lunes, 15 de junio de 2009

¡SÁLVESE QUIEN PUEDA! (III) ¡NO PERMITAMOS QUE DESAPAREZCAN!


En las dos primeras entregas de esta serie de artículos, se abarcó el tema de la extinción de especies animales a nivel mundial, las principales causas de esta tragedia y algunas de las acciones que se vienen realizando para frenar dicho exterminio. Así también, se presentaron las categorías de la “Lista Roja” de la International Union for Conservation of Nature and Natural Resources (IUCN) y se recordó el papel del ser humano como responsable de que esta lista siga creciendo. En esta entrega veremos qué sucede en nuestro medio. Para iniciar de una manera positiva el artículo, es propicio indicar que aún no se ha reportado oficialmente que alguna especie endémica del Perú (aquella que solo habita en zonas determinadas del país) se haya extinguido.

La problemática de la extinción de especies no pasa desapercibida en nuestros territorios. Las principales causas que generan la disminución de las poblaciones de fauna silvestre son: la cacería, con el fin de satisfacer necesidades alimenticias, para utilizar algunas partes del animal o para el tráfico ilegal de animales; la desaparición del hábitat debido a la tala ilegal o a la expansión agrícola y minera; así como la contaminación y degradación de diversos ecosistemas como producto del mal manejo de residuos en el país. Por otro lado, muchas especies tienen una baja tasa de reproducción, lo que ocasiona que la regeneración sea más dificultosa.

El Perú es considerado como uno de los 12 países megadiversos del planeta, los cuales albergan en su conjunto el 70% de la diversidad biológica mundial. Además, el Perú posee un gran número de especies endémicas y de distribución restringida (aquellas que se encuentran exclusivamente en un hábitat determinado que no excede los 50 000 Km²). Sin embargo, muchas de estas especies - cuya población además no es abundante- son precisamente las más amenazadas, ya que sus hábitats se reducen aceleradamente. Adicionalmente, se ven confinados a espacios cada vez menores ante la ausencia de corredores biológicos que les permita acceder a otros territorios (si es que hubiese) para refugiarse y expandir su rango de distribución.

Algunos ejemplos críticos de esta situación son: la pava aliblanca (Penelope albipennis), el zambullidor de Junín (Podiceps taczanowskii), el cocodrilo de Tumbes (Cocodrylus acutus), la rana de Junín (Batrachophrynus macrostomus), el pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti), el suri (Rhea pennata) y muchas más.

La lista de las 30 y de las 301 especies

El proyecto Edge (Evolutionary Distinct and Globally Endangered) liderado por científicos ingleses de la Sociedad Zoológica de Londres incluye a 30 especies de mamíferos registradas para el Perú, dentro de la lista de las cien especies más amenazadas en el mundo. De ellas, cuatro tienen la categoría CR (en peligro crítico de extinción), cuatro están catalogadas como EN (en peligro de extinción) y las 22 restantes figuran como VU (vulnerable). Destacan la chinchilla (Chinchilla brevicaudata) (CR) que posiblemente ya esté extinta en el país, el mono choro de cola amarilla (Lagothrix flavicauda) (CR), el tapir andino (Tapirus pinchaque) (EN), el delfín rosado (Inia geoffrensis) (VU) y el oso de anteojos (Tremarctos ornatus) (VU).

Éstas y muchas especies más se ven acorraladas en espacios cada vez menores ante el avance del hombre. Sus territorios se reducen aceleradamente y en el caso de las especies de distribución restringida, si su hábitat es totalmente degradado, la especie desaparecerá para siempre. El ejemplo tal vez más representativo es el del zambullidor de Junín. Su único hábitat, el lago de Junín o Chinchaycocha (el segundo más grande del Perú), se encuentra altamente contaminado. Las poblaciones del zambullidor disminuyen aceleradamente y de continuar esta penosa situación, esta ave endémica del Perú desparecería en los siguientes años pues no tiene a dónde ir. Pese a que está protegida en la Reserva Nacional de Junín, su futuro es incierto.

Para efectos de identificar a las especies más amenazadas del país, el Estado público el 22 de noviembre de 2004 en el Diario Oficial El Peruano, el Decreto Supremo N° 034-2004-AG que aprueba la “Categorización de especies amenazadas de fauna silvestre” y que prohíbe la caza, captura, tenencia, transporte o exportación de estas especies con fines comerciales. La lista de 301 especies incluye a 172 aves, 65 mamíferos, 38 anfibios y 26 reptiles. Para la confección de la lista se utilizaron como base los criterios y categorías de la IUCN.

En el caso de las aves, de las cerca de 1,830 especies aladas que posee el Perú, casi el 10% está amenazado. Con respecto a los mamíferos, la situación es más grave, de los 360 mamíferos registrados para el país, el 18% presenta algún grado de amenaza. Es necesario reconocer que la situación actual empeora día a día para nuestra fauna. Los esfuerzos que se vienen realizando para la conservación y el manejo sostenible de muchas especies pueden verse truncados si no se detienen las principales amenazas.

Si bien el 15% del territorio nacional está protegido mediante las Áreas Naturales Protegidas, las Áreas de Conservación Regional y las Áreas de Conservación Privadas, existe un gran porcentaje de tierras abandonadas a su suerte que aún mantienen las condiciones para albergar a nuestra flora y fauna, pero que están a merced del avance vertiginoso de poblaciones humanas en busca de la subsistencia, y de otros interesados exclusivamente en generar ingresos económicos.

¿Qué hacer?

Según el informe Stern presentado por el Gobierno Británico en octubre del 2006 - referencia obligada para entender la problemática actual sobre el calentamiento global y el cambio climático- se puede hablar actualmente de una “erosión biológica” producto del desordenado crecimiento humano. Los países más pobres somos y seremos los más afectados y los más vulnerables a los efectos negativos de la situación actual. No estamos preparados para afrontar una futura crisis de magnitudes desconocidas (pero sí previsibles) que alcanzará a todos los seres vivos del planeta.

Es indispensable establecer políticas eficientes de conservación de la diversidad biológica del país para evitar su extinción. Por lo tanto, con el fin de definir áreas y especies prioritarias (no podemos proteger todo el Perú), es indispensable contar con la información real sobre las especies amenazadas y sus respectivos rangos de distribución, conducta, principales amenazas, tasas de reproducción, migración, así como otros aspectos que coadyuven a determinar estrategias de conservación adecuadas y viables. Lamentablemente, en el país, las investigaciones sobre estos aspectos de nuestro patrimonio biológico son escasas. Basta revisar la literatura existente al respecto, carecemos de información actualizada. Asimismo, gran parte de los estudios que existen, son realizados por extranjeros y no todos son accesibles.

Es imprescindible además realizar más investigaciones sobre nuestra diversidad biológica. No conocemos realmente qué poseemos y si es que todavía existe. Por otro lado, es menester de todos exigir la regulación del uso de tierras y el respeto de la normatividad existente en el caso de las explotaciones mineras y de las actividades forestales para mantener nuestros recursos naturales. La sociedad civil, así como la iniciativa privada, deben colaborar con el Estado. Éste debe simplificar su estructura y hacer más visible su presencia.

Es importante además mejorar un marco legal que abarque todos los aspectos ambientales y que evite vacíos legales o ambigüedad en la interpretación de las leyes, generalmente favorable al que contamina o al que extrae recursos. Si bien la extinción de un puñado de especies no es el acabose, ¿podríamos afirmar que hicimos todo lo posible para evitar esa pérdida? La respuesta a la fecha es negativa.
En la cuarta y última entrega ahondaremos en el ¿qué hacer?


Artículo publicado el 1 de mayo de 2007 en el Suplemento Semana del Diario El Tiempo de Piura.

2 comentarios:

  1. las personas deberiamos de tener mas conciencia, y darnos cuenta de que no deberiamos de acabar con nuestros recursos

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