En la Reserva Nacional Pacaya Samiria (RNPS) se
impulsa con gran éxito el uso responsable de la diversidad biológica. Eso ya lo
sabemos. Así las cosas, una manera de darle institucionalidad y respaldo a tal
esfuerzo es la firma de contratos de aprovechamiento entre los Grupos de Manejo
(GM) de la Reserva y el Estado peruano, representado por el Servicio Nacional
de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP). Y esto se da, luego de
un largo e incansable trabajo en un espacio biodiverso, donde se ha logrado
conjugar conservación y manejo de recursos naturales con su uso y con la mejora
de la calidad de vida de muchos peruanos.
El año 2013 va a quedar grabado como un año histórico
para la RNPS y por qué no para la conservación en el Perú. Mediante la firma de
los contratos de aprovechamiento, se ha podido sellar con broche de oro casi
veinte años de trabajo en este paraíso amazónico. Un paso fundamental en todo
esto ha sido reconocer que los pobladores que viven dentro de la reserva y en
su zona de amortiguamiento ya dejaron de hacer un uso de los recursos naturales
para su supervivencia; y ahora lo hacen para generar dividendos económicos sin
dejar de lado el norte de todo esto: proteger el medio ambiente.
Esta premisa que parece ser sencilla engloba todo un
largo y complejo proceso de cambios, aprendizajes, esfuerzos y compromisos. Entendamos
primero qué implica la firma de estos compromisos con el Estado. Cada contrato involucra
a un GM al que se le asigna (a mediano plazo) un espacio determinado dentro de
la Reserva para que en él puedan extraer recursos naturales (generalmente
Taricayas, Arahuanas y Paiches) con el compromiso adicional de controlar y
vigilar el entorno, apoyando así a los Guardaparques del SERNANP. Adicionalmente,
los GM deben pagarle al Estado (al SERNANP) un monto determinado por cada
ejemplar de, por ejemplo, Taricaya que obtengan. Así, están aportando también a
la protección y manejo de otras áreas naturales protegidas en el país.
Para esto, los GM deben elaborar un Plan de Manejo (con
el apoyo técnico especializado) para cada recurso a utilizar, el cual incluye
diversos criterios técnicos —producto de un arduo trabajo científico y
práctico— que aseguran que la especie mantenga poblaciones saludables en la
Reserva. Por ejemplo, se determina, en base al número de crías de Taricayas obtenidas
tras la incubación artificial, cuántas deben ser liberadas, cuántas pueden ser
comercializadas y cuántas pueden formar parte de la dieta alimenticia de las
familias que conforman el GM. De esta manera se crea una sociedad sumamente
interesante: los pobladores locales cuidan y acceden a los recursos naturales;
y el Estado aprovecha el apoyo local para mejorar la gestión de la RNPS. Todos
salen ganando.
Otro de los beneficios generados tras la firma de los
contratos de aprovechamiento es que los GM están legalmente constituidos e
institucionalizados y pueden sentarse en la mesa de negociación para obtener mejores
condiciones con las empresas que compran sus recursos. Es decir, ya no se trata
de acuerdos verbales como cuando eran tan solo un grupo de personas que tenían
que estar renovando anualmente sus permisos de extracción. Por ende, los GM
están en la faculta de otorgar facturas, tienen su Registro Único del
Contribuyente (RUC), manejan directamente sus finanzas y están capacitados para
negociar y decidir con quiénes trabajar y a quiénes vender sus productos.
Conservar,
conocer, manejar, vender y ganar platita conservando
Para llegar a lo anterior se ha tenido también que remar
muchas veces contra la corriente, pues muchos pobladores locales, miembros de
los GM, han tirado la toalla y han abandonado estos esfuerzos por diversos
motivos. Así por ejemplo, los bajos precios que recibían por los recursos, la
competencia (ilegal o legal), los enfrenamientos con las personas que actúan al
margen de la ley, la búsqueda de nuevas maneras de obtener dinero rápido o la
simple desidia, motivaron a muchos a bajarse del coche. Pero felizmente, hubo otros
que continuaron, pese a algunas desavenencias. Una de ellas fue, por ejemplo, el
establecimiento de cuotas bajas de aprovechamiento en los Planes de Manejo.
Es decir, en algunos casos, los pobladores no podían
sacar más recursos de lo estipulado en su Plan de Manejo. Esto no era por
capricho, sino que dichas cuotas respondían (y siguen respondiendo) a los
resultados de los estudios técnicos que se hace para recuperar la especie y
poder aprovecharla mejor a largo plazo. Así, en los últimos años, la cuota de
extracción, en el caso de la Taricaya por ejemplo, ha aumentado, justamente
porque la especie se ha podido recuperar. Es decir, se ha logrado conservar a
la especie en la zona, por lo que ahora se puede extraer más ejemplares para
ser vendidos.
Vayamos al inicio. Cuando se empezó a trabajar en la RNPS,
lo primero que se debió hacer fue centrarse en algunos recursos de importancia
económica, tales como los ya mencionados y otros de origen vegetal como el
Aguaje y la Tagua (Yarina), también conocida como marfil vegetal. Una vez
identificados, se hizo diversos estudios técnicos para conocer todo lo
referente a cada una de las especies, con el fin de elaborar sus respectivos
Planes de Manejo. Claro, este proceso demora y mientras tanto, las poblaciones
locales pueden pensar que no se avanza, pero felizmente pudieron entender que esta
etapa requería de tiempo. Finalmente, todo esto fue una buena inversión que
ahora da frutos.
Ya con la información científica y técnica procesada, más
la incorporación de los saberes tradicionales y del valioso aporte de los
pobladores locales, se elaboró los Planes de Manejo para las diversas cuencas
hidrográficas que conforman la RNPS. De esta manera, los GM fueron capacitados
en el manejo de los recursos naturales para que ellos se conviertan en los
artífices de la conservación y en los pioneros en el uso y manejo de una parte
de la gran diversidad biológica que alberga la “Selva de los Espejos”.
Posteriormente, ya con el conocimiento y la práctica
adquirida, se ingresó a la compleja etapa de vender lo obtenido a buenos
precios. Para ello se ha tenido que realizar algunos estudios de mercado,
sellar alianzas comerciales con empresas, invertir dinero en publicidad y tomar
medidas para superar diversas barreras, tales como el transporte hacia el
destino final, el almacenamiento y otras de orden logístico. Lo que se desea
finalmente es no tener que vender lo obtenido a muy bajo precio y asegurar un
mercado sostenible en el tiempo.
Para llegar a que se cristalice este arduo y largo
proceso en los contratos de aprovechamiento, ha sido de mucha ayuda contar con el
apoyo técnico de ProNaturaleza – Fundación Peruana para la Conservación de la
Naturaleza, de la cooperación internacional y de otras organizaciones no
gubernamentales para sacar este emprendimiento a flote. Asimismo, se ha debido
trabajar muy de cerca con las poblaciones locales; con el Estado, representado
en este caso por el SERNANP y por el Gobierno Regional de Loreto, a través del Programa
de Conservación, Gestión y Uso Sostenible de la Diversidad Biológica y de la Dirección
Regional de Producción; así como con la Sociedad Civil, representada por las
ONG, universidades y empresas.
Capacitación,
educación y empuje para cerrar el círculo
Dos de los pilares fundamentales en los que se sostiene el
éxito de este gran trabajo en la RNPS han sido la capacitación y el traspaso de
capacidades a los grupos humanos, así como la educación ambiental. Y es que una
de las maneras de “invertir” en las poblaciones locales es “dejando”
conocimientos para los cometidos ya mencionados y para otros fines. En este
caso, todo aprendizaje aporta a la búsqueda de mejores opciones de desarrollo
acorde con la realidad de la zona. Por ejemplo, en las capacitaciones
destinadas a formalizar a los GM se incluye conocimientos sobre administración,
contabilidad, redacción y otros que sirven para su labor como grupo, pero
también para el día a día en cualquier otro emprendimiento que realicen. No
olvidemos que otro de los pilares fundamentales es la necesidad de organizarse
en grupos.
En cuanto a la educación —entendida como un proceso que
va más allá de capacitar a una persona para un fin determinado, es decir,
cambiar actitudes—, ha sido duro convencer a los pobladores locales que deben
adoptar nuevos hábitos. Por ejemplo, pensemos en la obtención de los frutos del
Aguaje, especie clave en la Amazonía peruana. Lo más común es tumbarse la
palmera y recoger los frutos del suelo. Sin embargo, se ha logrado convencerlos
de que lo mejor es subirse a la palmera (para esto fueron capacitados) y cortar
los frutos; así esta queda en pie. Con esta acción que parece simple, se logró
educarlos en lo relacionado a la conservación de la diversidad biológica.
Empero, cuando se recolecta el Aguaje de esta manera, el
trabajo es mucho más duro, más caro y más lento. Y esto puede traer las ya
mencionadas frustraciones por lo siguiente: imaginemos que un GM obtenga, de
manera responsable, diez sacos con frutos de Aguaje y los quiera vender en el
puerto de Nauta a, digamos, S/. 20 cada saco. Será difícil competir con otros
vendedores que ofrecen cada saco a S/. 10, ya que les ha salido más barata su
cosecha porque se han tumbado las palmeras, no han gastado mucho en mano de
obra, no demoran mucho y no han tenido que adentrarse al monte. ¿Cómo competir
con estos irresponsables vendedores? Complicado.
Actualmente, con lo avanzado, el panorama es otro, pues
los GM pueden hacer contratos comerciales con empresas que deseen contribuir
con la conservación del entorno y que sí estén dispuestas a pagar precios más
justos. No obstante, uno de los retos sigue siendo encontrar a estos compradores
responsables que deseen colaborar indirectamente con la preservación del medio
ambiente y con la mejora de la calidad de vida de los GM y de sus familias. Con
todo esto, el circulo terminaría de cerrarse.
Estamos bien encaminados, pese a que aún deben ser sorteadas
algunas dificultades, propias de cualquier emprendimiento económico con flora y
fauna. El rumbo está definido y es claro; las ganas, los conocimientos y el
entusiasmo están; el Estado, los GM, la Sociedad Civil y sus aliados están
comprometidos con esta misión y tenemos buenos resultados. Entonces, señoras y
señores, sigamos avanzando.
Noviembre 2013
Artículo aparecido en la edición online de la Revista Rumbos
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