A fines de la década de los ochenta, el caso de una asesina en serie acaparó las primeras planas de los diarios en los Estados Unidos y conmocionó a la opinión pública. Aileen Wournos, una prostituta callejera, asesinó a siete de sus clientes a sangre fría. Al momento de escuchar su sentencia, saltó de su asiento y despotricó contra los jueces injuriándoles que cómo se les ocurre mandar a la muerte a una mujer que fue violada por su padre cuando era niña. La productora Patty Jenkins debuta con este filme que retracta de manera verosímil la historia de esta asesina en serie de manera didáctica, sin muchos artificios ni voyeurismo.
Wournos fue calificada de “Monster” por los diarios sensacionalistas de la época, sin embargo, para Wournos, el único monstruo es el recuerdo de su espeluznante pasado. A Jenkins no le interesa indagar el motivo por el cual se convirtió en asesina. Su traumática infancia es tratada de manera muy superficial. Asimismo, Jenkins no apunta contra la sociedad americana que margina a sus ovejas negras y las mantiene como un estiércol, del cual hay que huir y mantenerlo marginado hasta su propia autodestrucción.
Aileen (Charlize Theron) aparece bajo el puente de una carretera ocultándose de la inclemencia de una feroz lluvia. También conocida como Lee, Aileen está a punto de quitarse la trágica vida de prostituta (empezó a los 16) al margen de la sociedad. Lee desiste y conoce a Selby (Cristina Ricci), una lesbiana incomprendida. Selby propicia un acercamiento con Lee, quien en un principio la rechaza hasta que, producto del alcohol, la desesperación y la búsqueda de calor, decide irse con ella, pese a no tener ninguna inclinación por las de su mismo sexo.
Para Lee está relación se convierte en la ultima esperanza de aferrarse a algo, es por eso que la asume con decisión e ímpetu. La prostituta de horribles facciones, obesa y de malograda dentadura se aferra a su nueva pareja con una fuerza casi varonil y machista. Lee le promete a Selby velar por ella y darle una vida holgada, llena de lujos, libre de toda persecución y con todo el amor necesario para su felicidad. Lee decide dejar su único oficio y conseguir un trabajo digno para llevar el pan a su impaciente amante. Esta búsqueda fracasa, pues Lee nunca terminó la escuela y se ve obligada a volver a ejercer de prostituta y soportar la humillación y maltrato por parte de sus clientes.
“Monster” es un buen filme pese a presentar algunas debilidades en cuanto al manejo del ritmo, el cual se pierde tras el acercamiento de Lee a Selby, centrándose casi exclusivamente en Lee y en su transformación anormal. La apreciamos con un caminar típico parecido al de los cowboy, símbolo inequívoco de los denominados “white trash”.
Un aspecto interesante del film radica en la figura de Selby, a quien no se le puede creer totalmente en esa faceta de simple expectante exigiendo más atención por parte de su amante y ofreciendo una imagen ambigua ante las circunstancias, ocasionando en el espectador una cierta duda a la verosimilitud de su rol. El largometraje intenta una ligera insinuación a arrancarnos una cierta simpatía por la asesina, ensayando quizá una explicación sociológica de su comportamiento demencial. El amor lésbico no se convierte en escándalo como es representado en los medios, sino una manera de saciar el hambre de amor ante la terrible situación personal de marginación y de desesperanza.
En resumidas cuentas, “Monster” es una película con ciertas debilidades pero que vale la pena ser vista con las ganas de querer informarse sobre la vida de esta asesina en serie. No debemos esperar un análisis sociológico ni psicológico de este sonado caso. Charlize Theron recibió el Oscar por su apreciable transformación el 2004, Aileen Wournos recibió la inyección letal en octubre del 2002. El espectador puede recibir una historia simple, en la cual resalta únicamente la actuación de Theron. No debemos tocarle la cara cubierta por make-up para descubrir que se trata de una de las actrices más bellas del momento y no de un monstruo.
Abril 2004
Wournos fue calificada de “Monster” por los diarios sensacionalistas de la época, sin embargo, para Wournos, el único monstruo es el recuerdo de su espeluznante pasado. A Jenkins no le interesa indagar el motivo por el cual se convirtió en asesina. Su traumática infancia es tratada de manera muy superficial. Asimismo, Jenkins no apunta contra la sociedad americana que margina a sus ovejas negras y las mantiene como un estiércol, del cual hay que huir y mantenerlo marginado hasta su propia autodestrucción.
Aileen (Charlize Theron) aparece bajo el puente de una carretera ocultándose de la inclemencia de una feroz lluvia. También conocida como Lee, Aileen está a punto de quitarse la trágica vida de prostituta (empezó a los 16) al margen de la sociedad. Lee desiste y conoce a Selby (Cristina Ricci), una lesbiana incomprendida. Selby propicia un acercamiento con Lee, quien en un principio la rechaza hasta que, producto del alcohol, la desesperación y la búsqueda de calor, decide irse con ella, pese a no tener ninguna inclinación por las de su mismo sexo.
Para Lee está relación se convierte en la ultima esperanza de aferrarse a algo, es por eso que la asume con decisión e ímpetu. La prostituta de horribles facciones, obesa y de malograda dentadura se aferra a su nueva pareja con una fuerza casi varonil y machista. Lee le promete a Selby velar por ella y darle una vida holgada, llena de lujos, libre de toda persecución y con todo el amor necesario para su felicidad. Lee decide dejar su único oficio y conseguir un trabajo digno para llevar el pan a su impaciente amante. Esta búsqueda fracasa, pues Lee nunca terminó la escuela y se ve obligada a volver a ejercer de prostituta y soportar la humillación y maltrato por parte de sus clientes.
“Monster” es un buen filme pese a presentar algunas debilidades en cuanto al manejo del ritmo, el cual se pierde tras el acercamiento de Lee a Selby, centrándose casi exclusivamente en Lee y en su transformación anormal. La apreciamos con un caminar típico parecido al de los cowboy, símbolo inequívoco de los denominados “white trash”.
Un aspecto interesante del film radica en la figura de Selby, a quien no se le puede creer totalmente en esa faceta de simple expectante exigiendo más atención por parte de su amante y ofreciendo una imagen ambigua ante las circunstancias, ocasionando en el espectador una cierta duda a la verosimilitud de su rol. El largometraje intenta una ligera insinuación a arrancarnos una cierta simpatía por la asesina, ensayando quizá una explicación sociológica de su comportamiento demencial. El amor lésbico no se convierte en escándalo como es representado en los medios, sino una manera de saciar el hambre de amor ante la terrible situación personal de marginación y de desesperanza.
En resumidas cuentas, “Monster” es una película con ciertas debilidades pero que vale la pena ser vista con las ganas de querer informarse sobre la vida de esta asesina en serie. No debemos esperar un análisis sociológico ni psicológico de este sonado caso. Charlize Theron recibió el Oscar por su apreciable transformación el 2004, Aileen Wournos recibió la inyección letal en octubre del 2002. El espectador puede recibir una historia simple, en la cual resalta únicamente la actuación de Theron. No debemos tocarle la cara cubierta por make-up para descubrir que se trata de una de las actrices más bellas del momento y no de un monstruo.
Abril 2004
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