martes, 16 de junio de 2009

LOS BUSCADORES DE AVES EN EL PERÚ: EN BUSCA DE PRECIADAS ESPECIES ALADAS


En las décadas pasadas, en el Perú, no se contaba con mucha información sobre nuestra avifauna. Lo que se conocía era insuficiente para convertir al país en un punto atractivo para observar aves. Los inquebrantables andes y la “jungla” repelían a propios y a extranjeros. Actualmente, este panorama ha cambiado para bien. Cada vez más aventureros vienen al Perú para disfrutar de la biodiversidad de nuestro territorio. La observación de aves es una actividad que, de acuerdo a cifras y tendencias mundiales, puede generar altos ingresos.

Pajareros, observadores de aves o birdwatchers ¿quiénes son? Se trata de un grupo reducido de personas que se dedica a observar aves. Además, organizan excursiones para avistar solitarios espécimenes endémicos o de distribución restringida y difíciles de ver en un área geográfica limitada, o para apreciar las distintas y numerosas aves que pueblan un determinado ecosistema.

El “Center for Conservation Biology of the Department of Biological Sciences” de la Universidad de Stanford, informó en el 2004, que en EEUU, 69 millones de personas mayores de 16 años habían identificado o fotografiado aves el año anterior a la encuesta, originando un ingreso cercano a los 23 millones de dólares. En nuestro medio no se alcanzan tales cifras; sin embargo, el Perú es actualmente uno de los destinos predilectos para la observación de aves; y por ello, el número de turistas entre nacionales y extranjeros aumenta de manera acelerada.

Un ejemplo que da cuenta del auge de esta actividad en el Perú, fue su elección como anfitrión de la British Birdwatching Fair 2004, la feria más importante de observadores de aves en el mundo. El Perú ofrece una diversidad de paisajes y posibilidades extraordinarias para esta actividad, no solo por la gran cantidad de aves, sino también por su alta cuota de endemismo, es decir de especies que se encuentran exclusivamente en algunos hábitats en nuestro país.

Hace 40 años, en el Perú se registraban cerca de 1,350 especies de aves. Hoy, gracias básicamente a los “pajareros”, científicos e investigadores, se han identificado más de 1,800. Asimismo, la información sobre las especies y su distribución, así como la de los circuitos de observación, es de mejor calidad. Estos hechos evidencian el gran potencial ornitológico que convierte al territorio peruano en un punto magnético para este fin y en un destino obligatorio para los amantes de las aves.

Observando a los observadores

¿Cómo son los birdwatchers? Para describirlos hay que observarlos detenidamente e identificar las cualidades que los distinguen de otros viajeros. Los birdwatchers suelen organizar expediciones dedicadas exclusivamente a perseguir, ya sea a pie o en “coasters”, a distintas especies de aves en su hábitat natural. Para tal fin, no importa si es temporada alta o baja, o si el destino no tiene ningún atractivo turístico; para ellos, la presencia de las plumíferas es motivo suficiente.

Se les reconoce por sus infaltables binoculares colgados al cuello, su libro y/o cuaderno de campo, un telescopio en algunos casos y, particularmente, porque se detienen en los lugares menos esperados, sin previo aviso para echar un vistazo al paisaje. Y es que la especie buscada puede aparecer en el momento menos pensado, saliendo de una mata rumbo a otra, surcando velozmente el cielo o cruzando intempestivamente un manantial o acequia.

También los vemos con su grabadora colgada al hombro y con su micrófono direccional registrando las distintas vocalizaciones de las aves. Asimismo, si escuchamos atentamente su conversación, nos percatamos que utilizan incomprensibles vocablos en inglés referidos a los nombres de las distintas aves. La bibliografía y registros de aves están compilados casi en su totalidad en el idioma anglosajón.

Los registros de aves son los puntos claves más esperados de las largas jornadas de “pajareo” y se pueden realizar de tres maneras, todas válidas para considerar a un ave como “observada”. Se puede anotar directamente con un “check” en las “Checklist of the birds” de la zona, o se puede anotar en el “cuaderno de campo” las características del ave observada para luego al final de la jornada, cotejar con los libros especializados de aves e identificar la especie avistada. La tercera modalidad es la más singular y consiste en escuchar al ave; es decir, saber que se encuentra ahí al registrar el sonido característico de su canto. Tras escuchar al ave, se hace la anotación (h), que significa en ingles “heard”, es decir que fue escuchada pero no vista.

Esta tercera forma de registro presenta algunas variantes. Por un lado, se puede identificar al ave por su canto (hay que aprenderse los cantos más característicos) o se puede grabar el mismo para luego identificarlo revisando los CD’s de cantos de aves. Estos discos presentan incluso distintos registros por ave, ya sea los utilizados para defender su territorio, en época de apareamiento para llamar la atención del sexo opuesto, o como respuesta ante amenazas extrañas. La otra variante consiste en llevar una grabadora que emite el canto ya grabado de un ejemplar determinado. Dicha emisión puede atraer a un individuo o más de esta especie. Esto puede permitir tal vez que se aviste al ave que se busca, o que de lo contrario, contesten al canto grabado que ha sido emitido, sin dejarse ver. Ambas variantes pueden servir para efectuar un nuevo registro.

Existe una variante más y consiste en grabar el sonido de un ave en plena observación. Una vez obtenida esta grabación se reproduce inmediatamente su canto. Esta técnica tiene como objeto atraer a la misma ave para poder verla y ofrece por lo general buenos resultados.

Un registro personal puede ser calificado como no válido. Por eso los birdwatchers realizan sus jornadas en grupos y procuran que más de uno vea o escuche el ave para contar con una prueba contundente. De no ser así, se convierte en dudoso o no muy convincente. Esto no descarta que el registro personal sea posible, sin embargo, suele regir la regla entre ellos que en los avistamientos deben haber mínimo dos personas.

Las jornadas de “pajareo” son largas y agotadoras, ya que se trata de alcanzar los mejores “observatorios” y anotar la mayor cantidad de registros por día. La observación empieza muy temprano, antes del alba, y concluye al atardecer o ya entrada la noche. Estas jornadas inagotables buscan ubicar a las aves antes de que inicien su faena diaria, en vista que muchas de las especies son más activas durante las primeras horas del día (como la Pava Aliblanca); es decir, entre las 6:00 y 9:00 de la mañana, horas en las que por lo general realizan un rito de cantos, que son de utilidad para su identificación y reconocimiento. Asimismo, existen muchas aves que son activas en el atardecer, que salen en búsqueda de alimento, tales como las chotacabras y los búhos.

Las comodidades de los hoteles o albergues no es tema vital ni de consideración en sus viajes. Lo principal es ubicar los mejores “points” donde avistar las especies de aves buscadas o registradas para la zona.

El Perú: fuente inagotable de aves

Para estos “pajareros”, el Perú es un verdadero paraíso. La mayoría son extranjeros, aunque también hay muchos birdwatchers nacionales. Todos ellos han encontrado sus puntos predilectos en la selva (el Parque Nacional del Manu es un destino obligatorio), en la región del valle del Marañón, así como en el bosque seco del noroeste peruano. La primera, por la cantidad de aves para observar, y las últimas, por el gran número de especies endémicas, así como de rango restringido, así como por la presencia de especies amenazadas y “raras” que allá habitan.

Esta magnifica posibilidad de incentivar el turismo y de generar recursos aplicando estrategias de conservación focalizadas, debe ser aprovechada en su totalidad. Aún queda mucho por investigar y descubrir en nuestro territorio. Únicamente un trabajo serio y con proyecciones a mejorar la calidad de vida de nuestros pobladores, puede asegurar que explotemos adecuadamente nuestros recursos. De este modo, vendrán más turistas y nosotros mismos podremos beneficiarnos con lo que poseemos, a través de esta apasionante manera de conocer nuestros recursos, costumbres, paisajes y biodiversidad; sino, pregúntenles a los birdwatchers cuando se crucen con uno de ellos.


Artículo publicado el 20 de agosto de 2006 en el Suplemento Semana del Diario El Tiempo de Piura.

2 comentarios:

  1. Hola, Enrique, la verdad esta muy buena tu publicacion, ya que me sirvió de mucho para el proyecto de tesis que llevo realizando.

    Pensé, al principio, que hacer una tesis que tenga que ver con aviturismo, sería algo facil. Pero me dí cuenta que es un tema muy amplio, ya que la informacion es escasa. Igual me siento contento por que llevo ya mas de un 10 meses realizando mi tesis, quien sabe llevaré mas tiempo, por lo que me convertí en un aficionado de las aves.

    Gracias por tu aporte, espero sigas publicando mas informacion sobre este tema. Ya que es bueno para mí y otros que lo necesitan.

    Saludos y exitos:
    Cesar G. Saldaña

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