miércoles, 17 de febrero de 2021

¡NO ME DIGAN QUE ES MUY TARDE! HOMENAJE A ISMAELITO, EL NIÑO BONITO DE LA FANIA

Sabía que en algún momento tenía que escribir estas líneas. Ya desde hace tiempo me lo había planteado. No pensé que me iba a tener que adelantar, dado que hasta hace unas semanas sabía que estaba rumbeando como siempre lo ha sabido hacer. Me siento obligado a escribir sobre mi cantante y compositor preferido en lo que a salsa respecta: Ismael Miranda, el niño bonito. Este borincano, pronto a cumplir 71 años, nació en Aguada, Puerto Rico; y es uno de los pocos cantantes de salsa que aún está vigente. Proviene de las canteras neoyorquinas, de la mano principalmente del Judío Maravilloso, Larry Harlow y saltó a la fama con la insuperable Fania All Stars. Su salud le ha jugado una mala pasada y se encuentra en cuidados intensivos. Espero que salga de esta. Gracia a Ismaelito, me metí de lleno a escuchar este género musical universal. Inicié esta aventura en el extranjero; y es que, sin duda, existe una gran diferencia entre escuchar salsa en Perú y en Alemania.

Gracias a las fuerzas salseras, Ismaelito ya está en casa. ¡Ahí noma!

La canción que me hizo entrar al fascinante mundo de Ismaelito para conocer más de su repertorio fue Borinquen tiene Montuno, que cantó junto a la Fania All Stars en el concierto que ofrecieron en Puerto Rico, allá por el año 1994. En mis primeros 18 años en el Perú, nunca había escuchado antes de este jibarito. Por ahí, escuché algo de salsa, pero sin tomarle importancia. Lo mío era sin duda el rocanrol. Los primeros años de los noventa del siglo pasado aterricé en tierras teutonas y estando lejos del terruño, escuchar salsa te hacía sentirte más latino y enorgullecerte de “tus raíces”. No es lo mismo escuchar por ejemplo Los Morochucos en Alemania, en un invierno crudo europeo que, en Lima, en el Bar Queirolo. Créanme que no hay comparación. Los sentimientos que te revuelven cambian sin duda, pero ese es otro tema.

Cuando fui a Nueva York en el año 1997 me pasé casi un día buscando todos los cd de Ismaelito por la Gran Manzana. Felizmente pude comprar casi todos, los mismos que guardo con mucho celo. Es así como una de las canciones que más debo haber escuchado en mi vida es: Lamento de un guajiro (salgo al inicio del video con peluca) al igual que la anterior canción ya nombrada. Esas canciones han sido parte de emblemáticas e inacabables rondas de cervezas y noches de juerga y rumba. En las frías noches de invierno o en los días más calurosos de los veranos europeos, Ismael siempre estaba ahí. 
Ismaelito

He pasado días escuchando únicamente canciones de Ismael; y nunca me canso de hacerlo. Un gran sonero que perdura como él, siempre que rumbea, lo hace con calidad y harto saoco. La primera vez que lo vi en vivo, fue allá por el año 2002 o 2003 en la antigua Feria del Pacífico. Fui con el gran Fernando Tuesta Soldevilla. No podía creer que lo estaba viendo. Varios años después lo vi con mi hermanita Briscila y con mi hermano Wilfredo Cóndor Arias en un festival de salsa en El Callao. Por supuesto, después de aquella vez terminamos en El Superba ingiriendo varios “pomos” de “cervecita, licor, amargo”. La última vez que lo vi fue en el año 2014 si mal no recuerdo. Ismaelito compartía tarima con mi segundo cantante preferido de salsa: Adalberto Santiago.

Aquella vez tocó en un bar en La Molina. Esa noche llegaba en la noche de Iquitos a Lima, luego de haber estado en la Reserva Nacional Pacaya Samiria. Ni bien dejé mis cosas y de un baño, salí disparado al concierto. Algo me debe haber pasado (¿o estaba pasado?) que llegué casi moribundo al concierto que empezó mucho más tarde de lo anunciado. Así, casi al borde de la muerte, toneamos como Dios manda. Esa vez estuve otra vez con mi hermanita Brix vacilando y rumbeando. Terminamos de madrugada devorando un sanguchón. Me fui a dormir sin saber si iba a sobrevivir a esa noche abrupta, interminable y ácida.

Podría poner casi cincuenta canciones de Ismaelito en estas líneas, pero sería muy extenso. Escuchen sus canciones y saquen sus propias conclusiones. Este sonero borinqueño tuvo sus años de excesos y sin duda disfrutó de la fama. Felizmente pudo salir bien librado de toda la juerga brava y dura. En las últimas décadas, Ismael vive una vida sana y sigue demostrando por qué es uno de los mejore cantantes salseros que aún nos acompañan.

Y como todo buen sonero, Ismael interpreta un bolero: Abandonada fue que casi me empujó a la destrucción total en esos momentos aciagos, lúgubres y donde ya nada importaba. Así también, me ofreció una canción perfecta para poder dedicársela a muchas mujeres:
Las mujeres son y que podría ser usada para animar muchas campañas que pregonan temas relacionados al género (¿o sexo?) femenino. En fin, por supuesto, la calidad y entereza de la potente voz de Ismaelito hace que cada interpretación suya sea de muy alta performance.

Pacheco
Pacheco

Otra canción que me acompaña desde hace más de veinte años es Nicolás y que me parece súper potente, característica de un sonero de alto nivel. Asimismo, recuerdo cómo puse a varios en aprietos al sugerir que pongan en plena rumba esta canción: Tu cosita mami.


Y para finalizar, No me digan que es muy tarde para poder escribir estas líneas y seguir gozando con las canciones de este jibarito. Y celebremos que aún seguimos vivos. No nos queda más que seguir para adelante y de recordar a los que ya partieron. Por eso, va este pequeño texto como un homenaje a un grande y un saludo a la vida que nos queda: Rumba a la vida y larga vida para ti Ismaelito.

P.D. Y como no pude terminar a tiempo este texto, lo tuve en la incubadora varios días y hace dos días, el lunes 15 de febrero de 2021, tuve que encajar un derechazo. Se nos fue Pacheco. Recuerdo cómo he delirado con su flauta. Escuchar “agua del clavelito” a todo volumen mientras recorría los campos heidelberguenses o en una noche fría del invierno alemán, me transportaba al medio del caribe, al monte con lluvia mirando el mar que parecía una sopa caliente. Verlo a Pacheco dirigir a la Fania en los innumerables conciertos que dieron o tocando la flauta como un poseído, son escenas que forman parte ya de mi cerebro. Son como grandes murales en mi masa gris. Hasta siempre Pacheco. Sé que te fuiste a tomar agua del clavelito en algún lugar intergaláctico. ¡Buen viaje maestro!

Febrero 2021

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