sábado, 13 de junio de 2009

AÑOS DECISIVOS PARA LA DIVERSIDAD BIOLÓGICA


El 22 de mayo se ¿celebró? el Día Internacional de la Diversidad Biológica. No sé si todos nosotros lo celebramos. En todo caso, no he percibido que en nuestro megadiverso país se haya hecho algo al respecto. En realidad no hay mucho que celebrar, no obstante, se pudo haber utilizado la ocasión para seguir llamando la atención sobre el gran problema que se cierne sobre la humanidad: la desaparición acelerada de la flora y fauna del planeta debido al accionar humano.


Esta fecha fue designada por la Asamblea de las Naciones Unidas el año 2000, pues anteriormente, un 22 de mayo de 1992, se adoptó el texto del Convenio sobre la Diversidad Biológica. A la fecha, la situación de la diversidad biológica en el mundo es escalofriante, ya que la cacería ilegal, la colonización de territorios, la modificación del uso del suelo, la contaminación y el calentamiento global están haciendo estragos en las poblaciones animales y vegetales. Algo debemos hacer de una vez, sino todo esto terminará con otra extinción masiva de especies.

Lo que nos podemos perder

Según un estudio del programa de medio ambiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU), “el secreto para nuevos antibióticos, curas contra el cáncer o medicamentos contra el dolor y otros, podrían estar en el reino animal”. Existen algunos ejemplos claros de las propiedades de algunos animales. Así, tenemos que el veneno de una rana puede fortalecer el corazón y la baba de caracol puede regenerar las células, del mismo modo, son reconocidas las propiedad curativas de muchas plantas. En otras palabras, la naturaleza es una farmacia para la humanidad y con la pérdida de la diversidad biológica se dilapidan posibles medicamentos que podrían salvar vidas.

En el estudio “Sustaining Life”, en el cual participaron más de 100 autores por encargo de la United Nations Environment Programme (UNEP) de la ONU, se nombra un ejemplo que explica claramente lo que sucede. Dos ranas del género Rheobatrachus, que fueron descubiertas en la década del 80 en Australia, tenían la particularidad de incubar sus crías en el estomago. Las crías estaban recubiertas de una sustancia que las protegía de los ácidos y enzimas estomacales. Las primeras investigaciones en base a estas ranas abrieron la posibilidad de encontrar una cura a las úlceras estomacales, no obstante, los estudios se vieron interrumpidos ya que ambas especies se extinguieron. Se perdió la posibilidad de generar de manera artificial una sustancia para ser utilizada por el hombre en su beneficio.

Lamentablemente, la tendencia sobre el número de animales y plantas amenazados es creciente. Según la International Union for Conservation of Nature (IUCN), la Lista Roja 2007 de los animales y plantas amenazadas concentra 41 415 especies. De ellas, 16 306 están en peligro de extinción, lo que significa un incremento de 189 especies en comparación con el 2006. En base a lo expuesto por la IUCN, cada cuarto mamífero, cada octava ave y un tercio de los anfibios están amenazados. En el reino vegetal, el 70% de todas las plantas conocidas está amenazado.

El Convenio sobre diversidad biológica

Según un estudio de la University of York (Canadá), el calentamiento global acelera la extinción de especies; y si el hombre continúa calentando el planeta, se puede dar un exterminio masivo. Dicho estudio fue preparado en el marco de la novena reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica que se desarrolla entre el 19 y 30 de mayo en Bonn, Alemania. Según el Jefe de la UNEP, “dicho convenio ha logrado buenos resultados, pero este debe alcanzar muchas metas más si desea alcanzar la meta internacional”. En Bonn se discute sobre tres pilares principales que deben dictar las políticas actuales en base a la conservación de la diversidad biológica: conservación, aprovechamiento duradero y acceso a los recursos genéticos.

Esperemos que la comitiva peruana que asistió a la conferencia en Bonn traiga algo productivo y haya establecido acciones concretas para frenar el exterminio de nuestra diversidad biológica, en el cual todos somos partícipes. El avance descontrolado de poblaciones humanas (colonos) en zonas vulnerables, la caza y pesca excesiva e ilegal, la contaminación de ecosistemas, el mal uso de las tierras, entre otros, son procesos que aceleran la desaparición de nuestra flora y fauna. Veremos que nos traen desde Bonn.

Fauna tropical

El tan mentado calentamiento global afecta mucho más de lo pensado a los animales del trópico. Si bien, se nos pueden venir a la mente la escena del oso polar buscando un trozo de hielo para amamantar a su cría y pensamos en pingüinos en nuestras costas (obvio no los de Humboldt, sino aquellos que el controvertido Al Gore usó en la portada de su conocido documental), estos casos no son los más graves. Estudiosos norteamericanos suponen que los efectos del cambio climático serán más perjudiciales para las especies tropicales, es decir, a todas las que el país posee. El motivo principal: estas no pueden adaptarse muy bien a cambios bruscos de temperatura.

Al parecer se trata de la tolerancia, ya que mientras los animales polares, como el oso, están acostumbrados a un clima extremo y a diferentes variaciones de temperatura, los animales tropicales están solamente adaptados a pequeños cambios en la temperatura. Dichos resultados fueron presentados en la revista “Proceedings of the National Academy of Science” por investigadores de la University of California en Estados Unidos. El cinturón tropical (en donde estamos) es una franja que se ubica a ambos lados del Ecuador hasta los 23,5 grados y que está delimitada el Trópico de Cáncer al norte y el Trópico de Capricornio al sur. Así, según el estudio hecho por la universidad estadounidense, “en las regiones tropicales pareciera que viviesen un gran grupo de especies en un ambiente climático estable óptimo, no obstante, una variación sustancial en la temperatura podría traer consecuencias muy graves”.

Con un aumento de dos grados o más, los primeros en sucumbir serían los insectos, ya que estos no pueden regular su temperatura corporal a diferencia por ejemplo de los mamíferos. Seguidamente estarían en el paredón los animales de sangre fría como las ranas, tortugas y los saurios. Existiría la posibilidad de que algunas de las especies amenazadas migren hacia otras zonas climáticas, pero no todas podrían hacerlo. Está claro que estos desórdenes iniciarían un proceso de resquebrajamiento de las cadenas tróficas y de los ecosistemas.

Nuestro país, poseedor de tanta diversidad biológica y de varias zonas climáticas, estaría condenado a convertirse en un territorio donde ya no existirían muchas diferencias climáticas, por lo que el clima empezaría a uniformizarse; y con eso, podría desaparecer la diversidad biológica. ¿Qué nos espera? ¿Qué hacer? Lo primero es tomar nota de lo que sucede para exigir a las autoridades que sean más drásticas en sancionar a los que siguen atropellando nuestros recursos naturales. Empiecen con los “débiles mentales” que cometieron la brutalidad de contaminar un lago en Loreto.

Artículo publicado el 01 de junio de 2008 en la versión online de la Revista Viajeros:

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