en la costas estadounidenses. En 1985 se observó los primeros ejemplares silvestres en su nuevo hogar.

Se asume también que algunos ejemplares de este pez llegaron a la Bahía de Biscayne, tras el paso del ya mencionado huracán Andrew en 1992. Posteriormente, esta especie pobló casi toda la costa este estadounidense llegando hasta el Mar Caribe, el Golfo de México y las costas de Colombia y de Venezuela. En este último país se ha desatado una agresiva campaña para exterminar a esta especie invasora que se alimenta vorazmente de los huevos de muchos peces de consumo humano (ver postdata).

El Pez León se reproduce continuamente durante todo el año. Una hembra pone cerca de 30 000 huevos en cada evento reproductivo, el cual se da al menos siete veces al mes, durante los 12 meses del año. Inicialmente, los huevos están dentro de una masa gelatinosa que flota, la cual se descompone poco tiempo después de que los huevos han sido fecundados por el macho. Estos quedan a merced de las corrientes marinas, lo que facilita su dispersión a grandes distancias. ¡Así cualquiera! 

Problemón

Existe un caso interesante para tomar en cuenta. En Nueva Zelanda, ante el declive de muchas especies nativas que son polinizadoras y que cumplen un rol esencial en el mantenimiento de los ecosistemas, se registra un alivio en este tema. Y es que algunas especies exóticas, como la ya conocida Rata Negra (Rattus rattus) y el Pájaro de Anteojos (Zosterops lateralis), han asumido el rol de las especies polinizadoras locales. Con esto, se habría encontrado, aparentemente, el equilibro biológico. No obstante, no deja de ser polémica esta situación, dado que para que esto haya sucedido, muchas especies nativas estarían cerca de la extinción y la presencia de las invasoras pudo haber tenido algo que ver con eso. Estemos atentos para que no nos suceda algo similar. Ojalá no debamos agradecerles a algunas especies exóticas por ser ellas quienes garanticen la polinización de nuestras flores. 

De los cientos de ejemplos que existen, es interesante saber que, en España, la introducción deliberada del Visón Americano (Neovison vison) para ser criado en granjas y como mascota enfrentó a los “ecologistas” y a las autoridades. Cientos de estos mamíferos fueron liberados por los primeros y ahora, el Visón Americano es considerado una plaga invasora que está poniendo en aprietos a su primo europeo, el Visón Europeo (Mustela lutreola) y a otras especies nativas de España y de Europa, en especial a las aves que anidan en los suelos. En algunos casos, por actuar de “buen corazón” se puede cometer errores irreversibles. Este caso lo demuestra. Posiblemente, el Visón Americano se iba a convertir de todas maneras en una especie invasora, pero tal vez se hubiese podido tomar medidas para minimizar sus impactos negativos o, mejor aún, evitar tal situación.    

Se ha quedado mucha tinta en el tintero. Este tema y sus distintas aristas tienen para mucho más. Espero, no obstante, que a través de estas líneas se haya podido captar la atención del lector para redoblar los esfuerzos que estén ya encaminados a incluir esta problemática en las diversas estrategias de conservación y de manejo de nuestra diversidad biológica. Con lo anteriormente expuesto, creo que es indispensable tomar conciencia de la relevancia de este problema. No estamos a salvo de sufrir los embistes de especies exóticas.

Es justamente nuestra gran diversidad biológica (asociada a la extensa variedad de climas y ecosistemas) la que podría frenar la invasión de especies exóticas, dado que no todas las especies invasoras pueden adaptarse a tantos hábitats y condiciones climáticas como los que poseemos. Sin embargo, no dejemos que lo intenten. Ser un país megadiverso nos hace también más vulnerables a estos problemas.    
  
Agosto 2013
  
P.D. Recomiendo revisar la página web del Centro de Biodiversidad Marina de Venezuela: http://pezleon.cbm.usb.ve/
para conocer una experiencia interesante de recojo de datos sobre esta especie invasora.
Otro ejemplo de “invasión” es el de los camellos en Australia: http://mitambordehojalata.blogspot.com/2011/06/1253-camellos.html

Publicado en la versión online de la Revista Rumbos:

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