jueves, 29 de mayo de 2025

BIENVENIDOS AL NUEVO MORDOR: ¡EL PERÚ! (IX)

 


Hace unos meses, tras un golpe de lucidez y un destello de valor, decidí abrir dos redes sociales para lanzar mensajes sobre diversos temas. Por supuesto, prevalecerán los tópicos ambientales y los relacionados a múltiples aristas en torno a la diversidad biológica. El título de esta serie de videos nació de una visión que tuve tras escuchar a alguien que decía que la situación que atraviesa el país se asemeja al lugar donde reside el “Ojo de Sauron”, en el cual pululan diversos tipos de orcos que solo responden a lo que ordena su amo, sin pensar y sin chistar y que son expertos dejando el caos por donde van.

 

Para no perder de vista los contenidos propalados en las redes sociales, colocaré algunos de ellos acá. Tal vez un entusiasta orco, orca u orque desee leerlos.

 

Tomo parte de un post de mi colega Christian Riveros Arteaga sobre el perro pastor peruano. “En los últimos días, tras algunas noticias que han circulado en medios y redes sociales, se ha generado una avalancha de desinformación sobre la supuesta "raza" del perro pastor peruano. Se ha compartido fotos de perros sin ningún respaldo científico; y muchas personas han comenzado a atribuir esta identidad a cualquier can de aspecto peculiar”.

 

“El perro pastor Chiribaya no es una leyenda urbana ni una moda pasajera. Es una línea genética real, en proceso de recuperación, sustentada por años de investigaciones arqueológicas, genéticas y antropológicas. Gracias a los trabajos de la genetista Dra. Jane Wheeler, de la arqueóloga Sonia Guillén y de otros investigadores, hoy sabemos que en los valles costeros del sur del Perú —particularmente en Ilo, Moquegua y Jorge Basadre, Tacna—, existió una raza de perro que acompañó a los pastores de llamas de la Cultura Chiribaya hace más de mil años”.


Agrega que “se ha hallado 43 momias caninas, algunas enterradas con honores en cementerios exclusivos para mascotas, lo que demuestra el profundo respeto y vínculo que existía entre estos animales y los antiguos pobladores. Estudios de ADN mitocondrial han revelado que estos perros no tienen parentesco con razas modernas conocidas y que poseían características únicas: cuerpo alargado, patas traseras adaptadas a los arenales como las de una liebre, pelaje rojizo o amarillento, y orejas cortas y caídas”.


“Este no es solo un hallazgo zoológico. Es una puerta a comprender cómo los antiguos habitantes del desierto costero supieron adaptarse a su entorno, criar camélidos de pelo fino en lomas estacionales, y valerse de un perro pastor en medio del desierto. La domesticación, la economía vertical andina, las migraciones culturales como las de Tiwanaku y los señoríos aymaras, todo converge en esta historia”.


SI bien en muchos medios de comunicación y organismos del Estado se anunció que esta raza ya era reconocida de manera oficial, existen opiniones divididas, pues como dice Riveros, “considero esencial promover información basada en evidencia científica. Frente a la desinformación, debemos insistir en la importancia de los estudios genéticos, arqueológicos y etnográficos, y no caer en la trivialización de un legado tan valioso. Lo que está en juego no es solo una raza de perro, sino una parte de nuestra identidad como nación”.

 

Contexto: el 28 de marzo de 2025, la asamblea de la Federación Canina Americana, realizada en la ciudad de Socoraba, Sao Paulo, Brasil, reconoció oficialmente al perro pastor chiribaya como raza canina; y el pasado 14 de abril, la Asociación Canófila Peruana - Unión Canófila Peruana y el Centro Mallqui sustentaron ante la comisión de cultura del Congreso de la República la importancia del proyecto de ley que busca reconocer al pastor chiribaya como patrimonio vivo del Perú.

 

Y a mediados de mayo, el Kennel Club Peruano lanzó un comunicado donde se anunciaba sorprendido “ante el reconocimiento como raza peruana del denominado ‘perro pastor Chiribaya’”. Afirman además que “se podría continuar con el proceso científico, necesitándose un equipo de criadores, varios años y dinero para hacer una regresión o recuperación de la raza en base a sus orígenes”.

 

Es decir, faltan la sistematización de los resultados y su publicación científica para poder reconocer oficialmente la raza. Como ven, a parecer alguien se adelantó al respecto. Esperemos que podamos salir de este entrampamiento y que finalmente salga humo blanco. Creo que nos lo merecemos.

 

The Uganda connection

 


Colegas ecuatorianos me comentan que se ha disparado el comercio ilegal de iguanas endémicas de las Islas Galápagos, especies que están protegidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y por el gobierno ecuatoriano.  

 

Y esto se debe a que existe una maquinaria organizada para extraer a estos maravillosos saurios del archipiélago y mandarlos a Uganda (WTF!!), a un centro de cría que ha monopolizado este ilegal negocio. Desde el año 1999, desde este lugar se comercializa reptiles de diversos rincones del mundo, capturados ilegalmente. El dueño ya ha sido encarcelado un par de veces en Kenia y Nueva Zelanda.

 

Lo asombroso es que desde hace más de ocho años existen envíos autorizados de iguanas terrestres (rosadas), de Galápagos, vía Uganda, principalmente al mercado asiático, aunque también se reporta envíos de algunos individuos a Suecia, Ucrania y Canadá, para tenerlas como mascotas.


 

En un reciente artículo científico se hace un llamado a las autoridades ecuatorianas para que no se permita extraer ejemplares vivos del archipiélago, si no se puede probar el origen legal y no se tiene la certeza de que el demandante sea también un operador autorizado. De forma contraria, no se debería autorizar el comercio y se debe aplicar la regulación nacional.  

 

Pero también se hace un llamado a la cooperación internacional para poner candados más estrictos en lo referido a la compra y venta de especies altamente amenazadas.

 

El artículo menciona que “algunas Partes (países) de la CITES, emiten permisos de exportación para animales o plantas adquiridos ilegalmente, lo que fomenta el tráfico, socava la eficacia e integridad de las disposiciones de la Convención y expone a las especies en peligro de extinción a un mayor riesgo debido al comercio internacional”. Es decir, se debe evitar la lavandería.

 

Así también, el artículo menciona que existe un comercio ilegal, -pero que parece legal- de iguanas vivas de las Galápagos, mediante la emisión de permisos CITES por parte de Estados fuera del área de distribución, sin consultar al Estado del área de distribución (Ecuador) para determinar la procedencia legal de los especímenes.

 

Esto es peligroso porque estaríamos frente a toda una maquinaria que parecería legal y que atenta contra la fauna silvestre del planeta. Debemos evitar y denunciar el comercio no autorizado de animales y plantas. Empecemos por eso.

 

Inteligencia animal

 

La vida silvestre no dejará nunca (a menos que la extingamos) de sorprendernos. Hace unas horas me llamaron unos colegas gringos para comentarme sobre un tema fascinante. En el Estado de New Jersey, en Estados Unidos, se ha logrado registrar una técnica de caza refinada que es usada por un ejemplar macho del gavilán de Cooper (Accipiter cooperii) ahora, Astur cooperii.

 

Un zoólogo estadounidense observó que esta ave rapaz utiliza el semáforo “en rojo” como protección, para aprovechar que los autos estaban detenidos y cazar pequeñas aves, a las que les queda poco campo de acción en este escenario “humano”. Esta conducta, que parece simple, denota el uso de una inusual inteligencia; y a su vez, explicaría en parte por qué es que esta ave de presa ha dominado con éxito un territorio tan peligroso como el medio urbano.

 

Ya se ha documentado casos similares que demuestran que la inteligencia animal permite que muchas especies se adapten con éxito a las ciudades y a sus peligros. Por ejemplo, existen aves rapaces que persiguen a sus presas con maniobras calculadas para llevarlas a calles sin salida y capturarlas con mayor efectividad. Algunas especies de cuervos dejan caer nueces a las calles transitadas para que los autos las pisen y luego regresar por ellas. Especies de aves carroñeras patrullan las carreteras y esperan que aparezcan animales atropellados para su menú.

 

Pero regresando al gavilán, se pudo observar que una calle específica se ha convertido en el territorio de caza de esta ave. Al final de esta, el semáforo, antes de que se ponga “en rojo”, emite un sonido de alerta característico. Es ahí cuando, desde un árbol cercano, sale el gavilán para atacar, casi siempre con éxito, a pequeñas bandadas de gorriones y de palomas (Zenaida macroura).

 

Es importante recalcar que el gavilán recién inicia su ataque tras escuchar el sonido del semáforo, antes de que se ponga “en rojo”; y espera que la cola de carros sea bastante larga para salir al ataque. El gavilán tiene un claro “mapa mental de la calle” y sabe cómo usarlo a su favor. Otra conclusión importante que hace Vladimir Dinets, autor del artículo científico que reporta esta conducta, es que, por primera vez se documenta este accionar en aves de presa, pues se sabe de casos en cuervos y en algunos mamíferos que superan impedimentos para acceder a sus alimentos. Fascinante.

 


El gavilán de Cooper es un ave rapaz, pequeña, que habita en América del Norte, en el desierto de Sonora, en México y que puede llegar hasta Panamá. Estoy seguro que los gavilanes acanelados que por acá rondan tienen también técnicas refinadas para cazar. ¿alguien ya las documentó?

 

Mayo 2025

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