viernes, 12 de junio de 2009

LA IMPORTANCIA DEL HIERRO PARA EL CLIMA MUNDIAL

Estuve siguiendo de cerca la discusión que se armó en Alemania sobre un polémico experimento a realizarse en una porción de las aguas marinas en el Polo Sur, el cual consiste en “sembrar”, en 300 kilómetros cuadrados, una población de algas marinas de manera artificial. Para tal fin se utilizaría 20 toneladas de sulfato de fierro en dos días, creando una especie de “tubo de ensayo gigante” en el mar. El fin es investigar la gran capacidad de las algas marinas de fijar CO2 a través de la fotosíntesis. Es por eso que se busca acelerar su crecimiento para analizar si de esa manera se puede combatir parcialmente el calentamiento global.

El debate intentaba responder si esta iniciativa era una esperanza para el clima mundial o un peligroso intento de modificar el equilibrio natural del planeta. Por un lado, los investigadores marinos se enfrentaron a los protectores del medio ambiente; y por el otro, en la atmósfera política del país teutón, la ministra de Investigación, Annette Schavan, y el ministro del Medio Ambiente, Sigmar Gabriel, se enfrascaron en una discusión donde finalmente se impuso la Ministra. El experimento procede.

El experimento indio-alemán denominado “Lohafex” será aplicado por el Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina (AWI, por sus siglas en alemán) en los siguientes meses, luego de que saliera humo blanco tras la reunión en Berlín de los ministros alemanes anteriormente nombrados con el de Relaciones Exteriores. Antes de tal encuentro, los conservacionistas acusaron al AWI de atentar contra las reglas internacionales estipuladas en los convenios de diversidad biológica. Dichas protestas fueron canalizadas por el Ministerio de Medio Ambiente, el cual afirmó intentar detener el experimento.

Las protestas fueron encabezadas por la organización conservacionista canadiense ETC (Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración) bajo la premisa de que la incursión en el medio ambiente de esta iniciativa es una “gran irresponsabilidad”. Las críticas se orientaron además contra la argumentación del proyecto de utilizar la “Geoengineering”, es decir, la modificación deliberada de ambientes naturales (en realidad de procesos geoquímicos y biológicos), en la búsqueda de aminorar el calentamiento global y la acidificación de los mares.

Tras toda la discusión, Annette Shavan determinó que el experimento, en términos medio ambientales, está alineado a las políticas internacionales de preservación de la diversidad biológica y del respeto de los derechos humanos.

El experimento

Lo que se pretende con esta prueba es determinar el papel del hierro en el crecimiento de las algas. El metal debe incentivar el crecimiento acelerado de las algas, y debido al acelerado proceso de fotosíntesis, las algas absorben CO2 de la atmósfera. El fin es saber también realmente si y cómo podrían fijar las algas muertas en los suelos marinos el dióxido de carbono por un largo tiempo.

Ya se ha realizado varios experimentos en menor escala sobre el uso de “fertilizantes” en el mar debido a que se ha identificado que el uso del hierro como abono es una receta contra el problema del clima en el planeta. El experimento en cuestión no tiene mayores dimensiones que los anteriores, sino que durará mucho más tiempo. Se estiman dos meses de pruebas para determinar exactamente cómo y bajo qué condiciones las algas muertas descienden a los suelos marinos.

Para tal fin, los propulsores del experimento aseguran que en base al Convenio de Diversidad Biológica sí se puede realizar este tipo de pruebas siempre y cuando sea en espacios reducidos y en aguas cercanas a la costa. Los detractores aseguran que dicho convenio no es vinculante, es decir, no existe ninguna restricción real. Además, afirman que los conceptos de “espacios reducidos” y de “en aguas cercanas a la costa” no están claramente definidos.

Adicionalmente, en la “London Convention and Protocol”, realizada en octubre del 2008, no se definió con claridad el criterio referido a la cercanía a las costas, por lo que las críticas aumentaron, tildando el experimento como una “gran locura” y un atropello al derecho internacional. Los científicos empeñados en realizarlo dicen que esto es algo por lo que no hay que preocuparse. Finalmente, el Gobierno Alemán ha dado luz verde. Veremos qué sucede.

Ayuda de los glaciares

Estudios recientes han determinado que los glaciares que se derriten en los polos del planeta ayudan a frenar el calentamiento global ya que sus aguas incentivan a que las algas se desarrollen, las mismas que captan el dióxido de carbono de la atmósfera. En realidad suena paradójico, ya que los glaciares se derriten debido al cambio climático, pero a su vez este hecho frena parcialmente este fenómeno. ¡El mundo está realmente loco!

¿Y esto por qué? Porque el agua de los glaciares contiene hierro en cantidades mínimas y la presencia de este mineral, como se sabe, acelera el crecimiento de las algas fijadoras de CO2. A esta conclusión llegaron los geoquímicos de la Universidad de Leeds (Inglaterra). Antes de eso, se conocía que en las aguas marinas circundantes a los polos se encontraban solo nutrientes y nitrógeno, pero no se registraba la presencia del hierro, es por eso que el plancton no crecía. La única fuente de hierro conocida para las aguas marinas era el viento que transportaba el metal mediante el polvo proveniente de los continentes, pero en cantidades muy pequeñas.

Para muchos científicos, es como si la Tierra quisiera salvarse a sí misma a través del derretimiento de los glaciares. Además, se predice que dicha tendencia se incrementará debido al conocido calentamiento progresivo del planeta. Estos conocimientos fueron el punto de partida para el experimento explicado líneas arriba.

Noticias buenas y malas

Pero ya salieron los que aguaron la fiesta y es que, según Raymond Pollard del “National Oceanography Centre” de Southampton en Inglaterra, el éxito del “cultivo” de algas es relativo. Pollard y su equipo han determinado que tan solo el 1% de la población de algas retiene el CO2 en el fondo marino luego de haber muerto. Además, en la revista “Nature”, los científicos sostienen que la retención de dióxido de carbono es entre 15 y 50% menos de lo pensado.

Los resultados del experimento “Lohaflex” aún no han sido presentados y la discusión sobre esta iniciativa continúa, pues han salido más científicos a afirmar que podrían existir riesgos incalculables que deben ser analizados a cabalidad. No obstante, en las zonas marinas pobres en hierro pero ricas en nutrientes, el uso del hierro podría ser viable. Todo queda por ahora en suposiciones.

Mientras tanto, en nuestro país se depredan toneladas de algas de manera impune pese a los esfuerzos de frenar esta ilegal actividad tras una denuncia periodística. Esperemos que se ponga freno a este aniquilamiento. Sin embargo, es bueno saber que en los últimos días se viene gestando, a través del importante trabajo del INRENA y de otros especialistas, la protección de nuestro litoral. No obstante, se pretende conservar una extensión que no incluye el litoral piurano, ya que la declaratoria de protección abarca desde las costas de Lambayeque hasta el extremo sur de Ilo (Moquegua). Ojo.

Ojalá se logre proteger todo el litoral peruano, pues esta acción es muy necesaria ya que nuestras aguas y sus islas han estado totalmente desprotegidas hasta ahora.

Publicado el 15 de febrero de 2009 en el Suplemento Semana del Diario El Tiempo de Piura.

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