El río Momón es un afluente del río Nanay. |
Tras
las dos primeras visitas a Iquitos que originaron dos artículos míos[1],
regresé a Iquitos tres o cuatro veces más por trabajo. La última incursión a la
capital loretana la hice hace unos días con mi familia. Fue un viaje bastante
interesante y aleccionador. Y si bien intenté no incluir aspectos laborales para
poder disfrutar y pasar el tiempo gratamente —lo cual, por supuesto hice—
siempre “se me sale” la vena periodística. Lo visto en tierras loretanas me demuestra
una vez más que aún estamos muy distantes de ser una sociedad decente y sobre
todo, que entienda por qué es importante usar nuestra diversidad biológica y
cultural de manera inteligente para salir adelante. ¿Cuál es la receta del éxito?
Planificar acertadamente, usar conocimientos científicos y tradicionales a
favor del bienestar general y del mantenimiento de nuestro entorno natural, así
como de los bienes y servicios que nos ofrecen; y lo más importante: mejorar
como ciudadanos, es decir, reducir la corrupción, exigir una educación de
calidad y no dejarnos engañar por nuestra clase política pero actuando y no
solo renegando.
Se viene un puente sobre el río Nanay. |
Mientras navegábamos por el río Nanay, a los pocos
minutos de haber salido del puerto de Bellavista – Nanay, rumbo hacia la
desembocadura del río Momón para surcarlo, noté que había sobre el río unas
estructuras de cemento. Me quedé asombrado porque el guía me dijo que eran para
un puente que atravesaría el Nanay y conectaría a Iquitos con Colombia, con lo
cual, se abriría una ruta comercial que les iba a beneficiar enormemente. Me aseguró
además que el proyecto duraría “solo cinco años y que ya iban por el tercero”,
pero a razón de lo que vi, pienso que no se ha avanzado nada y que esa
iniciativa va a durar mucho más. Asimismo, auguro que no va a traer soluciones
a largo plazo, sino más bien problemas, si es que no se toma las medidas
necesarias.
Debo confesar que no tenía la menor idea de esta obra
y ahora sé que el puente es solo la punta de lanza de un proyecto de
construcción de la carretera Bellavista-Mazán-Salvador-El Estrecho. Al pensar
en la carretera Iquitos – Nauta y en esta nueva maravilla arquitectónica, se me
erizaron los pelos. No sé qué estarán pensando. Ojalá los loretanos no reciban
otro elefante blanco. En fin, habrá que averiguar más al respecto. Lo que me
llamó la atención es que le pregunté a varios lugareños y estaban emocionados
con la obra, pues esperaban con ansias que se les abra la “puerta al mundo y a
otros mercados”, con lo cual mejorarían sus ingresos económicos y podrán
conocer otras realidades. ¿Estará Iquitos preparada para recibir una posible “invasión
ciudadana extranjera”?
Estos armadillos ofrecidos en el mercado de Belén serán consumidos seguramente en un buen guiso. |
¿Se
come y caza todo lo que se mueve?
Orgulloso, un loretano me decía, conforme nos
acercábamos al mercado en el puerto de Bellavista - Nanay, que ellos son
conocidos porque se comen todo lo que se mueve. Claro, creo que no pueden ser comparados
con los chinos, pero, en el país sí tienen esa fama. Basta darse una vuelta por
el mercado de Belén en Iquitos y adentrarse camino al río Itaya para ver la
oferta de carne de monte que es exhibida sin ninguna restricción. No voy a
ahondar en el tema, pero lo que sí me preocupó fue lo que me dijo una señora
que vendía unos armadillos y a la que le pregunté si alguna vez se le había
decomisado algo. Me dijo: “no joven, le das su piernita de majaz y no pasa
nada”. También le pregunté a un par de sus colegas, ¿para quién es la carne de
los animales? Me dijeron que era para los “gringos” y para la gente de la
ciudad. Me comentaron también que los restaurants son los que más la
demandan.
No pude dejar de preguntar, de dónde venía la carne
de monte. Y a ello, me respondieron que se la manda (o trae) sus familiares cuando
vienen para la ciudad. Cambiar estos hábitos alimenticios es una labor casi
imposible. ¿Dónde está la frontera entre la caza de subsistencia y aquella que
se da para abastecer esta demanda gastronómica? La caza de subsistencia se da o
se debe dar solo en los territorios de comunidades nativas o campesinas; y ahí
se da. Su consumo debe ser dentro de sus territorios y por los comuneros. Así
está normado. Pero si es fuera de estos espacios y se lucra al respecto, ¿cómo
hacemos? Acá todavía hay mucho pan por rebanar.
Garra, dientes y colmillos de jaguar para la venta. |
Verdades
Como parte de lo que visitamos por los alrededores
del río Momón, estuvimos en un poblado de la “tribu” Bora. Allí, un alegre
grupo de pobladores de esta etnia, reunidos en su maloca, ofrecían sus
productos artesanales y mostraban sus alegres danzas. Esta práctica es común en
nuestra Amazonía. Así, luego de que una niña pasara pidiendo “una colaboración”,
el guía mencionó que los habitantes de esta comunidad vivían a 45 minutos a pie
de donde estábamos y aseguró además que ellos venían hacia esta zona para
“mostrar su arte y luchar por su preservación y claro, para ganar algo con ello”.
Por más que parezca simple, esto me parece interesante porque en ocasiones
anteriores, se le hacía creer al turista que la gente vivía ahí. Lo mismo sucedió
en la comunidad Kokama – Kokamilla de Padre Cocha a orillas del río Nanay. Sentí
que los pobladores de estas zonas han adoptado otro discurso y que empiezan a reconocer
que para progresar también hay que merecer algunas cosas y cambiar algunos
patrones de conducta y entender que no solo basta con estar ahí a veces
esperando que pase algo a su favor.
Me asombró también la cantidad de turistas nacionales
que he visto esta vez. Con lo anterior, pienso que es bueno sincerar las cosas
y mostrar realmente lo que hay. Hace años, un ciudadano iquiteño me dijo que
muchas de las “cosas” que se mostraba en su ciudad eran “construidas y
exageradas” para atraer a turistas, sobre todo “gringos” que se creen todo y que
son fáciles de timar; y que además pagan por todo lo que se les pide y ofrece. Estoy
seguro que no es la visión de todos, pero sí de muchos.
No
todo lo que brilla es oro
Perturbadora imagen en el aeropuerto de Iquitos. |
Así también, el mismo Dourojeanni afirmó en el 2013[4]
que “(…) Loreto se desarrolla sin un plan integral, es decir que construye su
futuro ladrillo a ladrillo, pero sin saber ni entender la forma que tendrá el
edificio que está haciendo. En verdad, como van las cosas, el futuro de Loreto
no es deseable para su pueblo ni para el Perú. Es un futuro que augura un
colapso social, económico y ambiental. Por eso, es tiempo (…) de que el pueblo
loretano aborde con realismo su futuro y que elabore el plan de su desarrollo
con una mirada pragmática, como lo hacen quienes construyeron las grandes obras
humanas, sean estos edificios admirados o países prósperos".
Entonces, dos cosas: conozcamos bien a nuestros
compatriotas y tomemos con pinzas eso de que ellos tienen “la” cosmovisión (¿y
nosotros no tenemos una?) y que por eso saben qué hacer con “su” selva porque
están conectados con la naturaleza y eso los hace inocentes, intocables e
incluso, un modelo a seguir para vivir en armonía con la naturaleza para gozar
de la madre naturaleza por siempre. Y por otro lado, lo descrito acá, es
cierto, no es exclusivo de nuestra amazonia, sin embargo, nos hace reflexionar
sobre lo que estamos construyendo como país. Pese a todo, ¡visiten Iquitos y
esa hermosa parte de nuestro país!
Mayo 2019
¡PROPINA, PROPINA!, TRISTES REZAGOS DE UN TURISMO MAL DESARROLLADO (2009)
[3] Dourojeanni, M. J. 2011.
Amazonia probable y deseable: Ensayo sobre el presente y futuro de la Amazonía.
Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Lima. 273 p.
Buena Kiko. Preciso...
ResponderEliminarGracias Toño. Saludos
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