La impresionante fortaleza de Kuelap está enclavada en la cima de imponentes montañas y es un punto obligado de visita en el noreste del Perú. Llegar a Kuelap nos ofrece un recorrido fascinante a través de una ruta que abarca las regiones de Cajamarca, Amazonas y Lambayeque atravesando distintas zonas geográficas, diversos climas y un paisaje hermoso difícil de olvidar.
Kuelap es un legado muy importante de la cultura Chachapoyas por su gran potencial arqueológico y constituye un destino obligatorio en la Región Amazonas. Pese a que no se conoce mucho de esta cultura de implacables guerreros, y que lo descubierto hasta la fecha es aún insuficiente para darnos una idea real de sus costumbres, la visita a estas ruinas por esta magnifica ruta es de singular atractivo y una obligación para los amantes de la naturaleza y del Perú. No se la puede perder. No se arrepentirá.
La ruta consigna como punto de partida Cajamarca y como destino final Chiclayo (o viceversa). Desde Cajamarca viajamos a Celendín atravesando Baños del Inca en dirección este. El camino afirmado está en buen estado. Entre ambas ciudades solo hay cien kilómetros, sin embargo el viaje dura tres horas. La geografía del Perú convierte cortas distancias en largos caminos zigzagueantes que simulan abrazar a los cerros de hermosas faldas y maravillosos bordados multicolores. Pese a la belleza del paisaje, es inevitable observar los estragos de la deforestación y la quema de terrenos para la plantación de tubérculos, yuca y otras especies.
Kuelap es un legado muy importante de la cultura Chachapoyas por su gran potencial arqueológico y constituye un destino obligatorio en la Región Amazonas. Pese a que no se conoce mucho de esta cultura de implacables guerreros, y que lo descubierto hasta la fecha es aún insuficiente para darnos una idea real de sus costumbres, la visita a estas ruinas por esta magnifica ruta es de singular atractivo y una obligación para los amantes de la naturaleza y del Perú. No se la puede perder. No se arrepentirá.
La ruta consigna como punto de partida Cajamarca y como destino final Chiclayo (o viceversa). Desde Cajamarca viajamos a Celendín atravesando Baños del Inca en dirección este. El camino afirmado está en buen estado. Entre ambas ciudades solo hay cien kilómetros, sin embargo el viaje dura tres horas. La geografía del Perú convierte cortas distancias en largos caminos zigzagueantes que simulan abrazar a los cerros de hermosas faldas y maravillosos bordados multicolores. Pese a la belleza del paisaje, es inevitable observar los estragos de la deforestación y la quema de terrenos para la plantación de tubérculos, yuca y otras especies.
De Celendín al Valle del Marañón
Celendín aparece a lo lejos con las sobresalientes torres celestes de su iglesia. Tras una breve parada subimos media hora hasta un paso de la cordillera desde donde se tiene una vista espectacular del Río Marañón y del valle que lo rodea. Descendemos en dos horas rodeados de un magnifico paisaje hasta alcanzar las orillas de dicho río.
En esta corta distancia observamos diversos tipos de vegetación. En la parte superior, apreciamos un bosque húmedo y semi-húmedo denominado “bosque montano”, muy parecido a la ceja de montaña. En la parte media (entre los 2,900 y 2,500 msnm) atravesamos un bosque seco tropical del Marañón. En el piso inferior (entre los 2,300 y 1,500 msnm) nos topamos con una suerte de sabana con retazos de bosque de “galería”, es decir un bosque compuesto por franjas estrechas de vegetación que se forman a lo largo de las márgenes de los ríos. Este tipo de bosque seco es típico a orillas del Río Marañón en su trayecto por esta zona.
Cruzamos el Marañón y llegamos a Balsas ya en Amazonas. Es paradójico saber que tan solo hemos recorrido 59 kilómetros desde Celendín hasta Balsas en casi tres horas. En Balsas preguntar por la Sra. Ofilia y el Sr. Julio Burga para conseguir hospedaje. Ellos ofrecen una posada por ocho soles la cama y un baño comunitario sin agua caliente.
De Balsas a Leymebamba: Atravesando los bosques de neblina
Es recomendable salir de Balsas al alba hacía Leymebamba ya que se necesitan cerca de cinco horas en un camino afirmado y espectacular. En la parte media y alta apreciamos el bosque de neblina con una vegetación abundante debido a que reciben permanentemente humedad a través de la niebla que reina a estas alturas durante todo el año. La parte más alta ya no presenta tantos árboles frondosos, sino una vegetación determinada por el páramo con extensas áreas de gramíneas de altura. En la parte más alta de este camino llegamos al Abra[1] “Barro Negro” (sitio excelente para la observación de aves) y empezamos a descender hasta Leymebamba.
Esta ciudad se haya cobijada por cerros de colosal tamaño y bañada por el inquieto Río Utcubamba de aguas cristalinas. Según los habitantes, el clima en esta zona es variado e impredecible. Es obligatorio visitar el museo de sitio a unos 15 minutos, en donde se exhiben los principales vestigios de la cultura Chachapoyas encontrados hasta la fecha.
De Leymebamba partimos hacía El Tingo a 60 Km. El camino afirmado discurre paralelo al Río Utcubamba y demora tres horas. Ahí nos hospedamos y reponemos fuerzas para dedicarle el día siguiente a Kuelap. Desde El Tingo se asciende por una trocha afirmada con numerosos huecos. Las ruinas están a solo 35 Km. El mal estado del camino hace que el ascenso dure entre hora y media y dos horas, sin embargo el paisaje que nos acompaña es realmente de ensueño.
Kuelap: la impresionante fortaleza
Una vez en la cima dejamos el auto y caminamos quince minutos para llegar a este fortín de piedra. Kuelap está ubicada a 2,334 msnm y actualmente está en proceso de restauración. Tiene un largo aproximado de 500 m. y un ancho de 110 m. Sus muros alcanzan los 20 m de altura. Fue descubierta en 1843 por Juan Crisóstomo Nieto y en 1967 se iniciaron los trabajos para despejar la zona de maleza y salvaguardar las ruinas.
Se presume que Kuelap fue la capital del gran reino de los Chachapoya y que albergó a cerca de 2,000 habitantes. La construcción fue hecha a base de bloques de granito rosa unidos por arcilla amarilla. Los 34 recintos que se ubican dentro de la fortaleza entre la zona baja y alta están protegidos por los muros defensivos principales que contienen más de 100,000 bloques de piedra tallada con un peso total aproximado de 10,000 toneladas.
Esta fortaleza fue construida a esta altura para asegurar la defensa contra los enemigos y utilizar al máximo las tierras aledañas para la agricultura. Fue habitada entre los años 500 y 1000 d.c. y ante la llegada de los españoles fue abandonada. Kuelap está considerada como la estructura pétrea más grande de Sudamérica. Su actual manejo presenta un problema evidente: la falta de señalización en su recorrido. Sin un buen guía no se aprecia y se entiende a cabalidad la estructura, funciones y real dimensión de las ruinas. Aún así los altos muros y los detallados relieves llaman poderosamente la atención.
Tras gozar de esta brillante visita, emprendemos el camino a la capital de la Región: Chachapoyas. Descendemos hasta El Tingo y en una hora llegamos al desvió hacía Chachapoyas. Este tramo asfaltado de 11 Km. construido recientemente parece una autopista en Suiza. En 18 minutos llegamos a Chachapoyas, donde pasamos la noche.
El tramo final: de Chachapoyas a Chiclayo
Salimos de Chachapoyas temprano en dirección a Bagua Grande casi en la frontera con Cajamarca. Luego de 51 Km. llegamos a Pedro Ruiz. El camino afirmado se convierte en una carretera asfaltada en muy buen estado. Descendemos hasta Bagua Grande y podemos apreciar como las altas y verdes montañas empiezan a hacerse menos pronunciadas y la vegetación menos densa y verde. Estamos en el Bosque Seco del Noroeste, típico a esta altura y latitud del Valle del Marañón.
De Bagua Grande a Olmos son casi 230 Km. atravesando el Abra Porculla (antes volvemos a cruzar el Río Marañón) y parte de Cajamarca (pasamos por el desvió a Jaén). Luego de cuatro horas llegamos a Olmos ya en la Región Lambayeque.
Celendín aparece a lo lejos con las sobresalientes torres celestes de su iglesia. Tras una breve parada subimos media hora hasta un paso de la cordillera desde donde se tiene una vista espectacular del Río Marañón y del valle que lo rodea. Descendemos en dos horas rodeados de un magnifico paisaje hasta alcanzar las orillas de dicho río.
En esta corta distancia observamos diversos tipos de vegetación. En la parte superior, apreciamos un bosque húmedo y semi-húmedo denominado “bosque montano”, muy parecido a la ceja de montaña. En la parte media (entre los 2,900 y 2,500 msnm) atravesamos un bosque seco tropical del Marañón. En el piso inferior (entre los 2,300 y 1,500 msnm) nos topamos con una suerte de sabana con retazos de bosque de “galería”, es decir un bosque compuesto por franjas estrechas de vegetación que se forman a lo largo de las márgenes de los ríos. Este tipo de bosque seco es típico a orillas del Río Marañón en su trayecto por esta zona.
Cruzamos el Marañón y llegamos a Balsas ya en Amazonas. Es paradójico saber que tan solo hemos recorrido 59 kilómetros desde Celendín hasta Balsas en casi tres horas. En Balsas preguntar por la Sra. Ofilia y el Sr. Julio Burga para conseguir hospedaje. Ellos ofrecen una posada por ocho soles la cama y un baño comunitario sin agua caliente.
De Balsas a Leymebamba: Atravesando los bosques de neblina
Es recomendable salir de Balsas al alba hacía Leymebamba ya que se necesitan cerca de cinco horas en un camino afirmado y espectacular. En la parte media y alta apreciamos el bosque de neblina con una vegetación abundante debido a que reciben permanentemente humedad a través de la niebla que reina a estas alturas durante todo el año. La parte más alta ya no presenta tantos árboles frondosos, sino una vegetación determinada por el páramo con extensas áreas de gramíneas de altura. En la parte más alta de este camino llegamos al Abra[1] “Barro Negro” (sitio excelente para la observación de aves) y empezamos a descender hasta Leymebamba.
Esta ciudad se haya cobijada por cerros de colosal tamaño y bañada por el inquieto Río Utcubamba de aguas cristalinas. Según los habitantes, el clima en esta zona es variado e impredecible. Es obligatorio visitar el museo de sitio a unos 15 minutos, en donde se exhiben los principales vestigios de la cultura Chachapoyas encontrados hasta la fecha.
De Leymebamba partimos hacía El Tingo a 60 Km. El camino afirmado discurre paralelo al Río Utcubamba y demora tres horas. Ahí nos hospedamos y reponemos fuerzas para dedicarle el día siguiente a Kuelap. Desde El Tingo se asciende por una trocha afirmada con numerosos huecos. Las ruinas están a solo 35 Km. El mal estado del camino hace que el ascenso dure entre hora y media y dos horas, sin embargo el paisaje que nos acompaña es realmente de ensueño.
Kuelap: la impresionante fortaleza
Una vez en la cima dejamos el auto y caminamos quince minutos para llegar a este fortín de piedra. Kuelap está ubicada a 2,334 msnm y actualmente está en proceso de restauración. Tiene un largo aproximado de 500 m. y un ancho de 110 m. Sus muros alcanzan los 20 m de altura. Fue descubierta en 1843 por Juan Crisóstomo Nieto y en 1967 se iniciaron los trabajos para despejar la zona de maleza y salvaguardar las ruinas.
Se presume que Kuelap fue la capital del gran reino de los Chachapoya y que albergó a cerca de 2,000 habitantes. La construcción fue hecha a base de bloques de granito rosa unidos por arcilla amarilla. Los 34 recintos que se ubican dentro de la fortaleza entre la zona baja y alta están protegidos por los muros defensivos principales que contienen más de 100,000 bloques de piedra tallada con un peso total aproximado de 10,000 toneladas.
Esta fortaleza fue construida a esta altura para asegurar la defensa contra los enemigos y utilizar al máximo las tierras aledañas para la agricultura. Fue habitada entre los años 500 y 1000 d.c. y ante la llegada de los españoles fue abandonada. Kuelap está considerada como la estructura pétrea más grande de Sudamérica. Su actual manejo presenta un problema evidente: la falta de señalización en su recorrido. Sin un buen guía no se aprecia y se entiende a cabalidad la estructura, funciones y real dimensión de las ruinas. Aún así los altos muros y los detallados relieves llaman poderosamente la atención.
Tras gozar de esta brillante visita, emprendemos el camino a la capital de la Región: Chachapoyas. Descendemos hasta El Tingo y en una hora llegamos al desvió hacía Chachapoyas. Este tramo asfaltado de 11 Km. construido recientemente parece una autopista en Suiza. En 18 minutos llegamos a Chachapoyas, donde pasamos la noche.
El tramo final: de Chachapoyas a Chiclayo
Salimos de Chachapoyas temprano en dirección a Bagua Grande casi en la frontera con Cajamarca. Luego de 51 Km. llegamos a Pedro Ruiz. El camino afirmado se convierte en una carretera asfaltada en muy buen estado. Descendemos hasta Bagua Grande y podemos apreciar como las altas y verdes montañas empiezan a hacerse menos pronunciadas y la vegetación menos densa y verde. Estamos en el Bosque Seco del Noroeste, típico a esta altura y latitud del Valle del Marañón.
De Bagua Grande a Olmos son casi 230 Km. atravesando el Abra Porculla (antes volvemos a cruzar el Río Marañón) y parte de Cajamarca (pasamos por el desvió a Jaén). Luego de cuatro horas llegamos a Olmos ya en la Región Lambayeque.
Este interesante recorrido para llegar a Kuelap es de singular belleza. En este viaje apreciamos una gran variedad de ecoregiones, climas y con más detenimiento la fauna y flora de la zona. Esta parte del país privilegiada por su biodiversidad y alta cuota de especies propias, así como por la diversidad paisajística y cultural, merece ser visitada si se quiere conocer el Perú. Su riqueza natural es fascinante y nos hace ver la necesidad de fomentar el circuito Nororiental para desarrollar una cultura de conservación y de apoyo al ecoturismo.
[1] Un Abra es un paso de la cuenca de un río a otra cruzando el punto más bajo de una cordillera. El Abra Barro Negro divide la cuenca del Río Marañón de la del Río Utcubamba.
Anexos:
El Abra Porculla: Uno de los causantes de endemismo y biodiversidad del Valle del Marañón
Este paso es el punto más bajo de los Andes (2,414 msnm) y permite el paso de la vertiente del Pacifico a la del Atlántico. Esta depresión geográfica facilita el transito de especies animales provenientes del Bosque Seco del Pacifico hacía el Valle del Marañón y viceversa y de las condiciones climáticas, pues es por este paso que transitan las nubes que causan las lluvias en la costa norte cuando estas no provienen del Fenómeno del Niño. El prolongado aislamiento de este valle, la presencia de especies provenientes de la selva y de la costa y la variedad de climas y zonas ecológicas, le confieren un alto grado de endemismo y biodiversidad. El Abra Porculla es también la ruta más corta entre la costa peruana y la selva.
La Deforestación y sus estragos
La deforestación de los bosques propicia la erosión de los suelos a través de los vientos y de las intensas lluvias. Esta erosión facilita a su vez el deslizamiento de los suelos y la caída de huaicos multiplicando la fuerza de los mismos, al no encontrar ninguna resistencia. Pese a que se pueden contemplar algunos terrenos plantados con eucaliptos (especie no original del Perú) en esta zona, existen aún muchas hectáreas totalmente deforestadas. La plantación de esta especie foránea y de otras especies se realiza para mitigar los efectos de la erosión y del deslizamiento de los suelos y para fijar la tierra a través de las raíces, asimismo para proteger a los pobladores y a la fauna de los fuertes vientos con las copas de los árboles.
El eucalipto es un árbol que se adapta muy bien a este tipo de clima y suelo y crece con gran facilidad. Sin embargo su plantación acarrea una dificultad: sus raíces requieren de mucha agua y empobrecen la tierra que los rodea. Esto implica que en los terrenos reforestados con esta especie no se puede efectuar otro tipo de plantación. Adicionalmente esta especie produce unos fenoles que matan a otras especies vegetales, provocando que pocas especies puedan crecer a su alrededor. Pero felizmente el eucalipto no es la única especie introducida, también se han plantado cipreses, pinos y la especie nativa Queñual, que pueden ser alternativas a tomarse en cuenta para futuros planes de reforestación.
Artículo publicado el 3 de diciembre de 2006 en el Suplemento Semana del Diario El Tiempo de Piura.
En Celendin puedes encontrar una Hospedaje - B&B Mi Posada, muy buen sito con trato desde los mismos dueños, esta en un lugar centrico de Celendin
ResponderEliminarYa tomé nota.
ResponderEliminardebe ser un lugar super duper chido jejejeje.............
ResponderEliminarInteresante la reseña. ¿Hiciste la ruta en 4x4?
ResponderEliminarsí. vale la pena ir.
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