Cuarta reseña sobre el libro de Betty J. Meggers, "Amazonía. hombre y cultura en un paraíso ilusorio".
Los Omagua alcanzaron un alto desarrollo cultural que les permitió, entre otros, aprovechar al máximo los recursos naturales y las características de la várzea. Pese a que (lamentablemente) fueron poco estudiados y que al parecer se extinguieron totalmente, esta tribu llama mi atención también por la influencia andina que evidenciaron y por la manera de desarrollar el sistema de esclavos.
Es lamentable reconocer que su población fue casi masacrada por nuestra civilización. Al parecer, los Omagua fue la población indígena que alcanzó el mayor desarrollo cultural en toda la Amazonía, sin embargo, al igual que los Tapajos, estaban muy expuestos y eran vulnerables a ataques, debido a su ubicación geográfica. Es interesante anotar también que la ubicación de sus casas y poblados se daba a lo largo de toda la ribera del río, tal como hoy en día se puede apreciar en algunos poblados selváticos, lo cual se diferencia notablemente de la dirección casi circular de las tribus de la terra firme. Dicha ubicación hace pensar que los pueblos Omagua parecían ser puertos o poblados más “modernos” que los de la terra firme. Estos últimos se asemejan más a campamentos temporales poco estructurados.
La disposición de las viviendas de los Omagua está condicionada por la posibilidad de acceso directo al río del cual dependen. Justamente a través de los ríos se realizaría un intercambio cultural con algunos poblados andinos. Además, llama la atención que, pese a que la tribu fue exterminada, su lenguaje ─perteneciente a la familia lingüística tupí─ fue elegido por los misioneros como lengua oficial para el catecismo y la comunicación entre diversas tribus indígenas. Dicha elección se sustentaría en que su lengua reunía elementos más variados y complejos en comparación a otras lenguas amazónicas, lo cual revelaría por ende, un mayor desarrollo cultural.
Asimismo, es interesante anotar que los Omagua se encontraban en una zona con menos terrenos inundables que los Tapajos. Sin embargo, al parecer, tenían mayor acceso a los alimentos, lo que podría haber ocasionado que obtuviesen un desarrollo más complejo.
Como ya ha sido mencionado, el medio ambiente hostil frenó el desarrollo cultural de algunas tribus indígenas. En el caso de los Omagua, parece haber sido lo contrario. Pese a que atravesaron periodos anuales de escasez, debido al ritmo normal de la várzea y a diversos fenómenos naturales, el medio ambiente no les era tan hostil. Es por eso que alcanzaron un mayor desarrollo, el cual posiblemente se haya visto complementado a través del contacto con los pueblos andinos.
Otro punto resaltante es el de las deformaciones craneanas que aplicaban a los recién nacidos, lo cual, como se indica en el texto, es exclusivo de esta tribu. Dicha práctica tiene un origen andino, así como el uso de escudos. Si bien, no se indica cuáles son los motivos de dicha conducta, tal vez esta se deba a alguna práctica religiosa. Otro punto que me llama la atención es la variedad de frutos y productos comestibles que obtenían los Omagua y sus técnicas de almacenamiento. Asimismo, sobresalen las maneras de cocinar, preparar, macerar y tratar los alimentos. Incluso, hornear “bizcochos” y “tortas” como productos del uso de varios alimentos, indica un desarrollo mayor y un mejor aprovechamiento de los recursos naturales disponibles.
El desarrollo de los Omagua también abarcó un manejo de la fauna silvestre, en especial el de las tortugas. Pese a que esta actividad, también se registra en algunas tribus de la terra firme, en este caso, parece haber sido realizada de una manera más completa y a mayor escala. Esta práctica y la facilidad para la pesca les proporcionaban una fuente casi inagotable de proteínas. Es así como esta tribu casi no practicaba la recolección ni la caza de animales silvestres, debido a que no las necesitaban como fuente de alimento.
Con respecto a las técnicas combativas, es sobresaliente el grado de poderío alcanzado por esta tribu (aunque también sobresalen las mujeres combativas de los Tapajo, así como sus letales flechas envenenadas) que se mantenía en constante estado de alerta debido a las hostilidades con los habitantes de la terra firme. El uso exclusivo de escudos y la aptitud combativa los hacía ser muy temidos por sus vecinos. Es importante rescatar que sus motivos bélicos eran la búsqueda de esclavos y la consumación de venganzas, además de repeler ataques para los cuales estaban bien preparados.
La captura de esclavos implicaba parcialmente una selección natural, pues se sacrificaban a los ancianos, a los que no eran aptos para la esclavitud, así como a los que podían revelarse. El trato que se les daba era como el de tener objetos propios. Los esclavos estaban destinados a ser servidores. Y a diferencia de aquellos en algunas tribus de la terra firme, donde los esclavos llegaban a formar parte del parentesco, en los Omagua estos eran como el apéndice de una sociedad que en cualquier momento podía ser eliminado debido a la escasez de alimento o a una sobrepoblación.
Finalmente, es resaltante notar la influencia andina evidenciada en las deformaciones craneanas, el uso de escudos, la vestimenta, los templos religiosos y la organización político-social. Sin embargo, pese a esta influencia, que coadyuvo a un mejor desarrollo cultural, los aspectos culturales de los Omagua no se vieron modificados, ni tampoco su relación adaptativa al medio ambiente.
El manejo ambiental orientado a un desarrollo ambiental
En el libro de Meggers se indica, en cuanto a la supervivencia del patrón aborigen en la utilización de los recursos naturales, algunas de las técnicas para su uso. Algunas de ellas se vienen utilizando actualmente y derivan de las técnicas utilizadas por las tribus indígenas de la selva amazónica.
Como ejemplo tenemos la pesca estacional que se da cuando habitantes de la selva moderna se instalan entre agosto y setiembre en las orillas de los ríos para esta actividad. Esto lo pude comprobar personalmente en el Huallaga (cerca de la localidad de Shapaja) donde a principios de octubre, un puñado de pescadores se había “mudado” desde setiembre a orillas de dicho río, aprovechando su bajo caudal, para abastecer de pescado fresco a Tarapoto y a los hoteles de la zona.
Si bien hoy en día estas actividades se realizan para fines comerciales y no necesariamente para la supervivencia, estas prácticas son vistas como artesanales y solo satisfacen necesidades inmediatas a una escala muy reducida que no puede ser vista como desarrollo ambiental.
Personalmente creo que las técnicas de aprovechamiento presentadas por Meggers podrían derivar hacia un desarrollo ambiental, siempre y cuando sean realizadas en una dimensión que tome en cuenta la capacidad de carga del medio ambiente y que sean hechas de manera regulada. Sin embargo, adicionalmente, es necesario para tal fin, darle un valor agregado a los productos que se obtienen. El aprovechamiento de recursos como el paiche, la chonta, el aguaje, los frutos y otros puede y debe mejorar si es que se quiere apuntar y llegar a un desarrollo ambiental sostenible.
Hoy en día, el tamaño poblacional se ha incrementado en los territorios amazónicos, por lo que la cantidad de alimentos que necesita la población actual no podría ser cubierta en su totalidad con lo que la selva les proporciona. Es por eso también que urgen las mejoras en el uso y en el aprovechamiento de los recursos naturales. Ya no es viable extraer solo para consumir, sino es imprescindible manejar, producir y mejorar el uso de los recursos naturales para garantizar un desarrollo sostenible.
Anteriormente, el exceso de pesca por ejemplo, podía ser almacenado. Actualmente, esto no es posible debido a la exigencia por vender lo recolectado para satisfacer otras necesidades o a la falta de refrigeración, pues ya no se utiliza las técnicas de almacenamiento que utilizaban los antiguos indígenas.
El conocimiento que nos han dejado las antiguas tribus indígenas tanto de la várzea como de la terra firme, nos sirven para entender sus procesos adaptativos y su desarrollo cultural, más no para sentar las bases para un desarrollo local en sus costumbres, pues en la actualidad los mecanismos económicos son otros. No obstante, sí se puede rescatar algunas actividades indígenas que se fueron perfeccionando con el tiempo, como producto de su adaptación al medio ambiente y condicionado a la manera de entender y conocer este sistema natural y social tan complejo.
Encuentro por lo tanto, dentro de estas técnicas de subsistencia, solamente algunos elementos procedentes del saber tradicional que nos dan ciertas luces para entender los procesos adaptativos y de supervivencia, más no para enlazarlos directamente con un desarrollo ambiental sostenible a largo plazo. Para tal fin, es necesario unir conocimientos, saber qué es lo que se tiene exactamente, cómo utilizarlo y cómo hacer que con un buen manejo se pueda conservar y utilizar para beneficio de las poblaciones actuales.
Desarrollo ambiental originado en estrategias de adaptación al territorio
Sí creo que se puede tomar como punto de partida los conocimientos adquiridos por el poblador amazónico a través de las estrategias de adaptación al territorio. No obstante, es necesario diferenciar los territorios de la terra firme con un suelo mucho más infértil y en donde los recursos naturales están más dispersos; con aquellos de la várzea que son más fértiles pero que dependen fuertemente de los flujos del río y que además son territorios menos extensos.
En cuanto a la várzea, estos territorios tienen, según Meggers, dos limitaciones principales, por un lado la marcada estacionalidad y por el otro, su fluctuación impredecible. Además creo yo que se le debe sumar que en la actualidad, su uso implica una concentración demográfica demasiada acentuada en estas zonas que trae consigo diversos problemas de contaminación, sobrepoblación y depredación de los recursos naturales. Por otro lado, en muchos casos, la visión a corto plazo se contradice con las dinámicas de la várzea.
Es así como, pese a que se podría establecer una diferencia de desarrollo cultural entre las tribus indígenas de la terra firme con aquellas de la várzea, actualmente, creo que estas diferencias son menos acentuadas y están regidas por otros factores. Sin embargo, existen muchos elementos que se pueden rescatar del uso de estas zonas para asegurar un desarrollo ambiental para la selva amazónica en general en combinación con el uso de la terra firme.
Por ejemplo, las plantaciones de algunos productos podrían ser hechas en la várzea en vez de ser hechas en terra firme, debido a la naturaleza de los mismos y a las exigencias de agua y nutrientes. Por otro lado, en la terra firme se puede implementar la plantación de frutales, madera y otros. Las dinámicas de las aguas en la várzea pueden ser utilizadas para planificar también un manejo programado de los recursos naturales.
Si bien el crecimiento demográfico de la selva amazónica es inferior al de la costa y al de la sierra, se ha incrementado en los últimos años. Esto implica que ya no se podría hablar de abundancia de recursos para las poblaciones y de almacenamiento para las épocas de escasez. En base a los conocimientos adquiridos, se debe estudiar los recursos existentes y establecer dónde y cómo pueden ser aprovechados.
Así también, se puede establecer qué zonas deben ser protegidas de manera intangible y cuándo y dónde se debe imponer vedas o restricciones de uso. También se puede implementar plantaciones combinadas como el caso del maíz con el fríjol o el ajo con la fresa. Con estos conocimientos se podría introducir algunas especies foráneas (con un manejo responsable) o domesticar especies silvestres.
Otro punto importante a tomar en cuenta y sobre el cual insisto en hacer hincapié, es la necesidad urgente de compatibilizar los usos antiguos con los modernos, es decir, darle un valor agregado. Todo esto, sin alterar (o alterando lo menos posible) el complejo orden de la selva amazónica. Además, aunque en la actualidad no podemos hablar de las técnicas de las tribus indígenas para controlar el tamaño y la densidad de la población, sí se puede combinar las adaptaciones de la terra firme con la várzea como adaptaciones a la escasez de recursos naturales.
Esto es posible también gracias a que las hostilidades han cesado y si bien estas eran una manera de regulación poblacional, también atentaban contra el desarrollo. Es por eso que se puede rotar el uso de toda la Amazonía entre los periodos óptimos para la várzea y los adecuados para la terra firme.
Los Omagua alcanzaron un alto desarrollo cultural que les permitió, entre otros, aprovechar al máximo los recursos naturales y las características de la várzea. Pese a que (lamentablemente) fueron poco estudiados y que al parecer se extinguieron totalmente, esta tribu llama mi atención también por la influencia andina que evidenciaron y por la manera de desarrollar el sistema de esclavos.
Es lamentable reconocer que su población fue casi masacrada por nuestra civilización. Al parecer, los Omagua fue la población indígena que alcanzó el mayor desarrollo cultural en toda la Amazonía, sin embargo, al igual que los Tapajos, estaban muy expuestos y eran vulnerables a ataques, debido a su ubicación geográfica. Es interesante anotar también que la ubicación de sus casas y poblados se daba a lo largo de toda la ribera del río, tal como hoy en día se puede apreciar en algunos poblados selváticos, lo cual se diferencia notablemente de la dirección casi circular de las tribus de la terra firme. Dicha ubicación hace pensar que los pueblos Omagua parecían ser puertos o poblados más “modernos” que los de la terra firme. Estos últimos se asemejan más a campamentos temporales poco estructurados.
La disposición de las viviendas de los Omagua está condicionada por la posibilidad de acceso directo al río del cual dependen. Justamente a través de los ríos se realizaría un intercambio cultural con algunos poblados andinos. Además, llama la atención que, pese a que la tribu fue exterminada, su lenguaje ─perteneciente a la familia lingüística tupí─ fue elegido por los misioneros como lengua oficial para el catecismo y la comunicación entre diversas tribus indígenas. Dicha elección se sustentaría en que su lengua reunía elementos más variados y complejos en comparación a otras lenguas amazónicas, lo cual revelaría por ende, un mayor desarrollo cultural.
Asimismo, es interesante anotar que los Omagua se encontraban en una zona con menos terrenos inundables que los Tapajos. Sin embargo, al parecer, tenían mayor acceso a los alimentos, lo que podría haber ocasionado que obtuviesen un desarrollo más complejo.
Como ya ha sido mencionado, el medio ambiente hostil frenó el desarrollo cultural de algunas tribus indígenas. En el caso de los Omagua, parece haber sido lo contrario. Pese a que atravesaron periodos anuales de escasez, debido al ritmo normal de la várzea y a diversos fenómenos naturales, el medio ambiente no les era tan hostil. Es por eso que alcanzaron un mayor desarrollo, el cual posiblemente se haya visto complementado a través del contacto con los pueblos andinos.
Otro punto resaltante es el de las deformaciones craneanas que aplicaban a los recién nacidos, lo cual, como se indica en el texto, es exclusivo de esta tribu. Dicha práctica tiene un origen andino, así como el uso de escudos. Si bien, no se indica cuáles son los motivos de dicha conducta, tal vez esta se deba a alguna práctica religiosa. Otro punto que me llama la atención es la variedad de frutos y productos comestibles que obtenían los Omagua y sus técnicas de almacenamiento. Asimismo, sobresalen las maneras de cocinar, preparar, macerar y tratar los alimentos. Incluso, hornear “bizcochos” y “tortas” como productos del uso de varios alimentos, indica un desarrollo mayor y un mejor aprovechamiento de los recursos naturales disponibles.
El desarrollo de los Omagua también abarcó un manejo de la fauna silvestre, en especial el de las tortugas. Pese a que esta actividad, también se registra en algunas tribus de la terra firme, en este caso, parece haber sido realizada de una manera más completa y a mayor escala. Esta práctica y la facilidad para la pesca les proporcionaban una fuente casi inagotable de proteínas. Es así como esta tribu casi no practicaba la recolección ni la caza de animales silvestres, debido a que no las necesitaban como fuente de alimento.
Con respecto a las técnicas combativas, es sobresaliente el grado de poderío alcanzado por esta tribu (aunque también sobresalen las mujeres combativas de los Tapajo, así como sus letales flechas envenenadas) que se mantenía en constante estado de alerta debido a las hostilidades con los habitantes de la terra firme. El uso exclusivo de escudos y la aptitud combativa los hacía ser muy temidos por sus vecinos. Es importante rescatar que sus motivos bélicos eran la búsqueda de esclavos y la consumación de venganzas, además de repeler ataques para los cuales estaban bien preparados.
La captura de esclavos implicaba parcialmente una selección natural, pues se sacrificaban a los ancianos, a los que no eran aptos para la esclavitud, así como a los que podían revelarse. El trato que se les daba era como el de tener objetos propios. Los esclavos estaban destinados a ser servidores. Y a diferencia de aquellos en algunas tribus de la terra firme, donde los esclavos llegaban a formar parte del parentesco, en los Omagua estos eran como el apéndice de una sociedad que en cualquier momento podía ser eliminado debido a la escasez de alimento o a una sobrepoblación.
Finalmente, es resaltante notar la influencia andina evidenciada en las deformaciones craneanas, el uso de escudos, la vestimenta, los templos religiosos y la organización político-social. Sin embargo, pese a esta influencia, que coadyuvo a un mejor desarrollo cultural, los aspectos culturales de los Omagua no se vieron modificados, ni tampoco su relación adaptativa al medio ambiente.
El manejo ambiental orientado a un desarrollo ambiental
En el libro de Meggers se indica, en cuanto a la supervivencia del patrón aborigen en la utilización de los recursos naturales, algunas de las técnicas para su uso. Algunas de ellas se vienen utilizando actualmente y derivan de las técnicas utilizadas por las tribus indígenas de la selva amazónica.
Como ejemplo tenemos la pesca estacional que se da cuando habitantes de la selva moderna se instalan entre agosto y setiembre en las orillas de los ríos para esta actividad. Esto lo pude comprobar personalmente en el Huallaga (cerca de la localidad de Shapaja) donde a principios de octubre, un puñado de pescadores se había “mudado” desde setiembre a orillas de dicho río, aprovechando su bajo caudal, para abastecer de pescado fresco a Tarapoto y a los hoteles de la zona.
Si bien hoy en día estas actividades se realizan para fines comerciales y no necesariamente para la supervivencia, estas prácticas son vistas como artesanales y solo satisfacen necesidades inmediatas a una escala muy reducida que no puede ser vista como desarrollo ambiental.
Personalmente creo que las técnicas de aprovechamiento presentadas por Meggers podrían derivar hacia un desarrollo ambiental, siempre y cuando sean realizadas en una dimensión que tome en cuenta la capacidad de carga del medio ambiente y que sean hechas de manera regulada. Sin embargo, adicionalmente, es necesario para tal fin, darle un valor agregado a los productos que se obtienen. El aprovechamiento de recursos como el paiche, la chonta, el aguaje, los frutos y otros puede y debe mejorar si es que se quiere apuntar y llegar a un desarrollo ambiental sostenible.
Hoy en día, el tamaño poblacional se ha incrementado en los territorios amazónicos, por lo que la cantidad de alimentos que necesita la población actual no podría ser cubierta en su totalidad con lo que la selva les proporciona. Es por eso también que urgen las mejoras en el uso y en el aprovechamiento de los recursos naturales. Ya no es viable extraer solo para consumir, sino es imprescindible manejar, producir y mejorar el uso de los recursos naturales para garantizar un desarrollo sostenible.
Anteriormente, el exceso de pesca por ejemplo, podía ser almacenado. Actualmente, esto no es posible debido a la exigencia por vender lo recolectado para satisfacer otras necesidades o a la falta de refrigeración, pues ya no se utiliza las técnicas de almacenamiento que utilizaban los antiguos indígenas.
El conocimiento que nos han dejado las antiguas tribus indígenas tanto de la várzea como de la terra firme, nos sirven para entender sus procesos adaptativos y su desarrollo cultural, más no para sentar las bases para un desarrollo local en sus costumbres, pues en la actualidad los mecanismos económicos son otros. No obstante, sí se puede rescatar algunas actividades indígenas que se fueron perfeccionando con el tiempo, como producto de su adaptación al medio ambiente y condicionado a la manera de entender y conocer este sistema natural y social tan complejo.
Encuentro por lo tanto, dentro de estas técnicas de subsistencia, solamente algunos elementos procedentes del saber tradicional que nos dan ciertas luces para entender los procesos adaptativos y de supervivencia, más no para enlazarlos directamente con un desarrollo ambiental sostenible a largo plazo. Para tal fin, es necesario unir conocimientos, saber qué es lo que se tiene exactamente, cómo utilizarlo y cómo hacer que con un buen manejo se pueda conservar y utilizar para beneficio de las poblaciones actuales.
Desarrollo ambiental originado en estrategias de adaptación al territorio
Sí creo que se puede tomar como punto de partida los conocimientos adquiridos por el poblador amazónico a través de las estrategias de adaptación al territorio. No obstante, es necesario diferenciar los territorios de la terra firme con un suelo mucho más infértil y en donde los recursos naturales están más dispersos; con aquellos de la várzea que son más fértiles pero que dependen fuertemente de los flujos del río y que además son territorios menos extensos.
En cuanto a la várzea, estos territorios tienen, según Meggers, dos limitaciones principales, por un lado la marcada estacionalidad y por el otro, su fluctuación impredecible. Además creo yo que se le debe sumar que en la actualidad, su uso implica una concentración demográfica demasiada acentuada en estas zonas que trae consigo diversos problemas de contaminación, sobrepoblación y depredación de los recursos naturales. Por otro lado, en muchos casos, la visión a corto plazo se contradice con las dinámicas de la várzea.
Es así como, pese a que se podría establecer una diferencia de desarrollo cultural entre las tribus indígenas de la terra firme con aquellas de la várzea, actualmente, creo que estas diferencias son menos acentuadas y están regidas por otros factores. Sin embargo, existen muchos elementos que se pueden rescatar del uso de estas zonas para asegurar un desarrollo ambiental para la selva amazónica en general en combinación con el uso de la terra firme.
Por ejemplo, las plantaciones de algunos productos podrían ser hechas en la várzea en vez de ser hechas en terra firme, debido a la naturaleza de los mismos y a las exigencias de agua y nutrientes. Por otro lado, en la terra firme se puede implementar la plantación de frutales, madera y otros. Las dinámicas de las aguas en la várzea pueden ser utilizadas para planificar también un manejo programado de los recursos naturales.
Si bien el crecimiento demográfico de la selva amazónica es inferior al de la costa y al de la sierra, se ha incrementado en los últimos años. Esto implica que ya no se podría hablar de abundancia de recursos para las poblaciones y de almacenamiento para las épocas de escasez. En base a los conocimientos adquiridos, se debe estudiar los recursos existentes y establecer dónde y cómo pueden ser aprovechados.
Así también, se puede establecer qué zonas deben ser protegidas de manera intangible y cuándo y dónde se debe imponer vedas o restricciones de uso. También se puede implementar plantaciones combinadas como el caso del maíz con el fríjol o el ajo con la fresa. Con estos conocimientos se podría introducir algunas especies foráneas (con un manejo responsable) o domesticar especies silvestres.
Otro punto importante a tomar en cuenta y sobre el cual insisto en hacer hincapié, es la necesidad urgente de compatibilizar los usos antiguos con los modernos, es decir, darle un valor agregado. Todo esto, sin alterar (o alterando lo menos posible) el complejo orden de la selva amazónica. Además, aunque en la actualidad no podemos hablar de las técnicas de las tribus indígenas para controlar el tamaño y la densidad de la población, sí se puede combinar las adaptaciones de la terra firme con la várzea como adaptaciones a la escasez de recursos naturales.
Esto es posible también gracias a que las hostilidades han cesado y si bien estas eran una manera de regulación poblacional, también atentaban contra el desarrollo. Es por eso que se puede rotar el uso de toda la Amazonía entre los periodos óptimos para la várzea y los adecuados para la terra firme.
Noviembre 2007
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