El 02 de febrero se celebra el Día Mundial
de los Humedales. El Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes (SNLMT) es uno
de los tantos humedales que hay en nuestro país, que albergan una gran
diversidad biológica y están considerados como los almacenes de agua natural
más fértiles del planeta. Para muestra un manglar.
El Santuario
Nacional Manglares de Tumbes, en la provincia de Zarumilla (2972 Ha.), fue
declarada como tal el 2 de marzo de 1988. Para llegar aquí partimos de Tumbes
tomando la Panamericana Norte en dirección a la localidad de Zarumilla, a 20
km. Cruzando por el asentamiento humano Campo Amor, se llega al puesto de
control El Algarrobo (ubicado en la Zona de Amortiguamiento); no sin antes
contemplar el bosque seco. Según la Estrategia de Conservación del Ecosistema
de los Manglares de Tumbes del Inrena, este ecosistema es de reducida extensión
y está ubicado en el extremo sur de la distribución de los manglares del
pacífico sudamericano, en una zona semi-árida. Se caracteriza por ser muy dinámico
y frágil, por esta razón se le considera de alta prioridad de conservación.
El SNMT tiene cuatro islas: la Isla Roncal
que está en medio del santuario; la Isla Correa que colinda con el canal
internacional, límite natural con Ecuador; la Isla Matapalo que es la de mayor
extensión y la Isla Chalaqueras que es la más pequeña de todas. En todas ellas,
los mangles parecen querer lanzarse al agua salobre, que se forma como producto
de las aguas saladas del mar y el agua dulce de los ríos, que trae consigo
sedimentos y nutrientes provenientes de las montañas que se depositan en los
suelos pocos profundos. Esta conjunción de aguas es el hábitat del mangle que
se desarrolla en base al flujo y reflujo de las mareas, que permite que las
sales del mar no se acumulen en la zona, facilitando la oxigenación y la
eliminación de sustancias tóxicas.
Al iniciar el recorrido en el santuario,
nos reciben ocho espátulas rosadas (Ajaia ajaja) surcando el cielo. El interés
por este singular destino registra un constante crecimiento. El promedio
mensual de turistas que visitan el santuario es de 120 y todo indica que la
cifra va en aumento. Sin embargo, pese a su belleza e importancia, los
manglares no están a salvo del hombre. Como explica el biólogo Alexander More
de Naturaleza y Cultura Internacional (NCI) “el valor de este ecosistema no
solo está dado por su diversidad biológica, sino porque muchas poblaciones
humanas obtienen beneficios directos a través de la extracción,
comercialización y consumo de los productos hidrobiológicos. Además, los
manglares se constituyen en potenciales e importantes áreas para el turismo, la
investigación científica, el desarrollo de campañas de sensibilización pública
y la educación ambiental”.
Diversidad biológica de lujo
El SNMT alberga
una gran variedad de especies de flora y fauna. En cuanto a la flora, la
especie predominante es el mangle. Se pueden diferenciar cinco tipos: el rojo,
el colorado, el salado, el blanco y el piña, más asociado al bosque seco
ecuatorial, que se localiza en las partes centrales de algunas islas y en zonas
cercanas al manglar. En cuanto a la fauna, habitan cerca de 140 especies de
aves, de las cuales ocho son endémicas, entre ellas el huaco manglero
(Nyctanassa violaceus) y el ibis blanco (Eudocimus albus). En la zona arbustiva
habitan 37 especies de aves, en la zona propia de los manglares se reportan 43
y 26 son migratorias provenientes de América del Norte.
Se ha identificado 10 especies de
mamíferos como el perrito conchero (Procyon cancrivorus) -también conocido como
oso o mapache cangrejero- y la nutria del noroeste (Lutra longicaudis). Ambas
especies están amenazadas de extinción. También encontramos 90 especies de
peces y 40 especies visitantes. Se han reportado 33 gasterópodos (caracoles), 34
crustáceos (langostinos, cangrejos) y 24 especies de bivalvos (moluscos con
concha).
Productos al alcance de la mano
Santos Gerardo
Nole Hernández es un conchero de 29 años, que hace trece años se dedica a esta
sacrificada labor. Según comenta, la presencia de la concha negra (Anadara
tuberculosa) y del cangrejo rojo o de manglar (Ucides occidentalis) se ha
reducido de manera considerable, por lo que debe trabajar más horas para poder
llevar algo de dinero a su hogar. Gerardo comenta que los pobladores de la zona
se han organizado para intentar proteger los recursos de la zona y poder
subsistir. Viste todo de negro, protegido con prendas que solo dejan la cara
descubierta. Con el tiempo, este trabajo les ocasiona terribles dolores
musculares y artritis. Él manifiesta que es muy importante que se respeten las
épocas de veda de ambos especímenes. En enero, los cangrejos se aparean y salen
a la superficie, por lo que son presa fácil. Además, desde la quincena de
agosto hasta fines de setiembre, atraviesan el periodo de muda, por lo que está
prohibida su extracción.
El SNLMT: valioso humedal amenazado
Como típico humedal, el Santuario es
utilizado por diversas especies de peces como criaderos para garantizar un
rápido crecimiento de los especímenes juveniles. Muchas aves que proceden del
hemisferio norte, realizan paradas en estos territorios para reponer fuerzas.
Además, la presencia de los manglares es de suma importancia pues sirven como
contención natural contra inundaciones y contra los efectos de erosión del mar.
Su extensión se ha reducido hasta casi la mitad debido a la actividad
langostinera y a los efectos del Niño de últimos años.
Pese a su importancia los manglares son
víctima de la depredación. More indica que “a pesar de los valores y beneficios
que provee el ecosistema de los manglares, es necesario enfrentar la
sobreexplotación, la contaminación y la deforestación que afronta, ya que estas
amenazas hacen peligrar su existencia”. Entre las principales amenazas del
santuario se registra un inadecuado aprovechamiento de las especies, basado en
un aprovechamiento comercial.
Asimismo, están la tala ilegal y la caza
furtiva, la contaminación de los ríos Zarumilla y Tumbes con productos
agroquímicos, desechos y aguas servidas. Los manglares de Tumbes, así como los
manglares de San Pedro, ubicados en el distrito de Vice, en Sechura, Piura, representan
el límite de este ecosistema en toda la costa del Pacífico. Protegerlos es
nuestra obligación. Aprovecharlos de manera racional es la mejor manera de
garantizar su conservación y obtener los beneficios que nos brindan.
Artículo publicado el 2 de febrero de 2007
en la versión online de la Revista Viajeros:
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