Cuando pensamos o escuchamos hablar sobre
Canadá, nos imaginamos a ese país que limita con el polo norte y que es un
destino apacible, de interminables bosques y de extensos territorios con poca
presencia humana. Otros lo perciben como un posible lugar para dejar el Perú a
fin de buscar la prosperidad para los suyos. Sin lugar a dudas, Canadá es un
destino apasionante y ha alcanzado altos índices de desarrollo, un ejemplo de
progreso y auge.
Canadá forma parte del Grupo de los Ocho
(G-8) que reúne a los países más industrializados del mundo: Estados Unidos, el
Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, Italia y Japón; y puede ser considerado
una potencia, pese a que su rol en la política internacional parece ser
discreto. Sin embargo, pese a esta buena carta de presentación, para muchos, el
gobierno canadiense mantiene aún una de las decisiones más polémicas en el
planeta en contra de la naturaleza; y específicamente contra los pinnípedos, o
sea los mamíferos acuáticos como los otáridos (leopardos y leones marinos), los
fócidos (focas) y los obodénidos (morsas).
Cada año el gobierno autoriza el inicio de
la temporada de caza contra los ejemplares jóvenes de estos mamíferos. Este
año, la cacería se inició el 2 de abril y se autorizó que “solo” estaba
permitido cazar hasta un total de 270 mil ejemplares, en comparación con el año
pasado en donde se autorizó la caza de 335 mil animales.
Muchos deben haber visto tal vez las
indignantes fotos de cazadores apaleando hasta matar a los indefensos animales
que, lógicamente, no pueden oponer ningún tipo de resistencia. Pero la
situación es aún más crítica si tomamos en cuenta que para estos animales, los
efectos del calentamiento global empiezan a mermar sus poblaciones, debido a
que las capas de hielo que conforman las plataformas donde las crías son
amamantadas, son cada vez más frágiles y no resisten el peso de los animales,
ocasionando que muchas de éstas se ahoguen. Esta situación ocasionó que el
Department of Fisheries and Oceans (DFO) del gobierno canadiense postergara
incluso el inicio de la temporada de caza para investigar sobre la problemática
de los hielos árticos. Pese a todo, los expertos no se impresionaron mucho y
redujeron la cuota máxima de cacería.
Exterminio en el hielo
En el Golfo de San Lorenzo, que es la
mayor desembocadura de un río en el mundo y que a su vez divide a Canadá de los
Estados Unidos, ya no se encuentra ninguna porción de hielo estable que sirva
de plataforma para que las crías de los lobos de mar, focas y otros mamíferos,
puedan desarrollarse hasta que adquieran el pelaje para adentrarse en el mar
helado de la zona. Expertos del DFO estiman que 100 mil juveniles ya han sido
víctimas de esta situación este año y que posiblemente sean muchos más.
¿Cuál es la razón de esta matanza? El
argumento principal de los cazadores -que también es utilizado por el gobierno
de Canadá y los cazadores de ballenas- consiste en afirmar que estos animales
consumen un gran número de peces. Para muchos biólogos marinos, este argumento
no ha sido probado científicamente. Como contra argumento se especifica que
dichos mamíferos cazan peces que son considerados enemigos de aquellos que son
comestibles para el hombre, es decir, en realidad son beneficiosos. El gobierno
canadiense estima que existe una población de 5,5 millones de animales y de
ellos la mayoría está conformada por la foca arpa o de Groenlandia (Phoca
groenlandica).
Según el diario británico “The
Independent”, el gobierno de Canadá consideraría que estas poblaciones estarían
amenazadas cuando el número de individuos sea inferior a 1,8 millones. En el
2004 se calculó que existían 5,8 millones. No obstante, dejando de lado el
debate relacionado a las poblaciones de estos animales y el balance ecológico,
existe un tema moral relacionado a los métodos brutales de caza. Los animales
son apaleados y baleados en el hielo, para luego ser despellejados y
abandonados. El hielo se convierte en un enorme matadero. Finalmente, las
pieles son vendidas como accesorios de moda. En este caso, no ayuda solo
indignarnos, sino dejar de consumir productos que tengan como insumo la piel de
focas, leones o leopardos marinos y prohibir drásticamente su comercio.
Las pieles son vendidas principalmente a
Noruega, Rusia y China. Cada piel está valorizada en cerca de 57 Euros. Estados
Unidos prohibió desde 1972 el ingreso de productos en base a la piel de estos
animales. La Unión Europea prohibió desde 1983 el ingreso a sus territorios de
prendas en base a la piel blanca de las crías de estos mamíferos.
La edad del hielo
Las tropas de cazadores partieron
prácticamente disparadas apenas se les dio luz verde para el inicio de la
temporada de caza a principios de abril. El 20 del mismo mes, se habían
reportado ya más de 200 mil animales asesinados en las costas canadienses. Sin
embargo, la naturaleza parece haberse puesto del lado de las víctimas. A la
fecha, más de 100 buques de cacería se hallan encallados en los hielos del
Ártico y a los cazadores se les empieza a acabar las provisiones y el
combustible. El hielo se ha convertido en el aliado de los animales
perseguidos. La flota de cazadores está atrapada y a varios ya se les ha tenido
que rescatar con helicóptero ante el peligro de que la presión de los hielos
acabe con sus buques.
Pese a esta favorable situación para los
animales, que ha detenido su matanza, nos debe quedar algo claro: el cambio
climático no es lo mismo que un cambio brusco de clima. Las consecuencias del
calentamiento global son evidentes y una de ellas es el cambio extremo de
climas locales, como en Canadá. En este caso, los vientos del noroeste azotan
el golfo de San Lorenzo, donde las focas y otros mamíferos atienden a sus
crías. Muchos pescadores locales se atreven incluso a hablar de la ola de frío
más severa de los últimos veinte años. La brutal cacería es condenada por todo
el mundo.
Artistas internacionales como Paul
McCartney y Brigitte Bardot, han formado parte de campañas de protesta; sin
embargo, todo parece indicar que el próximo año sucederá lo mismo¿Podemos
afirmar que la naturaleza se alió con los pobres animales para impedir de
alguna manera su exterminio? Debemos ser concientes que este “mal tiempo” es
consecuencia posiblemente del cambio climático originado por el calentamiento
global. Entonces esta tregua es solo un llamado desesperado de la situación
actual.
Uno de los efectos del aumento de la
temperatura en el planeta, ocasiona que los fenómenos metereológicos sean cada
vez más severos. No nos quejemos entonces. Lógicamente no deseamos que los
cazadores perezcan, pero sí que ellos reflexionen de la brutal matanza que
realizan, que sus gobernantes tomen medidas de una vez para frenar el uso
indiscriminado de combustibles fósiles y también el comercio de pieles.
Artículo publicado el 26 de abril de 2007
en la versión online de la Revista Viajeros:
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