domingo, 14 de junio de 2009

A CELEBRAR EL DÍA DEL ALGARROBO (MIENTRAS PODAMOS)

El 15 de marzo del 2003 se celebró por primera vez el “Día del algarrobo y la algarrobina” en Piura, para rendir tributo a la especie vegetal más emblemática del bosque seco del norte peruano, homenaje propuesto por la comuna piurana. Este año se repite el plato y el protagonista de la celebración no solo es uno de los testigos de todos los tiempos de nuestra historia, sino también, es una fuente de enormes beneficios para todos.

Luego de haber estado una semana viajando por los departamentos de Tumbes, Piura y Lambayeque, estoy convencido que el presente homenaje a este árbol milenario debe ser conocido y celebrado por todos. El algarrobo (Prosopis pallida) es un habitante de lujo de las cálidas tierras norteñas. Su presencia es muestra de vitalidad, arraigo y de una lucha constante contra las situaciones más adversas. Los algarrobos son únicos y forman parte de uno de los ecosistemas de mayor diversidad biológica del planeta: los bosques secos ecuatoriales.

La editora del suplemento Semana del diario El Tiempo de Piura, Margarita Vega, durante la breve entrevista que tuve con ella me contó de la importancia que esta celebración tiene para los orgullos piuranos, empeñados en dejar claro que “la algarrobina es bien piurana", como reza el lema lanzado en julio del 2002 por la Cámara de Comercio y Producción de Piura en coordinación con otros organismos e instituciones. La publicación piurana aborda las diversas bondades del algarrobo y menciona al Proyecto Algarrobo: Consolidación y Validación del Manejo Integral de los Bosques Secos de la Costa Norte del Perú, ejecutado por el Inrena, con el apoyo de la Embajada Real de los Países Bajos, teniendo como objetivos fortalecer los sistemas productivos y la economía campesina de las poblaciones asentadas en los bosques secos y fortalecer la organización y la capacidad de gestión de los pobladores para el manejo integral y el aprovechamiento sostenible del ecosistema del bosque seco. Pese a este importante esfuerzo, aún hay mucho por hacer para salvaguardar la supervivencia del algarrobo debido a la tala indiscriminada.

Triste panorama

El sonido inconfundible del hacha talando el algarrobo (o cualquier otro árbol) es un sonido espantoso y cada vez más constante. Lo peor de todo esto es que se escucha también dentro de las zonas protegidas. La necesidad de llevar el pan al hogar y la “chamba” fácil se entremezclan para que muchos pobladores locales se dediquen a talar los árboles y a hacer carbón. La venta de un saco de carbón equivale a dos o tres jornadas de trabajo en el campo. Dinero fácil y rápido a costa de la cobertura vegetal tan necesaria en el norte del país. A esto se suma la falta de educación ambiental. No ahondaré en el tema por cuestión de espacio, pero es necesario que estemos alertas ante esta situación. Muchos ya deben haber escuchado hablar de los proyectos de producir etanol o biocombustible y de las ventajas que ambos productos tienen. Sin embargo, ¿dónde se realizarán estas inmensas plantaciones?, ¿se deberán sacrificar a los bosques secos?

Este tema es también importante y dará mucho que hablar. Introducir un monocultivo, violando nuestra gran agrobiodiversidad y los ecosistemas ya existentes por intereses económicos -que a veces se disfrazan de alternativas ecológicas- no necesariamente es la mejor solución. Tampoco lo es “verdear” los desiertos, ya que estos hábitats siempre han existido y forman parte del sistema complejo que conforman los ecosistemas de la zona. No es cuestión de alterar todo porque “se debe hacer en algún lado”, sino hacerlo de manera responsable con un buen soporte técnico y científico.

Defendamos a los algarrobos Con motivo de esta celebración, que en realidad es un homenaje al algarrobo, intentemos estar alerta ante los posibles atropellos al medio ambiente, no solo en el norte del país, sino en todo nuestro territorio. Esta situación, es solamente una muestra de lo que sucede actualmente con diversos recursos naturales. Debemos exigir que estos sean aprovechados de manera racional, generando beneficios para todos sin tener que aniquilarlos. ¿Quién no ha saboreado un refrescante y exquisito cóctel de algarrobina? El olor y el sabor del fruto del algarrobo es único y encanta a cualquiera. Pese a las inclemencias del tiempo, el algarrobo se las ingenia para brindarnos estas joyas de la naturaleza. Además, la algarroba tiene múltiples usos; de ella se puede hacer café y harina, además sirve como alimento para diversas especies ganaderas; y también se le utiliza para la producción de la miel de abejas.

Su presencia nos brinda sombra y cobijo ante el inclemente sol norteño. Asimismo, alberga una gran diversidad biológica y nos ofrece sus frutos –que pueden ser recolectados fácilmente- para nuestro deleite. Es responsabilidad de todos exigir su conservación. Salud y miles de años más para nuestros queridos algarrobos.


Artículo publicado el 14 de marzo de 2006 en la versión online de la Revista Viajeros:

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