Un viaje desde Lima hasta el valle de Chanchamayo,
a través de la carretera central, representa un corte transversal al Perú. En
dicho recorrido pasamos del desierto a un valle fértil de bosque tropical
lluvioso. Si trazamos una línea imaginaria en la Cordillera de los Andes,
tenemos al lado oeste (vertiente del Pacífico u occidental) zonas hiper-áridas,
áridas, semiáridas y sub-húmedas; y al lado este (vertiente del Atlántico u
oriental) zonas húmedas, muy húmedas y pluviales. En otras palabras, a un lado
escasez de agua y al otro, abundancia.
Para comprobar
esto, en un día se puede salir del indeciso clima limeño, atravesar el frío de
la puna y de los Andes con el fin de culminar la jornada en el clima tropical
del valle de Chanchamayo. De Lima al valle son 371 kilómetros que nos permiten
apreciar parte de la gran diversidad de climas y pisos ecológicos existentes en
el país, así como la disponibilidad de agua. Partimos del piso desértico, al
piso de cactáceas y arbustos dispersos, luego al piso de la estepa de gramíneas
con arbustos dispersos para llegar a la vegetación de puna.
Finalmente descendemos a un bosque
lluvioso. Esta asimetría también se evidencia en cifras. Si comparamos las
lluvias anuales, tenemos las siguientes cifras: mientras que en las zonas
hiper-áridas se registran menos de 100 mililitros de lluvia por año, en las
zonas sub-húmedas se registra 1.200 mm/año y en gran parte de la vertiente
oriental más de 3.000 mm/año.
Preocupantes evidencias del cambio climático
Preocupantes evidencias del cambio climático
De Lima a Ticlio
son cerca de 120 kilómetros en permanente ascenso desde el nivel del mar hasta
los 4818 metros. Al atravesar Ticlio, podemos ver que la cantidad de nieve está
disminuyendo en el nevado San Andrés. Justamente, nuestro país es un punto
vulnerable al calentamiento global y el efecto invernadero debido a la
asimetría hídrica de nuestro territorio. El descongelamiento acelerado de los
glaciares y los evidentes cambios climáticos pueden originar escasez de agua
para las ciudades que poseen la mayor concentración de población en el país y
que están ubicadas en la costa, como Lima, Trujillo, Chiclayo, Piura, Ica y
Tacna.
Lima es la segunda capital más poblada del
mundo establecida en medio de un desierto, después de El Cairo en Egipto, que
se expande en pleno Sahara. Esta situación ocasiona que cada año se presenten
problemas de abastecimiento de agua para la población limeña. Además, si
comparamos los caudales de los ríos que atraviesan ambas ciudades, el río Rímac
-que en época seca es utilizado como basural- es un inocente riachuelo
comparado con el imponente Nilo. Continuando con el viaje, luego de cruzar
Ticlio, se desciende a la ciudad de La Oroya, tristemente conocida por los
evidentes efectos de la contaminación ambiental debido a la actividad minera.
De La Oroya al Valle de Chanchamayo
Tomamos el desvío hacia Tarma, atravesando
el distrito de Huasahuasi para descender hasta llegar al fértil valle de
Chanchamayo sobre los 800 metros, en el departamento de Junín. Después de dejar
el paisaje serrano de Tarma, se inicia de pronto un cambio brusco en la
vegetación conforme se vamos descendiendo al valle. De la vegetación escasa de
los Andes, pasamos a la tupida vegetación y a un clima más cálido. Es
impresionante que a poco más de 300 kilómetros de Lima, se tenga tal abundancia
de agua y fertilidad.
Reflexiones finales
No puedo dejar de pensar cómo
desperdiciamos el agua de mil maneras y sufrimos con algunas medidas
restrictivas de acceso al líquido elemento. Si bien el rubro de la construcción
es uno de los que más ha crecido en los últimos años, cómo vamos a hacer para
abastecer de agua (y desagüe) a tantos edificios que aparecen como plaga en la
capital. Lima está cimentada sobre un desierto ¿Somos conscientes de eso?
Nuestro país nos ofrece casi todo lo que la naturaleza posee, pero sus riquezas
en algún momento se agotarán y desaparecerán si no se protegen. Si bien en
estos días, las lluvias en la sierra son intensas y las fuentes oficiales
aseguran que el reservorio de agua para la capital está garantizado para este
año, la situación no es eterna. Antes de dejar la manguera rebosando de agua en
el jardín, utilizar la ducha por mucho tiempo, o tal vez de dejar el caño
abierto mientras lavamos algo, recapacitemos, seamos conscientes de la
imperiosa obligación que tenemos de ahorrar agua.
*Este artículo lo escribí antes de que
algunas localidades del valle de Chanchamayo fueran sepultadas por los huaycos.
No quise ahondar en mi texto sobre el inminente flagelo de la deforestación y
sobre sus terribles consecuencias. El titulo refleja la intención del mismo, es
decir, resaltar las diferencias en el país en cuanto al acceso al agua y a los
futuros problemas que podamos tener. Lamento lo sucedido, pero a su vez invoco
a las autoridades y a los pobladores de la zona y de todo el Perú a evitar la
tala indiscriminada de árboles para fines agrícolas a corto plazo sin ningún
tipo de planificación. Las consecuencias son ya conocidas.
Artículo publicado
el 1 de marzo de 2007 en la versión online de la Revista Viajeros:
Estoy seguro que estos 8 años, no se avanzó mucho en temas de ahorro de agua, pero la gente ya está entendiendo, no necesariamente de buena manera.
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