Si analizamos brevemente el clima mundial de los seis primeros meses del 2007, podemos decir que, a la fecha, este año ha sido uno de los más calientes. Ya a nadie extraña que hablemos del calentamiento global y de climas extremos en diversas partes del planeta. Según diversos reportes metereológicos, los meses de enero y abril fueron los más calurosos desde 1980, año en donde se iniciaron algunas mediciones. Los fenómenos más recientes son las inundaciones en Inglaterra, Gales y Pakistán; olas de calor en Rusia; así como la nieve en Sudáfrica y en Chile; mientras que en nuestro país las heladas y el friaje en la sierra y selva, además de un inusual frío en la costa, nos sorprenden. En el cálido departamento de Piura, la baja temperatura obligó inusualmente a los norteños a abrigarse.
Según la World Metereological Organization (WMO), que pertenece a la ONU y alberga a 188 países miembros, el invierno boreal 2006/2007 ha sido uno de los más suaves que se hayan registrado. Igualmente, el otoño del 2006 en el hemisferio norte (de setiembre a diciembre) fue uno de los más cálidos registrados últimamente. Así también, la WMO anunció en febrero de este año que su estación ubicada en Carolina del Norte, Estados Unidos, reportó una temperatura récord en el mes de enero, la cual era 1,89 °C mayor al promedio. Igualmente, las temperaturas de los océanos registraron temperaturas mayores a las registradas desde hace 128 años.
¿Cómo es la nuez?
Para muchos escépticos al cambio climático, los cambios extremos del clima en el mundo son normales y siempre han existido, incluso antes de la era industrial. Para ellos, el calentamiento global es un fenómeno natural y el debate actual sobre el clima del planeta solo crea un pánico generalizado. Los modelos de predicción de eventos climáticos han utilizado, hasta la fecha, solo factores que se encuentran fuera del sistema del clima, como los gases de infecto invernadero, la radiación solar o el efecto de los aerosoles. Las variaciones de la temperatura en el globo no fueron considerados y estas quedaron fuera de los modelos cuando se intentó predecir los cambios del clima en los siguientes decenios.
Sin embargo, para tal fin, las fluctuaciones de la temperatura juegan un papel muy importante y se convierten en uno de los factores a tener en cuenta necesariamente en los modelos de predicción. Y es así como científicos británicos divulgaron los resultados de sus investigaciones en la revista Science (N° 317 páginas 796 - 799) en donde exponen un modelo que incluye este último factor, a través de datos actuales del medio ambiente. El resultado no debe agradar a los escépticos y menos a los que no lo son.
Se ha logrado determinar que el planeta ha podido (hasta ahora) amortiguar los efectos del cambio climático; sin embargo, este no podrá hacerlo por mucho tiempo, ya para el 2009 se predice que tendremos varios récords de altas temperaturas en todo el mundo. Es decir, se avecinan temperaturas extremas que producirán efectos, tal vez devastadores, para la humanidad y para todos los ecosistemas. Los climatólogos han determinado que en el año 2014 la temperatura global promedio será de 0,1 a 0,5 mayor a la temperatura promedio del año 2004.
El modelo expuesto por los británicos, denominado Decadal Climate Prediction System (DePreSys), tomó en cuenta, además del efecto que produce el hombre a través de la emisión de gases invernadero, fenómenos climáticos naturales como el Evento del Niño, las variaciones la circulación del agua y el almacenamiento de calor en los océanos. Para probar la fiabilidad de su modelo, los científicos hicieron la predicción del comportamiento del clima de este decenio con datos anteriores tomados de las mediciones hechas en los océanos. Los resultados fueron verdaderos en un promedio de 20 a 36 por ciento.
Actualmente, en diversos institutos y universidades del mundo se viene investigando cómo se pueden incorporar las variaciones naturales en las simulaciones del clima. El primer paso dado por los ingleses es un aporte importante para mejorar los modelos de simulación que podrán brindarnos varias luces sobre el futuro que nos espera, y el cual definitivamente no es el más alentador. Lamentablemente, los datos obtenidos por los expertos hasta la actualidad no son suficientes.
Falta investigación
Aún falta obtener información proveniente de los océanos, en especial de los fondos marinos, en donde se almacenan valiosos conocimientos. Estos territorios, casi desconocidos para el hombre, son de mayor confiabilidad ya que almacenan más datos históricos sobre el planeta que la atmósfera en sí. Los fondos marinos tienen una mayor "memoria". Los cambios de temperatura globales se dan en un lapso mayor en los océanos del mundo que en la atmósfera, de ahí la importancia de su estudio para los científicos.
Muchos expertos coinciden en que el DePreSys, desarrollado por los ingleses, ha marcado la pauta para seguir en esta titánica tarea de determinar de algún modo el clima que nos espera. Investigadores de todo el mundo deben estar trabajando "a toda máquina" intentando mejorar modelos que puedan ofrecernos un panorama certero y lo más cercano a la realidad sobre el comportamiento del clima en el mundo. Lógicamente, todos estos intentos tienen solo un grado de aproximación y son referenciales. Aquello que es totalmente cierto es la inoperancia de muchos en intentar combatir el calentamiento global.
Y en nuestra patria ¿cuál es el aporte del país a la investigación mundial de estos modelos? ¿Cuánto hace el Estado en materia de investigación? ¿Cuánto aportan las universidades al conocimiento? El Estado no invierte en investigación cuando es vital pedir también un chorreo económico para tal fin. Esperemos que tras el último terremoto, la conciencia colectiva despierte de su letargo y exija más investigación científica. Es importante también que los estudios que se realicen se difundan y que las recomendaciones que puedan surgir, se cumplan. Sabemos de antemano que nos esperan años "calientes" y difíciles. Ante dicha situación es urgente investigar, difundir y actuar.
Artículo publicado en setiembre de 2007 en la revista online Infoecología de España:
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