viernes, 12 de junio de 2009

¿CONTROL O DESCONTROL BIOLÓGICO?: REFLEXIONES EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, DE LOS ESPANTAPAJAROS Y DE LOS IMPROVISADOS


Aún recuerdo cuando ir a cazar con aves de presa a Puerto Viejo, Chilca o incluso a los Pantanos de Villa era posible ya que en ese entonces (los últimos años de la década de los ochenta), la marea de cemento aún no era tan brava como ahora y no lo había copado casi todo. Sí, íbamos a cazar con un grupo de amigos cetreros pollas de agua, huerequeques e incluso hasta algunos patos. La caza con aves de presa entrenadas es denominada cetrería o halconería y dicha actividad llegó al Perú a principios de los setenta para quedarse. Lamentablemente, la cetrería en el país se acriolló, lo cual, en este caso, no quiere decir que se haya dado una fusión para mejoría, sino, todo lo contrario.

Todos sabemos que nuestro "chifa" es único en el mundo debido a que su origen, la comida china cantonesa, se fusionó con nuestra sazón criolla, dando como resultado una variante extraordinaria que recoge la simplicidad y magnificencia de la cocina oriental con la fuerza y contundencia de lo nuestro. No obstante, no todo es color de rosa cuando se realiza una transformación que recoge parte de nuestra identidad, a veces denominada, con razón, “chicha”. Algunos “cetreros” en el Perú nos lo demuestran.

Y que pena, porque practicar la cetrería es compenetrarse con las aves de presa a fin de buscar una conexión única en donde el hombre llega a dominar al ave (sin convertirla en su mascota, sino en su aliado) para cazar juntos. Esta noble relación de respeto y hasta de “compadrazgo” es una experiencia sublime que saca a relucir el lado salvaje de las aves y el respeto del hombre hacia la madre naturaleza representada por estos seres vivos que se ubican en la cumbre de la pirámide alimenticia y que en su estado natural no tienen enemigos, salvo el hombre.

En el 2005 plasmé en un artículo algunas reflexiones sobre la cetrería y sobre la en ese entonces latente problemática que se veía venir (pueden revisar: http://www.infoecologia.com/Opinion/varios/cetreria20050818.htm) y que en mi opinión se ha desencadenado debido a varios factores. Para empezar, debemos partir de que en nuestro querido país no nos destacamos por hacer todas las cosas bien. Basta que suceda una desgracia o que se desencadenen hechos lamentables para ponernos las pilas. Vamos por partes.

No todo lo que brilla es verde

En los últimos años ha habido una expansión de plantaciones agrícolas (uva, espárragos, páprika y otros) en la costa del país, en especial en la parte sur. A través de este nuevo modelo de agricultura “forzada” que consiste, dicho de manera simple, en echar agua en el desierto, sembrar y cosechar, se han generado nuevos espacios y se ha alterado parte del ecosistema costero. Se han plantado cientos de hectáreas que atraen a diversas aves (y a otros animales como ratas) que buscan frutos y semillas.

Estas "avecillas" son para los dueños de estos espacios colonizados simplemente una plaga que ocasiona pérdidas cuantiosas de dinero. Por lo mismo, se les debe asustar, espantar y por qué no exterminar. Entonces, ya que algo se ha aprendido de experiencias pasadas, utilizar plaguicidas, fungicidas o lo que fuese para hacerlo, no es lo más indicado. Tampoco lo es pagarle a alguien para que le meta plomo a las plumíferas. Entonces, que mejor idea que utilizar aves rapaces para ahuyentarlas, es decir, aplicar el tan prostituido "control biológico". De esta manera se estaría inn y se podría decir que la empresa es "ecológica", para así, ganar más clientes con “conciencia verde".

Bueno, al parecer no hay nada malo y todo suena, hasta ahora, bien. Los molestos pajaritos ya no aparecerían si ven volar a un halcón perdiguero (Falco femoralis), a un aguilucho grande (Geranoetus melanoleucus), a un gavilán acanelado (Parabuteo unicinctus) o a cualquiera otra rapaz que sobrevuele las costosas hectáreas de cultivos. Es innegable que este método de mantener los campos sembrados sin aves es bueno y parece dar resultados. No obstante, el problema es obtener las aves entrenadas para tal fin.

Pero bueno, en el país de las maravillas todo es posible. Si el empresario se interesa simplemente por salvaguardar su bolsillo, sin importarle el origen de las aves, ni la manera cómo estas son criadas; o si tienen permisos y cumplen con algunos requisitos mínimos de salubridad, bienvenida sea la "criollada". Total, ¡el Perú es el paraíso! y en este jardín del Edén se consigue todo ya sea "legal" o por lo bajo.

Y es que, en muchos casos, es más barato contratar a cetreros "chicha", los cuales por un "sencillo" hacen lo necesario. Para eso pueden utilizar aves cazadas y criadas sin permisos, y obviando lo que todo buen criadero de aves rapaces ofrece. Todo esto, claro está, abarata costos.

Pero, ¿Qué sucede?

Muchas de las empresas agroexportadoras han optado por el control biológico para obtener certificados de producción ecológica, ISOS y otras gollerías que, según ellos, las eximen de actuar legalmente (siempre hay excepciones y gente que hace las cosas bien). Así por ejemplo, según el reglamento de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre aprobado mediante el DS N° 002-2009-AG, publicado el 16 de enero de 2009, las aves de presa para el mentado control biológico deben provenir de zoocriaderos (Art. 278, Subcapitulo VI, Del Control Biológico).

Esto por supuesto no siempre se cumple ya que tener un zoocriadero en regla es más caro, debido a que se "necesitan" permisos, se debe contar con la autorización de la Autoridad Regional Forestal y de Fauna Silvestre (Art. 201, Subcapitulo II, De los Zoocriaderos) y se debe cumplir con otros lineamientos (que para muchos no hace más que entorpecer y "malograr el negocio"). En otras palabras, ¿para qué tanta cosa si nadie controla? Esto ha permitido por supuesto que decenas de improvisados y pseudo cetreros ofrezcan sus servicios a los ¿despistados o vivos? empresarios.

Además, existe otro problema que radica en definir el límite entre los verdaderos cetreros y estos falsos cetreros aprovechadores. Es por eso que se debe hacer cumplir lo normado, con el fin de que las aves de presa utilizadas para el control biológico provengan de zoocriaderos y no del mercado negro (que no hace más que satisfacer a un puñado de irresponsables).

Urge también exigir que las autoridades competentes, es decir, el Ministerio de Agricultura, a través de la Autoridad Regional Forestal y de Fauna Silvestre (ARFF) e incluso el Ministerio de la Producción, tomen cartas en el asunto. Esto último debido a que los empresarios también tienen parte de la culpa en esta prostitución y mal uso de nuestra fauna silvestre. No podemos siempre optar por lo más barato y lo más fácil.

Reflexiones finales

Conciente de que me puedo ganar broncas e indisposiciones con amigos y conocidos y que además me cuestionen sobre mi participación e interés en todo esto, debo comentar que es hora de hacer algo para frenar a los improvisados y a los estafadores; así como para regular la crianza y uso indebido de las aves de presa.

Estas magnificas aves tienen poblaciones pequeñas y se encuentran amenazadas. Además poseen cuotas de reproducción bajas, por lo que una cosa es utilizarla para la cetrería (para lo cual también existe una normativa en el reglamento líneas arriba mencionado) y otra para ser explotadas, maltratadas y hasta exterminadas para el control biológico.

Otro tema que merece ser discutido es la tendencia a que parte de los desiertos sean convertidos en campos sembrados sin tomar en cuenta su condición de ecosistemas que merecen ser respetados por las funciones que cumplen, tales como regular el clima y albergar una diversidad biológica única. Además, el desierto existe como tal hace millones de años, por lo tanto, no es cuestión de "verdearlo" sin haber analizado posibles impactos como la disponibilidad de agua, la desertificación, la salinización, así como la erosión y el empobrecimiento de los suelos. La naturaleza es muy sabia y nos va a pasar la factura por atacarla así a la mala. Si ya hemos hecho barbaridades con las plantaciones invasoras, por lo menos busquemos un control biológico digno.

Es realmente frustrante saber de todas las criolladas y "sacadas de vuelta" a la ley que hacemos porque somos Pepe "el vivo" y que quedan en la impunidad, debido al desinterés o porque a muy pocos le interesa. A todos esos Pepes debemos declararles la guerra. Ellos no son nada más que unos simples fanfarrones burlándose de nosotros, por lo que debemos cogerlos del cogote y decirles que así, las cosas no funcionan.

Artículo publicado el 4 de mayo de 2009 en la versión online de la Revista Viajeros:http://www.viajerosperu.com/articulo.asp?cod_cat=8&cod_art=1335

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