En el aún pujante mundo ornitológico del Perú, Manuel Plenge es un referente innegable. Y es que todo aquel que investiga a profundidad las especies aladas del país debe haberse topado con su nombre en alguna oportunidad. El propietario de la mayor y más completa colección bibliográfica sobre las aves del Perú nos cuenta su historia. No la perdamos de vista.
Ya el solo hecho de que existan dos subespecies de aves nombradas en su honor, es un reconocimiento de palabras mayores. El cola cardo de barbilla blanca (Schizoeaca fuliginosa) y el torito llano (Anairetes agraphia) son dos representantes del orden de los passeriformes (que incluye entre otros a los atrapamoscas, horneros, golondrinas y gorriones) que habitan en la cordillera central de los Andes. Ambas aves tienen una subespecie denominada plengei en honor a Manuel Plenge, el gran estudioso de nuestra avifauna.
La afición y el estudio de las aves nacieron tras la lectura de la colección de revistas National Geographic de su padre y de algunos libros sobre las especies aladas. Manuel decidió “tratar de fotografiar aves en los parques de Miraflores”, y es así como en el año 1969 buscó a María Koepcke en el Museo de Historia Natural Javier Prado para hacerle unas consultas. Allí conoció al reconocido ornitólogo John P. O’Neill, con el cual mantiene hasta hoy una gran amistad. “Al día siguiente nos fuimos a ver aves a la Panamericana Sur y a Mamacona”. Posteriormente, Manuel fue adquiriendo diversos libros e involucrándose más en el apasionante mundo de la ornitología.
En ese entonces, Manuel y solo unos cuantos se interesaban y estudiaban las aves del país. Hoy en día la situación es otra. Sin embargo, pese al auge de la observación de las aves en nuestro medio, para Plenge aún “nos falta bastante en cuanto a mejorar nuestra oferta para esta disciplina, pese a que el Perú es el segundo país en el mundo con la mayor cantidad de aves”.
Plenge afirma que otros países, como Costa Rica y Ecuador, ofrecen una mejor infraestructura para los observadores de aves y los ornitólogos. Esto implica la existencia de albergues con todas las comodidades que elevan la calidad del viaje. En nuestro país, aún es una aventura llegar a ciertos lugares. Además, es necesario diferenciar el perfil del ornitólogo y el del “birdwatcher”, puesto que el primero se acopla al medio sin dificultad, mientras el promedio del segundo está dispuesto a pagar por su comodidad; así como tomar en cuenta las diferencias geográficas entre Perú y estos países, aún estamos un tanto rezagados en la implementación de rutas de aves.
Actualmente, Manuel sigue estudiando a nuestras aves y a la par trabaja en Southern Perú. Si bien, ya no sale al campo como antes (en su “escarabajo”), debido a un problema de salud, su interés por fomentar la investigación ornitológica no se ha detenido. Es así como viene preparando dos trabajos de gran importancia: la bibliografía de las aves del Perú y la versión actualizada de las lista de aves del Perú.
Contando aves
Como narra Manuel, “en el año 1913 se contabilizaban solo 1347 especies de aves en el país y en 1944, la cifra aumentó a 1350”. Con la aparición del primer libro de aves de América del Sur de Meyer de Schaunsee, Plenge realizó el tercer inventario de aves del Perú registrando 1491 especies. Actualmente se habla de 1815 especies aladas, lo que nos coloca en el segundo lugar a nivel mundial tras Colombia.
Manuel ya no lleva la cuenta de todos los documentos sobre aves que posee, pues son miles, pero tiene la gran satisfacción de que “si los estudiantes me hacen preguntas, los ayudo con los trabajos; y lo que últimamente estoy haciendo es recopilar todos los trabajos sobre aves del Perú en formato pdf. A quien me lo solicita, se lo mando”. De esta manera, colabora incansablemente en fomentar la investigación científica y el conocimiento de nuestra avifauna. Manuel, como nos consta, es un estudioso que comparte su conocimiento y apuesta por el conocimiento científico en aras de mejorar el entendimiento de nuestra diversidad biológica.
Ante la pregunta si existe una ornitología peruana, Manuel asegura de que “lo que encontró en un principio era que los estudiantes se centraban más en las aves representadas en el libro ‘Aves de Lima’ de María Koepcke y después, lentamente, seguro tras el contacto con otros ornitólogos y estudiantes del extranjero, se fue ampliando la variedad de especies y hoy, ven todo”. No obstante, aún hay mucho por hacer para fortalecer el estudio de nuestras aves.
Así, “leyendo las tesis de los estudiantes peruanos y comparándolas con otras, a una buena cantidad todavía les falta ponerle más ‘carne’. Algunas citan textos que ya no son vigentes por lo que están faltas de investigación. Yo critico a los profesores porque estos no guían bien a los alumnos. Existe investigación, pero esta debería ser más profunda”. Y es evidente, pues en el país se produce poco material científico en comparación con otros, pese a nuestra gran diversidad biológica.
Manuel ha asistido a diversos Congresos Nacionales de Ornitología, así como a varios seminarios y congresos en el extranjero. Comparando ambas experiencias, afirma que “los eventos hechos en el país han sido bien organizados y en ellos se nota el interés de los participantes. No estamos desentonando mucho, pero hay lugar para mejora”. Además, es miembro de diversas sociedades científicas y ornitológicas, así como representante de algunas organizaciones de conservación. Todo siempre alrededor y para las aves del país.
Como nos cuenta Manuel, ninguno de sus dos hijos está interesado en aves. Uno de ellos vive en EE. UU. y el menor es ingeniero de sonido. Por eso nos transmite su preocupación con respecto a quién podrá dejarle toda su gran colección. Creemos que ese gran conocimiento ya lo ha dejado en parte al país con su gran aporte a la investigación ornitológica. Desde ya, vayan estas líneas en agradecimiento por todo el esfuerzo. El Perú debe seguir tomando vuelo en estos temas; para ello, necesitamos referentes y mentores. Uno de ellos es sin duda Manuel.
Ya el solo hecho de que existan dos subespecies de aves nombradas en su honor, es un reconocimiento de palabras mayores. El cola cardo de barbilla blanca (Schizoeaca fuliginosa) y el torito llano (Anairetes agraphia) son dos representantes del orden de los passeriformes (que incluye entre otros a los atrapamoscas, horneros, golondrinas y gorriones) que habitan en la cordillera central de los Andes. Ambas aves tienen una subespecie denominada plengei en honor a Manuel Plenge, el gran estudioso de nuestra avifauna.
La afición y el estudio de las aves nacieron tras la lectura de la colección de revistas National Geographic de su padre y de algunos libros sobre las especies aladas. Manuel decidió “tratar de fotografiar aves en los parques de Miraflores”, y es así como en el año 1969 buscó a María Koepcke en el Museo de Historia Natural Javier Prado para hacerle unas consultas. Allí conoció al reconocido ornitólogo John P. O’Neill, con el cual mantiene hasta hoy una gran amistad. “Al día siguiente nos fuimos a ver aves a la Panamericana Sur y a Mamacona”. Posteriormente, Manuel fue adquiriendo diversos libros e involucrándose más en el apasionante mundo de la ornitología.
En ese entonces, Manuel y solo unos cuantos se interesaban y estudiaban las aves del país. Hoy en día la situación es otra. Sin embargo, pese al auge de la observación de las aves en nuestro medio, para Plenge aún “nos falta bastante en cuanto a mejorar nuestra oferta para esta disciplina, pese a que el Perú es el segundo país en el mundo con la mayor cantidad de aves”.
Plenge afirma que otros países, como Costa Rica y Ecuador, ofrecen una mejor infraestructura para los observadores de aves y los ornitólogos. Esto implica la existencia de albergues con todas las comodidades que elevan la calidad del viaje. En nuestro país, aún es una aventura llegar a ciertos lugares. Además, es necesario diferenciar el perfil del ornitólogo y el del “birdwatcher”, puesto que el primero se acopla al medio sin dificultad, mientras el promedio del segundo está dispuesto a pagar por su comodidad; así como tomar en cuenta las diferencias geográficas entre Perú y estos países, aún estamos un tanto rezagados en la implementación de rutas de aves.
Actualmente, Manuel sigue estudiando a nuestras aves y a la par trabaja en Southern Perú. Si bien, ya no sale al campo como antes (en su “escarabajo”), debido a un problema de salud, su interés por fomentar la investigación ornitológica no se ha detenido. Es así como viene preparando dos trabajos de gran importancia: la bibliografía de las aves del Perú y la versión actualizada de las lista de aves del Perú.
Contando aves
Como narra Manuel, “en el año 1913 se contabilizaban solo 1347 especies de aves en el país y en 1944, la cifra aumentó a 1350”. Con la aparición del primer libro de aves de América del Sur de Meyer de Schaunsee, Plenge realizó el tercer inventario de aves del Perú registrando 1491 especies. Actualmente se habla de 1815 especies aladas, lo que nos coloca en el segundo lugar a nivel mundial tras Colombia.
Manuel ya no lleva la cuenta de todos los documentos sobre aves que posee, pues son miles, pero tiene la gran satisfacción de que “si los estudiantes me hacen preguntas, los ayudo con los trabajos; y lo que últimamente estoy haciendo es recopilar todos los trabajos sobre aves del Perú en formato pdf. A quien me lo solicita, se lo mando”. De esta manera, colabora incansablemente en fomentar la investigación científica y el conocimiento de nuestra avifauna. Manuel, como nos consta, es un estudioso que comparte su conocimiento y apuesta por el conocimiento científico en aras de mejorar el entendimiento de nuestra diversidad biológica.
Ante la pregunta si existe una ornitología peruana, Manuel asegura de que “lo que encontró en un principio era que los estudiantes se centraban más en las aves representadas en el libro ‘Aves de Lima’ de María Koepcke y después, lentamente, seguro tras el contacto con otros ornitólogos y estudiantes del extranjero, se fue ampliando la variedad de especies y hoy, ven todo”. No obstante, aún hay mucho por hacer para fortalecer el estudio de nuestras aves.
Así, “leyendo las tesis de los estudiantes peruanos y comparándolas con otras, a una buena cantidad todavía les falta ponerle más ‘carne’. Algunas citan textos que ya no son vigentes por lo que están faltas de investigación. Yo critico a los profesores porque estos no guían bien a los alumnos. Existe investigación, pero esta debería ser más profunda”. Y es evidente, pues en el país se produce poco material científico en comparación con otros, pese a nuestra gran diversidad biológica.
Manuel ha asistido a diversos Congresos Nacionales de Ornitología, así como a varios seminarios y congresos en el extranjero. Comparando ambas experiencias, afirma que “los eventos hechos en el país han sido bien organizados y en ellos se nota el interés de los participantes. No estamos desentonando mucho, pero hay lugar para mejora”. Además, es miembro de diversas sociedades científicas y ornitológicas, así como representante de algunas organizaciones de conservación. Todo siempre alrededor y para las aves del país.
Como nos cuenta Manuel, ninguno de sus dos hijos está interesado en aves. Uno de ellos vive en EE. UU. y el menor es ingeniero de sonido. Por eso nos transmite su preocupación con respecto a quién podrá dejarle toda su gran colección. Creemos que ese gran conocimiento ya lo ha dejado en parte al país con su gran aporte a la investigación ornitológica. Desde ya, vayan estas líneas en agradecimiento por todo el esfuerzo. El Perú debe seguir tomando vuelo en estos temas; para ello, necesitamos referentes y mentores. Uno de ellos es sin duda Manuel.
Artículo publicado en la versión impresa de la Revista Viajeros (Año 6, N° 26)
No hay comentarios:
Publicar un comentario