Lima, jueves 02 de agosto de 2007. Perú 21: “Anuncian construcción de megapuerto en el Callao”. Viajeros on line: “Apresuran la construcción del megapuerto del Callao”. El Gobierno Regional del Callao confirmó que es necesario iniciar la construcción de esta obra gigantesca para no quedar rezagados en materia portuaria con respecto al resto de Sudamérica. ¿No quedar rezagado es sinónimo de progresar? Habrá que realizar un exhaustivo análisis de los impactos de esta obra y saber, a ciencia cierta, qué quieren decir con “no quedar rezagados”. Lo que preocupa es que, tras la controvertida “vía expresa” del Callao con su abusivo peaje así como la cuestionada ampliación y remodelación del aeropuerto internacional Jorge Chávez, ahora se proponga esta obra de manera “acelerada”.
Mi posición no va en contra del progreso del país, sea que se alcance mediante la realización de grandes obras como el megapuerto o las carreteras interoceánicas norte y sur. No puedo oponerme a que se generen puestos de trabajo (así sean temporales), a la mejora de la calidad de vida, así como a la búsqueda del “despegue” económico que nos permita reducir la pobreza. Sin embargo, sí me parece fundamental tomar en cuenta el impacto -en todos los ámbitos- de estas megaobras.
Me parece imprescindible que exista la voluntad de que estos impactos sean evaluados de manera eficiente y transparente. Es decir, debe haber la voluntad política y un marco legal sólido que exija dichos estudios. Asimismo, es esencial que se cumplan los planes de manejo ambiental y que se definan políticas claras en cuanto a los pasivos ambientales y al manejo de desechos. No obstante, es imprescindible también que la sociedad civil participe en estos procesos exigiendo que las evaluaciones y planes se realicen.
No es lo mismo evaluar el impacto total al momento de la construcción de una gran obra y evaluar el impacto total a largo plazo. En el primer caso, se podrá evaluar qué efectos se producen al momento de modificar el medio ambiente y qué medidas se tomarán para mitigar dichas modificaciones; sin embargo, el impacto a largo plazo muchas veces no es contemplado en los diferentes documentos solicitados para estos proyectos.
Si bien ya es un gran avance el que se exijan, aún falta afinar estas herramientas de gestión ambiental. No solo existe un impacto ecológico evidente a corto y largo plazo, sino también, un impacto social que es mucho más complicado de manejar y regular. El desarrollo económico que se podría generar en el primer puerto peruano puede producir un desborde social, un hacinamiento como producto de la migración, mayor delincuencia y aspectos de convulsión ciudadana si no existe un adecuado ordenamiento socioeconómico. ¿Estaremos preparados para esta megaobra?
Del Perú para el mundo
El futuro Megaterminal Multimodal Isla San Lorenzo -Interoceánica-Callao- Belem do Brasil, será la puerta de salida (y de entrada) de una enorme variedad de productos dentro de los cuales podría estar comprendida nuestra diversidad biológica y, en especial, nuestra diversidad genética. Se deben establecer estrictas medidas de control a fin de que se regule el tráfico mercantil. Recordemos que las carreteras interoceánicas atraviesan todo el país, generando una posibilidad de traficar con nuestro patrimonio biológico para ser llevado a otros países. La amarga experiencia de saber que ya nos han “pirateado” varias especies biológicas debe ponernos en alerta roja.
La primera impresión que causa el megapuerto es buena y crea grandes expectativas. El presidente regional del Callao, Alex Kouri, afirma que “se trata de la obra más grande de la historia”. Por otro lado, se estima que su ubicación estratégica permitiría atender el 80% del tráfico marino. Adicionalmente, se ha informado que el megaterminal tendrá una zona ecológica, así como zonas de esparcimiento y playas de veraneo. ¿Podrán las islas Cabinza y Palomino, con toda su diversidad faunística, soportar la invasión humana?
Veranear en el Callao puede ser muy acogedor, pero ¿estamos preparados para un derrame de grandes magnitudes de petróleo o de alguna otra sustancia contaminante? El puerto chalaco podría ser sumamente vulnerable a factores externos que amenacen su estado actual. ¿Qué pasará con los pescadores?, ¿deberán ser desplazados? Sería ilusorio esperar que las aguas marinas de la zona no sean contaminadas y que sirvan como lugares de pesca para el consumo humano; por lo menos no en muchos kilómetros a la redonda, debido a la intensa actividad portuaria que se generaría.
Sería bueno también aprovechar la ocasión para construir, de una vez por todas, la faja transportadora de plomo, que reduciría drásticamente la contaminación del pueblo chalaco producida por dicho metal pesado y que afecta en especial a los niños. Esperemos que la prisa por realizar el megapuerto no se deba a razones políticas ni económicas, sino a un consistente estudio que demuestre la necesidad de su implementación. Esperemos también que se tomen todas las medidas de seguridad y de protección antes, durante y después de la construcción de este coloso.
Tomemos un ejemplo: ¿Qué ha pasado en la Biblioteca Nacional? El techo y las paredes se hacen agua debido a la construcción precaria y a las últimas “lluvias” que soporta Lima. Recordemos que bajo ese techo está una parte importante del patrimonio de todos los peruanos. Felizmente, como anunció Hugo Neira, no ha habido mayores daños, pero se debe auditar la construcción de dicho local. Por hacer las cosas rápido y por dejar de lado estudios de factibilidad y de impacto, se nos pasan muchas cosas. Además, la gran mayoría de veces, lo barato sale caro. Si vamos a hacer esta gran obra, hagámosla de manera correcta sin dejar ninguna arista suelta. Demostremos que en nuestro país aún se pueden hacer bien las cosas.
Artículo publicado el 20 de agosto de 2007 en la versión online de la Revista Viajeros:
http://www.viajerosperu.com/articulo.asp?cod_cat=4&cod_art=640
Mi posición no va en contra del progreso del país, sea que se alcance mediante la realización de grandes obras como el megapuerto o las carreteras interoceánicas norte y sur. No puedo oponerme a que se generen puestos de trabajo (así sean temporales), a la mejora de la calidad de vida, así como a la búsqueda del “despegue” económico que nos permita reducir la pobreza. Sin embargo, sí me parece fundamental tomar en cuenta el impacto -en todos los ámbitos- de estas megaobras.
Me parece imprescindible que exista la voluntad de que estos impactos sean evaluados de manera eficiente y transparente. Es decir, debe haber la voluntad política y un marco legal sólido que exija dichos estudios. Asimismo, es esencial que se cumplan los planes de manejo ambiental y que se definan políticas claras en cuanto a los pasivos ambientales y al manejo de desechos. No obstante, es imprescindible también que la sociedad civil participe en estos procesos exigiendo que las evaluaciones y planes se realicen.
No es lo mismo evaluar el impacto total al momento de la construcción de una gran obra y evaluar el impacto total a largo plazo. En el primer caso, se podrá evaluar qué efectos se producen al momento de modificar el medio ambiente y qué medidas se tomarán para mitigar dichas modificaciones; sin embargo, el impacto a largo plazo muchas veces no es contemplado en los diferentes documentos solicitados para estos proyectos.
Si bien ya es un gran avance el que se exijan, aún falta afinar estas herramientas de gestión ambiental. No solo existe un impacto ecológico evidente a corto y largo plazo, sino también, un impacto social que es mucho más complicado de manejar y regular. El desarrollo económico que se podría generar en el primer puerto peruano puede producir un desborde social, un hacinamiento como producto de la migración, mayor delincuencia y aspectos de convulsión ciudadana si no existe un adecuado ordenamiento socioeconómico. ¿Estaremos preparados para esta megaobra?
Del Perú para el mundo
El futuro Megaterminal Multimodal Isla San Lorenzo -Interoceánica-Callao- Belem do Brasil, será la puerta de salida (y de entrada) de una enorme variedad de productos dentro de los cuales podría estar comprendida nuestra diversidad biológica y, en especial, nuestra diversidad genética. Se deben establecer estrictas medidas de control a fin de que se regule el tráfico mercantil. Recordemos que las carreteras interoceánicas atraviesan todo el país, generando una posibilidad de traficar con nuestro patrimonio biológico para ser llevado a otros países. La amarga experiencia de saber que ya nos han “pirateado” varias especies biológicas debe ponernos en alerta roja.
La primera impresión que causa el megapuerto es buena y crea grandes expectativas. El presidente regional del Callao, Alex Kouri, afirma que “se trata de la obra más grande de la historia”. Por otro lado, se estima que su ubicación estratégica permitiría atender el 80% del tráfico marino. Adicionalmente, se ha informado que el megaterminal tendrá una zona ecológica, así como zonas de esparcimiento y playas de veraneo. ¿Podrán las islas Cabinza y Palomino, con toda su diversidad faunística, soportar la invasión humana?
Veranear en el Callao puede ser muy acogedor, pero ¿estamos preparados para un derrame de grandes magnitudes de petróleo o de alguna otra sustancia contaminante? El puerto chalaco podría ser sumamente vulnerable a factores externos que amenacen su estado actual. ¿Qué pasará con los pescadores?, ¿deberán ser desplazados? Sería ilusorio esperar que las aguas marinas de la zona no sean contaminadas y que sirvan como lugares de pesca para el consumo humano; por lo menos no en muchos kilómetros a la redonda, debido a la intensa actividad portuaria que se generaría.
Sería bueno también aprovechar la ocasión para construir, de una vez por todas, la faja transportadora de plomo, que reduciría drásticamente la contaminación del pueblo chalaco producida por dicho metal pesado y que afecta en especial a los niños. Esperemos que la prisa por realizar el megapuerto no se deba a razones políticas ni económicas, sino a un consistente estudio que demuestre la necesidad de su implementación. Esperemos también que se tomen todas las medidas de seguridad y de protección antes, durante y después de la construcción de este coloso.
Tomemos un ejemplo: ¿Qué ha pasado en la Biblioteca Nacional? El techo y las paredes se hacen agua debido a la construcción precaria y a las últimas “lluvias” que soporta Lima. Recordemos que bajo ese techo está una parte importante del patrimonio de todos los peruanos. Felizmente, como anunció Hugo Neira, no ha habido mayores daños, pero se debe auditar la construcción de dicho local. Por hacer las cosas rápido y por dejar de lado estudios de factibilidad y de impacto, se nos pasan muchas cosas. Además, la gran mayoría de veces, lo barato sale caro. Si vamos a hacer esta gran obra, hagámosla de manera correcta sin dejar ninguna arista suelta. Demostremos que en nuestro país aún se pueden hacer bien las cosas.
Artículo publicado el 20 de agosto de 2007 en la versión online de la Revista Viajeros:
http://www.viajerosperu.com/articulo.asp?cod_cat=4&cod_art=640
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