domingo, 14 de junio de 2009

EL CAFÉ Y LOS DIARIOS DE TARAPOTO


Hace unos días fui invitado a Tarapoto para cubrir la Feria Internacional de Naturaleza y Observación de Aves, organizada por el Gobierno Regional, la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo de San Martín y PromPerú; la cual se realizó del 03 al 15 de setiembre. No conocía Tarapoto y la impresión que me he llevado de esa cálida ciudad es sumamente positiva. Así, en medio del trajín de la feria, pude conocer algunos rincones de la ciudad y de sus alrededores. En general, me pareció una ciudad ordenada, limpia y tranquila, en comparación con otras importantes ciudades del país.

Justamente, aprovechando el tiempo libre en la ciudad, atravesé por un par de situaciones que me hicieron tomar conciencia de una realidad un tanto distante, pero a su vez muy cercana. Estas vivencias me persiguen hasta hoy, convirtiéndose en algunos de los motivos para plasmar estas líneas. Y es así como buscando desesperadamente un buen café y el diario, llegué a una de las esquinas de la Plaza de Armas. Era casi el mediodía. Compré el periódico y encontré un local acogedor con una ventana que daba en diagonal a la plaza principal de la ciudad.

Me senté en la barra a saborear un delicioso café expresso, ya que las pocas mesas del local estaban ocupadas. Luego de hacer mi pedido, me puse a revisar el diario. Cuando vi con atención la carátula, esta se me hacía conocida. Me percaté y vi ¡que era la edición del día anterior! En ese momento, me convencí una vez más de que algunos rincones del país no van al ritmo al que tal vez estamos acostumbrados. Luego, sentí cierta vergüenza, pues no tendría las agallas para reclamar dicha compra equívoca para mí. La dimensión del tiempo es distinta, eso está muy claro.

Repuesto de quedarme con las ganas de leer las noticias del día, entablé una amena conversación con las muchachas que atendían el café. Ahí fue que, emocionado por poder disfrutar de un buen café en Tarapoto, les pregunté a las alegres tarapotinas detrás de la barra, cuál era el horario de atención. Me dijeron, entre risas, que atendían hasta la una y media. Les expresé mi asombro por el horario corrido tan largo, ya que pensé que atendían hasta pasada la medianoche. Sin embargo, ellas me aclararon al instante que abrían hasta la una y media, pero de la tarde. Cerraban hasta las cuatro, para luego abrir hasta las nueve de la noche. Otra vez me topé con las distintas dinámicas de nuestro diverso país.

Tarapoto en venta

Ya disfrutando del aromático café, me distraje un momento escuchando una conversación que se desarrollaba a mis espaldas. Si bien no era mi intención “ganarme” con lo que se deliberaba, me enteré de que una pareja de la zona estaba dispuesta a vender “sus” terrenos a dos personas —que evidentemente no eran de la zona— para actividades agrícolas. La intención de los compradores era clara: deforestar y plantar diversos tipos de productos. Los vendedores estaban plenamente convencidos de que estaban haciendo un gran negocio, e incluso les recomendaban alternativas para sembrar a costa del pedazo de bosque que ofrecían.

Según me comentaban algunos lugareños, mucha gente se apodera de extensos terrenos de “monte” para luego venderlos como “sus” tierras, luego de haberlas denunciado. El tráfico de tierras se realiza sin ningún control y lógicamente amenaza esta zona, poseedora de una gran diversidad biológica y cultural. Esta afirmación es respaldada también a través de lo expuesto en el artículo de Jeanette Salazar Salas, titulado “Pérdida de cobertura forestal en la Amazonía. Caso Región San Martín, Perú, aparecido en el boletín N° 62 de DAR (Derecho Ambiental y Recursos Naturales, http://www.dar.org.pe/).

Lamentablemente, no es difícil comprobar que la expansión agrícola y ganadera en la zona es cada vez mayor. Además, como en muchas partes del país, las autoridades no pueden frenar la avalancha del “desarrollo”, que si bien no puede ser negado, debe ser controlado.

Pie de monte

La selva alta es más diversa que la selva baja. Esto se puede comprobar en la conjunción de la cultura andina y la selvática, así como en la variedad de ecosistemas, flora y fauna; producto de las variaciones en la altitud, el clima y la topografía. No obstante, la selva alta —también conocida como yungas, bosques lluviosos o de neblina, o pie de monte—, es mucho más frágil y vulnerable a las actividades humanas. En muchos aspectos, estas tierras tienen una riqueza inmensa que parece inagotable, pero que urge proteger. Para tal fin, es vital una planificación ordenada del desarrollo que se ve venir.

La región San Martín está compuesta, casi en su totalidad, por selva alta; y de ello deriva su amplia variedad de ofertas y atractivos turísticos. Encontramos diversas Áreas Naturales Protegidas, como el Parque Nacional Río Abiseo, parte del Parque Nacional Cordillera Azul, el Bosque de Protección Alto Mayo y el Área de Conservación Regional Cordillera Escalera; las cuales albergan una gran variedad de flora y fauna. Estas zonas protegidas son puntos magnéticos ineludibles para muchos turistas. Asimismo, esta región alberga varios lugares muy apreciados por los observadores de aves, actividad que cada día gana más adeptos.

Por otro lado, en San Martín, encontramos ciudades interesantes que merecen ser visitadas como: Tarapoto, Juanjui, Lamas, Moyabamba, Rioja, Tocache, Uchiza y Saposoa. Y ni qué decir de las hermosas lagunas y cataratas de la zona, así como de sus codiciadas orquídeas. Una visita a la región es indispensable para conocer la selva alta y su gran diversidad. Asimismo, se puede disfrutar de la gran amabilidad de sus pobladores y de sus variados potajes y bebidas. También busque identificar la gran identidad del poblador sanmartiniano con su tierra, algo de lo cual se debe tomar nota.

Reserve unos días para visitar estas hermosas tierras, no se arrepentirá. Yo ya lo hice. Regresaré muy pronto en búsqueda de nuevas experiencias y de mi café.

Artículo publicado el 12 de octubre de 2007 en la versión online de la Revista Viajeros:

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