domingo, 14 de junio de 2009

TEMAS DEL VERANO

Estamos acabando con los peces.
Foto: Getty Images
En los dos artículos anteriores me aboqué a la situación en general de los mares en el planeta. En esta última entrega, intentaré aterrizar a nuestra realidad, no sin antes hacer un pequeño resumen de lo ya expuesto. Es decir, la indiscriminada pesca industrial con sus grandes redes que arrasan con todo, las extensas manchas negras producto de accidentes en los grandes pozos petroleros, las inmensas cantidades de desechos industriales, así como diversos factores están condenando a los océanos del mundo a convertirse en ecosistemas muertos. A la fecha, según la revista especializada “Science” (N° 319, pág. 948) solo un 4% de los mares en el planeta se mantienen a salvo de la mano del hombre.

Las zonas más afectadas son el Mar del Norte, el Mar Caribe, el Mar Mediterráneo, el Mar Rojo y el Mar de China. En los mares del Polo Sur y Norte se detectan las extensiones menos afectadas a la fecha, sin embargo, con el aumento global de temperatura, se esperan efectos negativos para estas regiones. Los ecosistemas más amenazados son los corales. Cerca de la mitad de las poblaciones detectadas de estas formaciones han sucumbido ante la acción del hombre. Además, su crecimiento es muy lento por lo que su reemplazo natural toma muchos años.

Actualmente, los manglares, los zócalos continentales y diversas islas son cada vez más vulnerables a la acción del hombre. Y es así como podemos centrarnos en el país. ¿Alguien duda que nuestra gran diversidad biológica marina no esté amenazada? No lo creo. Es imprescindible mantenernos alerta. No nos confiemos. Tenemos varios casos que desde ya nos dan fuertes dolores de cabeza. Veamos algunos.

El tema del verano

Durante los meses más calurosos del año en la costa, quién no se anima a refrescarse en el mar y a gozar de la brisa marina. En esas visitas se corrobora el constante crecimiento desordenado en todo nuestro litoral. Se están construyendo cientos de casas playeras en los diversos balnearios de la franja costera. Basta un ejemplo como el que grafica Marco León en la versión online de la revista Viajeros* con su nota titulada “Radiografía de una tragedia: polución y pesca desmedida en el mar peruano” del 08 de febrero, para verificar lo que se viene dando en el país.

¿Cómo enfrentar el gran avance de la urbanización en ciertos sectores del país? De la mano de algunos síntomas de mejoría económica, cada metro cuadrado en el litoral que pueda ser utilizado para construir una casa que sea la envidia de los demás, es utilizado sin dudar. Pero, ¿quién regula esto? Conociéndonos, lo importante es pagar bien para que todo salga como debe ser. ¿A dónde van a parar los cientos o miles de desagües? ¿Dónde dejamos todo el desmonte? ¿Para qué preocuparnos? El “maestro de obras” se encargará de eso, pues es su “chamba”. Eso sí, todo eso lejos de nuestra vista.

Los balnearios soportan una invasión de cemento sin que nadie intente regular, ordenar y hacer cumplir la ley (si es que este tema está normado). A eso, se le suma el eterno problema de los desagües, de los colectores y los problemas del manejo de residuos sólidos. ¿Dónde depositar las toneladas de basura de los veraneantes sin que estorben? Asimismo, la contaminación constante del mar a través de millones de litros con aguas servidas no tiene cuando detenerse. Y todo sucede en nuestras narices.

Así también, pensar en bañarse en algunas playas del país es arriesgarse a adquirir una enfermedad que tal vez aún no se conozca. Una zambullida en la bahía de Ferrol en Chimbote, a donde se vierten metales pesados y toneladas de aguas contaminadas, o en la zona de influencia de la Southern Perú en Ilo, o en parte de la península de Bayóvar en Talara, o en el limeñísimo colector de La Chira, o tal vez cerca de las fabricas harineras en Pisco; podría convertirnos en seres mutantes nuevos para la ciencia. ¿Qué esperan las autoridades para tomar las medidas necesarias a fin de contrarrestar la contaminación de nuestras aguas marinas?

Si no hacemos algo al respecto,
dejaremos los mares casi vacíos.
Foto: DDP
El desorden y el caos cerca de nuestro mar seguirán aumentando. Tomemos como ejemplo el conocido balneario de Máncora. Ese otrora paraíso de los veraneantes se ha convertido en un gran puesto de ventas (por no decir un mercado) sin un crecimiento planificado que siente las bases de un desarrollo acorde con los parámetros necesarios para acoger a una cantidad importante de turistas nacionales y extranjeros. Y por si eso fuera poco, el uso de la rica fauna marina allí —y en toda la costa— nos pone en evidencia. No pensamos en el futuro ni apreciamos lo que ahora podamos tener, y lo que más adelante ya no.

Otro tema del verano

Disfrutar de los potajes marinos en nuestra costa es algo a lo que difícilmente podemos renunciar si estamos en la facultad de hacerlo. De eso han tomado nota hasta nuestros vecinos sureños y norteños. Pero para saciar todos los paladares exigentes, y no tan exigentes, es necesario hacerse a la mar para pescar. ¿Le estamos dando alguna oportunidad a nuestro océano para que se recupere y nos abastezca varios años más? Al parecer no. Bienvenida sea la pesca indiscriminada**.

La población crece y crece. Se debe alimentar, claro que sí. También se debe abastecer a los grandes mercados. Entonces a pescar a diestra y siniestra, y si no sale nada, utilizamos dinamita. Además, la demanda del mercado hace que las flotas pesqueras cada vez aumenten y pesquen todo lo que la red “levante”. La norma dice que existe un diámetro de red a utilizar, pero quién hace caso de eso en altamar. Ya no solo se pesca anchoveta, sino merluza, caballa, jurel o lo que pase por ahí para saciar una industria abusiva.

Asimismo, pese al intento de animarnos a comer anchoveta en mil formas, la pesca de este pez seguirá siendo una fuente de riqueza de unos cuantos con el impacto ecológico latente: reducir la fuente de alimento de otras especies del mar peruano. Unos ganan, mientras otros se van a la… mina. El panorama “pinta” feo. Es hora de actuar. La pregunta es ¿cómo? o ¿qué hacer? Lo primero es exigir que las autoridades regulen y hagan cumplir las ordenanzas y normas que buscan ordenar un crecimiento en nuestro litoral (y en todo el país). Asimismo, no solo las autoridades deben actuar sino también el ciudadano. No seamos parte de esto. Denunciemos las barbaridades que vemos.

Exijamos el respeto de nuestro medio ambiente. Si bien el país parece salir del atolladero, no hagamos las cosas sin planificación y de manera irresponsable. No podemos dejar que las cosas sigan tal cual. Esperemos también que a través del futuro Ministerio del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales, se pueda solucionar progresivamente esta problemática. Pero no solo es tarea de las autoridades, sino de todos nosotros. Toquemos puertas y alcemos la voz. ¿Cuándo nos vamos a convencer de que los principales perjudicados somos y seremos nosotros mismos?

* http://www.viajerosperu.com/articulo.asp?cod_cat=4&cod_art=796
** Del 14 al 18 de abril se realizará en Piura, en el marco de las reuniones cumbres del APEC, la 19° reunión del grupo de trabajo de Pesquería y la 21° reunión del grupo de trabajo de conservación de los recursos marinos.

Artículo publicado el 2 de marzo de 2008 en el Suplemento Semana del Diario El Tiempo de Piura.

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